COMENTARIO FILOSÓFICO SANTO TOMÁS DE AQUINO


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Tomás de Aquino, nacido en roca seca, Italia en una familia noble, fue un teólogo sistemático destacado. Educado en Nápoles y París, se convirtió en maestre. Aunque su vida personal no influyó mucho en su obra, realizó una extensa asimilación, doctrinal y reflexiónó sobre temas relevantes de su tiempo. Sus obras principales incluyen la Suma contra los gentiles, donde aborda cuestiones filosóficas, y la Suma teológica. Muere en 1274, cuando iba camino del concilio de León, es canonizado por el Papa Juan en el siglo XXII en 1323. Se empezaron a desarrollar varias etapas. En primer lugar, la apologética, la cual intenta defender y justificar el nuevo punto de vida cristiano. En segundo lugar, la patrística, donde se forma el corpus doctrinal del cristianismo. Padre de la iglesia San Agustín de Hipona decía que era el pensamiento cristiano, de fuerte raíz platónica y neoplatónica que marcará la pauta del pensamiento cristiano hasta el Siglo XVIII. Y por último, en el Siglo XI, la escolástica, la cual protegía y transmitía el credo cristiano. Progresiva reinterpretación de Aristóteles, Santo Tomás los sintetiza e intenta conciliar filosofía y cristianismo. Aparece también el problema de los universales sobre todo en el Siglo XIV con Ockham. Dentro de la escolástica nos encontramos con la cristiana, en la que nos encontramos en la primera etapa de formación con San Anselmo de Canterbury (1033-1109) y Pedro Abelardo (1079- 1114). El principal representante de la etapa de madurez, fue Santo Tomás de Aquino. También nos encontramos con la islámica, en la que Avicena (980-1037) interpreta a Aristóteles desde las influencias neoplatónicas y el espiritualismo árabe. Averroes (1126-1198) intenta eliminar cualquier referencia platónica en la interpretación de Aristóteles. Y por último, la judía, que se desenvuelve en los países árabes, y se centró en la interpretación y análisis del Talmud y la Biblia. Maimónides (1135-1204) se esforzó para conciliar el antiguo testamento y la filosofía aristotélica, siendo esta la razón y fe. 2)El texto de Tomás de Aquino es un «artículo» de la Suma de Teológica. A continuación veremos el sentido y la estructura de la Suma de Teología Una “Suma” es una obra que expone de forma sistemática las cuestiones que forman parte de una disciplina, en este caso, de la teología. La filosofía expone que el hombre, con una orientación teológica y un deseo de conocimiento, hacia un fin sobrenatural, llega a Dios


Considera el Estado como una institución natural que debe guiarse por la Iglesia. Establece una jerarquía social donde la monarquía es superior y la tiranía es inferior. Se distinguen tres tipos de ley: la ley natural, evidente y basada en la propia naturaleza, la ley positiva, creada por el hombre para regular la conciencia social; y la eterna, revelada en el evangelio y superior a las otras leyes. La corrupción de la ley positiva ocurre si se contradice la ley natural. Este fragmento pertenece a la obra Suma Teológica de Tomás de Aquino. Se sitúa dentro de la discusión acerca de si la ley natural es única o múltiple, su obligatoriedad universal y el contenido de tales obligaciones. En él podemos ver la marcada influencia que recibe Tomás de Aquino de Aristóteles. Al igual que para Aristóteles, para Sto. Tomás la metafísica es la ciencia del «ente en cuanto ente» y, como tal, la ciencia de las primeras causas y principios del ser. 3) La fe y la razón son diferentes en su ámbito y método, pero no hay contradicción real entre ellas, ya que ambas provienen de Dios, el creador de todo. Las verdades de fe son accesibles mediante la revelación y abstracción, mientras que las verdades de la razón se refieren al mundo natural. La fe, adelanta conocimiento para la salvación y hay preámbulos compartidos entre fe y razón. La relación entre fe y razón implica ayuda mutua: la fe adelanta verdades y sirve como norma, mientras que la razón organiza y explica científicamente. Se destaca la importancia de la fe para comprender las razones, y se menciona la idea de la doble verdad de los averroístas. En el ámbito moral, Aquino sintetiza la perspectiva griega y bíblica. La ley natural se fundamenta en la naturaleza humana creada por Dios, siendo una obligación intrínseca para el hombre. Distingue la ley natural, basada en la esencia racional del hombre, de la ley positiva, adoptada por la sociedad. La ética de Aquino se presenta como un Naturalismo ético, afirmando que lo que somos está relacionado directamente con lo que debemos ser. Hay dos tipos de demostración de Dios: a priori, que parte de la causa para llegar al efecto; y a posteriori, qué parte del efecto para buscar la causa, utilizando las cinco vías para demostrar la esencia de Dios, las cuales son, el movimiento, donde todo lo que se mueve tiene un primer motor inmóvil (Dios). Después tenemos la casualidad casualidad, donde hay causas y efectos, pero no puede haber causas infinitas, debe haber una primera causa incausada (Dios). 


También encontramos la contingencia, donde existen seres contingentes, pero debe haber un ser necesario con la razón de su existencia en sí mismo (Dios). En la perfección, hay grado de perfección, pero debe haber una perfección máxima (Dios). Y por último, la finalidad, donde la existencia de finalidad en la naturaleza implica un ser inteligente que dirige el universo (Dios). 4) Tanto el pensamiento de John Rawls en el Siglo XX como el de Tomás de Aquino en el Siglo XIII, desde una perspectiva ético-política, comparten ideas clave. Ambos destacan la autonomía moral del individuo, la importancia de la razón en la organización social, la relevancia de la justicia y la incuestionable libertad del individuo. A pesar de la separación temporal, ambos autores sostienen que la razón, a través de la justicia, puede conferir legitimidad a cualquier orden social. Ambos concuerdan en que toda teoría de la justicia está intrínsecamente vinculada a una teoría política. La justicia, según Aquino y Rawls, fundamenta las teorías del Estado y de la ciudad. La realización racional del ser humano se logra dentro de la ciudad y la cooperación humana, donde compartir esfuerzos y evitar hacer daño son fundamentales. Para Rawls, el agente moral legitima el poder si coincide con su sentido de la justicia, mientras que Aquino sostiene que la legitimación de las leyes políticas se basa en la justicia del gobernante, siempre y cuando coincida con la ley natural, basada en principios racionales. En ambos casos, ningún ciudadano está obligado por una ley humana opuesta a la ley natural. Ambos autores comparten la idea de que las acciones humanas se orientan hacia un fin guiado por el bien


1-El comentario de Kant puede ser contextualizado en el marco de la Ilustración, un período caracterizado por el desarrollo de la razón y la ciencia, así como por el progreso intelectual y social. En este tiempo, las ideas de pensadores como Martín Knutzen, Isaac Newton y Christian Wolff influyeron en el pensamiento racionalista, mientras que figuras como David Hume cuestionaron estas ideas desde una perspectiva empirista. La monarquía absoluta, que había sido una forma predominante de gobierno en Europa, comenzó a ser cuestionada y finalmente cayó con la Revolución Francesa, dando paso a la promulgación de los Derechos Humanos y los Derechos del Hombre. Este cambio político tuvo un impacto significativo en el contexto en el que Kant desarrolló sus ideas. Kant nacíó y vivíó en Königsberg entre 1724 y 1804. Su formación académica estuvo influenciada por el pietismo, un movimiento dentro del protestantismo que enfatiza la experiencia religiosa personal. Sin embargo, su pensamiento se vio moldeado por influencias como las ideas de Martín Knutzen, Wolff y Hume, a quienes estudió y enseñó como profesor universitario. La Enciclopedia, una recopilación monumental del conocimiento humano, representó para Kant la confianza en la razón y el progreso que caracterizaba a la Ilustración. Las obras principales de Kant, como las tres críticas, Crítica de la razón pura, Crítica de la razón práctica y Crítica del Juicio y los Prolegómenos, reflejan su intento de reconciliar las corrientes filosóficas del Racionalismo y el Empirismo, así como su preocupación por establecer los fundamentos de la metafísica y la moral en un momento de cambios profundos en la sociedad y la política europeas. 2-Kant nos habla de la ilustración, concepto de “minoría de edad” como una condición en la que los individuos se encuentran incapaces de ejercer su propia autonomía intelectual y moral. Este estado de minoría de edad puede ser tanto interno como externo. Internamente, se debe a la pereza y la cobardía que llevan a las personas a depender de otros para pensar y actuar en su nombre. Externamente, la minoría de edad es mantenida por figuras de autoridad como maestros, sacerdotes y médicos, que ejercen control sobre la voluntad de los individuos y obstaculizan su capacidad de pensar por sí mismos. 


La Ilustración, en contraposición a esta minoría de edad, promueve el concepto de autonomía, instando a los individuos a atreverse a usar su propia razón y a pensar de manera independiente. Kant invita a la humanidad a “Sapere aude!”, es decir, “¡Atrévete a saber!”. Implica cultivar el pensamiento crítico y rechazar la guía acrítica de las autoridades establecidas. Para alcanzar la Ilustración, Kant sugiere que se requieren reformas en el ámbito de la educación. Debe fomentar el pensamiento libre y crítico para liberar a las mentes de las cadenas de la heteronomía y permitirles pensar y actuar por sí mismas. Kant reconoce la necesidad de límites incluso en una sociedad ilustrada. Defiende la idea del “despotismo ilustrado”, como el representado por Federico II el Grande, entendía su deber como gobernante de crear las condiciones para la libertad religiosa y de expresión. Aunque se permite la libertad de pensamiento público, Kant también argumenta que el uso privado de la razón debe estar limitado, lo que sugiere que aún hay espacio para la autoridad y el control en ciertos ámbitos de la vida pública y privada. 3-La “Crítica de la Razón
Pura” de Kant se divide en varias secciones que exploran diferentes aspectos del conocimiento humano y su capacidad para entender el mundo. La primera parte, la “Estética Trascendental”, se centra en el estudio de la sensibilidad y las condiciones a priori del conocimiento, como el espacio y el tiempo. Kant argumenta que estas condiciones son necesarias para nuestra percepción del mundo fenoménico, y señala que disciplinas como la aritmética y la geometría son posibles porque se identifican con estas formas a priori de intuición. La segunda parte, la “Lógica Trascendental”, se divide a su vez en la “Analítica Trascendental” y la “Dialéctica Trascendental”. La Analítica Trascendental se enfoca en el entendimiento y la capacidad de juzgar, examinando tanto los elementos materiales como formales de los juicios. Aquí, Kant introduce los conceptos de los 12 esquemas trascendentales y las 12 categorías del entendimiento que son fundamentales para la comprensión del mundo fenoménico. La conclusión de esta parte es que la física es una ciencia posible porque se basa en estos principios. Por otro lado, la Dialéctica Trascendental se ocupa de la razón y examina las ideas trascendentales del Racionalismo, como Dios, alma y mundo. Kant argumenta que estas ideas no tienen fundamento en la experiencia empírica y, por lo tanto, no pueden ser conocidas como objetos reales. 


La conclusión de esta parte es que la metafísica no es una ciencia en el sentido tradicional, pero es necesaria como una guía heurística para la investigación y la reflexión filosófica. Estas ideas también funcionan como postulados en la “Crítica de la Razón Práctica”. La “Crítica de la Razón Práctica” se centra en la ética y diferencia entre ética material y ética formal. La ética material se refiere a los imperativos hipotéticos que dependen de un contenido empírico y son heterónomos en su naturaleza. En contraste, la ética formal se basa en el imperativo categórico, que es autónomo y no depende de ningún contenido empírico. Kant establece varias formulaciones del imperativo categórico, como la máxima universalizable y la legisladora universal, todas las cuales apuntan a la idea de que debemos actuar de acuerdo con principios que puedan ser universalmente aceptados. También clasifica los actos éticos en tres categorías: por deber, conforme al deber y contrarios al deber, lo que refleja su enfoque deontológico en la ética. 4-Tanto Kant como Rawls se preocupan por establecer principios éticos y políticos que rijan las interacciones sociales de manera justa y equitativa. Kant desarrolla su ética dentro del marco de la moralidad basada en la razón práctica, mientras que Rawls propone su teoría de la justicia como equidad, que se basa en la idea de un contrato social hipotético. El velo de la ignorancia de Rawls puede compararse con el concepto kantiano del imperativo categórico. Ambos sugieren un método para determinar los principios de justicia de manera imparcial y racional, sin estar influenciados por las circunstancias particulares de los individuos. Mientras que el velo de la ignorancia oculta la información sobre la posición social y económica de los individuos, el imperativo categórico de Kant enfatiza la universalidad y la coherencia lógica de las reglas morales. La teoría de la elección racional de Rawls, específicamente el principio del maximin, maximizar el bienestar de los menos favorecidos en la sociedad, lo cual puede resonar con la preocupación kantiana por tratar a cada individuo como un fin en sí mismo. Kant argumenta que los seres humanos poseen dignidad intrínseca y deben ser tratados con respeto y consideración, lo que implica una preocupación por el bienestar de los más desfavorecidos. El principio de igualdad de oportunidades de Rawls también puede relacionarse con el ideal kantiano de libertad y autonomía moral. 


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Descartes vivíó en un momento de profundos cambios culturales e intelectuales, enmarcados en el Renacimiento, un período que florecíó en Italia durante los siglos XV y XVI. Este movimiento fue impulsado por el Humanismo, una corriente de pensamiento que buscaba la renovación del conocimiento y la valoración de la razón humana. El Humanismo promovíó la invención de medios de difusión como la imprenta, lo que facilitó la rápida propagación de ideas y el establecimiento de instituciones educativas como academias y universidades. En este contexto, se desarrolló una nueva cosmovisión que rechazaba la mentalidad medieval, enfatizando el antropocentrismo y la secularización. Se valoraba el retorno al modelo clásico de pensamiento, promoviendo la ciencia como una forma de expresar y representar el saber. Este período también presenció el surgimiento de la física moderna, inaugurada por figuras como Copérnico y Galileo, quienes desafiaron la visión geocéntrica del universo. Además, el Renacimiento fue testigo de importantes cambios económicos, sociales y políticos, como el desarrollo del libre mercado, el ascenso de la burguésía y el surgimiento del Estado moderno. También se produjo una reforma religiosa que promovíó la apertura de la mentalidad, como la democratización del saber impulsada por el calvinjismo. En el ámbito filosófico, se destacaron diversas corrientes de pensamiento. El escepticismo, representado por Montaigne, cuestionaba la posibilidad de alcanzar un conocimiento verdadero y absoluto. Por otro lado, el Racionalismo, encabezado por Descartes, Leibniz y Spinoza, defendía la primacía de la razón en la búsqueda del conocimiento. Finalmente, el Empirismo, promovido por filósofos como Locke, Hume y Berkeley, sostiene que todo conocimiento se deriva de la experiencia sensorial. Descartes, insatisfecho con su educación escolástica, optó por una vida solitaria y viajera para dedicarse al estudio. Reconocíó en las matemáticas la clave para desarrollar un método unificador de todas las ciencias, iniciando así una búsqueda metafísica que lo llevó a ser considerado el padre de la filosofía moderna y un pionero en la física matemática. Sin embargo, su cautela lo llevó a evitar la publicación de algunas de sus ideas por temor a represalias. (2) El fragmento se centra en la idea primera de la filosofía de Descartes, que es la certeza del yo; existencia de la res cogitans y la verdad indudable “ yo pienso, luego existo”