Esopo y la Fábula

Definición del género

La fábula es un género literario muy antiguo que nació con fines didácticos. Consiste básicamente en una breve narración, en prosa o en verso, en la que se extrae una enseñanza moral, la denominada “moraleja”.

Desde la Antigüedad, la consideración que el género fabulístico ha merecido por parte de tratadistas y filólogos ha sido dispar, pues a la vez que había quienes veían la fábula como un género literario propio, también estaban quienes la consideraban solamente un género “menor” o incluso un mero recurso literario al que a veces recurren poetas o oradores para ilustrar un ejemplo. Esta última opinión fue defendida entre otros por Aristóteles.

Elementos característicos

Son los siguientes:

  1. Relato breve
  2. Contenido ficticio
  3. Carácter alegórico: los personajes tienen una función simbólica
  4. Estructura dramática: existe una acción dramática entre los personajes, que discuten y/o interactúan
  5. Finalidad didáctica

Una característica muy particular del género es el hecho de que los personajes suelen ser animales parlantes, aunque también pueden aparecer personas, dioses o incluso objetos o abstracciones personificadas, como la Justicia, la Muerte… En muchos animales es fácil reconocer caracteres o tipos de personas: el león es el poderoso o el soberbio, el lobo la persona dañina de la que no cabe esperar nada bueno, la serpiente es la persona taimada y engañosa… y el personaje-estrella es la zorra, que simboliza la persona inteligente que, con su inteligencia y astucia (el loyos, que tanto valoraban los griegos), sabe relacionarse con los demás y superar las dificultades que pueden presentarse en la vida. Son precisamente estas destrezas elementales las que las fábulas pretenden enseñar.

Estructura y tipología de la fábula

En una fábula suelen distinguirse tres partes:

  1. Planteamiento: generalmente en una sola frase inicial, son presentados los personajes y se describe de forma sucinta el escenario de la acción.
  2. Nudo argumental: se expone el desarrollo completo de la acción. Aquí hay que distinguir tipos distintos:
    • En las llamadas fábulas agonales existe una confrontación entre dos personajes que discuten sobre un tema; a veces esos personajes representan polos opuestos: la encina y la caña, el leopardo y la zorra… Normalmente la intervención final sirve de conclusión argumental.
    • En las fábulas de situación hay menos acción; de unos hechos o una situación dada se extraen unas conclusiones: los pescadores, la gallina de los huevos de oro.
  3. Moraleja: con estructura casi fija y en una frase breve se explica el sentido de la fábula y la enseñanza que contiene, que puede ser de dos tipos:
    • ético-moral: se aconseja seguir o evitar una determinada conducta.
    • etiológico: se explica la causa de determinados hechos o concepciones.

Esta moraleja tiene carácter de resumen, y parece ser un añadido posterior que acabó convirtiéndose en un elemento fijo y característico del género.

Las fábulas de Esopo

Fábulas existían ya en la India y Persia en el segundo milenio antes de Cristo. En Grecia aparecen algunas fábulas aisladas en época arcaica, incluidas siempre en obras más extensas. En la transición de la época arcaica a la clásica aparece una extensa colección de fábulas orales, en prosa, con una clara intencionalidad didáctica, pues la sencillez del estilo y la claridad de la exposición parecen indicar que estaban destinadas a un público escolar. Estas fábulas fueron atribuidas a Esopo.

De Esopo no se sabe con certeza prácticamente nada. Existen biografías noveladas y fantasiosas que lo presentan como un antiguo esclavo de origen frigio, feo y tartamudo, que a finales de la época arcaica (alrededor del siglo VI a. C.) vivió una vida llena de aventuras que rozan lo mítico, lo que hace que estas biografías sean poco fiables. En cualquier caso, su figura era ya conocida en la Grecia clásica, pues autores del siglo V como Heródoto o Aristófanes lo mencionan. Parece ser que al principio las fábulas de Esopo se transmitían de forma oral. La primera colección escrita de fábulas la publicó ya en la época helenística el ateniense Demetrio de Falero, el primer director de la Biblioteca de Alejandría, hacia el año 300 a. C. Con el tiempo fueron surgiendo otras colecciones a las que continuamente iban añadiendo nuevas fábulas o versiones distintas de las antiguas, lo que explica que en algunas de ellas se observen rasgos de una lengua y una sintaxis más tardías, pues se usaron en la escuela durante toda la Antigüedad y la época bizantina. Las fábulas esópicas son breves y con una prosa clara y sencilla. Son estos rasgos precisamente los que las hacen atractivas y en los que está la clave de su éxito, por eso han sido leídas, traducidas e imitadas desde la Antigüedad.

Otros fabulistas

Ya en la Antigüedad, autores posteriores quisieron dar a las fábulas de Esopo un tono más literario y reelaboraron sus fábulas (añadiendo también algunas nuevas) de una forma más estilizada, generalmente en verso. Aquí cabe nombrar las fábulas del romano Fedro (siglo I d. C.), que las tradujo en versos latinos, o Babrio (entre los siglos I y II), que las puso en versos griegos. En la Edad Media y el Renacimiento se siguió cultivando el género, como demuestran el Arcipreste de Hita y el infante don Juan Manuel. Pero sería sobre todo en época moderna, con el auge del clasicismo y su afán de “enseñar deleitando”, cuando la fábula vuelve a ponerse de moda. En el siglo XVII fueron muy famosas las fábulas de La Fontaine, uno de los mejores autores del Clasicismo francés. El Neoclasicismo español del siglo XVIII cuenta con la obra de los fabulistas Iriarte y Samaniego. Sin embargo, ninguno de estos autores ha logrado eclipsar con sus elegantes composiciones en verso el éxito de Esopo, cuyas fábulas siguen siendo el modelo y paradigma del género fabulístico en la tradición literaria occidental.

Fábulas

Fábula 2: Los pescadores

Unos pescadores que salieron de pesca, como, esforzándose durante mucho tiempo, no cogieron nada estaban muy desanimados y se disponían a volver. Y seguidamente, perseguido por los peces más grandes, saltó dentro de su barca un pez. Y ellos, después de capturar este, regresaron con satisfacción.

Fábula 3: La zorra y el racimo de uvas

Una zorra hambrienta, cuando vio unos racimos de uva que colgaban de una parra, quiso apoderarse de ellos y no podía. Y apartándose, se dijo a sí: “Son uvas verdes”. Así también algunas personas, no pudiendo conseguir las cosas por debilidad, culpan a las circunstancias.

Fábula 6: La zorra y la máscara

Una zorra que entró en casa de una citarista y que rastreaba cada uno de sus utensilios, encontró una cabeza de máscara bellamente adornada. Y levantándola con sus propias manos, dijo: “Oh qué cabeza”. La fábula es en alusión a hombres magníficos, sí, de cuerpo, pero en lo referente a la mente irracionales.

Fábula 7: El asesino

Alguien que había matado a una persona era perseguido por los parientes de aquella. Y siguiendo el curso del río Nilo, al aparecérsele un lobo, asustado subió a un árbol situado junto al río y se escondía allí. Y viendo allí una víbora que subía contra él, se arrojó al río. Y recibiéndolo en este un cocodrilo, lo devoró.

La fábula enseña que para las personas malditas ni el elemento de la tierra, ni el del aire ni el del agua es seguro.

Fábula 14: El agricultor y la serpiente

Un agricultor que en la estación de invierno, encontró una serpiente helada por el frío, compadeciéndose de esta y recogiéndola, se la puso bajo el regazo. Y al calentarse aquella y recuperar su naturaleza propia, atacó a su benefactor y lo mató. Y él al morir, decía: “Sufro lo merecido, por compadecerme del malo”.

Fábula 17: La encina y la caña

Una encina y una caña discutían acerca de la fuerza. Y formándose un fuerte viento, la caña, agitándose e inclinándose con las ráfagas de este, evitó el arrancamiento, sin embargo, la encina resistiéndose continuamente fue arrancada de raíz. La fábula enseña que no hay que discutir ni oponerse a los más fuertes.

Fábula 18: La víbora y la zorra

Una víbora se lanzaba a un río sobre un manojo de espinos y una zorra viéndola, dijo: “Digno del barco capitán”. En alusión al hombre malo que lleva entre manos acciones perversas.

Fábula 19: Zeus y la serpiente

Celebrando Zeus sus bodas, todos los animales llevaron regalos, cada uno según su propia fuerza. Y una serpiente, llevando una rosa en la boca, subió arrastrándose. Y viéndola, Zeus, dijo: “Cojo los regalos de todos los demás, pero de tu boca no los cojo”. La fábula enseña que los favores de los malos son temibles.

Fábula 37: La perdiz y el cazador

Alguien que había cazado a una perdiz quería sacrificar a esta. Y ella suplicaba que la soltara y le traería muchas perdices al cazador. Y el cazador decía: “Por eso con más motivo te voy a sacrificar, porque quieres poner trampas a tus parientes”. La fábula enseña que los que traicionan a los amigos caen ellos mismos en las trampas.

Fábula 44: La golondrina y la corneja

Una golondrina y una corneja discutían acerca de la belleza. Y la corneja, replicando, le dijo a ella: “Pero ciertamente, tu belleza está en flor durante la estación primaveral; en cambio mi cuerpo resiste también al invierno”. La fábula enseña que la larga duración del cuerpo es más bella que la buena apariencia.

Fábula 28

Una vez, unas liebres que estaban en guerra con unas águilas, invitaron a unas zorras a una alianza. Pero ellas decían: “Os habríamos ayudado si no supiéramos quiénes sois y con quiénes estáis en guerra”. La fábula enseña que los que se pelean con los más fuertes desprecian su propia salvación.

Fábula 12: La comadreja y la lima

Una comadreja, entrando al taller de un herrero, lamía la lima que había allí. Y sucedió que al rasparse la lengua salía sangre. Y ella disfrutaba suponiendo que se llevaba algo de hierro, hasta que perdió completamente la lengua. La fábula se ha dicho en alusión a los que en los enfrentamientos se hacen daño a sí mismos.

Fábula 10: La rana y la zorra

Estando una vez una rana en la charca y gritando a todos los animales: “Yo soy un médico entendido en fármacos”, una zorra escuchándola, dijo: “¿Cómo vas a salvar tú a otros, que no te curas a ti misma estando coja?” La fábula enseña que el que es profano en educación ¿cómo podrá educar a otros?

Fábula 15: El agricultor y sus hijos

Un hombre agricultor que estaba a punto de morir y quería que sus hijos fueran expertos en la agricultura, llamándolos decía: “Hijitos en uno de mis viñedos hay guardado un tesoro”. Y ellos después de su muerte, cogiendo arados y azadas, excavaron toda la tierra de labor de ellos. Y ciertamente no encontraron el tesoro, en cambio el viñedo les devolvía con creces la producción. La fábula enseña que el esfuerzo es un tesoro para las personas.

Fábula 11: Los bueyes y los ejes

Unos bueyes tiraban de un carro. Y al chirriar el eje, volviéndose le dijeron a él así: “Oh este, llevando nosotros todo el peso, ¿has gritado tú?”. Así, también algunas personas trabajando los otros, ellas mismas fingen cansarse.

Fábula 9

Un oso presumía enormemente de ser amigo del hombre, porque no se come un cuerpo muerto, dirigiéndose a este la zorra dijo: “Ojalá hirieras a muertos, pero no a los que están vivos”. Esta fábula tacha de arrogantes a los que viven en la hipocresía y la vanagloria.