Ética Platón

Desde la antigüedad, los griegos intentaban actuar con la mayor perfección posible. Siguiendo la idea del Bien (reflejo de Sócrates en Platón) como principio activo de ser, verdad, y valor buscando la mejor opción en un dilema moral. El hábito permanente que impulsa actuar con la mayor perfección posible son excelencias del alma, denominadas por Platón como virtudes cardinales. No se nace virtuoso, se debe dedicar esfuerzo para obtener la virtud. El potencial no se tiene, se puede llegar a conseguir. Esto es labor de toda una vida, por eso los ancianos son tan respetados. Así como uno se analiza internamente y conoce la virtud que domina a su alma.

Tipos de virtudes

Hay cuatro tipos de virtudes:

  • Sophía (sabiduría): Permite hacer lo conveniente en cada ocasión. Se relaciona con la parte racional del alma. Es la parte más divina del ser humano, propia de gobernantes y filósofos.
  • Andreia (fortaleza): Es el esfuerzo y capacidad para sobreponerse al trabajo, al sufrimiento y al dolor. Se relaciona con el thymos que desarrolla nuestra afectividad. Esta virtud es propia de guerreros.
  • Sofrosine (templanza): Es el dominio de uno mismo, la serenidad y la moderación. Se relaciona con la epithimia, que originó nuestras pasiones y deseos que perturban la paz psicológica y espiritual. Propia de artesanos y comerciantes.
  • Dikaiosine (justicia): Se consigue con el trabajo conjunto de la sociedad, así surge esta cuarta virtud. Esta virtud general une y armoniza todas las demás, asignando a cada una su función.

Antropología Platón

Platón diferencia entre cuerpo y alma. El cuerpo es una entidad material proveniente del mundo sensible. El alma es una entidad espiritual proveniente del mundo inteligible. El alma es inmortal e inmaterial, preexistente al cuerpo. Estos entes fueron unidos accidentalmente en el mundo sensible (el mundo sensible fue creado por el demiurgo, genio ordenador que configura el mundo sensible realizando una copia del mundo inteligible).

En el mito del carro alado Platón explica cómo nacen las personas y las partes diferenciadas del alma. En función de la parte del alma que predomine en el cuerpo las personas tendrán un alma de oro, plata u bronce y tendrán un determinismo social.

Política medieval agus

Para San Agustín el orden dentro de la sociedad en condición indispensable para lograr la paz y exige unas condiciones axiológicas del orden; la concordia de las cosas entre sí y la ordenación de valores. La paz supondrá entonces una ordenación de los valores del ser con respecto a sus partes, y del ser con respecto a sus semejantes (estar en paz consigo mismo y con los demás) Esta tranquilidad del orden es vital porque solo en paz se puede alcanzar la felicidad. Se deberá a la vez establecer unas exigencias políticas del orden, donde este se manifestará en forma de justicia. Se deberá respetar la igualdad porque para Dios todos los hombres son sus hijos, y tienen por tanto la misma dignidad, ninguno está por encima del otro. Asimismo, se reconocerán derechos subjetivos como la propiedad privada, no legitimada por el título, sino por el uso que se le da, y se exigirá lo esencial del estado de derecho, que el modelo de organización garantice la justicia.

Sociopolítica Maquiavelo

El ideal político de Maquiavelo es la república romana basada en la libertad y las buenas costumbres. Al describir esta república explica que el pueblo romano consigue su estatus preponderante de imperio por su virtud más que por el azar. Estas capacidades de los gobernantes se rigen por unas reglas fundamentales: primera, el príncipe debe percatarse que los hombres son malos. Segunda, el príncipe debe aprender a o ser bueno y usar de esto o no usarlo en función de su necesidad. Tercera, lo peor de todo son las soluciones medias, el vacilar entre el bien y el mal, el derecho y la fuerza. El llamado maquiavelismo político defiende que cualquier método es válido para alcanzar el poder y mantenerse en él. Analiza que el príncipe es el máximo poder decisorio y cualquier recurso es lícito para alcanzar sus fines. La síntesis sería que el fin justifica los medios, como escribe en su obra más famosa “un hombre que quiera hacer profesión de bueno en todas partes es preciso que se arruine entre tantos que no son buenos. Por lo cual, es necesario que el príncipe, si se quiere mantener, aprenda a poder ser no bueno, y a utilizarlo o no según sus necesidades.” De esta premisa surge la razón de estado, lo único que rige las decisiones políticas sería el interés superior del Estado, que no se subordina a la moral ni a Dios. Su posición se puede resumir mediante la formula “la política por la política”. En los “Discursos sobre la primera década de Tito Livio” ofrece su reflexión sobre los beneficios del régimen republicano, pues supone la libertad de los ciudadanos, y expone como debe ser gobernada una república y el sistema de equilibrio de poderes necesario para regirla y mantener las libertades cívicas. La clave del poder político está en la “virtú” del gobernante para reconocer la realidad de la situación en la que vive, asumir la “fortuna” que esta le impone y adecuar su comportamiento a las mismas. Esto le lleva a afirmar que el soberano puede hallarse en condiciones de tener que aplicar métodos extremadamente crueles e inhumanos, cuando a los males extremos es necesario aplicar remedios extremos, evitando los caminos intermedios que están abocados al fracaso.

Antropología Maquiavelo

La obra de Maquiavelo, influida por autores como Petrarca y Boccacio, es un esfuerzo por renovar la concepción del hombre y de su vivir social que se tenían hasta ese momento. Lo específicamente nuevo está en que el hombre no se valora ya según la medida de un orden sobrehumano, al que se subordina y sirve, sino que comienza a buscar en sí mismo la medida de lo que debe ser. Lo primordial es la inmediata experiencia de la vida. Presenta al hombre tal y como el mismo se ve, al margen de otras referencias metafísicas y religiosas. Desde ahí se desarrolla el individualismo típico renacentista; en la vida personal todo gira en torno al hombre individual “uomo singulare” en la vida pública surge el concepto de nacionalidad. El hombre no es por sí mismo ni bueno ni malo, pero en la práctica tiende a ser malo. Por consiguiente, el político no puede tener confianza en los aspectos positivos del hombre, sino que, por el contrario, debe tener en cuenta sus aspectos negativos y proceder en consecuencia. Surge de ahí un pesimismo antropológico, que obligará al gobernante en mostrarse temible y en tomar las oportunas medidas para convertirse en temido. El ideal del príncipe tendría que ser al mismo tiempo, que sus súbditos le amen y le teman. Ambas cosas, son difícilmente conciliables y, por consiguiente, el príncipe elegirá lo que resulte más eficaz para el adecuado gobierno del estado. Se da por tanto una preponderancia del poder sobre el derecho, del hacer sobre los principios teóricos, de la voluntad sobre la razón. Surge una nueva concepción de Estado y de la historia con una trascendencia que llegará a filósofos como Nietzsche o Schopenhauer.

Problema ético Descartes

La ética de Descartes tiene un alto componente pragmático, ya que partiendo de que el hombre es libre, busca un código moral que le permita al hombre ser feliz y saber comportarse dentro de la sociedad. Para Descartes ser feliz no es el fin último del hombre, ya que éste es encontrar el conocimiento.

La primera regla que propone este código moral es someterse a las normas y costumbres del lugar en el que se vive, conservar la religión y seguir las opiniones más moderadas. Es por esto por lo que a Descartes se le llegó a tachar de “conformista”, pero en realidad es prudencia, ya que lo que buscaba era lograr la libertad individual, siendo libre y viviendo tranquilo, para lo cual era necesario acomodarse a la sociedad en la que te encontrabas. La segunda regla es ser firme y resuelto en las acciones que hagas, no sólo limitarse a conocer y admitir las normales, sino obedecerlas. Con esto sostiene que la virtud de esta regla es liberarse de arrepentimientos y remordimientos, porque es la razón la que debe obligar a la voluntad a tomar decisiones. La tercera regla es ceder ante el orden del mundo, al que no podemos imponernos razonablemente. Hay que desear lo que se pueda alcanzar y olvidarse de lo que sea imposible, de este modo nos mantendremos felices y contentos, lo que le interesa a Descartes es conseguir la libertad individual. Por último, la cuarta regla es cultivar la razón y progresar en el conocimiento de la verdad, siendo esto la mejor elección de ocupación posible. En conclusión, el cumplimiento de estas reglas morales contribuyen a que el hombre pueda alcanzar la felicidad.

Antropología Descartes

Desde el punto de vista antropológico, Descartes defiende, influenciado por Platón, que el hombre es un ser dualista compuesto por cuerpo y alma, ambos separados. El cuerpo es la “res extensa”, y el alma es la “res cogitans” y defiende que el alma tiene más importancia porque nos acerca a Dios. El hombre se parece a Dios porque es libre para elegir, puede elegir porque piensa, y piensa porque existe.

Hay un problema para relacionar lo espiritual y lo material, es decir el alma y el cuerpo. Según Descartes la manera de relacionar el alma con el cuerpo es a través de las pasiones, ya que el alma ejerce el control sobre el cuerpo. Descartes sitúa el alma en la glándula pineal en el cerebro, y desde allí sostiene que recibe impulsos de las pasiones procedentes del cuerpo, y entonces decide si realizarlos o no, por lo que tiene control sobre el cuerpo. Sostiene que el alma es libre, ya que no es controlada por nada. El ser humano tiene capacidad de autonomía (la subjetividad racional decide sin que ninguna fuerza ajena se lo impida).

Teología Descartes

La única verdad indudable que Descartes logra establecer es el hecho de que existe porque piensa (pienso, luego existo). A esta deducción llega a partir de la aplicación de su método, el cual tiene cuatro reglas básicas. La base para la aplicación del método es la duda cartesiana, la cual nos obliga a no dar nada por verdadero hasta haberlo sometido al método. Finalmente, todo ello nos lleva a las ideas, las cuales son para Descartes los contenidos del pensamiento. Aún así, él es consciente de sus limitaciones, es por eso por lo que establece que las ideas tienen una doble dimensión. Una dimensión objetiva, que son imágenes de los objetos reales, y dimensión subjetiva, no pueden ser falsas en sí mismas porque conforman las formas de pensar del sujeto. Asimismo, va a distinguir tres clases de ideas; las adventicias, que vienen o llegan a él desde fuera (sensaciones); las facticias, que son creadas, fabuladas y formuladas por el sujeto (sirena, centauro etc.); y las ideas innatas, que están en el sujeto porque han nacido en él, no proceden de la experiencia, pero podemos llegar a ellas a través del método. Estas son:

  • Res cogitans o sustancia pensante: Son todos los seres humanos cuya existencia se demuestra partiendo del pensamiento, pues se conoce (ordo cognoscendi) el pensamiento, y después de la existencia. Esto nos lleva a afirmar que somos (ordo essendi) cosas que piensan, y por tanto que existen.
  • Res extensa o sustancia externa: Es aquella conformada por la materia, por el mundo. La esencia de los cuerpos es la extensión, y estos tienen a su vez dos tipos de cualidades; primarias, que se refieren a la magnitud de un cuerpo y son objetivos (por lo que dios garantiza su existencia), y las secundarias, que son subjetivas y causan sensaciones en el sujeto (existe en el pensamiento).
  • Res infinita o sustancia infinita: Tras haber demostrado la existencia del hombre, pasa a demostrar la existencia de Dios mediante la “res infinita”. La garantía de la existencia de Dios está en el hombre porque él lo piensa, para Descartes si el hombre puede pensar en el ser perfecto, significa que el ser perfecto existe. Sólo un ser infinito puede haber puesto en el hombre la idea de infinitud, por lo que al pensar en infinitud, nos damos cuenta de que ese ser infinito existe y es Dios. Descartes se basa en el argumento ontológico defendido por San Anselmo, que defiende que con sólo pensar en Dios como ser perfecto demuestra su existencia.