Constitución de 1876: Características y Consecuencias del Desastre del 98
La Constitución de 1876: Características Principales
La Constitución de 1876, promulgada durante la Restauración Borbónica, estableció un marco político y social que perduró hasta 1931. A continuación, se detallan sus características clave:
1. Soberanía Compartida y Fortalecimiento de la Monarquía
La Constitución estableció una soberanía compartida entre el Rey y las Cortes, otorgando un poder significativo a la monarquía. El monarca tenía amplias prerrogativas:
- Poder Ejecutivo: Nombramiento y destitución de ministros.
- Facultad de sancionar y promulgar leyes.
- Convocatoria, disolución y suspensión de las Cortes.
2. Cortes Bicamerales con Poderes Limitados
Las Cortes se componían de dos cámaras, cuyo poder estaba supeditado al Rey:
- Congreso de los Diputados: Elegido por votación popular, pero con el tipo de sufragio a merced del gobierno. Inicialmente censitario (1878), luego universal masculino (1890), aunque con control oligárquico (caciquismo y fraude electoral).
- Senado: De carácter elitista y conservador, compuesto por:
- Senadores vitalicios por derecho propio (nobles y altos cargos eclesiásticos).
- Senadores vitalicios nombrados por el Rey.
- Senadores elegidos por grandes fortunas y corporaciones.
3. Declaración de Derechos Restringida
Aunque se reconocían ciertos derechos (libertad de expresión, asociación y culto), su aplicación dependía de leyes ordinarias, permitiendo su restricción. Por ejemplo, la Ley de Imprenta de 1879 tipificaba como delito cualquier ataque al sistema político.
4. Centralismo Político-Administrativo y Abolición de Fueros
Se estableció un Estado centralista, eliminando autonomías locales. Se abolieron los fueros vascos (1876), estableciendo igualdad fiscal y servicio militar obligatorio. Se reforzó el control sobre diputaciones y ayuntamientos (alcaldes de ciudades grandes nombrados por el Rey, presupuestos locales aprobados por el gobierno central).
5. Cuestión Religiosa: Catolicismo como Religión Oficial
La Constitución reafirmó el catolicismo como religión del Estado. Se prohibieron manifestaciones públicas de otras religiones (aunque se permitía el culto privado). Se garantizó la financiación del clero.
Antecedentes de la Guerra de Cuba y Filipinas
En 1868, Manuel de Céspedes lideró el “Grito de Yara” en Cuba, iniciando la lucha por la abolición de la esclavitud y la autonomía política, influenciada por la abolición de la esclavitud en Estados Unidos tras la Guerra de Secesión y el proyecto hegemónico estadounidense en el Caribe.
La Paz de Zanjón (1878), firmada por el general Martínez Campos, prometió autogobierno a Cuba y la abolición formal de la esclavitud (1873). Sin embargo, el incumplimiento de los acuerdos y la creciente orientación comercial de Cuba hacia Estados Unidos (con grandes inversiones en la industria azucarera) generaron hostilidad hacia España.
Durante la Restauración, se fundaron en Cuba dos partidos: el Liberal Autonomista y la Unión Constitucional (partido de los grandes hacendados). Ambos se distanciaron de España debido a la inacción de Cánovas y Sagasta ante sus peticiones.
La Guerra de Cuba (1895-1898) y la Intervención de Estados Unidos
La guerra se reavivó con el “Grito de Baire” (1895), liderado por José Martí. España envió a Martínez Campos, quien, al comprender la magnitud del movimiento, fue sustituido por Valeriano Weyler. Weyler aplicó la política de “Reconcentración”, dividiendo el territorio y trasladando a la población civil a reservas vigiladas, causando una grave crisis humanitaria (aproximadamente 200.000 muertes). Aunque la muerte de Antonio Maceo (1896) debilitó la resistencia, la guerra continuó.
En 1897, Sagasta, tras el asesinato de Cánovas, destituyó a Weyler y nombró a Ramón Blanco, ofreciendo autonomía a Cuba. Sin embargo, los independentistas, apoyados por Estados Unidos, rechazaron la oferta.
En Filipinas, surgió un movimiento independentista liderado por José Rizal (fundador de la Liga Filipina). Rizal fue ejecutado por el general Polavieja, pero la lucha continuó con Emilio Aguinaldo. España envió tropas bajo el mando de Fernando Primo de Rivera.
Intervención de Estados Unidos
- Presiones diplomáticas: Estados Unidos presionó a España para que vendiera Cuba, pero Sagasta se negó.
- Explosión del Maine (febrero de 1898): La explosión del acorazado Maine en La Habana (aunque fue accidental) fue utilizada por la prensa sensacionalista (Hearst y Pulitzer) como pretexto para declarar la guerra a España.
- Ejército español en Cuba: Numéricamente superior, pero con deficiencias en armamento y abastecimiento. A pesar de ello, resistió y derrotó a tropas insurgentes y estadounidenses en combates como los de las lomas de San Juan.
- Flota española: Inferior en tecnología y armamento, lo que llevó a su destrucción y a la pérdida de Cuba y Puerto Rico.
- Filipinas: La derrota española comenzó con el desastre de Cavite. Un grupo de soldados españoles resistió en Manila (“los últimos de Filipinas”). Tras la retirada española, hubo una guerra entre independentistas filipinos y el ejército estadounidense (300.000 muertes).
El Tratado de París (1898) y sus Consecuencias
El Tratado de París (10 de diciembre de 1898) obligó a España a renunciar a Cuba y ceder Puerto Rico, Guam y Filipinas a Estados Unidos.
España vendió las islas Marianas (excepto Guam), las Carolinas y las Palaos a Alemania en 1899 (Tratado hispano-alemán) por 20 millones de pesetas. En 1900, un tratado hispano-norteamericano cedió las islas Sibutú y Cagayán a Estados Unidos por 100.000 dólares.
Consecuencias del “Desastre del 98”
- Repercusiones políticas: Menores de lo esperado. El sistema de la Restauración sobrevivió, y los políticos se adaptaron a la “regeneración”.
- Repercusiones económicas: No hubo crisis económica grave. Se perdieron mercados coloniales, pero hubo una reducción de la Deuda Pública e inversión de capitales repatriados (fundación del Banco Hispanoamericano y el Banco Atlántico).
- Regeneracionismo: Surgieron movimientos que criticaban el sistema y propugnaban la regeneración de España. Destaca Joaquín Costa, quien abogaba por modernizar la economía y la sociedad, alfabetizar a la población y desmantelar el caciquismo.
- Generación del 98: Grupo de intelectuales (Unamuno, Valle Inclán, Pío Baroja, Azorín) caracterizados por su pesimismo y crítica al atraso peninsular.
- Cambio en la mentalidad militar: Los militares adoptaron posturas más autoritarias y retornaron a la injerencia en la política.
- Crisis moral e ideológica: Impacto psicológico en la población.
- Expansión de los nacionalismos: Especialmente en el País Vasco y Cataluña, donde la burguesía industrial apoyó a formaciones nacionalistas.
- Crecimiento del antimilitarismo popular: El reclutamiento para la Guerra de Cuba afectó a los que no tenían recursos, incrementando el rechazo al ejército.
En resumen, la crisis del 98 fue principalmente una crisis moral e ideológica, con un fuerte impacto en la sociedad española y un impulso a los movimientos regeneracionistas y nacionalistas.