Poesía Neotérica y Elegíaca en Roma: Catulo, Ovidio, Propercio y Horacio
Los Neotéricos
Cicerón, con un tono despectivo e irónico, se refirió a un grupo de jóvenes poetas procedentes de la Galia Cisalpina. Estos formaron un cenáculo literario en Roma, caracterizado por la renuncia a las antiguas tradiciones literarias que hasta entonces se habían dedicado a Ennio. Cicerón los llamó poetae novi o neotéroi para subrayar su carácter no romano. Imitaron, sobre todo, al poeta alejandrino Euforión, que había puesto de moda sus epilios, “pequeña epopeya”. Los denominó Cantores Euphorionis, como si, sin ningún entusiasmo, se concentraran en tararear las obras de este poeta griego. Esta generación dio a la tradición romana un poeta, Catulo, y algunas pautas fructíferas. Nepote, a quien Catulo dedicó su volumen de poesía, fue uno de ellos. Todas sus obras, excepto las de Catulo, se han perdido. Sus principales representantes fueron Catulo, Tibulo, Propercio, Ovidio y Horacio.
Catulo
Cayo Valerio Catulo, el poeta lírico latino más representativo de su época, vivió una vida marcada por intensas experiencias amorosas y una pasión creativa desbordante. Nacido en Verona y establecido en Roma, Catulo frecuentó la alta sociedad gracias a la ayuda de Metelo, quien lo introdujo en los magníficos salones de la aristocrática amante de sus pensamientos en el Palatino. El amor único y verdadero de Catulo por Lesbia consumió su vida y sublimó su canción poética. Sin embargo, con la muerte de este nuevo idilio, la alegría creativa del poeta se desvaneció, sumiéndolo en un dolor silencioso que se refleja en sus poemas, donde presiente la llegada de su propia muerte. Dejó un legado poético de 116 poemas de variadas longitudes y ritmos, algunos de los cuales describen sus ardientes pasiones amorosas, especialmente con Lesbia. Destaca su poema más largo, “Las bodas de Tetis y Peleo”, un epitalamio que narra la leyenda de Teseo y Ariadna, con el episodio del abandono de esta última en primer plano. Este poema representa el prototipo de la descripción del amor infeliz, pintado por Catulo con tintes personales y apasionados. El tema de Ariadna ya había sido tratado por otros autores como Eurípides y Ovidio, y posteriormente inspiraría numerosas obras de la literatura moderna. Es considerado un poeta lírico en el sentido de “escritor de poemas que requieren música”, ya que sus versos mismos son música. Su influencia se extiende a lo largo de la historia de la literatura, siendo reconocido como uno de los más grandes poetas líricos de la Antigüedad romana.
Tibulo
Virgilio había puesto de moda la poesía pastoral y el gusto por la vida rural, Catulo había tratado con gran inspiración el tema del amor apasionado y tormentoso, y ya se había establecido una identificación entre estos sentimientos y el ritmo elegíaco. Aún quedan cuatro volúmenes de poesía de Albino Tibulo. En ellos expresa con gran ternura y sensibilidad su amor por la tierra y su respeto por los dioses de la tierra y las ceremonias con las que son venerados. Canta tiernamente su amor por Delia.
Ovidio
Publio Ovidio Nasón, más conocido como Ovidio, nació en el año 43 a.C. en Sulmona, Italia. Se destacó como uno de los poetas romanos más influyentes, especialmente en el ámbito de la poesía erótica y mitológica. Su vida y obra estuvieron intrínsecamente ligadas a la sociedad elegante y refinada de la Roma imperial. Desde joven, mostró una inclinación hacia la poesía y pronto abandonó su empleo en la judicatura para dedicarse por completo a su pasión creativa.
Las Heroidas
Una de las obras más destacadas de Ovidio son las Heroidas, una serie de elegías amorosas que representan cartas ficticias escritas por heroínas de la mitología clásica, como Penélope, Dido y Medea, a sus amantes ausentes. Estas cartas revelan las complejidades de las relaciones amorosas, así como los roles de género y las expectativas sociales de la época. Las Heroidas ofrecen una visión única y vívida del mundo antiguo, combinando la mitología con la creatividad poética de Ovidio.
Los Poemas Eróticos
Ovidio escribió varias obras que abordaban temas relacionados con el amor y el deseo de manera más general, teórica y abstracta. Entre estas obras se encuentran Ars amatoria (El arte de amar), un manual sobre la seducción y el amor, y Amores, una serie de poemas eróticos que exploran las pasiones y los conflictos amorosos. En estas obras, Ovidio ofrece consejos sobre cómo conquistar y retener el amor, así como reflexiones sobre la belleza y la pasión.
Las Elegías Personales
Durante su destierro en la remota ciudad de Tomis, en la costa occidental del Mar Negro, Ovidio escribió las Tristes y las Pónticas, dos colecciones de poemas en los que expresaba su dolor y desesperación por su situación. Estos poemas, llenos de lamentos y ruegos dirigidos al emperador y a su familia, reflejan la profunda angustia emocional de Ovidio durante este período oscuro de su vida. En estas elegías personales, Ovidio muestra su capacidad para transmitir emociones intensas y complejas a través de la poesía.
Propercio y la Elegía Romana
Sexto Propercio, un contemporáneo de Ovidio, también contribuyó significativamente al género de la elegía romana. Nacido cerca de Asís, en la Umbría, Propercio se educó en Roma y participó en proyectos literarios destinados a crear una poesía nacional o patriótica. Su obra se caracteriza por su tono sombrío y atormentado, especialmente en los primeros libros de poemas, donde expresa su amor insensato por Cintia y su obsesión por relacionar el amor con la muerte. Propercio es considerado uno de los grandes exponentes de la elegía romana, junto con Ovidio y otros poetas de su tiempo.
Horacio (65-8 a.C.)
Quinto Horacio Flaco, nacido en Venusia en el año 65 a.C., se educó tanto en Roma como en Atenas. Participó brevemente en el ejército republicano tras el asesinato de César, pero tras la derrota en Filipos, optó por la huida. Sin embargo, su talento poético le ganó la amistad y protección de Mecenas, lo que le permitió llevar una vida plácida y sin preocupaciones en una finca en la Sabina. Su amistad con Mecenas lo conectó con Augusto, colaborando en sus reformas. Murió en el año 8 a.C., poco después de Mecenas.
Sus obras poéticas se dividen en:
- Epodos (años 41 al 30)
- Sátiras (años 35 a 30)
- Odas (30 a 20)
- Epístolas (30 a 20 y 20 a 8)
Las Odas
Las Odas de Horacio representan su madurez artística y se desarrollaron desde la batalla de Actium hasta el ascenso de Augusto como líder supremo de Roma. Los tres primeros libros se publicaron en el año 23 a.C., seguidos más tarde por un cuarto libro que incluyó el Carmen Saeculare. Inspirado por la lírica griega, Horacio amplió la base de Catulo, adoptando ritmos y técnicas de Alceo. A pesar de su tono filosófico, las Odas logran altos vuelos poéticos, combinando la melancolía, el escepticismo y la contemplación artística. Horacio celebra tanto las alegrías de la vida como la grandeza de Roma y el Imperio, identificándose con los héroes y valores romanos.
Las Epístolas
Horacio perfeccionó las Epístolas, cartas en verso que ofrecen contenido didáctico y están dirigidas a Mecenas y otros amigos. Con su talento, humor y gracia, Horacio dotó a este género poético de una frescura única. La Epístola a los Pisones, conocida como “Ars Poética”, ofrece consejos sobre la composición literaria y refleja el clasicismo moderado de Horacio, influenciado por la filosofía helénica.
Influencia de la Lírica Griega y Latina en la Literatura Moderna
La lírica artística de Píndaro, Horacio y Catulo sirvió como modelo para la literatura moderna. Poetas italianos como Petrarca y Ronsard en Francia se sintieron atraídos por la poesía clásica y buscaron integrarla en sus obras. La síntesis de elementos nacionales y clásicos influyó en autores como Shakespeare, Milton, Garcilaso, Quevedo y otros, que adoptaron temas, mitos y recursos estilísticos de la antigüedad clásica en sus creaciones. Los españoles, en particular, cultivaron el estilo de Horacio, adaptándolo a su propia poesía y contribuyendo así a su legado en la literatura moderna.