1. La Confrontación entre el Cristianismo y la Filosofía Griega

En primer lugar, contrasta con la mentalidad griega la idea cristiana de creación, ya que la pluralidad de lo real fue creada por Dios a partir de la nada en esta doctrina.

Por otra parte, el cristianismo pone a Dios en relación con la historia en un doble sentido absolutamente novedoso respecto al pensamiento clásico: Dios es providente y se ocupa de los asuntos humanos.

Del mismo modo que empezó, el mundo va a terminar. El ciclo o círculo eterno y sin sorpresa de los griegos es sustituido por la idea de la línea temporal cristiana: el mundo avanza hacia su consumación en el día del Juicio Final.

2. Culminación del Platonismo Cristiano: San Agustín (S. V)

Fe y razón

No se preocupó nunca de trazar las fronteras entre fe y razón, ambas tienen la misión de esclarecer la verdad cristiana.

Ontología

Destaca su dualismo platónico, ya que mantiene la existencia de dos mundos: el sensible y el suprasensible o inteligible.

Epistemología

Iluminismo o teoría de la iluminación: el alma conoce las verdades inmutables por una iluminación divina.

Antropología

Mantiene, como Platón, una posición dualista pues considera que el hombre está constituido por un cuerpo y un alma.

Ética

Mantiene la primacía de la voluntad sobre la razón, frente al intelectualismo característico de la mentalidad griega; la libertad aparece como posibilidad de elección entre el bien y el mal.

Política

Puesto que la auténtica felicidad del hombre consiste en el amor de Dios y la maldad en alejarse de él para buscar bienes mutables, hay dos grupos de hombres: “los que se aman a sí mismos hasta el desprecio de Dios” y “los que aman a Dios hasta el desprecio de sí mismos”.

Prueba de la existencia de Dios

Utiliza una prueba a priori: la inmutabilidad de algunas ideas que tenemos contrasta con la mutabilidad de la naturaleza humana.

3. Argumento Ontológico de San Anselmo de Canterbury (S. XI)

Agustiniano y, por tanto, platónico, utiliza una prueba a priori para demostrar la existencia de Dios que tendrá gran difusión en la posteridad y será aceptada por Descartes, Spinoza, Leibniz o Hegel, aunque rechazado por otros grandes pensadores como Tomás de Aquino o Kant. Parte de la idea misma de Dios, como un ser tal que es imposible pensar otro mayor que él, llegando a la conclusión de que tiene que existir en la realidad (y no sólo en el pensamiento) porque de no existir podemos pensar en otro mayor que él (a saber, uno que existiera realmente) y caeríamos en una contradicción.

4. Tomás de Aquino (S. XIII)

Fe y razón

La teoría aristotélica del conocimiento, adoptada por Tomás de Aquino, establece que el objeto de nuestro entendimiento no son las realidades inmateriales, sino el ser de las realidades sensibles materiales.

Pruebas de la existencia de Dios

Aquino piensa que es posible demostrar la existencia de Dios partiendo de los seres del mundo, considerados como efectos, hasta llegar a Dios como causa suya. Este tipo de demostraciones que va del efecto a la causa se llama demostración a posteriori.

Antropología y teoría del conocimiento

Según Tomás de Aquino en el hombre se da una unión sustancial entre el cuerpo y el alma.

Ontología: la estructura de la realidad

Todos los seres creados por Dios son, para Santo Tomás, contingentes. Pues bien, la contingencia de los seres creados hizo que Aquino distinguiera en ellos entre lo que las cosas son (esencia) y el hecho de que existan o no (existencia).

5. El Nominalismo de Guillermo de Ockham (S. XIV)

Frente a Tomás de Aquino, mantiene que sólo la observación nos permite saber la causa concreta de un fenómeno; y como en el caso de la demostración de la existencia de una causa primera (Dios) no hay observación posible, no podemos afirmar que tal causa exista (podemos considerar que Ockham fue un precursor del empirismo moderno). Del mismo modo considerará que la razón humana tampoco puede alcanzar a demostrar cuestiones tales como la existencia del alma o a descubrir leyes naturales que guíen nuestro comportamiento.

En este siglo se considerará a la razón y la fe como dos fuentes de conocimiento distintas con contenidos propios e independientes (ésta es su principal diferencia con Aquino). Esto último se debe principalmente a las consecuencias que se derivan del principio de libertad y omnipotencia divina, que conducen a Ockham a un voluntarismo teológico (destaca la superioridad de la voluntad sobre el entendimiento). Para Ockham ninguno de los mandamientos de la ley de Dios es ley natural, ya que Dios no puede estar sujeto a necesidad alguna, ni siquiera racional, pues esto coartaría su omnipotencia. Así, el mundo es como es porque Él lo ha querido (pero podría haber querido lo contrario). En el mundo griego las normas morales eran el resultado de la naturaleza o de una convención. Para Ockham, son el resultado de una convención, pero no humana, sino divina. Con ello está destacando la omnipotencia y libertad absoluta de Dios.

Ockham considera que todo lo que existe es singular, ¿qué valor pueden tener entonces los conceptos universales a los que llegamos por abstracción? Para el nominalismo los universales no existen en sí e independientemente del pensamiento; son sólo nombres. Ockham considerará que lo universal sólo existe en el alma y si podemos predicar un mismo concepto de varios seres es por la semejanza que nuestra mente establece.

Otro principio fundamental de la filosofía de este autor, que explica por qué no acepta la existencia de los universales, es el que establece que no debemos suponer la existencia de ninguna cosa, salvo que la intuición nos atestigüe su existencia, o nos obligue a ello la razón (principio de economía metafísica, llamado también “navaja de Ockham”).