Cambios Demográficos y Sociales en España (1960-1975)

Crecimiento Demográfico

Entre 1960 y 1975 se produjo un crecimiento de la población muy importante (de 30,4 a 35,8 millones) debido al descenso de la mortalidad, especialmente infantil, y al mantenimiento de una alta natalidad, ya que el uso de métodos de planificación familiar era prácticamente desconocido y el franquismo promovió una política natalista. La tasa de fecundidad permaneció alta (2,8 hijos por mujer en 1975). La pirámide de población de 1970 refleja una población joven con un ligero aumento de la población mayor de 65 años debido al incremento de la esperanza de vida.

El Éxodo Rural

En la demografía española de esta época destaca el fenómeno de los movimientos migratorios. En cuanto a los movimientos exteriores, en torno a un millón y medio de españoles emigraron al extranjero, sobre todo a países europeos (Francia, Alemania, Suiza y Bélgica). Pero, el fenómeno más importante tiene que ver con los desplazamientos internos y es el éxodo rural entre 1960 y 1975, cuando se desplazaron unos cinco millones de personas desde el campo a la ciudad. Las causas fueron: la capacidad de atracción de las grandes ciudades industriales españolas que ofrecían mejores trabajos y condiciones de vida, junto con la escasez de empleo y falta de perspectivas de futuro en las zonas rurales.

Las zonas emisoras de población fueron las latifundistas del sur, como Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura. También Murcia, donde la mecanización agraria generó mucho paro. También zonas de minifundio como Galicia y Castilla-León. Las zonas de atracción de inmigrantes fueron las que ofrecían mayores oportunidades por su dinamismo económico: Madrid, Cataluña, País Vasco, Valencia y diferentes ciudades de la costa mediterránea y cantábrica. Como consecuencia, en las zonas de recepción de inmigrantes aumentó la natalidad, mientras que las zonas emisoras sufrieron un envejecimiento. Desde el punto de vista social, en las ciudades se desarrolló el chabolismo por el déficit de viviendas e infraestructuras.

Cambios en la Estructura Social y Laboral

El crecimiento de la población urbana posibilitó nuevas actividades profesionales y el peso de la clase media o burguesía urbana. Aumentaron los trabajadores autónomos, funcionarios y profesionales liberales. Cambió la distribución sectorial de la población. Entre 1950 y 1975, la población activa en la industria pasó del 24% al 38%, y los ocupados en servicios del 25% al 41%, mientras que los agrícolas pasaron del 50% al 21%. Por primera vez en la historia de España, el número de obreros industriales era superior al de campesinos.

Por otro lado, mejoró el nivel de vida. Los mejores salarios en la industria y los servicios y el aumento del número de ocupados, elevaron la renta per cápita, lo que mejoró la capacidad de consumo de bienes y servicios, aumentando los gastos en vivienda, gastos domésticos y ocio.

Urbanización y Desequilibrios

Como consecuencia del crecimiento económico y las transformaciones demográficas y sociales, se produjo un intenso proceso de urbanización, con la creación de nuevos y populosos barrios. El fenómeno migratorio desbordó las previsiones oficiales y las autoridades fueron incapaces de atender las crecientes demandas de viviendas, infraestructuras (asfaltado, alcantarillado, iluminación, parques…) y servicios públicos (escuelas, farmacias, transportes…). Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao, Sevilla, Zaragoza, Málaga, vieron surgir nuevas barriadas en su periferia. Se formaron grandes áreas metropolitanas a su alrededor, que incluían varios municipios.

Por otro lado, las zonas agrícolas se fueron despoblando y se estancaron económica y demográficamente. Se configuran dos Españas: una más poblada, dinámica y joven; y otra despoblada, envejecida y atrasada económicamente. Sólo las grandes ciudades del interior, especialmente capitales de provincia, escaparon a ese proceso de estancamiento.

La Modernización de la Sociedad

Las transformaciones sociales, el proceso de urbanización y la mejora del nivel de vida, propiciaron un cambio de actitudes y el abandono de la rígida moralidad de posguerra. La sociedad se hizo más abierta y se puede observar en los siguientes aspectos:

  • El acceso a la sociedad de consumo gracias al aumento del poder adquisitivo y la creciente incorporación de la mujer al trabajo asalariado. Los hogares españoles se equiparon con electrodomésticos (frigorífico, lavadora, televisor…). Se popularizó el uso del automóvil (SEAT 600). La venta a plazos facilitó la adquisición de estos productos.
  • Proceso de laicización y secularización que distanció a la sociedad española de las rígidas normas de la Iglesia.
  • El acceso a la enseñanza básica de los españoles, incluidas las mujeres, y el aumento de los universitarios. La Ley General de Educación de 1970 reorganizó el sistema educativo y posibilitó el incremento de la población escolarizada con un aumento de estudiantes procedentes de familias obreras.
  • La modificación de la estructura familiar, de la familia extensa, propia de áreas rurales, a la familia nuclear (padres e hijos), propia del mundo urbano. La influencia de los medios de comunicación (cine, televisión), el contacto con el turismo y los viajes al extranjero impusieron nuevas pautas de comportamiento familiar predominantes en Europa.
  • El cambio en el papel de la mujer. Su creciente incorporación a los estudios y al trabajo asalariado y la extensión de las ideas feministas que propugnaban la igualdad entre los sexos, impulsaron el progresivo abandono de su papel tradicional de madre y esposa en exclusiva.

En esta nueva situación, el lema del franquismo “España es diferente” empezó a no convencer a una sociedad que quería parecerse a las sociedades europeas, desarrolladas económicamente, modernas socialmente y democráticas políticamente.