El Ser Humano en la Filosofía Clásica: Una Exploración de la Condición Humana
1. LA REFLEXIÓN SOBRE EL SER HUMANO EN LA FILOSOFÍA CLÁSICA
1.1 La Visión del Ser Humano en la Antigua Grecia
Los mitos y leyendas de la Antigüedad nos ofrecen una reflexión sobre la condición humana. Por ejemplo, en la Ilíada, Homero destaca la decadencia de su generación frente a la excelencia de los héroes de la guerra de Troya. En la antigua Grecia predominaba una comprensión trágica del ser humano, sometido al destino, como se refleja en las obras de Homero, Píndaro, Sófocles o Esquilo.
Con la Ilustración ateniense del siglo IV a.C., liderada por los sofistas, surge una nueva visión del ser humano como dueño de sí mismo y capaz de dominar la naturaleza. Protágoras afirmaba que el hombre es la medida de todas las cosas y puede superar sus limitaciones naturales mediante artefactos culturales.
En este contexto surge Sócrates, figura clave de la filosofía occidental, cuyas ideas sobre educación, virtud y política han influido en la historia del pensamiento. Sus ideas se conocen a través de sus discípulos, especialmente Platón.
1.2 El Dualismo Antropológico de Platón
Platón propone un “dualismo antropológico” que concibe al ser humano como un compuesto de cuerpo y alma. El alma es inmortal, sede de la racionalidad y el conocimiento verdadero, mientras que el cuerpo es mortal y fuente de pasiones e impulsos.
Platón divide el alma en tres partes: la racional, la irascible (control de pasiones) y la apetitiva (deseos). Utiliza la metáfora del auriga para explicar cómo la parte racional debe controlar las otras dos para alcanzar la sabiduría y la justicia.
Su teoría de la reminiscencia o anámnesis sostiene que el conocimiento es un proceso de recordar lo que el alma ya conocía en el mundo de las Ideas antes de encarnarse en un cuerpo.
1.3 La Psicología de Aristóteles
Aristóteles desarrolla una teoría del alma vinculada a investigaciones naturalistas. Para él, el alma es un principio vital presente en todos los seres vivos, a diferencia de los seres inanimados.
En contraste con el dualismo platónico, Aristóteles concibe el alma y el cuerpo como una unidad inseparable. El alma es la forma esencial del ser vivo, mientras que el cuerpo es la materia.
El alma humana tiene dos funciones: principio del movimiento y la sensación, y órgano del conocimiento (imaginación, sentidos, memoria y pensamiento).
Aristóteles distingue tres tipos de alma:
- Alma vegetativa: responsable de la vida, nutrición y reproducción (vegetales y animales inferiores).
- Alma sensitiva: responsable de los sentidos, placer, dolor, imaginación y movimiento (animales).
- Alma racional: responsable del pensamiento (humanos).
Aristóteles define al ser humano como “animal racional”, dotado de razón y lenguaje, lo que le permite desarrollar una vida social compleja.