Los felices años veinte y el crack del 29
LA ANTESALA DE LA CRISIS: LOS FELICES AÑOS VEINTE (1920-29)
A) Economía. Después de la Gran Guerra el centro económico mundial pasa de Gran Bretaña a EEUU (New York). Durante los primeros años de la posguerra hay una difícil readaptación de la economía a la normalidad por la reconstrucción, el creciente desempleo y la inflación. La recuperación es muy difícil para algunos países como Alemania que además tiene que pagar reparaciones. No obstante, a partir de 1923 se inicia la recuperación de la economía y con ello un período de aparente prosperidad.
B) Política. Se implantan nuevas democracias frágiles donde antes estaban los imperios autoritarios. La fragilidad de estos regímenes democráticos deriva de la crisis económica inmediata al fin de la guerra así como el ejemplo que ha aportado la revolución soviética (1917) para los trabajadores. Esta situación provoca tensiones sociales en las jóvenes democracias pero también en la consolidadas como es el caso de Italia. La clase obrera protagoniza huelgas y manifestaciones y los campesinos realizan acciones de ocupación de tierras. Las clases medias y altas temen una posible revolución comunista como la de Rusia. En este contexto de crisis política y económica aparecen los primeros regímenes dictatoriales de la Europa de entreguerras en Italia (Mussolini, 1922), España (Primo de Rivera, 1923), Hungría (Horthy), Polonia (Pilsudsky), Portugal, Grecia y Yugoslavia. A estas dictaduras hay que añadir el fallido intento de Hitler en Baviera (Putsch de la cervecería, 1923). En la política internacional se pasa de la tensión a la esperanza. Alemania no puede pagar las reparaciones de guerra a Francia y ésta si no recibe las reparaciones alemanas no puede pagar sus deudas contraídas con EE.UU. Ante tal situación Francia ocupa la región alemana del Ruhr (1923), territorio rico en carbón y acero. Francia quiere obtener los beneficios de la explotación de las minas, pero los trabajadores alemanes se niegan a trabajar y la crisis económica aumenta (hiperinflación alemana). La solución al problema es el Plan Dawes (EE.UU.): Alemania recibe un préstamo de EE.UU. que le permitirá pagar las reparaciones a los aliados, y éstos, a su vez, pagarán sus deudas a EEUU. Por otra parte, hay una mejora de las relaciones franco-alemanas con el Tratado de Locarno (1925) por el que Alemania reconoce sus fronteras con Francia y la zona desmilitarizada del primer país queda bajo control británico e italiano. Además Alemania es admitida en Sociedad de Naciones. Se impone el llamado “espíritu de Locarno” o impulso pacifista que crea una sensación de euforia que será bruscamente cortada por la crisis económica que se inicia en 1929.
LA CRISIS DE LOS AÑOS TREINTA: EL CRACK DE 1929
1. La causas de la crisis:
a) Superproducción o excedente de producción como consecuencia de la vuelta a la economía de paz de los países beligerantes (Reino Unido, Francia, Alemania) junto con la producción de los países abastecedores de la guerra (USA, Japón, Australia, etc.)
b) Especulación inmobiliaria y en la bolsa en EEUU. Los bancos concedieron préstamos a empresas que falseaban sus cuentas para aparentar beneficios y colocaban grandes cantidades de acciones entre pequeños y medianos inversores. La demanda masiva de crédito llevó a una subida del tipo de interés y supuso la ruina de las empresas que no podían pagar sus créditos y de los bancos que los habían concedido con el dinero de los ahorradores que ahora veían desaparecer sus depósitos y caer en picado el valor de las acciones que habían adquirido con parte de ellos. Como consecuencia de los elementos anteriores estalla la crisis de la Bolsa. Los bancos y las empresas venden sus acciones para conseguir dinero y afrontar sus pagos, bajando rápidamente su valor. Esta venta masiva de acciones lleva al jueves negro (24 de octubre de 1929) donde todo el mundo quiere vender sus devaluadas acciones para recuperar el dinero invertido. Así se produce el crack de la bolsa, la quiebra bancaria y la ruina de miles de empresarios e inversores en bolsa.
2. Las consecuencias de la crisis:
a) Aumento del paro, que provoca una reducción del consumo y el cierre de empresas. Al mismo tiempo los bancos reducen los préstamos bancarios, medida que favorece la expansión de la crisis.
b) Extensión de la crisis a escala mundial. Por dos razones: EEUU reduce sus importaciones, trasladando la crisis a los países que venden productos a Estado Unidos (Latinoamérica); y se da una repatriación de capitales estadounidenses prestados durante el Plan Dawes a los países europeos lo que supone la difusión de la crisis por Europa (Alemania y Austria).
3. Los intentos de solución de la crisis: En todos los países se impulsaron políticas para solucionar la crisis que pasaron por dos fases, una primera donde se impulsan medidas propias de un liberalismo clásico basadas en la contención del gasto público y otra posterior donde se opta por adaptar el liberalismo económico a la grave situación del momento y se opta por el intervencionismo estatal para favorecer la recuperación económica.
1. Crisis del liberalismo económico (1931-1933). En un primer momento se impulsan políticas deflacionistas basadas en la reducción gasto público, el equilibrio presupuestario y control de los créditos. Esta receta dio como resultando un agravamiento de la recesión económica y un gran aumento del paro. La SDN convocó la Conferencia de Londres (1933) que fue también un intento fallido por solucionar la crisis
2. Intervencionismo del estado en la economía: keynesianismo y autarquía (1933-1939). Fracasada la solución que prescribía el liberalismo económico puro se optó por el keynesianismo, esto es, por políticas de intervención del Estado en la economía para reactivarla. En EE.UU. dicha política se materializa en el New Deal (nuevo acuerdo) de Roosevelt o política de inversión estatal en obras públicas y subvenciones a la agricultura y la industria para aumentar el empleo y el consumo. Otros países occidentales democráticos aplican la misma solución mientras que los países fascistas optan por una política económica autárquica, esto es, se debe conseguir el autoabastecimiento de todo tipo de productos. Para salir de la crisis contarán con una poderosa industria armamentística (rearme) en la que Hitler colocó a casi todos los 3 parados que pasaron de 6 millones a 400.000 1 El relanzamiento de la industria bélica hizo que ésta produjera el 35% de la renta de toda Alemania. La autarquía no podía ser absoluta y la carencia de materias primas vitales les impulsará a la conquista de nuevos territorios para conseguirlas.