Daniel: Profeta Mayor y Figura Legendaria

La existencia de Daniel como figura histórica concreta no ha sido demostrada. Las narraciones del libro de Daniel aluden tanto al Imperio Asirio-Babilónico como al Imperio Persa.

Daniel formaba parte de la corte de Nabucodonosor, donde interpretaba sus sueños. Junto a él, tres hebreos, también miembros de la corte, fueron acusados de no venerar una estatua de oro erigida por Nabucodonosor. Posteriormente, Daniel interpreta los sueños de Baltasar, hijo de Nabucodonosor, prediciendo su derrota. Con la llegada del Imperio Persa, se narran las historias de Darío y Ciro, durante cuyos reinados Daniel es arrojado a un foso con leones.

Al final de su vida, se relata una historia deuterocanónica (recopilación posterior) que no figuraba en los textos originales: la historia de Susana y los Ancianos, que alude a la juventud de Daniel.

Además de su faceta histórica, Daniel es un libro profético, con profecías relacionadas con el Apocalipsis. Su popularidad se debe a que es considerado una prefigura de Cristo, con paralelismos entre su vida y la de José. Es una imagen del alma salvada, incluida en la oración de la recomendación del alma. Existe una sintonía entre el contexto en el que surge el libro y el de las primeras comunidades cristianas.

Representaciones Iconográficas de Daniel

Los Hebreos en el Horno (Daniel 3)

En el arte, especialmente en el paleocristiano, se les representa con trajes orientales (persas), reflejando su presencia en la corte babilónica. Generalmente, levantan las manos en actitud de oración. No suele representarse el ángel, pero a veces aparece una paloma con una rama en el pico, como la de Noé, simbolizando la resurrección. Este episodio simboliza la resurrección de Cristo, el alma del creyente salvada y la salvación de las llamas del infierno.

Daniel en el Foso de los Leones (Daniel 6, 16-25 y Daniel 14, 32-42)

Daniel fue arrojado al foso de los leones en dos ocasiones:

  1. Con Darío: Darío promulgó un edicto prohibiendo la veneración de cualquier dios que no fuera el rey. Daniel, acusado, es castigado. Darío, presionado, lo arroja al foso y coloca una piedra. Daniel reza y, al día siguiente, el rey descubre que los leones no lo han atacado, pues un ángel de Dios cerró sus bocas.
  2. Con Ciro: Daniel, por rivalidades, es arrojado a un foso con siete leones durante siete días (símbolo de infinitud). Yahvé, apiadándose, envía al profeta Habacuc, quien, sostenido por un ángel, lleva comida a Daniel. Ciro, tras siete días, verifica lo ocurrido.

La representación más común muestra a Daniel entre dos leones, que lamen sus pies o permanecen junto a él sin atacarlo. Puede aparecer vestido o desnudo (especialmente en el arte paleocristiano, donde la desnudez tiene una connotación positiva, influenciada por el mundo grecorromano). Puede estar de pie, sentado o entronizado, con las manos elevadas en oración.

Susana y los Ancianos (Daniel 13, 1-64)

Susana, esposa de Joaquín, un hebreo rico, recibía a muchos invitados, entre ellos dos ancianos que, encandilados por su belleza, esperaban la oportunidad para seducirla. Cuando Susana decide bañarse en el jardín, acompañada por dos asistentes que luego se retiran, los ancianos la abordan e intentan tener relaciones sexuales con ella. Susana grita, y los ancianos, para evitar ser juzgados, la acusan de adulterio, siendo condenada a muerte.

Susana reza a Dios, quien envía a Daniel. Él afirma la inocencia de Susana y, tras interrogar a los ancianos por separado, revela sus contradicciones. Los ancianos son lapidados. La escena representada suele ser el momento del baño de Susana y el acecho o ataque de los ancianos.

– Malaquías: Se representa acompañado de un ángel (la profecía del ángel que purifica al pueblo de Israel). – Oseas: Se representa acompañado de una mujer prostituta, a quien Dios le ordena tomar por esposa. La mujer lleva un anillo como símbolo de su condición. – Zacarías: Se representa con un candelabro de siete brazos, en referencia a sus visiones.