Tema: Regencias y Primeros Años del Reinado de Isabel II (1833-1843)

El reinado efectivo de Isabel II comenzó en 1843. Hasta ese momento, otras personas, los Regentes, reinaron en su nombre, aunque con la oposición de los carlistas. En realidad, la guerra carlista aceleró el proceso de revolución liberal en España. Frente al absolutismo y al tradicionalismo de los carlistas, el bando isabelino sólo podía establecer una base social sólida atrayendo a los liberales hacia su causa. Fue así como entre 1833 y 1843, que es la etapa de las Regencias, se desmanteló jurídicamente el Antiguo Régimen y se configuró el estado liberal.

Etapas de las Regencias (1833-1843)

En el periodo de las Regencias se distinguen las etapas siguientes:

1. Etapa de Transición (1833-1836)

La Regente era la reina madre, María Cristina. El gobierno estaba formado por absolutistas moderados, que no pretendían modificar el sistema político, sino sólo algunas reformas administrativas. Entre ellas está la división provincial de España, que puso fin a la antigua administración local del Antiguo Régimen. Aparecieron 49 provincias, básicamente la misma división administrativa de la actualidad.

La necesidad de apoyos sólidos por la guerra civil hizo que la Regente nombrara a un nuevo presidente, Martínez de la Rosa, liberal moderado, que llevó a cabo algunas reformas. Su propuesta fue el Estatuto Real, que no era una Constitución, sino tan sólo un conjunto de reglas para convocar unas Cortes, las mismas del Antiguo Régimen, ligeramente adaptadas a los nuevos tiempos. Esta y otras medidas se quedaron tan cortas ante el objetivo de ganar más apoyos, que la Regente destituyó a este gobierno, para dar paso a los liberales progresistas.

2. Etapa Progresista (1836-1837)

Los progresistas emprendieron la tarea de desmantelar las instituciones del Antiguo Régimen e implantar un sistema liberal, constitucional y de monarquía parlamentaria. Las medidas más importantes fueron una reforma agraria, y la elaboración de una nueva Constitución.

La reforma agraria constó, a su vez, de tres grandes medidas:

  • La disolución del régimen señorial, iniciada en 1812, implicó la pérdida de las atribuciones jurisdiccionales de los señores, aunque mantuvieron la propiedad de casi todas las tierras. El antiguo “señor” pasó a ser el propietario, y casi todos los campesinos, arrendatarios o jornaleros.
  • La segunda medida fue la desvinculación, es decir el fin de los patrimonios unidos obligatoriamente a una familia o institución, y sus propietarios, libres de venderlos.
  • La tercera es la desamortización, promovida por Mendizábal, como medio para conseguir recursos para el Estado con la venta de tierras propiedad de la Iglesia y de los ayuntamientos. También se decretó la disolución de las órdenes religiosas, excepto las dedicadas a la enseñanza y a la asistencia hospitalaria, incautándose el Estado de este patrimonio.

Hubo otras medidas de carácter económico, dirigidas al libre funcionamiento del mercado, y de la economía, en general. Por ejemplo, la libertad de arrendamientos agrarios, la abolición de privilegios gremiales, la eliminación de aduanas interiores, etc.

La Constitución de 1837 proclamaba algunos de los principios básicos del progresismo: la soberanía nacional, una amplia declaración de derechos ciudadanos (libertad de prensa, de opinión, de asociación…), la división de poderes y la aconfesionalidad del Estado. También recogía algunos elementos moderados: Cortes bicamerales (Congreso y Senado), concedía amplios derechos a la Corona (veto de leyes, disolución del Parlamento, facultad para nombrar o destituir a los ministros…), y el compromiso de financiar el culto católico.

3. Etapa Moderada (1837-1840)

Una vez aprobada la Constitución, unas elecciones dieron el poder a los moderados. Éstos, sin salirse de la legalidad constitucional, comenzaron a tomar medidas que limitaban algunos derechos, o le otorgaba más poder a la Corona, o suponían un cierto regreso al Antiguo Régimen (devolución de bienes a la Iglesia, etc.)

Ello provocó una gran insurrección en todo el país, con la formación de Juntas Revolucionarias. La Regente María Cristina, en 1840, antes de dar su apoyo a un nuevo gobierno progresista, dimitió de su cargo. Entonces, los sectores afines al progresismo dieron su apoyo al general Espartero, vencedor de la guerra carlista y con un gran soporte popular, que asumió el poder y se convirtió en Regente.

4. La Regencia de Espartero (1840-1843)

El regente pronto se mostró muy autoritario, hasta perder sus apoyos. En la línea de liberalizar el mercado, eliminó algunos aranceles que hasta ese momento protegían la industria textil catalana del algodón inglés. Se produjo entonces un levantamiento, por parte de la burguesía y de las clases populares en Barcelona. Fue tan duramente reprimido por Espartero, que incluso los progresistas le negaron su apoyo. Algunos militares moderados empezaron a conspirar. Espartero abandonó la regencia. Las Cortes entonces adelantaron la mayoría de edad de Isabel II y la proclamaron reina a los trece años.