El Fin del Gobierno de Rosas y la Organización Nacional

El fin del gobierno de Juan Manuel de Rosas marcó un punto de inflexión en la historia argentina. Justo José de Urquiza, gobernador de Entre Ríos, fue el primero en denunciar la tiranía del régimen rosista. Su Pronunciamiento de Urquiza fue un evento crucial, ya que a partir de este, formó una alianza con Brasil y Uruguay, conocida como el Ejército Grande. El enfrentamiento decisivo con las fuerzas de Rosas tuvo lugar en la Batalla de Caseros, que resultó en la destitución de Rosas y el inicio de una nueva etapa.

Proyectos para la Organización del País

Tras la caída de Rosas, comenzó el Proceso de Organización Nacional, un período en el que se debatieron y se pusieron en marcha diferentes proyectos para estructurar el país. Las ideas de Juan Bautista Alberdi y Domingo Faustino Sarmiento tuvieron una gran influencia en este proceso.

  • Alberdi: Impulsaba la centralización del poder como medio para garantizar el desarrollo económico. Rescataba el papel de Rosas como figura de autoridad, considerando que una autoridad fuerte era necesaria para mantener el orden y el progreso. Su propuesta se basaba en el concepto de “república posible”, con un presidente con amplios poderes. Consideraba fundamental la inversión extranjera, la inmigración y la adopción de modelos de trabajo europeos.
  • Sarmiento: Tomaba como modelo a Estados Unidos y promovía una sociedad de propietarios rurales. Ponía énfasis en la educación laica y gratuita, e impulsaba la obligatoriedad de la educación primaria. Consideraba necesario eliminar a los sectores que no se adaptaran al cambio, como los caudillos y gauchos.

El Liderazgo de Urquiza y la Constitución de 1853

Urquiza designó a Vicente López y Planes como gobernador provisional de Buenos Aires. Sin embargo, la legislatura porteña desconfiaba de Urquiza. En el Protocolo de Palermo, Urquiza se reunió con los gobernadores de Buenos Aires y Corrientes, y los delegados de Entre Ríos y Santa Fe. Allí se le otorgó la dirección de las relaciones exteriores y se reconoció al Pacto Federal como modelo de gobierno, invitando a todas las provincias a reunirse en San Nicolás.

En el Acuerdo de San Nicolás, se estableció un gobierno provisional a cargo de Urquiza (quien pasó a ser Director Provisional de la Confederación Argentina), se ratificó el Pacto Federal (esta vez para todas las provincias) y se convocó a un Congreso Constituyente para sancionar una Constitución.

La Secesión de Buenos Aires y la Confederación

La Legislatura porteña cuestionó los poderes otorgados a Urquiza. En las Jornadas de Julio, se debatió la aceptación o no del Acuerdo de San Nicolás por parte de Buenos Aires. Se distinguieron dos grupos:

  • Opositores: Liderados por Bartolomé Mitre y Dalmacio Vélez Sarsfield, rechazaban el acuerdo por considerar excesivos los poderes de Urquiza.
  • Partidarios: Liderados por Vicente Fidel López, apoyaban el acuerdo.

Las tensiones llevaron a la renuncia de López y Planes, y Urquiza asumió el gobierno de Buenos Aires. Sin embargo, el Movimiento Revolucionario Porteño se fortaleció con la inauguración del Congreso Constituyente. En esta revolución también se destacaron dos grupos:

  • Nacionalistas: Liderados por Mitre, no aceptaban que no se reconociera a Buenos Aires como un lugar preferencial.
  • Autonomistas: Liderados por Adolfo Alsina, eran partidarios de que Buenos Aires fuera un estado independiente.

Finalmente, se sancionó la Constitución Nacional en 1853, pero Buenos Aires se separó de la Confederación, declarándose un estado soberano. La Constitución proclamaba la forma de gobierno representativa, republicana y federal, y establecía la división de poderes. Prevalecía el pensamiento liberal, con énfasis en la libertad de trabajo, la libre navegación de los ríos y la propiedad privada. No se proclamó una religión oficial, pero se aceptó el sostenimiento financiero de la Iglesia Católica. Se garantizó la autonomía de las provincias y la educación gratuita. Ante la secesión de Buenos Aires, se declaró a Paraná, capital de la provincia de Entre Ríos, como capital provisional de la Confederación.

La Generación del 80 y la División del País

La Generación del 80 fue un grupo de intelectuales con ideas liberales, defensores de Julio Argentino Roca y de la laicización del Estado. Pertenecían al Partido Autonomista Nacional (PAN). Eran conservadores en lo político, creyendo que la política debía estar reservada a la élite, y defendían el acercamiento a Europa.

Conflictos entre la Confederación y Buenos Aires

Las primeras elecciones presidenciales de la Confederación se realizaron en 1854, resultando electo Urquiza. Todas las provincias lo aceptaron, excepto Buenos Aires. La separación de Buenos Aires, que contaba con los ingresos de la aduana, generó dificultades financieras para la Confederación.

Se intentaron establecer Pactos de Convivencia con Buenos Aires, pero la provincia continuó enriqueciéndose, mientras que las provincias del interior enfrentaban dificultades económicas. La Ley de Derechos Diferenciales, que imponía aranceles a los productos importados desde Buenos Aires, buscaba desviar el comercio hacia el puerto de Rosario. La tensión escaló hasta una guerra económica. Las fuerzas de Urquiza derrotaron al ejército porteño en la Batalla de Cepeda (1859), y se firmó el Pacto de San José de Flores, por el cual Buenos Aires se reincorporaba a la Confederación.

La presidencia de Urquiza fue sucedida por la de Santiago Derqui. Las relaciones con Buenos Aires volvieron a tensarse, y se produjo un nuevo enfrentamiento en la Batalla de Pavón (1861), esta vez con victoria de Buenos Aires, liderada por Mitre.

La República Conservadora y las Presidencias Históricas

El sistema político que se consolidó a partir de 1880 se conoce como Régimen Conservador, basado en la autoridad y el orden. La democracia era restringida, y la sucesión del poder se manejaba mediante acuerdos entre la élite. El fraude electoral garantizaba la elección de los candidatos oficiales, ya que la mayoría de la población no participaba en las elecciones. La oligarquía concentraba el poder.

Julio Argentino Roca asumió la presidencia en 1880. Su llegada al poder representó el triunfo del Partido Autonomista Nacional (PAN), que representaba a la élite y a la Liga de Gobernadores. Roca instituyó la unión entre partido y Estado, siendo jefe del PAN y presidente al mismo tiempo. Su gobierno se basó en el lema “Paz y Administración”, ya que se evitaron conflictos entre las provincias (exceptuando un conflicto con la Iglesia por la ley de educación laica). Creó los Territorios Nacionales y estableció el peso argentino.

Las Presidencias Históricas (1862-1880)

Tras la renuncia de Derqui, se produjo un vacío de poder. Mitre asumió la presidencia (1862-1868), dando inicio a las Presidencias Históricas. El lema “Civilizar es Poblar”, inspirado en el libro “Bases…” de Alberdi, guio a estos gobiernos, promoviendo la educación, el progreso, el orden y la ley.

  • Presidencia de Mitre (1862-1868): Su programa se resumía en “Nacionalidad, Constitución y Libertad”, promoviendo el liberalismo. Realizó reformas importantes:
    • Organizó la Corte Suprema de Justicia.
    • Adoptó el Código de Comercio.
    • Encargó a Vélez Sarsfield la redacción del Código Civil.
    • Otorgó residencias a cada poder (por ejemplo, la presidencia).
    • Construyó una red de ferrocarriles.
    Durante su presidencia, hubo intervenciones federales debido a revoluciones en el interior, y se produjo la Guerra con Paraguay, que llevó a la firma del Tratado de la Triple Alianza con Brasil y Uruguay.
  • Presidencia de Sarmiento (1868-1874): No encabezaba ningún partido político. Sus principales reformas fueron:
    • Realizó el Primer Censo Nacional de Población.
    • Priorizó la educación, formando docentes, creando la Escuela Normal, trayendo maestras de Estados Unidos y fundando bibliotecas.
    • Jerarquizó al Ejército Nacional mediante la educación.
  • Presidencia de Avellaneda (1874-1880): Enfrentó problemas económicos. Su reforma más importante fue la Ley General de Inmigración y Colonización, que fomentaba la radicación de extranjeros y prometía la entrega de tierras.

Durante estas presidencias, se llevó a cabo la segunda Campaña al Desierto, con el objetivo de conquistar tierras y “civilizar” los territorios indígenas. La relación entre blancos e indígenas era conflictiva, ya que estos últimos vivían de la venta de ganado y, a veces, robaban ganado de los blancos. Mitre, Sarmiento y Avellaneda consideraron necesario someter a los aborígenes para integrar sus tierras a la producción agropecuaria. Adolfo Alsina propuso una táctica defensiva, con fortines divisorios, pero no tuvo éxito. Julio A. Roca propuso ataques sorpresa, una táctica ofensiva basada en las estrategias de Rosas. El exterminio de los indígenas fue casi total, y el Estado impuso su autoridad sobre estos territorios.

La Crisis de 1890 y la Oposición

Miguel Juárez Celman asumió la presidencia, con el apoyo de Roca y la Liga de Gobernadores, pero no de todo el PAN. Tuvo desaciertos políticos y graves problemas financieros. Era intolerante con quienes no compartían sus ideas. Llegó a ser presidente del PAN, alejándose de Roca. Su política ultraconservadora, elitista y antidemocrática llevó a que su mandato fuera llamado Unicato. Surgió un fuerte movimiento opositor, tanto dentro como fuera del partido, debido a la crisis política y económica. El peso moneda cayó, el oro subió, y los inversores internacionales retiraron sus capitales. En 1890, el país entró en cesación de pagos, la inflación se disparó y los salarios se deterioraron. Juárez Celman otorgaba créditos a sus allegados y autorizaba a los bancos privados a emitir moneda.

La Revolución de 1890 y la Unión Cívica

La Unión Cívica, liderada por Leandro N. Alem y Bartolomé Mitre, protagonizó un movimiento revolucionario, pero fue derrotada. Tras el triunfo, Juárez Celman renunció, presionado por Roca y Carlos Pellegrini (gobernador de Córdoba). Asumió la presidencia Carlos Pellegrini, quien logró negociar un empréstito para pagar parte de la deuda externa.

La Fragmentación de la Oposición y la Unión Cívica Radical

Aunque Juárez Celman dejó el poder, el régimen conservador continuó controlando la política. La Unión Cívica, por primera vez, reunió a representantes de distintas provincias para elegir un candidato a presidente: la fórmula de Bartolomé Mitre y Bernardo de Irigoyen. Roca y Pellegrini ofrecieron a Mitre integrarse al gobierno, lo que provocó la ruptura de la Unión Cívica en dos facciones:

  • Unión Cívica Nacional: Apoyaba a Mitre.
  • Unión Cívica Radical (UCR): Se oponía al acuerdo con los conservadores, liderada por Alem.

A fines de 1891, Mitre renunció, y él, Roca y Pellegrini apoyaron a José Evaristo Uriburu y a Luis Sáenz Peña como presidente y vicepresidente.

La Unión Cívica Radical y el Retorno de Roca

La Unión Cívica Radical (UCR) surgió como un partido revolucionario, liderado por Leandro N. Alem, quien buscaba restaurar la República. Organizaron dos revoluciones armadas, una contra Luis Sáenz Peña y otra contra Manuel Quintana (presidente en 1905). Los radicales también utilizaron la abstención electoral como arma, no presentando candidatos para no convalidar el fraude conservador, reclamando el sufragio libre y universal. La UCR tuvo un fuerte apoyo popular, con un discurso policlasista que incluía a pobres, profesionales e inmigrantes. Fue el primer partido político moderno de Argentina, con una estructura similar a la de los partidos estadounidenses.

Roca recuperó el control del PAN en 1898. Alem se había suicidado, y su sobrino, Hipólito Yrigoyen, impulsó la abstención electoral del partido. El regreso de Roca al poder reforzó el régimen conservador, centralizó el sistema político y profundizó el modelo económico agroexportador. Los sectores vinculados al comercio exterior aumentaron sus ingresos, alcanzando un alto nivel de vida, una vida lujosa de la oligarquía europeizada, que contrastaba con la situación de los trabajadores, que recibían bajos salarios, trabajaban en malas condiciones y vivían en la miseria.

El Socialismo, el Anarquismo y la Argentina del Centenario

La crisis social llevó a la fundación del Partido Socialista Obrero Argentino, liderado por Juan B. Justo, y con una base social en la clase media urbana. Los socialistas eran reformistas, no veían las huelgas como método de lucha. Buscaban contribuir al afianzamiento de las instituciones, distribuir las tierras para terminar con el dominio de la oligarquía, impulsar una reforma electoral y fomentar la educación. En 1904, el partido logró la elección del primer diputado socialista de América Latina, Alfredo Palacios.

El anarquismo, por su parte, contaba con un sistema de prensa que le permitía llegar a la clase trabajadora. Sus filas estaban integradas por extranjeros y trabajadores de otras regiones. Su ideología se basaba en la libertad absoluta y la felicidad del individuo. Veían al Estado como un instrumento de la oligarquía y un símbolo autoritario, planteando la vida sin Estado y enfatizando la huelga general. Surgieron la Ley de Residencia (que permitía al Poder Ejecutivo expulsar a extranjeros considerados indeseables) y la Ley de Defensa Social (que controlaba la actividad sindical).

La Argentina del Centenario y la Reforma Política

En 1910, durante el Centenario de la Revolución de Mayo, Argentina mostró al mundo el éxito alcanzado gracias a su inserción en la economía mundial. Los festejos se realizaron bajo la presidencia de José Figueroa Alcorta (1906-1910). Argentina miraba hacia Europa y desconfiaba de sus vecinos latinoamericanos. Sin embargo, la oligarquía seguía manteniendo el control político y económico. Los hijos de los inmigrantes buscaban mejorar su situación y reclamaban participación política. Se produjeron más de cien huelgas, se aplicó la Ley de Residencia y se perpetraron matanzas de obreros. Estos hechos evidenciaron la necesidad de una reforma política.

La Ley Sáenz Peña y el Advenimiento de la Democracia

A principios del siglo XX, comenzó el advenimiento de la democracia de masas. El presidente Roque Sáenz Peña (1910-1914) impulsó una reforma política destinada a terminar con el fraude. Existía una actitud de autocrítica dentro del propio régimen conservador. El fraude electoral era tal que menos del 10% de la población mayor de veinte años participaba en las elecciones, y los inmigrantes no se interesaban. Los actos electorales eran puestas en escena, los ciudadanos votaban en voz alta por una lista de electores, y la lista ganadora se quedaba con todos los cargos. El voto era público, y las comisiones empadronadoras manipulaban el registro de votantes.

El gobierno de Sáenz Peña, integrado por opositores a Roca, señaló la necesidad de ampliar las bases electorales, integrar a la oposición y crear el “sufragante”. Así nació la Ley Sáenz Peña en 1912, a pesar de la oposición de los conservadores en el Congreso. La ley establecía:

  • El Poder Judicial Federal sería el encargado de confeccionar los padrones y designar a los funcionarios.
  • Se implementó un sistema de lista incompleta, que garantizaba la representación de las minorías.
  • Se estableció el sufragio universal, secreto y obligatorio para todos los ciudadanos varones, nativos o naturalizados, mayores de 18 años y hasta los 70.
  • Se creó el cuarto oscuro.

Esta ley modificó las prácticas políticas, impidiendo que las elecciones siguieran siendo manipuladas y transformándolas en actos masivos de participación popular.