Salario y Desempleo: Perspectivas Neoclásica, Keynesiana y Marxista
La Formación del Salario: Enfoques Neoclásico, Keynesiano y Marxista
Enfoque Neoclásico
La economía neoclásica considera el salario como un precio determinado por la interacción entre la oferta y la demanda en el mercado laboral. Este enfoque ve el mercado laboral como cualquier otro mercado, con reglas similares a las del mercado de bienes o servicios. La oferta de trabajo (personas que buscan empleo) y la demanda de trabajo (empresas que contratan trabajadores) determinan el salario de equilibrio.
La demanda de trabajo se basa en la maximización del beneficio empresarial. Las empresas contratarán más trabajadores siempre que el valor de la producción adicional aportada por cada trabajador (productividad marginal) sea mayor o igual al salario que deben pagarle. Los salarios deben ajustarse a la productividad del trabajo para mantener el equilibrio del mercado. La productividad marginal del trabajo tiende a ser decreciente: a medida que se contrata más mano de obra en un proceso productivo con recursos fijos, el incremento en la producción disminuye progresivamente.
El neoclasicismo asume una flexibilidad total de los salarios, tanto al alza como a la baja, lo que permite ajustar rápidamente la oferta y la demanda de trabajo. La flexibilidad salarial es una herramienta central para alcanzar el equilibrio del mercado laboral y evitar el desempleo involuntario. Este modelo presupone condiciones de competencia perfecta, información completa y trabajadores homogéneos.
Enfoque Keynesiano
El keynesianismo se diferencia del neoclasicismo en cómo entiende la formación del salario. Según este enfoque, los salarios no son completamente flexibles debido a rigideces institucionales, como la negociación colectiva, la intervención de los sindicatos y los contratos laborales a largo plazo.
Keynes subraya que estas rigideces tienden a evitar reducciones salariales, incluso en momentos de crisis económica, ya que los trabajadores y sindicatos buscan proteger sus ingresos y estabilidad financiera. Keynes considera que el salario no solo es un precio, sino que también juega un papel clave en la demanda agregada. Los salarios son la principal fuente de ingresos de los trabajadores y determinan su capacidad de consumo. Una reducción salarial puede tener un efecto negativo en la economía, ya que disminuye la demanda agregada, lo que, a su vez, reduce la producción y el empleo. Los salarios influyen en toda la economía y no se pueden ajustar únicamente con base en la oferta y la demanda del mercado laboral.
Enfoque Marxista
El marxismo ofrece una visión crítica y estructuralista sobre la formación del salario. En lugar de considerarlo como un precio determinado por el mercado, lo ve como el resultado de la lucha de clases entre capitalistas y trabajadores. Para Marx, el salario es el precio de la fuerza de trabajo, que los empresarios buscan minimizar para maximizar sus beneficios.
El nivel salarial depende de la correlación de fuerzas entre empresarios y trabajadores. En contextos donde los trabajadores tienen una fuerte organización y poder sindical, los salarios tienden a ser más altos, pero esto puede llevar a que los capitalistas busquen contrarrestar este efecto mediante la introducción de tecnologías ahorradoras de trabajo o la deslocalización de la producción a países con menores costes laborales.
Marx enfatiza que el salario está ligado a las relaciones sociales y económicas del capitalismo, donde la clase capitalista controla los medios de producción y decide cómo se distribuye el resto generado por el trabajo. Esta estructura desigual limita las posibilidades de que las mejoras salariales se traduzcan en un mayor bienestar para los trabajadores, ya que los beneficios suelen reinvertirse en el sistema capitalista o dedicarse al consumo de lujo de las élites.
Opinión sobre el Desempleo: Tres Enfoques
Enfoque Neoclásico
El desempleo, según el enfoque neoclásico, es una consecuencia temporal de desajustes en el mercado laboral. En condiciones de flexibilidad salarial, el mercado tiene mecanismos automáticos para alcanzar el equilibrio entre oferta y demanda de trabajo. Si hay un exceso de oferta laboral (desempleo), los salarios tienden a disminuir, lo que incentiva a las empresas a contratar más trabajadores y reduce la oferta de trabajo por parte de los empleados.
El neoclasicismo distingue entre dos tipos de desempleo:
- Voluntario: Ocurre cuando los trabajadores deciden no trabajar porque el salario ofrecido no les resulta atractivo.
- Involuntario: Surge cuando existen rigideces salariales que impiden que los salarios bajen y, por tanto, las empresas no contratan más trabajadores.
Este enfoque critica la intervención estatal, como el salario mínimo o las regulaciones laborales, argumentando que estas políticas generan desempleo involuntario al impedir que los salarios se ajusten libremente.
Enfoque Keynesiano
Para Keynes, el desempleo no es un fenómeno temporal ni voluntario, sino que refleja desequilibrios estructurales en la economía. El desempleo es causado principalmente por una insuficiencia en la demanda agregada, que limita la capacidad de las empresas para producir y contratar trabajadores.
A diferencia del enfoque neoclásico, el keynesianismo rechaza la idea de que una reducción salarial resolverá el problema del desempleo. Una bajada de salarios puede agravar la situación al reducir el poder adquisitivo de los consumidores, lo que disminuye aún más la demanda agregada. Este modelo defiende la intervención del gobierno mediante políticas fiscales y monetarias expansivas para estimular la demanda y generar empleo.
Enfoque Marxista
El marxismo interpreta el desempleo como una herramienta del sistema capitalista para disciplinar a los trabajadores y mantener bajos los salarios. El desempleo no es una anomalía, sino una característica propia del capitalismo, ya que permite a los capitalistas ejercer presión sobre los trabajadores y reforzar su control sobre los medios de producción.
El desempleo, en el enfoque marxista, proviene de dos fuentes principales:
- La lucha de clases: Las demandas de mayores salarios por parte de los trabajadores llevan a los empresarios a introducir tecnologías que reducen la necesidad de mano de obra.
- Las crisis del sistema capitalista: Estas crisis, que son recurrentes, generan desempleo masivo como un mecanismo para restaurar la rentabilidad del capital y debilitar el poder de los trabajadores.
Cómo Afrontar una Crisis: Tres Perspectivas
Enfoque Neoclásico
El modelo neoclásico sostiene que las crisis económicas se resuelven mediante ajustes automáticos del mercado, sin necesidad de intervención gubernamental. La clave es permitir la flexibilidad salarial y de precios, lo que restablece el equilibrio entre oferta y demanda. Si los salarios bajan, las empresas aumentan la contratación debido al menor coste laboral, mientras que algunos trabajadores abandonan el mercado por falta de incentivos, reduciendo así el exceso de oferta laboral.
En una crisis, los salarios tienden a reducirse, lo que abarata el coste de contratar. Este proceso promueve la creación de empleo y permite a las empresas adaptarse a las nuevas condiciones económicas. Aunque este modelo asume que estos ajustes pueden ser dolorosos a corto plazo, argumenta que son necesarios para restaurar la eficiencia y el crecimiento económico.
Enfoque Keynesiano
El keynesianismo propone la intervención activa del Estado para salir de la crisis. Esto se logra a través de políticas fiscales expansivas, como el aumento del gasto público en infraestructura o la reducción de impuestos, para activar la demanda agregada. También se utilizan políticas monetarias expansivas, como la reducción de tipos de interés, para incentivar el crédito y la inversión.
Rechaza la reducción salarial porque podría reducir el consumo, empeorando la crisis. El gobierno debe actuar como un motor de confianza para romper el ciclo negativo de expectativas pesimistas y reactivar el empleo.
Enfoque Marxista
El marxismo considera que las crisis están relacionadas con el sistema capitalista y cumplen un papel funcional en la renovación del capital. Entiende las crisis como una consecuencia inevitable del capitalismo, derivada de la sobreproducción y la caída de la tasa de ganancia. Las crisis son inevitables debido a las contradicciones internas del capitalismo, como la sobreproducción y la concentración de riqueza. No buscan resolverse dentro del sistema capitalista, sino que son vistas como una oportunidad para transformar el sistema hacia un modelo socialista.
Para los marxistas, la solución a largo plazo es la transformación del sistema económico hacia un modelo socialista, donde se eliminen las desigualdades estructurales y las relaciones de explotación. Consideran que las crisis son funcionales para el sistema, ya que eliminan empresas ineficientes y consolidan el control de la clase capitalista.