En Argentina, las políticas de ajuste no se implementaron sorpresivamente en la década del noventa. El cambio de modelo político y económico, del bienestar al modelo neoliberal, se realiza desde la década del setenta. Con el ajuste se busca modificar la relación Estado-Economía, identificando las fallas de la intervención estatal (burocracia, impuestos muy altos, muchas medidas regulatorias, etc.). La aplicación de los programas de ajuste tiene el objetivo de adaptar las economías nacionales a las condiciones demandadas por la economía mundial, incorporando cambios tecnológicos, descentralizar la producción y flexibilizar el funcionamiento de las empresas. Los ajustes estructurales tienen objetivos:

  • Macroeconómicos: Proveer recursos (dinero, préstamos) para lograr el equilibrio de la balanza de pagos que estaba desestabilizada por el pago de la deuda externa. Y en lo referente a la economía interna: reducir los gastos del estado, controlar la inflación, conseguir inversiones de capital extranjero que permitan aumentar los ingresos de manera que se pueda pagar la deuda externa.
  • Microeconómicos: Establecer una economía eficiente: mejorando la utilización de los factores de producción (ej. tierra, industria, maquinarias), la inversión y uso de capital.

Todos los ajustes económicos que se realizaron en las décadas del ’80 y del ’90, estuvieron orientados a pagar la deuda externa a través de distintas estrategias aplicadas por los distintos gobiernos.

Autoritarismo y Endeudamiento

Durante el período de gobiernos militares de la década del setenta, se inicia el cambio de modelo económico, que se aleja del proteccionismo y el estado de bienestar, avanzando hacia una economía abierta que promueve el ingreso masivo de capitales. El estado otorga privilegios a los grandes grupos económicos, les da subsidios financieros para realizar inversiones que en algunos casos no son reales y financia proyectos “fantasmas” que no se concretan. Desde el gobierno de Onganía en 1966, que asume con la idea de que su gobierno no sería una transición entre períodos constitucionales, sino que permanecería hasta restablecer el orden, solucionar los problemas económicos y terminar definitivamente con los conflictos sociales ligados, en la visión de los militares, a la existencia del peronismo. Lo político y económico van paralelos, por eso consideraba que sólo un gobierno “fuerte”, capaz de garantizar el orden, podía garantizar las inversiones necesarias para completar la industrialización y promover el desarrollo. La economía se desarrollaba en un contexto recesivo y la inflación no se podía controlar, por ello el problema no se podía resolver solamente con medidas de libre-mercado, había que instituir una autoridad centralizada que orientara al mercado.

El plan económico planteaba que la inflación debía ser atacada sin provocar recesión y que debían aplicarse controles económicos. Se trataba de poner en práctica un plan innovador, que coordinara las medidas que afectaran los precios, cambios, salarios y metas de los sectores agrícola e industrial. La idea era que el principal problema de la economía argentina era el alto nivel de ineficiencia que afectaba al sector público y al privado y para eliminarla, la redistribución de recursos debía llevarse a cabo al interior de los sectores económicos y no entre ellos.

Desde 1967 los militares prometieron “La Gran Transformación” de la economía argentina. Su discurso apelaba a la necesidad de cambio, de mejor aprovechamiento de los recursos, de alcanzar una mayor productividad y eficiencia. Para ello se debía permitir la libre competencia y eliminar la excesiva protección arancelaria. También se proponía corregir viejos desequilibrios económicos, promoviendo la expansión de las exportaciones de manufacturas de producción nacional. Se intentaría reestructurar las empresas y actividades estatales, racionalizar y modernizar la administración pública, de manera de reducir el gasto y el déficit.

Las medidas fiscales se completaban con una disminución de los aranceles a la importación, un aumento de los impuestos a las ganancias y otras reformas tributarias, un aumento de las tarifas de los servicios públicos y aumentar las inversiones en obras públicas. Al mismo tiempo, se procuró un ajuste del tipo de cambio con una devaluación del 40%, para estabilizar la moneda y de ese modo terminar con la especulación y estimular la llegada de inversiones, el restablecimiento de las retenciones a las exportaciones agropecuarias, una reducción de aranceles y la desaparición de la mayoría de los controles sobre el mercado cambiario. Asimismo, se permitió la importación de mercaderías. Uno de los principales objetivos de la reforma arancelaria era promover la competencia de la industria local. Los productos agropecuarios recibieron un tratamiento especial, se privilegió la importación de insumos y bienes de capital (ej. maquinarias). Este nuevo régimen significó un paso importante hacia la apertura. Las tarifas fueron durante esta etapa el principal instrumento regulador del comercio de importación. La apertura y la competencia externa despertó críticas de los grandes industrialistas locales, aunque perjudicó especialmente a las pequeñas y medianas empresas. Además se fijó una nueva paridad cambiaria (dólar financiero, que regulaba todas las operaciones financieras y dólar comercial, que regía las operaciones de comercio exterior) y se desdobló el mercado cambiario.

En esta etapa se produce el ascenso neoliberal, se produce el desvío de los fondos públicos en créditos y subsidios hacia los grandes grupos económicos. La Confederación General Económica estuvo en contra de la “desnacionalización” de la industria y finanzas argentinas y logró la sanción de una legislación restrictiva, que puso trabas a las inversiones extranjeras. Estas medidas económicas enfrentaron al gobierno con el movimiento obrero, ya que se produce la caída del salario real, aumenta la desocupación, se suspenden las negociaciones colectivas y fueron reprimidas todas las protestas. Este es el período del endeudamiento externo (en 1976 pasó de 7.800 a 45.000 millones de dólares) y marca el fracaso político y económico del régimen militar.

Transición y Heterodoxia

El 10 de Diciembre de 1983 Alfonsín asume la presidencia. La primera etapa de la política económica, gestión del Ministro de Economía Grinspun, tiene las características keynesianas de la economía proteccionista. Los objetivos que se habían propuesto eran…