El Proceso Comunicativo: Del Emisor al Receptor

El proceso lo inicia el hablante (emisor), que se encuentra en un contexto, situación y momento psicológico concretos, y que quiere transmitir un mensaje debido a unos estímulos. Estos hechos van a mediatizar la forma de expresión; es decir, van a condicionarla, ya que se elegirá un código u otro, se utilizará un grado de mayor formalidad o de espontaneidad, se comunicará todo o solo una parte…

El emisor, en este momento, emite uno o varios signos lingüísticos que son portadores de un mensaje; antes de la emisión, existe el proceso de codificación (onomasiológico): buscar y aplicar un código, cifrar el mensaje. Esto implica que el receptor deberá descodificar (interpretar, desentrañar) el mensaje.

Fases y Componentes Clave

Proceso Onomasiológico

(Onoma = nombre): Poner palabras a las cosas (o ideas). Buscar, elegir los significantes válidos y adecuados para transmitir sus ideas. Podemos elegir bien o mal.

Todo empieza en el cerebro del hablante y, si todo va bien, termina en el cerebro del receptor.

El Signo Lingüístico

Signo lingüístico (palabra) = Significante (expresión, elementos fónicos unidos y encadenados en un orden determinado) + Significado (idea, concepto; no específico, no se trata del objeto o de la realidad material, sino de una cosa global).

Proceso Fisiológico de la Emisión

Todo el proceso de emisión supone una actividad neuronal y fisiológica: antes de realizar los sonidos, los centros motores del cerebro emiten órdenes que ponen en movimiento los músculos fonadores. Los elementos que intervienen (como los pulmones) no han sido pensados originalmente para comunicarnos.

El resultado de esta actividad es la producción de una cadena fónica oral que porta un mensaje. Este encadenamiento en un determinado orden solo tiene validez en el interior de una determinada comunidad: la que comparte un determinado sistema lingüístico (en este caso, el español). Podría ser de una manera distinta, pero una vez que se llega al acuerdo, este se mantiene.

Hasta aquí llega la labor del emisor.

El resultado es la cadena fónica oral: sonidos encadenados que transmiten una idea o mensaje. Solo tiene validez para los conocedores de estos signos lingüísticos (hablantes del idioma), ya que sin comprensión no hay comunicación.

Competencia Lingüística y Comunicativa

El conocimiento que los hablantes tenemos del código es la competencia lingüística. Más competencia implica más éxito en la comunicación; es decir, seremos más capaces de hacernos entender y de entender a los demás.

No por el hecho de que conozcamos nuestra lengua materna hay que pensar que tenemos la mejor competencia posible; esta se aprende, cultiva y practica.

Existe también la competencia comunicativa, que engloba otras cosas; equivaldría al saber estar, comportarse lingüísticamente en función del contexto y la situación. Hay que procurar tener la mayor competencia posible, tanto lingüística como comunicativa.

Factores Contextuales

Los impulsos, las condiciones físicas (geográficas o de estado), el momento (ambiental y psicológico), el contexto… son cosas importantes porque determinan (mediatizan) la forma de expresión. Nos obligan a comportarnos de una determinada manera. El grado de espontaneidad o formalidad también va a determinar que comuniquemos todo o parte de lo que pretendíamos contar; se pueden producir recortes, cortes o interrupciones.

Transmisión y Recepción

El paso de lo emitido por el hablante al oyente es lo que se denomina transmisión (proceso transitorio).

El Proceso del Oyente (Receptor)

El proceso del oyente es complementario al del hablante. Recibe lo emitido y descodifica lo codificado.

Lo interpreta, le asigna el significado.

Percepción Sensorial-Acústica y Descodificación

El acto de recepción consiste en dos cosas: la percepción acústica y el proceso de descodificación (semasiológico; semas = significado). El receptor interpreta los sonidos, les asigna a las unidades fónicas una unidad semántica, un significado.

El receptor tiene capacidad de reconocer las unidades fónicas si conoce el sistema lingüístico.

1.2. Códigos en la Comunicación

  • Lingüístico: Verbal.
  • Kinésicos: Gestos, posturas, proximidad, etc.
  • Recursos suprasegmentales: La entonación, etc.

Ley de la Economía Lingüística

Los hablantes nos regimos por esta ley: decir lo máximo posible con el menor esfuerzo posible o con los menores recursos posibles. Los hablantes somos muy inteligentes: sabemos lo que queremos transmitir y lo hacemos de una forma económica. Usamos el rendimiento o la eficacia maximizada.

La sinonimia existe, pero no los sinónimos perfectos.

Si hay más de un código, es porque todos ellos nos ayudan; se complementan. Los gestos pueden reforzar la comunicación, pero también pueden cambiarla.

Un código es siempre un conjunto de normas, esto implica que los sujetos tenemos que ser conocedores de ese código y ajustarnos a él, cumplirlo y respetarlo. Normalmente, se supone que el proceso de la comunicación termina aquí, pero realmente no es así.

1.3. Recodificación

El receptor no adopta una actitud pasiva; lleva a cabo una labor de apoyo. ¿Por qué? Porque contribuye al adoptar una actitud activa, ya que el pensamiento siempre es más rápido que la locución (actividad cerebral más rápida que la lingüística). El oyente prevé parte de lo que se le comunica porque espera el mensaje, lo intuye, lo reconoce formalmente porque lo conoce.

Según Hernández Alonso, el receptor “sale al encuentro” del hablante y deja (casi siempre subconscientemente) de percibir (atender a) parte de lo que se le comunica, aportando otra parte de elaboración propia; por lo tanto, el receptor adopta una actitud de colaboración.

El mensaje final resultante es la suma del mensaje enviado por el hablante más la aportación del receptor. En ocasiones el mensaje original difiere del final, debido a esta recodificación. Pese a todo, en la mayoría de los casos, la comunicación se consigue.

Hay que tener en cuenta que:

  • Todo esto es aplicable a todo tipo de comunicación; aunque afecta sobre todo a la comunicación oral y específica, y es particularmente definitorio del habla coloquial.
  • La recodificación será tanto más probable (intensa) cuanto en mayor medida se den tres cosas:
    • Cuanto más rápido sea el coloquio (interacción).
    • Cuanto más se domine el contexto y la situación (porque el receptor tiene mucha información y le permite que haya en el ambiente cosas que no necesitan explicarse explícitamente).
    • Cuanto más familiar sea la situación (conocimiento y confianza).
  • En lingüística existe también el ruido lingüístico: todo aquello que dificulta y entorpece la comunicación de manera que se puede producir una pérdida de información (interferencias, polisemia, imprecisión, ambigüedades, malentendidos, anacolutos*, incorrecciones…). Esta dificultad puede tener mayores o menores consecuencias, aunque normalmente produce una pérdida de información.

Géneros Textuales

1. Convenciones Genéricas

Las primeras afirmaciones que pueden hacerse son:

Los textos escritos se agrupan por clases y subclases. Por ejemplo, existe un género llamado epistolar (la carta) que se puede agrupar por clases: cartas privadas, cartas públicas, cartas al periódico, cartas de recomendación, etc.