La Crítica de Marx al Capitalismo: Plusvalía, Alienación y Materialismo Histórico
Crítica al Sistema Capitalista
El capitalismo, como sistema económico, se basa en el capital como un valor que se valoriza a sí mismo. Podemos definir el capital como el dinero que el capitalista posee e invierte en la producción de bienes que la sociedad necesita, adquiriendo maquinaria, materias primas y fuerza de trabajo. Una vez reunidos estos elementos, el capitalista organiza la producción de los bienes con el objetivo de obtener una ganancia, es decir, más dinero del que invirtió inicialmente.
Valor de Uso y Valor de Cambio
El valor de uso es la cualidad de un producto en relación con la satisfacción de alguna necesidad específica. Desde la perspectiva de las necesidades concretas, estos productos no son directamente intercambiables: si tengo hambre, de nada me sirve tener un abrigo.
El valor de cambio es la cualidad de un producto considerado como mercancía, es decir, como algo intercambiable por otras mercancías. El intercambio de mercancías exige un parámetro de referencia común que permita abstraerse de sus valores de uso específicos. El problema que esto conlleva es encontrar un sistema para medir este valor de forma objetiva y llevar a cabo un intercambio (aparentemente) justo. Para Marx, esta medida común es la cantidad de tiempo de trabajo socialmente necesario requerido para elaborar una mercancía.
El dinero surge históricamente para facilitar los intercambios (superando el trueque directo), pero representa un problema fundamental: su valor es puramente valor de cambio y oculta la relación social subyacente (el tiempo de trabajo). Esto conduce al fetichismo de la mercancía, donde las relaciones sociales entre productores aparecen como relaciones entre cosas (mercancías y dinero), cosificando el trabajo y ocultando su carácter de relación entre personas.
No obstante, el dinero en sí mismo no explota, pero es el medio esencial que facilita el modo de producción capitalista, el cual sí es inherentemente explotador.
Plusvalía
Todo ser humano posee fuerza de trabajo, y en una sociedad capitalista, aquellos que no poseen medios de producción (el proletariado) deben venderla a cambio de un salario para sobrevivir. Los capitalistas compran esta fuerza de trabajo. Los proletarios, al trabajar, crean un valor mayor que el de su propio salario. El capitalista busca obtener una ganancia, un excedente.
Este excedente es la plusvalía. Proviene del tiempo de trabajo no remunerado del proletario; es decir, el trabajador produce durante una parte de su jornada el valor equivalente a su salario (trabajo necesario) y durante el resto de la jornada sigue trabajando y creando valor que el capitalista se apropia sin contraprestación (trabajo excedente). Por lo que, para Marx, esta plusvalía representa valor apropiado (o ‘robado’) a los trabajadores, constituyendo la base de la ganancia capitalista y la explotación.
La Estructura del Capitalismo
El ciclo capitalista comienza con un capital inicial (Dinero – D) que se invierte en medios de producción (Mp) y fuerza de trabajo (Ft). Con estos elementos se organiza un proceso de producción (P) del que resultan mercancías (M’). Estas mercancías poseen un valor superior al invertido inicialmente, ya que incorporan la plusvalía. Al venderse, se transforman en una cantidad de dinero mayor (D’) que el capital inicial (D’ = D + ΔD, donde ΔD es la plusvalía).
El capital invertido en salarios se denomina capital variable (porque reproduce su propio valor más un excedente, la plusvalía), mientras que el invertido en medios de producción es capital constante. El capitalista busca constantemente aumentar la tasa de plusvalía (la relación entre la plusvalía y el capital variable).
El antagonismo fundamental entre los intereses del proletariado (vender su fuerza de trabajo por el mayor valor posible, mejorar condiciones) y los de la burguesía capitalista (maximizar la plusvalía, reducir costes salariales) genera una lucha de clases inherente al sistema, que, según Marx, conduce a crisis periódicas. Esta tensión inherente puede conducir a un estallido revolucionario.
Antropología Marxista
Para Marx, el ser humano es esencialmente un productor, un trabajador (Homo faber). Critica a filósofos como Hegel por limitarse a considerar la actividad del ser humano principalmente como pensamiento (conciencia), cuando, para Marx, la actividad fundamental y distintiva es el trabajo material, la praxis.
Mediante el trabajo, el ser humano transforma la naturaleza para satisfacer sus necesidades y, en ese proceso dialéctico, se transforma y afirma a sí mismo, se humaniza. La actividad productiva tiene, por tanto, un carácter dialéctico. El ser humano es un productor y, potencialmente, un”consumidor universa” (capaz de apropiarse de la naturaleza en todas sus formas).
Según Marx, el ser humano no es un individuo aislado, sino un ser social por naturaleza. El individuo abstracto no existe; el ser humano concreto se realiza en una sociedad, históricamente determinada, basada en la colaboración (y el conflicto) laboral. Es también un ser histórico, y su existencia se desarrolla a través de diferentes modos de producción históricos.
El producto del trabajo debería estar vinculado al trabajador, permitiendo su autorrealización. La explotación y la alienación ocurren cuando el producto de su trabajo le es arrebatado y el propio proceso de trabajo se vuelve ajeno y opresivo.
Alienación
El ser humano se realiza a sí mismo a través del trabajo, pero en las condiciones específicas del modo de producción capitalista, la actividad productiva conduce a la alienación (del alemán Entfremdung: extrañamiento, enajenación), donde el sujeto se pierde a sí mismo, se vuelve extraño a su propia esencia y a su producto.
La propiedad privada de los medios de producción es la base de esta alienación, pues divide la sociedad en clases antagónicas: explotadores (burguesía, dueños de los medios de producción) y explotados (proletariado, dueños solo de su fuerza de trabajo).
Marx identifica diversas formas de alienación interconectadas:
1. Alienación Religiosa
La religión tiende a alejar al ser humano del mundo real, proyectando sus esperanzas y su esencia en un ser supremo o un más allá. Puede funcionar como un instrumento ideológico para la clase opresora, ya que consuela al oprimido y justifica el orden social existente, prometiendo una recompensa celestial por el sufrimiento terrenal. Es célebre su frase: “La religión es el opio del pueblo”.
2. Alienación Ideológica
Dado que la praxis (trabajo y relaciones sociales materiales) es fundamental, la conciencia y las ideas (la ideología) no son autónomas, sino que están condicionadas por la base material. La estructura económica capitalista divide a la sociedad en clases, y la ideología dominante tiende a ser la de la clase dominante. Esta controla los medios de producción intelectual (educación, medios de comunicación) y difunde una visión del mundo que justifica sus intereses y presenta el orden social existente como natural e inevitable. Lo que se considera ‘normal’ suele estar influido por esta ideología dominante.
3. Alienación Económica
Es la forma fundamental de alienación, de la que derivan las demás. La sociedad capitalista, al basarse en la mercancía y el dinero, favorece las relaciones mediadas por ‘cosas’ en lugar de relaciones humanas directas y auténticas. La infraestructura económica es la base sobre la que se erigen y que condiciona estas formas de alienación.
Aspectos de la Alienación Económica:
- Alienación respecto al producto del trabajo: En el capitalismo, el propietario de los medios de producción compra la fuerza de trabajo del obrero. Al vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario, el trabajador deja de ser dueño del producto que crea. Este producto se convierte en una mercancía ajena, que incluso se enfrenta a él en el mercado. Aquello que el trabajador produce le es extraño, arrebatado.
- Alienación respecto a la actividad productiva (el trabajo mismo): La división del trabajo, la incorporación de máquinas y la especialización conducen a un trabajo fragmentado, monótono y repetitivo (trabajo en cadena). El trabajo deja de ser una actividad creativa y de autorrealización para convertirse en una carga, un medio forzado para obtener un salario y sobrevivir. El obrero se siente un simple apéndice de la máquina, realizando una actividad que no le pertenece y que lo deshumaniza (‘animaliza’). El trabajo se reduce a un medio para obtener satisfacciones fuera del ámbito laboral.
- Alienación respecto a la esencia humana (Gattungswesen): El trabajo libre y creativo es lo que distingue al ser humano. Al ser alienado en su actividad y producto, el trabajador es alienado de su propia esencia como ser productor y transformador.
- Alienación respecto a los otros seres humanos: La estructura de clases antagónicas (explotadores y explotados) y la competencia generalizada en el mercado distorsionan las relaciones humanas. En lugar de cooperación y solidaridad, predominan la indiferencia, la competencia y el conflicto. La alienación social expresa esta ruptura, donde las relaciones humanas están mediadas por el interés económico y la lógica de la mercancía. Para Marx, la superación de la sociedad de clases mediante una revolución permitiría reconciliar al individuo con su esencia social (genérica).
En resumen, la alienación económica representa el divorcio entre el ser humano y su esencia, manifestado en su relación con el trabajo, el producto, los demás y consigo mismo.
Materialismo en Marx
Materialismo Dialéctico
El materialismo dialéctico es la concepción filosófica de Marx (y Engels) que considera la realidad fundamentalmente como materia en constante cambio y desarrollo a través de un proceso de contradicciones (dialéctica: tesis, antítesis, síntesis). Rechaza el idealismo (que da primacía a la idea o al espíritu) y afirma la primacía de la materia. La conciencia y el pensamiento son productos de la materia altamente organizada (el cerebro humano) y reflejan la realidad material.
Materialismo Histórico
El materialismo histórico es la aplicación de los principios del materialismo dialéctico al estudio de la historia y la sociedad. Sostiene que el fundamento de la realidad humana es la base económica (la forma en que los humanos producen sus medios de subsistencia). Los cambios en los modos de producción (la combinación de fuerzas productivas y relaciones de producción) son el motor principal del cambio histórico y social.
La aparición de la propiedad privada sobre los medios de producción marcó una etapa crucial, dando origen a la división de la sociedad en clases con intereses opuestos (explotadores y explotados). La lucha de clases resultante de esta división es el motor que impulsa el avance histórico a través de la sucesión de diferentes modos de producción (esclavismo, feudalismo, capitalismo…).
Revolución Proletaria y Sociedad Comunista
El desarrollo histórico, según Marx, conduce a la agudización de las contradicciones inherentes al capitalismo (crisis económicas, concentración de capital, empobrecimiento relativo del proletariado) y al surgimiento de la conciencia de clase en el proletariado. Esta conciencia de su situación de explotación y de su poder como clase productora impulsaría la revolución proletaria.
La dinámica propia del modo de producción capitalista tiende a intensificar sus contradicciones internas, llevándolo eventualmente a crisis y creando las condiciones para su superación. En la revolución, los trabajadores, conscientes de su situación, arrebatarían el control de los medios de producción a la burguesía, estableciendo un estado de transición conocido como la dictadura del proletariado. Este sería un estado obrero destinado a consolidar el poder de la nueva clase dominante y a reorganizar la sociedad sobre bases socialistas.
Finalmente, con la abolición de la propiedad privada de los medios de producción y la consiguiente desaparición de las clases sociales, el Estado (entendido como instrumento de dominación de una clase sobre otra) se extinguiría gradualmente, dando paso a una sociedad sin clases y sin Estado: la sociedad comunista, basada en el principio “de cada cual según su capacidad, a cada cual según su necesidad”.
Teoría Estructural de la Sociedad (Materialismo Histórico)
El análisis marxista de la sociedad distingue dos niveles fundamentales interrelacionados:
1. Infraestructura Económica
La infraestructura (o base) es la estructura económica real de la sociedad, el modo en que se producen los bienes materiales. Condiciona, en última instancia, la organización social, política e ideológica de cada época y su evolución. Se compone de:
- Fuerzas Productivas: Los elementos materiales de la producción: fuerza de trabajo humana (capacidades físicas e intelectuales), medios de trabajo (herramientas, máquinas, tecnología) y objetos de trabajo (materias primas, recursos naturales).
- Relaciones de Producción: Las relaciones sociales que los individuos establecen entre sí en el proceso de producción. Incluyen las formas de propiedad de los medios de producción (quién los posee), la división social del trabajo y las relaciones de poder y subordinación (ej. capitalista-obrero, señor-siervo).
2. Superestructura
Sobre esta base económica se erige la superestructura, que abarca las formas jurídicas, políticas (el Estado y sus instituciones), religiosas, artísticas, filosóficas e ideológicas de una sociedad. La superestructura no es un mero reflejo pasivo de la base, pero está condicionada por ella y, a su vez, influye sobre la infraestructura, tendiendo a legitimarla y reproducirla. Las ideologías dentro de la superestructura pueden contribuir a la alienación y a mantener el orden social existente, ocultando las contradicciones y la explotación de la base económica. El Estado es una parte fundamental de la superestructura política, actuando como instrumento de la clase dominante para mantener su poder.