Explorando la Obra de Cervantes: Novela Picaresca, Teatro y Narrativa
La Novela Picaresca y Cervantes
El modelo de relato propuesto en el Lazarillo es tan innovador que resultó difícil de asimilar y continuar. Sin embargo, se pueden establecer una serie de características comunes que de alguna forma perviven en las sucesivas novelas de las que esta es la predecesora.
Casi medio siglo tardará en aparecer la segunda novela picaresca, el Guzmán de Alfarache (1599) y no será hasta el siglo XVII cuando el Lazarillo, en el que no figura ninguna vez la palabra pícaro, tenga numerosa descendencia.
Rasgos de la novela picaresca:
- Es el relato de una autobiografía ficticia, por tanto en primera persona, de un personaje de orígenes miserables.
- El protagonista abandona el medio familiar siendo un niño y trabaja al servicio de varios amos.
- El carácter picaresco del protagonista: astuto, versátil, prudente y receloso. Era un personaje listo, sin oficio, que urde tretas para robar o vivir a costa del prójimo, con escaso sentido moral y que suele ser víctima de sus propios ardides.
- El protagonista tiene afán de medro, es decir, aspira a ascender socialmente y a mejorar su situación económica y su puesto en la sociedad.
- Explicación de un estado final de deshonor, aceptado o superado, a partir del pasado del protagonista.
Miguel de Cervantes: Un Legado Literario
Cervantes, poeta
Debió de escribir bastantes poemas, pero muchos se han perdido. Aparte de algunos que se han conservado manuscritos y de otros que se encuentran insertos en sus dramas y novelas, sólo publicó una obra en verso, El viajes del Parnaso (1614). En ella presenta en conflicto a los buenos y a los malos escritores. Es interesante por los juicios literarios que vierte y por las referencias autobiográficas que contiene.
En general, como poeta Cervantes es un escritor culto empapado de la tradición clásica e italiana.
Cervantes, dramaturgo
Escribió Cervantes numerosas obras teatrales, de las que conservamos hoy más de una decena, a las que hay que sumar los ocho entremeses que también conocemos.
Sus comedias de muy diversos temas, siguen, en general las normas clásicas de verosimilitud[1] y respeto a las reglas[2], pero progresivamente van incorporando, aunque a veces parodiándolos, elementos propios de la fórmula teatral que tiene éxito en la época, la de Lope de Vega, un teatro que rompe con los moldes dramáticos clásicos.
Títulos de comedias cervantinas son Los baños de Argel, El rufián dichoso, Pedro de Urdemalas, La casa de los celos, etc. Notable es también su única tragedia conocida: La Numancia.
Muy interesantes son sus entremeses[3]. Partiendo de Lope de Rueda, Cervantes dota de mayor complejidad psicológica a los personajes característicos del entremés. Así, hay personajes que desaparecen o pierden importancia, como la negra, el barbero o el vizcaíno, mientras que dignifica al personaje básico del entremés, el simple o el bobo. La construcción de las piezas y la trama argumental son también más consistentes.
Los entremeses cervantinos constituyen un certero retrato de las clases populares de la época. Entre los más famosos, figuran El retablo de las maravillas, La elección de los alcaldes de Daganzo, El viejo celoso, El rufián viudo…
Cervantes, novelista
Es en el campo de la novela donde la figura de Cervantes destaca especialmente. Su tarea como narrador le llevó a experimentar con la mayor parte de los modelos narrativos previos y, por ello, será un autor clave en la renovación de los géneros literarios que se dará en el Barroco.
La Galatea (1585)
Sigue la estela de los libros pastoriles y, además de desarrollar el tema de los amores entre pastores, contiene, como es habitual en las obras de Cervantes, digresiones de crítica literaria, juicios teóricos, etcétera
Novelas ejemplares (1613)
Si no hubiera escrito el Quijote, es muy posible que Cervantes hubiera pasado a la historia como autor de las Novelas ejemplares. Esta colección de doce relatos cortos fue publicada en 1613. En su prólogo dice Cervantes que es “el primero que ha novelado en lengua castellana”. Esto es cierto si entendemos novela en el sentido de relato corto, que es el que tiene el vocablo en italiano, lengua de la que procede. Aunque había habido unos intentos anteriores, Cervantes es el primero que compone estos relatos al modo italiano con argumentos originales.
El adjetivo ejemplares del título expresa su conexión con el género de los exempla medievales: se trata de presentar un ejemplo del que extraer una lección o moraleja. No obstante, no en todas estas novelas es evidente la ejemplaridad moral. Probablemente, Cervantes no separa en su ejemplaridad lo ético y lo estético: los relatos no solo podrían ser ejemplares moralmente, sino que, serían también ejemplos o modelos de creación literaria. Y en efecto, la variedad es un rasgo de este conjunto de narraciones. Pese a ello, suele agrupárselas en dos conjuntos:
a) Novela realistas: donde predomina el tratamiento realista de personajes y ambientes: Rinconete y Cortadillo, El licenciado Vidriera, El celoso extremeño, El casamiento engañoso y El coloquio de los perros.
b) Novelas idealistas: El amante liberal, La española inglesa, La fuerza de la sangre, Las dos doncellas y La señora Cornelia.
c) Combinan ambos rasgos: La gitanilla y La ilustre fregona.
Los trabajos de Persiles y Sigismunda (1617)
Su última obra, Los trabajos de Persiles y Sigismunda, se publicó póstuma en 1617. Sigue el molde narrativo de la novela bizantina. Las novelas bizantinas eran novelas de amor y de aventuras, en las que los enamorados protagonistas, tras peregrinar por los lugares más diversos y pasar las más variopintas peripecias, terminan felizmente su periplo. Cervantes sigue de cerca el modelo, pero fiel a la importancia literaria del principio de verosimilitud, procura que los hechos narrados resulten creíbles