Amor como fuerza que todo lo puede: La mujer, la inteligencia, el ingenio, el arte y la cultura
Amor como fuerza que todo lo puede
La mujer
La juventud frente a la vejez.
La mujer ingeniosa–Estructura:
–Perfecta y simétrica, medida al milímetro (diez relatos con diez narradores en diez jornadas, de ahí el título del libro, muy simbólico; misma estructura en todas las jornadas: introducción, cuentos de los jóvenes, conclusión, nombramiento de un nuevo rey o reina, canción final que deja entrever las secretas relaciones amorosas entre los jóvenes; misma estructura en los cuentos, siempre lineal).
-Colección de relatos encuadrados (influencia de Las mil y una noches, pero superándola) con “múltiple inserción” (unos relatos dentro de otros, y así sucesivamente, técnica de la “abisamación”). Chaucer usará la misma estructura en sus Cuentos de Canterbury.
–Narradores (múltiples):
–Hábil manejo de la perspectiva (técnica casi perspectivista a veces: en los relatos, es frecuente que veamos la historia desde un ángulo y luego “se le dé la vuelta” a la historia, mediante la técnica de la inversión).
-Además, tres marcos narrativos, uno dentro de otro (autor-destinatarias; jóvenes narradores; personajes de los cuentos). Esto refuerza de nuevo la simetría y abisamación. El marco del autor lo constituyen el “Proemio”, los epígrafes iniciales de las jornadas, la introducción a la cuarta jornada, la “Conclusión del autor” y algunos comentarios de este en los cuentos (esto último ocurre pocas veces). Aquí Boccaccio tiene influencia de Don Juan Manuel (El Conde Lucanor está construido igualmente en tres niveles: 1º) Marco de los narradores: Lucanor pide consejo a Patronio; 2º) Marco de los cuentos, con sus personajes; 3º) Marco del autor: Don Juan Manuel extrae una conclusión en dos versos finales). También hay, por la importancia de la simetría, influencia de Dante y sus círculos del infierno, purgatorio y paraíso (unos dentro de otros) en la Divina Comedia.
-Mayoritariamente narradoras (mujeres).
-La personalidad de los/as narradores/as se refleja en la elección de temas para las jornadas y en los propios cuentos. Un ejemplo claro es el caso de Dioneo, el joven rebelde, único que se salta las reglas (siempre cuenta cuentos de temática libre) y que elige los temas más picantes; o el caso de Filóstrato (“herido de amor”) que escoge historias de amor con final triste.
– Espacio:
– Contrasta el espacio idealizado del marco de los jóvenes con el más realista y popular de los personajes de los cuentos, y la perfección del mundo que crean los jóvenes en la naturaleza frente al espacio enfermo y corrupto de la ciudad.
– Locus amoenus e importancia de la naturaleza (ya comentado en los temas).
– Espacio simbólico: el mundo de los jóvenes representa una necesidad de cambio, de reinventar un mundo (el medieval) símbolicamente enfermo, corrupto, en decadencia.
– El espacio tiene también valor simbólico en los cuentos: juego con símbolos como muros, tapias, ventanas o puertas, que separan o conectan a los amantes; juego de entradas y salidas de los personajes; juego de alturas (sobre la escalera/bajo la escalera); puertas sucesivas (puerta de la calle, puerta de la alcoba). A veces el espacio incluso tiene simbología erótica (el tonel de uno de los cuentos). Esto logra, además, que visualicemos muy bien el espacio de los cuentos y que casi “veamos” a los personajes hablar y moverse, como si se tratara de una obra teatral.
– Personajes:
– Personajes en tres niveles, como los narradores.
– Importancia de los personajes femeninos (decididas, activas, libres, sexualmente inquietas, fuertes, dignas, rebeldes y de carne y hueso, no idealizadas como en el amor cortés, el neoplatonismo o el dolce stil nuovo ni denigradas como en la tradición misógina oriental y medieval).
– Casi todos los personajes principales (incluso de los cuentos) son redondos (realistas, con sus defectos y virtudes).
– Nombres simbólicos de los jóvenes. Especialmente importantes son:
– Pánfilo, Filóstrato y Dioneo. Representan tres fases del amor del propio autor: el amor inocente y feliz, correspondido (Pánfilo, “nuevo en amor”); el desengaño amargo del abandono (Filóstrato, el “vencido por el amor”); la alegría, lujuria y amor al placer de la madurez (Dioneo, el “atrevido y lujurioso”, el identificado con Bocaccio en el momento de su vida en que escribe El Decamerón).
– Fiammetta (amada del autor).
5. Valoración personal
. Valoración personal
En la obra en general se expone que la mujer merece tener los mismos derechos que los hombres. Por ello, en lo que a mí respecta, considero que la mujer sufre en la actualidad un rol de mujer objeto, en la que se puede utilizar para lo que uno quiere, sin tener en cuenta su opinión o sentimientos. Esta situación no solo se ha producido en la actualidad, sino que es producto de toda la historia inferioridad femenina, en la que la mujer jugaba un papel casi nulo en la sociedad, puesto que no podían salir sin acompañamiento de su esposo. En ciertas partes del mundo todavía se encuentra en un punto en retroceso. Hasta que la mujer logre poseer los mismos logros que posee el hombre, puesto que los dos géneros son iguales.