Movimientos Revolucionarios en Europa y América Latina
Liberalismo y nacionalismo
Liberalismo y nacionalismo: en 1820, 1830 y 1848 se produjeron 3 ciclos revolucionarios en Europa que se sustentaron esencialmente en 2 ideologías: liberalismo y nacionalismo. El liberalismo de la primera mitad del XIX rechazaba el absolutismo y buscaba recuperar los derechos y libertades que había reconocido la Revolución Francesa. El Nacionalismo tiene su origen en la expansión napoleónica que había exacerbado los sentimientos de pertenencia a una nación. Pero la reorganización del Congreso de Viena había ignorado la identidad cultural, histórica y de costumbre de pueblos como el polaco o el belga. Además, existían imperios antiguos como el otomano o el ruso que estaban formados por pueblos muy diferentes. Algunos pueblos reivindicaron la independencia. Mientras que en las revoluciones francesas el motor principal fue el liberalismo, fuera de Francia, las reivindicaciones nacionales tuvieron gran protagonismo. En las revoluciones participaron grandes masas de población que en muchos casos representaban a todas las clases sociales. Por lo general, las autoridades reprimieron durante los movimientos.
Rev de 1820
El movimiento se inició en España, donde el comandante Riego se pronunció contra la monarquía absoluta de Fernando VII, dando lugar al Trienio Liberal en el que los liberales españoles consiguieron que el rey jurara la Constitución de Cádiz de 1812. El movimiento terminó en 1823 con la intervención de la Santa Alianza, que invadió España y restauró el absolutismo. En 1821 los griegos se sublevaron contra la dominación turca. La insurrección culminó con la independencia de Grecia.
Rev 1830
Su centro fue Francia. El rey Carlos X de Borbón intentó acabar con la carta otorgada que había concedido Luis XVIII. Como respuesta, en julio se produjo una revolución que lo expulsó del país y llevó al trono a Luis Felipe de Orleans, líder de la burguesía acomodada. Como reflejo en Bruselas se produjo un levantamiento contra el rey de Holanda que acabó conduciendo a la independencia de Bélgica. En otros lugares los movimientos fracasaron como en Alemania, Italia y Polonia.
Rev 1848
El movimiento revolucionario se caracterizó por su extensión en muchos países y porque además del liberalismo y el nacionalismo tuvo también un componente de revolución social y obrera. Comenzó en Francia. El régimen cada vez más moderado y corrupto de Luis Felipe sufrió una revolución en febrero que lo expulsó de Francia y se proclamó la II República. Esto no satisfizo las demandas de los obreros que se levantaron en las revueltas de junio aunque fueron derrotados. Venció la burguesía que elaboró la Constitución de 1848, muy moderada. En las elecciones triunfó Luis Napoleón Bonaparte que acabó poniendo fin a la república dando paso al II Imperio. Fuera de Francia se produjeron revoluciones en el Imperio Austriaco, Polonia, Prusia y Alemania pero no tuvieron éxito. Las revoluciones abrieron una nueva etapa política por 3 razones: fueron el punto de partida de las unificaciones de Italia y Alemania, supusieron un avance de la democracia y se creó un movimiento obrero (sindicatos, partidos…).
Características de los movimientos de independencia
La sociedad hispanoamericana estaba compuesta por españoles, criollos, indios, negros y mestizos. La élite la formaban españoles y criollos. Los españoles controlaban política y recaudación de impuestos porque era suyo el monopolio del comercio y los criollos eran el grupo social más poderoso y controlaban la economía. La mayor parte de la población estaba compuesta por indios, mestizos y negros. Eran campesinos, mineros y siervos. Los criollos formaban el grupo que protagonizó los movimientos de independencia. Liberalismo y nacionalismo fueron sus bases ideológicas. La ideología liberal era bien conocida por los criollos que siguieron los modelos proporcionados por EEUU, la Revolución Francesa y la Constitución española de Cádiz. El nacionalismo se plasmó en la formación de una conciencia criolla diferente a la española. Los demás solo apoyaron la independencia en las fases más avanzadas y únicamente cuando estuvo asociada a reivindicaciones sociales.
Primera fase de la Independencia
Comenzó tras el vacío de poder que se creó en España durante la Guerra de la Independencia. En 1810 se organizaron distintas Juntas. Empezaron a formar ejércitos propios y a establecer relaciones diplomáticas con EEUU y GB. Formaron gobiernos liberales revolucionarios, promulgaron constituciones y asumieron un régimen republicano. El regreso de Fernando VII al trono supuso la restauración del poder español, que recuperó todos los territorios que había perdido, salvo el Río de la Plata.
Segunda fase
La restauración absolutista del rey resultaba intolerable para las colonias y favoreció el éxito de los insurgentes. El movimiento comenzó en Argentina, que bajo influencia del general San Martín, se proclamó independiente en el Congreso de Tucumán. Después el general cruzó los Andes y obtuvo la victoria de Chacabuco que selló la independencia de Chile. En el norte, Simón Bolívar consiguió la independencia de Colombia y proclamó en Angostura la Gran Colombia que él concebía como el germen de los futuros Estados Unidos de Sudamérica. Le asoció Venezuela y más tarde Ecuador. Aprovechando la inestabilidad política española durante el Trienio Liberal se produjo el movimiento definitivo. En 1821 tuvo lugar un ataque simultáneo desde el norte y el sur de Bolívar y San Martín al Virreinato de Perú. Esa zona consiguió definitivamente la independencia tras la victoria de Bolívar en Ayacucho que puso fin al poder español en Sudamérica. En México, Agustín de Iturbide proclamó la independencia siguiendo los principios del Plan de Iguala y llegó a nombrarse emperador. México se proclamó república federal. La independencia mexicana influyó en Centroamérica donde los independentistas llegaron a proclamar las Provincias Unidas de Centroamérica como un solo estado que se rompió en 1828.