Platón: Metafísica y Conocimiento

El Mundo Inteligible o Mundo de las Ideas

Platón asume la concepción socrática del conocimiento, según la cual conocer es conocer lo universal, las esencias de las cosas. Sin embargo, los intentos de Sócrates por establecer definiciones universales fracasaron. Esto se debe a que, a partir de la contemplación del mundo sensible, no es posible alcanzar lo universal. El mundo sensible es múltiple, cambiante y carece de verdadero ser.

A través de los matemáticos pitagóricos de la Magna Grecia, Platón descubre nuevas vías para plantear los problemas del conocimiento y la estructura de la realidad. A partir de esta doble influencia, Platón desarrolla la tesis de que el conocimiento lo es de lo universal, de las esencias, pero estas esencias tienen una realidad objetiva.

Características de las Ideas

  • Tienen realidad por sí mismas.
  • Están separadas de las cosas sensibles.
  • Constituyen el auténtico ser de las cosas, su esencia.
  • No pueden ser conocidas a través de los sentidos, sino a través de la inteligencia.
  • No poseen las cualidades sensoriales que diferencian a unos individuos de otros. Por eso, cada idea constituye una especie, es universal.

Jerarquía de las Ideas y la Idea de Bien

Platón sostiene que el mundo de las ideas tiene una estructura jerárquica, organizada en diversos planos o niveles ascendentes:

  1. Las ideas más bajas corresponden a las cosas sensibles.
  2. Por encima están las ideas de las entidades matemáticas.
  3. Luego, ideas como las de “uno”, “belleza” y “justicia”.
  4. Finalmente, en la cúspide, la idea de bien.

La idea de bien es lo que tienen en común todas las ideas, por eso se puede decir que constituye la esencia, el ser, del mundo de las ideas.

Mundo Real y Mundo Aparente

Según Platón, la idea de bien constituye la esencia de las ideas. Pero si la idea de bien es el ser (la esencia) de algo, ese algo (las ideas) pasará a ser pensado como cosa. Entonces, tenemos dos tipos de cosas: las cosas del mundo sensible y las ideas. La diferencia es que las cosas del mundo inteligible (las ideas) son cosas reales y las cosas sensibles son cosas aparentes. Así surge la distinción entre mundo real y mundo aparente.

El Mundo Sensible

Es el mundo inmediato que nos es dado a través de los sentidos y que está sometido al cambio. Las cosas de este mundo sensible no tienen verdadero ser, sino que su ser es recibido del mundo inteligible. Platón dice que tienen un ser participado.

El mundo sensible participa del inteligible, pero también aparecen otras formas de relación entre ellos:

  1. Por participación: las cosas sensibles participan de las ideas.
  2. Por imitación: el mundo sensible ha sido hecho por el Demiurgo a imitación de las ideas.
  3. Por presencia: si la cosa sensible tiene un cierto ser es porque hay algo de la idea en la cosa sensible, porque, de algún modo, la idea está presente en ella.
  4. Por finalidad: la idea es la causa última de las cosas.

No obstante, todas estas formas de relación entre el mundo sensible y el inteligible son problemáticas.

Concepción Platónica del Conocimiento

Platón asume que conocer es conocer lo universal. Para alcanzar el verdadero conocimiento es preciso abandonar lo particular y mudable y ascender hacia lo universal e inmutable. Este ascenso pasa primero por el conocimiento de las entidades matemáticas para alcanzar finalmente el conocimiento del mundo inteligible, que constituye el verdadero conocimiento, la ciencia.

El conocimiento de los objetos sensibles es un conocimiento de segundo orden, solo produce mera opinión. Se pueden distinguir en él dos grados:

  1. La conjetura o imaginación: es el conocimiento indirecto de las cosas sensibles. Las cosas de las que trata este tipo de conocimiento no son directamente perceptibles, ni demostrables, ni intuibles.
  2. La creencia o fe: es el conocimiento directo de las cosas sensibles tales como las cosas de la naturaleza y del arte. Son copias imperfectas de las ideas y no son demostrables, ni intuibles.

El conocimiento intelectual es conocimiento de lo universal. Consta también de dos grados:

  1. La razón discursiva o inteligencia discursiva: este tipo de conocimiento es empleado por las Matemáticas y aquellas otras artes que tienen una base matemática. Nos da el conocimiento de los objetos matemáticos, los cuales son entidades intermedias entre el mundo sensible y el inteligible. Sirve de preparación para acceder al conocimiento pleno, que es el conocimiento del mundo inteligible.
  2. La razón intuitiva: nos da el conocimiento de las ideas. Pero estas ideas mantienen una relación jerárquica entre sí, constituyendo una unidad, y para conocer esta relación se necesita la dialéctica. A este tipo de conocimiento lo denomina Platón ciencia. Se caracteriza por:
    • Tratar directamente con entidades puramente inteligibles.
    • Partir de hipótesis, las ideas más bajas, para, a partir de ellas, buscar su fundamento, su principio.

La Dialéctica

En general, podemos decir que la dialéctica “es toda forma de pensamiento que avanza a través de la contraposición de tesis”. En el caso de Platón, se parte de una diversidad de ideas, para encontrar algo que tengan esas ideas en común. Como las ideas mantienen una relación jerárquica entre sí, la síntesis nos lleva desde las ideas inferiores a las superiores en un proceso de ascensión. La dialéctica platónica tiene dos vías: una ascendente (composición, síntesis) y otra descendente (división, análisis).

La Reminiscencia

A la pregunta de cómo es posible que nosotros podamos acceder al conocimiento del alma, Platón recurre a la concepción del alma. El alma pertenecería al mundo inteligible y por eso habría conocido ya las ideas. Al encarnarse en un cuerpo, el alma olvida su pertenencia al mundo de las ideas y lo que vio y conoció allí. Pero una vez encarnada en un cuerpo, dispone de sentidos para percibir las cosas sensibles, y, como estas son una copia de las inteligibles, al verlas el alma “recuerda” los originales. Las cosas le sirven como estímulo para recordar aquello que conocía pero estaba olvidado.

Mito o Alegoría de la Caverna

Es el mito más famoso de Platón. Unos hombres están atados en una caverna desde su nacimiento de forma que no pueden mover la cabeza, y están mirando a una pared. Detrás de ellos hay un fuego y entre el fuego y ellos pasan personas llevando estatuas. El fuego refleja las sombras de los que pasan y ellos solo ven las sombras, por lo que creen que esas sombras son las cosas reales. Si uno es liberado, y se da la vuelta, se da cuenta de que no eran reales, viendo a la gente pasar. Luego sale de la caverna por un camino escarpado y difícil, y sale al exterior, donde la luz que alumbra no es la falsa de un fuego, sino la verdadera del sol, y allí puede ver las cosas tal como son en realidad y claramente.

Esto significa que estamos en el mundo sensible y creemos que lo que vemos es real, pero no lo es. Vemos gracias a la luz del sol, pero no es la verdadera luz. Si nos liberamos de nuestras ataduras y vamos subiendo por el camino escarpado y duro del conocimiento, al final llegaremos a ver el mundo de las ideas, que está alumbrado por la verdadera luz, que no es el sol sino la idea de bien.

El Demiurgo y la Génesis del Mundo Sensible

Para explicar cómo se genera este mundo sensible a partir del inteligible, Platón recurre a un mito: el mito del Demiurgo. El Demiurgo es una especie de dios muy poderoso y sabio que construye el mundo a imagen de las ideas, a partir de una materia inicial. Tenemos así tres elementos que entran en la constitución del mundo sensible:

  1. El Demiurgo: es una inteligencia ordenadora. No es un creador, sino un constructor. Es un ser distinto de las ideas e inferior a ellas, pero superior a todos los dioses y cosas de este mundo sensible. Es eterno, inteligente, bueno, poderoso y feliz, y por ello crea el mundo para difundir el bien y la felicidad.
  2. La materia: es aquello con lo que trabaja el Demiurgo. Esta materia es eterna. Es totalmente indeterminada y posee movimientos irregulares. Sobre ella opera el Demiurgo transformando lo que era un caos en un cosmos.
  3. Las ideas: son los modelos en los que se fija el Demiurgo para construir el mundo. El Demiurgo tratará de hacer el mundo lo más perfectamente posible, pero al tener que hacerlo de esta materia caótica que había, el mundo nunca podrá ser tan perfecto como las ideas, ya que la materia es indeterminada e introduce la indeterminación, el caos, en el mundo sensible.

El Ser Humano

Concepción Dual del Hombre

Platón lo considera un compuesto de:

  1. Cuerpo: es terrenal, generable y corruptible. Es un obstáculo para alcanzar el perfecto conocimiento de las ideas; a lo más que puede aspirar es a ese conocimiento de segundo orden que Platón llama doxa (parecer, opinión).
  2. Alma: Platón comienza a introducir en sus Diálogos la concepción de un alma inmortal. Según Platón, el alma tiene su origen en el mundo de las ideas. Esta alma tiene tres partes con una facultad cada una:
    • La irascible: es la facultad de la ira y de la voluntad.
    • La concupiscible: es la facultad por la cual deseamos los placeres.
    • Ambas están sometidas a la parte racional, en la que reside la facultad del conocimiento.

    Cuando las pasiones dominan y desobedecen al gobierno de la razón, el alma cae de ese mundo inteligible y tiene que encarnarse en un cuerpo como castigo.

En algunos de sus libros, Platón acepta la tesis pitagórica de la reencarnación, según la cual el alma se reencarnaría, al morir el cuerpo, en uno u otro elemento según el tipo de vida que hubiese llevado en la reencarnación anterior.

La Inmortalidad del Alma

Entre los argumentos que Platón utiliza para demostrar que el alma es inmortal se encuentran:

  • La reminiscencia: puesto que el alma recuerda las Ideas tenidas anteriormente y tiene muchas Ideas no adquiridas por la experiencia, esto indica que antes de unirse al cuerpo preexistió en el mundo de las Ideas. Lo natural, por tanto, es que vuelva de nuevo al estado que tuvo anteriormente, es decir, que, tras la muerte del cuerpo, el alma sea inmortal y pase de la existencia terrena a la contemplación del mundo de las Ideas.
  • El argumento basado en la teoría de las ideas: el recuerdo de algo nos conduce a considerarlo igual a aquello que nos lo ha traído a la memoria. Pero esta igualdad en sí no la encontramos en ninguno de los objetos sensibles que consideramos iguales, porque éstos nos aparecen unas veces como iguales, pero otras no. La idea de igualdad se ha tenido que conocer antes de tener contacto con las cosas del mundo sensible. Luego el alma, antes de unirse al cuerpo, existió en el mundo de las ideas donde tuvo conocimiento de las mismas.
  • La simplicidad: sólo se corrompe lo que está compuesto de partes; como el alma es la única que conoce las Ideas porque se identifica con ellas, hay que pensar que también el alma es simple. Y si todo lo que es simple no puede corromperse, podemos deducir que tampoco morirá, es decir, que es inmortal.
  • El argumento de los contrarios: según Platón, todas las cosas se originan a partir de su contrario. Así pues, si de lo que vive se produce lo que muere, y queremos evitar que todo acabe estando muerto, de lo muerto ha de surgir de nuevo lo vivo, y para ello es necesario que el alma sea inmortal.

Política

En la República describe lo que habría de ser un Estado ideal. El fundamento de ese Estado ideal habría de descansar en la virtud, entendida ahora como justicia. Es decir, solo cuando se da la justicia puede funcionar bien la Ciudad. El Estado Justo debería estar compuesto por tres estamentos, cada uno de los cuales cumpliendo con su misión específica:

  1. El de los gobernantes-filosóficos: serán los encargados de dirigir a los ciudadanos. Serán elegidos de entre los guerreros más sabios y prudentes. Tienen que tener un perfecto conocimiento del mundo de las ideas, ya que solo quien conoce lo que es el “bien en sí”, podrá ser lo realmente justo y bueno y dirigir a los demás por el camino de la justicia.
  2. Los guerreros-guardianes: serán los encargados de defender a los ciudadanos de sus enemigos. El valor ha de ser la virtud que los caracterice.
  3. El de los agricultores, artesanos y comerciantes: serán los encargados de producir los bienes necesarios para la vida de toda la población. Tendrán como virtud característica la templanza.

Cuando cada uno de estos estamentos cumpla con su virtud específica se dará la justicia.

Platón no se limita a describir un Estado justo, sino que además elabora una especie de Filosofía de la historia que pretende mostrar el proceso de corrupción a que se ve abocado todo gobierno.

  1. Aristocracia: es la mejor forma de gobierno, es el gobierno de los mejores, de los más justos y sabios. Pero como nada nacido es eterno la aristocracia acabará degenerando tarde o temprano. De modo que, en lugar de ser educados en el conocimiento de las ideas y la dialéctica, prestarán atención prioritaria a otros aspectos, como la gimnástica.
  2. Timocracia: es un tipo de gobierno intermedio entre la aristocracia y la oligarquía. Conserva virtudes de la aristocracia como el respeto por las leyes y los magistrados, así como el valor propio de los guerreros. Pero no es un gobierno regido por la sabiduría y la justicia sino por la ambición y la cólera.
  3. Oligarquía: es aquel tipo de gobierno movido por la codicia y la avaricia. Arrastra consigo múltiples vicios, tales como: se elige a los gobernantes en función de la riqueza y no de la capacidad para dirigir el Estado; Genera una división en el seno del Estado entre dos clases enfrentadas: ricos y pobres; Los ricos tienden a acaparar cada vez más riquezas, con lo que habrá cada vez más pobres. Finalmente, las revueltas del pueblo acabarán instaurando la democracia.
  4. Democracia: es el gobierno del pueblo. Es el tipo de gobierno regido por la libertad. Puede parecer el más dulce de los gobiernos, pero llevada a sus extremos la defensa de la libertad hace que toda forma de poder sea vista como insufrible, por lo que no se respeta la autoridad de los magistrados ni de las leyes.
  5. Tiranía: surge como degeneración de la democracia. El pueblo pone el poder en manos de un individuo para que imponga orden en el Estado y defienda sus intereses contra los oligarcas. Pero una vez en el poder el protector del pueblo elimina a quienes pueden estorbarle, y busca la forma de hacerse imprescindible para mantenerse en el poder.