Sexenio Democrático y Orígenes del Nacionalismo en España: Un Periodo de Transformación
El Sexenio Democrático (1868-1874): Reformas y Fin de la República
Reformas Clave del Sexenio
Durante el Sexenio Democrático, se implementaron diversas reformas de gran calado:
- a) Disolución y expulsión de la Compañía de Jesús, con la incautación de sus bienes.
- b) Derogación del fuero eclesiástico.
- c) Establecimiento del derecho de reunión.
- d) Aprobación del derecho de asociación, introduciéndose así la AIT en España.
- e) Establecimiento del sufragio universal masculino (mayores de 25 años).
- f) Convocatoria de elecciones constituyentes.
El Auge del Republicanismo
El republicanismo ganó apoyo entre la pequeña burguesía, las clases populares urbanas y parte del movimiento obrero y campesino. Se percibía como la fuerza política más comprometida con la mejora de las condiciones de vida de la clase trabajadora.
El Fin de la Experiencia Republicana: El Golpe de Pavía y la República Autoritaria
Emilio Castelar gobernó con el respaldo de sectores conservadores, otorgando amplias atribuciones a los militares para mantener el orden. Una moción de censura contra Castelar llevó a su derrota en las Cortes el 3 de enero de 1874. Ante la inminente formación de un gobierno de izquierdas, Manuel Pavía disolvió las Cortes republicanas mediante un golpe militar.
Serrano asumió el poder ejecutivo. Aunque el régimen se mantuvo nominalmente como república, la falta de una Constitución en vigor (la de 1873 no se aplicaba y la de 1869 estaba suspendida) creó un vacío legislativo que favoreció las conspiraciones para el retorno de los Borbones. Serrano otorgó mayor poder a los mandos militares monárquicos, limitó los derechos de asociación e ilegalizó el republicanismo federal. El 29 de diciembre de 1874, Arsenio Martínez Campos proclamó rey de España a Alfonso XII en Sagunto. Serrano se exilió y se formó un gobierno de regencia presidido por Cánovas del Castillo.
Conclusión del Sexenio Democrático
Los seis años del Sexenio Democrático representaron un intento de democratizar la vida política y social de España, impulsado por parte del pueblo y la intelectualidad. Sin embargo, los intentos de cambio fueron obstaculizados por moderados y progresistas, así como por un ejército cada vez más inclinado a la Restauración Borbónica. La Restauración (1876-1923) se construyó sobre la figura de Alfonso XII, hijo de Isabel II, preparado para su regreso al trono con el apoyo de Cánovas del Castillo.
El Surgimiento de los Nacionalismos en España
En el último cuarto del siglo XIX, emergieron movimientos nacionalistas que se oponían al centralismo estatal.
Nacionalismo Catalán
En Cataluña, la influyente burguesía industrial sentía que sus intereses económicos no estaban adecuadamente representados en los gobiernos. Paralelamente, surgió La Renaixença, un movimiento cultural que buscaba la recuperación de la lengua, tradiciones, instituciones y leyes históricas catalanas. La Unión Catalanista, con su programa definido en las Bases de Manresa de 1892, defendía el catalán como lengua oficial y la restauración de las instituciones catalanas tradicionales. Un grupo liderado por Prat de la Riba y Cambó movilizó el catalanismo político.
Nacionalismo Vasco
Surgió en la década de 1890 como respuesta a la pérdida parcial de los fueros tras la derrota carlista y al desarrollo de una corriente cultural en defensa de la lengua vasca. Sabino Arana, su principal impulsor, percibió la llegada de inmigrantes a la zona industrial y minera de Bilbao como una amenaza para la cultura vasca. En 1895, se fundó el Partido Nacionalista Vasco (PNV), que consideraba la raza como un signo de identidad y defendía un catolicismo antiliberal.
Nacionalismo Gallego
Hasta bien entrado el siglo XX, tuvo un carácter predominantemente cultural. El Rexurdimento, con la poetisa Rosalía de Castro como figura literaria destacada, buscaba convertir la lengua gallega en una lengua literaria. Sin embargo, este movimiento tuvo un alcance limitado.
Nacionalismo Andaluz
En 1883, se presentó un proyecto de Constitución Federal para Andalucía en la Asamblea de Antequera, sentando las bases del andalucismo al proclamar la autonomía de Andalucía. En 1915, Blas Infante publicó “El ideal andaluz”. En enero de 1918, se celebró en Ronda el Primer Congreso Andaluz, donde se adoptaron una bandera y un himno andaluces como símbolos de una identidad regional diferenciada.