Anteriores Etapas del Proceso de Industrialización

1.1 La Tardía y Fragmentaria Participación de España en la Revolución Industrial

La industrialización española se caracterizó por:

  • Escasez de iniciativa empresarial y atraso tecnológico.
  • Estructura industrial de escasa capitalización y productividad, favorecida por políticas proteccionistas.
  • La abundancia de minerales (cromo, cobre, mercurio, plomo,…) convirtió a España en un exportador de materias primas.

Las causas de esta situación fueron:

  • Una estructura social muy jerarquizada, agraria y con poca iniciativa.
  • Debilidad de la burguesía.
  • Frenos institucionales al desarrollo capitalista.
  • Pérdida del Imperio Colonial. Guerras continuas durante el siglo XIX que asolaron el territorio.

España era considerada un espacio periférico, fuera de los centros importantes del norte de Europa. En 1900, el 70% de la población seguía ocupada en el sector primario.

1.2 De Principios de Siglo a la Guerra Civil

España seguía siendo un país desindustrializado, con minifundismo empresarial, carencia de inversión extranjera y dependencia tecnológica exterior. España no participó en la Primera Guerra Mundial, lo que supuso un revulsivo para la industria al vender a ambos bandos contendientes. En los años 20 se instalaron algunas multinacionales (Nestlé, ITT, Standard,…). En los años 30, los bancos controlaban la industria, hecho que se prolongó durante el franquismo.

La industria era sobre todo ligera y de consumo, empleaba mucha mano de obra, y estaba orientada a fabricar artículos para el mercado que paliaran la dependencia exterior. La Crisis de 1929 se dejó sentir, pero con retraso, y la recuperación no se llegó a conseguir por culpa de la Guerra Civil, que supuso la destrucción de numerosas fábricas y la mayor parte de las infraestructuras.

1.3 Época Autárquica. De la Guerra Civil al Plan de Estabilización (1939-1959)

El aislamiento exterior obligó a una economía autárquica, empleada también para favorecer la industria nacional. A partir de 1951, hubo una cierta recuperación, al entablar relaciones con EE.UU. y recibir créditos del exterior. La intervención del Estado durante este periodo fue muy grande, con leyes proteccionistas y la creación del INI. Éste, al principio, reunía empresas poco rentables y de sectores estratégicos. En algunas regiones, como Asturias, era el principal inversor.

Las regiones que se desarrollaron más fueron las costeras: Cataluña (textil), País Vasco (siderurgia), Valencia (calzado). El interior estaba poco industrializado, ligado a industrias tradicionales agroalimentarias. Esto provocó desequilibrios regionales costa-interior, y la desaparición de la industria rural, concentrándose en las capitales de provincia.

1.4 Época del Desarrollismo (1959-1975)

España ingresó en la OCDE en 1958, y obtuvo un préstamo del Fondo Monetario Internacional. En 1959 se aprobó el Plan de Estabilización, rompiendo así con 20 años de autarquía. El objetivo era el desarrollo económico, abriendo el país al exterior y liberalizando la economía. Las medidas tomadas fueron:

  • Devaluación de la peseta (hasta 60 pesetas/$).
  • Emisión de deuda pública garantizada.
  • Congelación de salarios.
  • Control del déficit público.
  • Liberalización del comercio exterior y de las inversiones extranjeras.

Las causas del crecimiento español son a grandes rasgos las siguientes:

  • El mundo occidental, y en concreto la Europa occidental, experimentaba un importante crecimiento económico, en un contexto de energía disponible muy barata, lo que produjo un excedente de capital dispuesto a invertirse en países susceptibles de expansión económica, como era el caso de España, que se presentaba como un gran mercado potencial, con una abundante mano de obra (crecimiento demográfico y éxodo rural) y una conflictividad laboral reducida.
  • Los aportes internos de capitales españoles, procedentes del turismo creciente y de las remesas de los emigrantes en Europa son otros pilares del desarrollo industrial.
  • Los cambios en la política económica española (Plan de Estabilización y Planes de Desarrollo), que abren la economía española al exterior y hacen de la industria una prioridad del Estado, impulsaron la industrialización. El Instituto Nacional de Industria (INI) ejerció una importante función de soporte al hacerse cargo de los sectores de cabecera y menos rentables (minería, energía, construcción naval, transporte).

Se aprobaron 4 Planes de Desarrollo, con el fin de mejorar las infraestructuras industriales y de comunicaciones. Se realizaron 3 Planes de Desarrollo, de 1964 a 1975. La economía creció a un ritmo del 6.5% anual, y se crearon Polos de Desarrollo en muchas ciudades españolas. Sin embargo, las desigualdades se agravaron. España se incorporó a la economía mundial, ayudada por las importantes remesas de divisas procedentes del turismo y los emigrantes. Es lo que se conoce como Milagro español.

Grandes multinacionales se instalaron en España, por el empleo barato y su amplio e inexplorado mercado. Esto provocó que unas pocas empresas acapararan un alto porcentaje del empleo y la inversión. Los pagos por asistencia técnica y patentes se multiplicaron por 15.

Sin embargo, la industrialización española tuvo una serie de limitaciones:

  • Dependencia tecnológica (Se importaba más del 50% de los bienes de equipo).
  • Dependencia energética (petróleo).
  • Dependencia del sistema financiero.

Estas dependencias supusieron un límite al crecimiento y una subordinación a las multinacionales. Por eso, la localización industrial se limitó a determinadas regiones: Madrid, Barcelona y País Vasco, pues encuentran mercado, infraestructuras y equipamientos urbanos sufragados por las administraciones. Mediante la dotación de incentivos financieros y fiscales se pretendía atraer inversiones empresariales hacia ciertos núcleos de regiones deprimidas, que debían actuar como motores del desarrollo de su entorno. Las regiones industriales mediterráneas, sin embargo, estaban menos ligadas a los recursos físicos y abarcaban más actividades. Predominaba la pequeña empresa familiar ligada a bienes de consumo: textil, calzado, juguetes,…

1.5 La Crisis y la Reconversión Industrial (1975-85)

A partir de 1975 se produjo una quiebra en el desarrollo industrial, y se inicia una crisis con rápidas e intensas transformaciones. Las causas de esta crisis fueron fundamentalmente:

a) Causas externas:

El aumento en los precios de la energía y de las materias primas (crisis del petróleo de 1973 y de 1979). Aumento de la competencia ante la emergencia de los Nuevos Países Industrializados en el Tercer Mundo, muy vinculada a las nuevas estrategias locacionales de las empresas multinacionales (deslocalización). Crisis de fondo, la transición de la economía capitalista desde una era industrial a una era postindustrial o de la Información, lo que conlleva una transformación de algunas de sus características fundamentales: revolución tecnológica, reestructuración productiva, globalización (nueva división internacional del trabajo y formación de grandes mercados supranacionales por ejemplo, la Unión Europea), crisis del estado del bienestar y desregulación de las relaciones laborales…

b) Rasgos económicos heredados del período anterior.

En el contexto de una economía cada vez más abierta, la industria española está en una posición de debilidad frente a la crisis, dadas las características antes mencionadas del proceso del desarrollo español de los años sesenta: la especialización en sectores maduros (industria siderúrgica, astilleros, textil), muchos de ellos muy consumidores de trabajo y de energía; la tradición proteccionista y el minifundismo empresarial; la fuerte dependencia del exterior, desde el punto de vista financiero y tecnológico.

c) Las limitaciones impuestas por las circunstancias de la “transición política”.

A todo lo anterior, hay que añadir las especiales circunstancias político-sociales que vivió España desde 1975, con la “transición democrática”. descendió del 40% de 1975 al 35% en 1985. La tasa anual de crecimiento de la economía se redujo al 1.3%. La producción anual siguió aumentando, lo que indica que la productividad creció, pues disminuyó el empleo. Índice de Producción Industrial: 1958-100, 1975-444, 1985-531

Las consecuencias de la crisis fueron:

  • Incremento de las contradicciones internas del sistema productivo.
  • Aumento de la competencia de los países del Tercer Mundo, favorecida por las multinacionales.
  • Reorientación forzosa de la industria por el carácter semiperiférico de España.
  • Reconversión de la industria básica y de la que emplea mucha energía y mano de obra: siderurgia, naval, textil, calzado,…
  • Mecanización, automatización e informatización de las empresas para reducir mano de obra.
  • Superaron mejor la crisis los sectores químico, electrónico, alimentación, …
  • Se pasó de la gran fábrica a la gran empresa multiplanta, con establecimientos de tamaño medio y recurso a la subcontratación.

La política industrial ante la crisis. España, como los países de la OCDE aunque con un retraso de casi una década (la coincidencia de la crisis con la transición política española hizo que se aplazarán medidas impopulares por temor a la conflictividad social), tuvo que adoptar políticas de reestructuración industrial para hacer frente a la crisis. En ambos casos el instrumento fundamental usado por el Estado fue la concesión de ayudas financieras (subvenciones y créditos blandos), fiscales (trato de favor por parte de Hacienda) laborales (facilidades para la regulación de empleo y jubilaciones anticipadas)

En 1984 (Ley de Reconversión y Reindustrialización de 1984) se inició la llamada reconversión industrial. La reconversión industrial pretendía ser un tratamiento de choque para asegurar la viabilidad de las industrias en crisis. De esta manera, ahorrando costes y aumentando la productividad, se buscaba que las empresas fueran competitivas de cara al exterior. La reconversión afectó esencialmente a los sectores maduros en los que tradicionalmente se había basado nuestra actividad productiva (siderurgia, construcción naval, textil, calzado, línea blanca de electrodomésticos…). Estimularon la inversión y la diversificación industrial de zonas antes muy especializadas, pero generaron menos empleo del previsto, las ayudas fueron acaparadas sobre todo por las grandes empresas y los desequilibrios regionales no se redujeron sustancialmente (la mayor parte de las ayudas terminaron en Cataluña, Madrid y País Vasco).

Los efectos espaciales de la reestructuración industrial. La crisis económica de mediados de los setenta y los procesos de reestructuración industrial han ejercido importantes efectos sobre la organización espacial del sistema industrial. Desde el punto de vista territorial, la novedad más significativa es la detención del proceso de concentración dominante en décadas anteriores, produciéndose un trasvase de industrias hacia espacios periféricos al agotarse los atractivos de la gran ciudad y de muchas áreas de antigua y densa industrialización: elevación de costes de suelo, salarios, saturación de infraestructuras, mayor conflictividad… Las pérdidas de empleo proporcionalmente más importantes se han producido en las áreas de industrialización antigua, escasa diversificación y mayores densidades (Euskadi, Cataluña, Cantabria, Asturias), junto a aquellas otras especializadas en los sectores más afectados por la reconversión (Huelva, Puertollano, Cádiz, El Ferrol, Cartagena…). En el otro lado, y dentro de la relativa dispersión del crecimiento, los que más aumentaron su producción industrial en relación con el conjunto del estado español han sido los ejes del Ebro y del Mediterráneo. En cualquier caso, los contrastes regionales heredados continúan en gran medida vigentes. La mayor parte del empleo y de la producción industrial permanecen concentrados en el Cantábrico, Mediterráneo, valle del Ebro y Madrid.

1.6 Problemas de la Industria Española Actual

Podríamos señalar que la industria española presenta en la actualidad una serie de problemas de diverso tipo:

  • Problemas estructurales, que guardan relación con la dimensión inadecuada de las empresas por el excesivo minifundismo de una gran parte de ellas.
  • Problemas técnicos, que tienen que ver con su escasa investigación en I+D, el retraso tecnológico y la dependencia externa, y el gran peso aún de los sectores maduros.
  • Desequilibrios territoriales, ya que, a pesar de una cierta difusión industrial en las últimas décadas y una nueva jerarquización cualitativa de los espacios industriales, la industria sigue concentrándose en determinadas áreas.
  • Problemas medioambientales creados por la contaminación atmosférica, de las aguas y de los suelos, que originan la mayor parte de la producción industrial, pues, aunque se han dictado medidas de protección, éstas no siempre se cumplen.
  • El sector industrial está creando muy poco empleo estable desde hace años sin que su buena marcha, las mejoras de productividad y las reformas laborales hayan inducido cambios sustanciales en este terreno.
  • Predominio de los sectores en crisis, que tienen baja productividad, precios más caros y menor calidad.

1.7 La Actividad Industrial en Castilla y León

En Castilla y León el sector secundario empleaba en 2005 tan sólo al 17% de la población ocupada y proporcionaba el 19 % del PIB, sin incluir la construcción. Castilla y León fue una región esencialmente agraria, que sólo consiguió poner en marcha un proceso de industrialización incipiente y precario hasta los años 60 del siglo XX.