ESQUILO

AGAMÈMNON (ORESTIADA)

Escenario: La escena representa el palacio de los Atridas, ante cuya fachada hay unos altares con estatuas de dioses. Sobre la azotea hay un vigía tendido, con los codos apoyados en el suelo y la cabeza entre las manos. Es de noche.

 
PRÓLOGO (1-39) Vigía.- Es de noche. El vigía, en lo alto, espera noticias por medio de antorchas. Este hombre sencillo expresa una honda piedad por los sufrimientos de la casa de los Atridas. Sus palabras dejan en el auditorio un sentimiento de angustia por lo que va a ocurrir. Realiza una clara labor de ubicar al espectador en la tragedia.  
PÁRODO (40-263) Coro.- El coro de ancianos (los que no han podido ir a la guerra) simboliza al pueblo, lleno de angustia: la hoguera divisada por el vigía es augurio casi seguro de victoria. Pero el temor, la desconfianza asalta al coro: los designios de Zeus son impenetrables. Los anapestos informan de ciertos aspectos de la prehistoria del drama. El estásimo comprende dos momentos importantes: la evocación del portento de las águilas que presidió la partida del ejército, el himno a Zeus y la grandiosa escena lírica del sacrificio de Ifigenia.  
EPISODIO 1º (264-354) Corifeo/Clitemestra.- El pasaje contiene la famosa descripción de lo que se ha dado en llamar el “telégrafo ígneo” (264-350), que evoca de una manera plástica el enorme poder de Agamenón. La comparación de la llama con un atleta que salta y corre es constante en el pasaje.  
ESTÁSIMO 1º (355-488) Coro.- El coro evoca la noche de la conquista de Troya, prendida en una red (el motivo de la red se repetirá en 1372), con toda la secuela de actos de pillaje y violencia, y continúa con los sucesos que motivaron la expedición (rapto de Helena y sus consecuencias). Es un complemento del canto inicial, pero mientras que en la párodos se insiste en presentar a los griegos como vengadores, aquí el acento carga sobre su propia culpabilidad. La expedición ha costado muchas vidas y el pueblo está lleno de dolor (“no sea yo un conquistador de ciudades” 471-). Pero a la vez hay duda sobre la veracidad de la caída de Troya. 
EPISODIO 2º (489-680) Corifeo/Clitemestra/Heraldo.- El mensajero enviado por Agamenón disipa las dudas. Tras contar en un monólogo sus cuitas durante la guerra, entabla un diálogo con el coro y Clitemestra, respondiendo punto por punto a sus preguntas. Pero a la vez dice algo que, en el curso de la pieza, alcanzará su profundo sentido: todo se ha destruido, incluidos los altares de los dioses. Y alguien tendrá que sufrir el castigo por ese horrible sacrilegio. Tras la salida de Clitemestra el Corifeo se interesa por Menelao, desaparecido en el mar.
ESTÁSIMO 2º (681-809) Coro.- Helena, la causa humana de la guerra, es la figura que ocupa el lugar central del siguiente estásimo. El curso de las ideas es el siguiente: Helena encerraba ya, detrás de su profético nombre (heleo “destruir” + naus “nave”), su horrible naturaleza. Al huir de su patria llevó a Troya un matrimonio que más tarde se convertirá en lamento (kedos significa “matrimonio” y “dolor”). De igual manera que se cría un cachorro de león en casa, que, a la postre, resulta desastroso para la misma casa, Helena llegó como algo feliz a Troya, y con el tiempo se convirtió en su perdición. La conclusión que se saca es de claro carácter éticoreligioso: la felicidad conseguida por medio de hybris trae terribles consecuencias.  
EPISODIO 3º (810-624) Agamenón/Clitemestra/Casandra.- Aparece Agamenón, a quien el corifeo llama “destructor de ciudades”, expresión trágicamente ambigua. El episodio de la alfombra (810-974) está marcado por un profundo simbolismo. Agamenón ha llegado por fin a Argos. Dirige un largo parlamento a los dioses de la ciudad, a su hogar y a los ciudadanos. A partir del v. 855 entra Clitemestra, que tiene con él un largo discurso hipócrita. Y acto seguido le invita a entrar en palacio pisando un hermoso tapiz púrpura. Dicho tapiz estaba normalmente reservado a los dioses. Por ello Agamenón se resiste al principio a ceder al ruego de su esposa. Lo cierto es que detrás de la decisión de pisar los ricos bordados se oculta un profundo simbolismo que anticipa, fatídicamente, el baño de sangre que le espera. Sea como sea, Clitemestra consigue su propósito y antes de abandonar la escena camino del baño donde caerá su esposo, realiza un plegaria cargada de simbolismo. 
ESTÁSIMO 3º (976-1034) Coro.- El coro aumenta aún más la atmósfera de tensión y angustia a que ya ha llegado la obra. Se insiste en los ideales de moderación para escapaar de la envidia divina. 
EPISODIO 4º (1035-1330) Clitemestra/Casandra/Coro.- Clitemnestra “invita” a Casandra a bajar del carro, el corifeo le insiste para que obedezca, pero ella no reacciona, quizá por desconocer la lengua. En el 1071 Clitemestra entra en el palacio y comienza un kommos (v. 1072-1178, Coro y Actor cantan). Con esta escena llegamos al clímax de la obra. Las visiones de la profetisa no son creídas, como es la tradición, por el Corifeo, repitiéndose los motivos una y otra vez: niños devorados por sus padres, el baño, la red, el toro y la vaca. La visiones de Casandra es el último eslabón de la cadena de causas que sólo pueden acabar con la muerte de Agamenón. Su función es la de poner de relieve la culpa personal de Agamenón, complemento de la culpa heredada que contribuye a la caída del héroe. Casandra es el símbolo de la ciudad conquistada y, al tiempo, la que recordará al coro y al público los horribles crímenes que han cometido los Atridas. La fuerza plástica con que Casandra evoca la maldición que ha caído sobre la casa de Atreo prepara el ánimo para el último eslabón de la cadena: la muerte de Agamenón a manos de su esposa 
ESTÁSIMO 4º (1331-1342) Coro.- El coro nuevamente recobra gravedad y retoma el tono agorero hablando de la condición humana 
EPISODIO 5º (1343-1017) Corifeo/Clitemestra.- La escena del asesinato, como es la tradición, ocurre entre bastidores y sólo se oyen los gritos de la víctima. El coro, que no acierta a comprender lo que está ocurriendo, reacciona movido por toda clase de indecisiones. Sus reflexiones, manifestadas en encontradas opiniones acerca de qué hacer, la soluciona Esquilo deshaciendo la unidad del personaje mantenida hasta ahora. Hasta ahora el coro, por boca del corifeo, expresaba siempre una opinión singular, de acuerdo con el esquema de personaje colectivo; ahora, la unidad se quiebra y aparecen los coreutas como individuos. Entra Clitemestra. Mediante el enkyklema, cuando los ancianos van hacia el palacio, se abren sus puertas y aparece Clitemnestra con los dos cadáveres. Describe los tres golpes que le dio, la red en que lo envolvió. La reina está llena de fuerza y orgullo y desafía al coro. 
ÉXODO (1407-1673) Coro/Clitemestra/Egisto.- El coro primero reprueba, después se desconcierta, vuelve a cargar las culpas a Helena. El coro pasa sin transición a la forma lírica, a lamentar la sangre derramada y al espíritu maldito de la casa. Entra Egisto. La escena final presenta a Egisto y Clitemnestra que se encaran con el coro, al que amenazan con duros castigos si no cede en su actitud de protesta. La tiranía se ha impuesto, por un tiempo, en Argos. La obra se cierra dejando en el ánimo del espectador un clima de expectación, una ansiosa espera por la libertad de Argos y por la justicia contra los culpables del asesinato.
Tras la señal luminosa vista por el vigía que anuncia la caída de Troya, un heraldo confirma la próxima llegada de Agamenón a Clitemestra que aparece llena de júbilo, pero el Coro evoca el sacrificio que hizo Agamenón de su propia hija, Ifigenia, para posibilitar la salida de la flota griega y rumia las posibles consecuencias. Agamenón llega, llevando consigo a la princesa troyana cautiva Casandra, su concubina. Clitemestra le da la bienvenida pérfidamente y lo conduce al interior del palacio. Casandra, que hasta ese momento no ha hablado, entra en un frenético trance profético, previendo el asesinato de Agamenón y el suyo propio, asaltada por la visión de los crímenes del pasado de la familia. También entra en el palacio. Se oyen los lamentos del moribundo Agamenón. A continuación se muestra el interior del palacio, con la exultante Clitemestra sobre los cuerpos de las dos víctimas, que responde a los reproches del Coro, alegando como justificación  la muerte de Ifigenia. Egisto, su amante, aparece y somete por la fuerza a los ancianos. 
COÈFORES (ORESTIADA) 
Escenario: La escena representa el palacio de los Atridas, delante del cual está la tumba de Agamenón. Junto a la puerta del palacio hay estatuas de dioses (una de Apolo). La decoración está dispuesta de modo que, además de la puerta exterior del palacio, hay, visible y practicable, una puerta interior que da entrada al gineceo. 
PRÓLOGO (1-21) Orestes (y Pílades).- Orestes se encuentra haciendo libaciones en la tumba de su padre (un rizo de pelo), cuando ve un cortejo de mujeres que se acerca. Los dos se esconden.
PÁRODO (22-83) Coro.- Un grupo de mujeres portan libaciones (Coéforas) para ser derramadas sobre la tumba de Agamenón, por mandato de Clitemestra: unas terribles pesadillas han impulsado a Clitemestra a mandarlas para aplacar al muerto. 
EPISODIO 1º (84-305) Electra/Corifeo/Orestes (y Pílades).- Electra no puede rogar por la madre, por lo que ella ora por el retorno de Orestes y por la venganza, mientras vierte las libaciones. El rizo y las huellas de Orestes han hecho que Electra sepa que anda cerca, por lo que Orestes (y Pílades) abandonan su escondite, se presenta ante su hermana, ésta le reconoce y saluda en él a su padre, hermano y rey. Orestes le habla de la orden de Apolo.
ESTASIMO 1º (306-478) Coro/Electra/Orestes.- Es un Kommos (canto lírico Coro-Actor) en el que explotan los sentimientos de los dos hermanos, tanto tiempo reprimidos. Desde el punto de vista dramático sirve para que Orestes acepte su destino, no sólo por mandato divino, sino por propia voluntad, y se decida a vengar a su padre. 
EPISODIO 2º (479-584) Orestes/Electra/Corifeo.- Orestes pregunta la razón de esas libacIónes y es informado de las pesadillas de Clitemestra, considerándolas un buen augurio para él. Antes de desaparecer Orestes cuenta su plan para llevar a cabo la venganza.
ESTASIMO 2º (585-651) Coro.- El Coro enumera una serie de leyendas de mujeres perversas que causaron la destrucción de su familia: Altea, la hija de Testio, Escila, las celosas mujeres de Lemnos. 
EPISODIO 3º (652-782) Orestes(Portero)/Clitemestra/Nodriza/Corifeo.- Orestes, haciéndose pasar por un caminante focense, comunica a Clitemestra el fallecimiento de su hijo en el extranjero. La reina no finge probablemente al pronunciar unas breves palabras de lamentación. Probablemente debe desear la muerte de Orestes, y sin embargo cree reconocer en esta muerte la fatalidad que pesa sobre su casa. Invita a Orestes a entrar en el palacio con ella. Todos desaparecen mientras el Coro se felicita y da ánimos. Sale de palacio la nodriza de Orestes con el mensaje para Egisto, sin preocuparse de otra cosa, solo de llorar a su querido Orestes muerto. Esto representa el máximo peligro, porque, si Egisto regresa con su guardia, será el fin de Orestes. El Corifeo la convence para que le diga a Egisto que venga solo. 
ESTASIMO 3º (783-837) Coro.- El Coro solicita la ayuda de Zeus, de los dioses del hogar, de Apolo, dirigiéndose a la estatua del dios, y de Hermes. 
EPISODIO 4º (838-934) Egisto/Corifeo/Esclavo/Clitemestra/Orestes/Pílades.- Llega Egisto, solo, que rápidamente es invitado a entrar en el palacio por el Corifeo. Tras una breve intervención coral se oyen los gritos de Egisto. Un esclavo sale corriendo hacia la puerta del gineceo. Clitemestra se precipita fuera del aposento de las mujeres para escuchar la frase del esclavo (“los muertos matan a los vivos”) que, como un relámpago, le aclara la situación. Orestes corre ya en pos de ella. La reina madre suplica a su hijo, llamándole repetidamente “hijo” y descubriendo su pecho nutriente. Orestes siente que le fallan las fuerzas, y Pílades, en las únicas palabras que pronuncia, le recuerda que debe cumplir el mandato del dios. Entonces lleva a Clitemestra al interior para matarla. 
ESTASIMO 4º (935-972) Coro.- El Coro explota en un canto de triunfo a la justicia cumplida. 
ÉXODO (973-1076) Orestes (y Pílades)/Corifeo.- Sobre los cadáveres de Clitemestra y Egisto y con la vestidura que sirvió para inmovilizar a Agamenón mientras lo mataban, Orestes justifica su acción, además de mencIónar el mandato de Apolo. Cuando va a dirigir sus pasos hacia el templo de Apolo en Delfos para purificarse de su acción se le aparecen las Erinias, sólo visibles para él, y huye de la escena. Pasados unos años, Orestes, el hijo de Agamenón, ya adulto, después de años de exilio en casa del padre de Pílades, regresa a Argos para vengar a su padre, siguiendo las instrucciones del dios Apolo. Llega a la tumba de su padre y le ofrenda un rizo de su cabello; los dos se esconden a un lado mientras que Electra, la hermana de Orestes y un coro de sirvientas se aproximan para verter libaciones en la tumba. Electra reconoce el rizo y una huella como de su hermano. Orestes sale de su escondite y tiene lugar el reconocimiento y encuentro entre los dos hermanos. Piden ayuda a su padre muerto en la ejecución de su venganza: Orestes y Pílades, fingiéndose viajeros que traen la noticia de la muerte de Orestes, entran en palacio. Llaman a Egisto y cuando llega es asesinado por Orestes. Clitemestra implora a su hijo que le perdone la vida y, por un momento, Orestes duda; pero Pílades, en su único discurso, le recuerda el mandato de Apolo y Orestes la arrastra al interior y la mata. Mientras está justificando su acción ve cómo se le acercan las Erinias (Furias), diosas con forma de perro que persiguen a los que cometen delitos de sangre, y huye de ellas. 
EUMÈNIDES (ORESTIADA) 
Escenario: La escena varía durante el desarrollo de la acción. Alcomienzo, y hasta el v. 234, representa la entrada al templo de Apolo en Delfos, donde la Pitia recita el prólogo. A partir del v. 235 y hasta el final la escena representa la colina del Areópago, en Atenas. Al producirse la mutación, Orestes está abrazado a la estatua de Atenea.  
PRÓLOGO (1-139) Pitia/Apolo/Orestes(y Hermes)/(Coro)/Clitemestra.- Lo recita la Pitia, que reza una plegaria a los dioses, pidiendo éxito en sus augurios, antes de entrar en el Templo. Al momento sale horrorizada y relata la visión; Orestes como suplicante, las Erinias dormidas alrededor de él. Se abren las puertas del templo y se ve a Apolo, quien asegura a Orestes su ayuda y le ordena ir a Atenas, acompañado de Hermes. Cuando se van aparece la sonra de Clitemestra, quien despierta a las Erinias, recriminándole su falta de celo por haber dejado a Orestes huir. El Coro, gruñendo, se va despertando. 
PÁRODO (140-178) Coro .- En esquema de tres estrofas y tres antístrofas, el Coro expresa su malestar con Apolo por haber ayudado a Orestes en detrimento de la justicia, dando primaciía a los intereses humanos. 
EPISODIO 1º (179-306) Apolo/Corifeo/Orestes(y Hermes).- Aparece Apolo, que se enfrenta al Coro; son diosas propias de lugares funestos, pero no de su templo. Ellas le contestan; su misión es perseguir los crímenes de sangre. Finalmente salen corriendo en persecución de Orestes y Apolo se va. La escena cambia y representa ahora la colina de Ares, en Atenas. Entra Orestes (y Hermes) suplicando a Atenea y tras él el Coro. Al descubrirlo entona un canto lírico. Orestes, en una pequeña resis, insiste en que ya se ha purificado. Las Erinias comienzan a danzar a su alrededor. 
ESTASIMO 1º (307-396) Coro.- Tras unos primeros versos en los que se muestran como perseguidoras de aquellos cuyas manos están manchadas, pero no de los que no, entonan el estásimo en cuatro estrofas y antístrofas, separadas por un estribillo; es un canto a su poder, a su espíritu inflexible, pues ésa es su misión, aunque, como contrapartida, sean rechazadas por los mortales. 
EPISODIO 2º (397-489) Atenea/Corifeo/Orestes.- Atenea acude corriendo a la petición de socorro. Tras un diálogo con el Corifeo en el que se informa de la situación, se ofrece como intermediario. Dado que las Erinias aceptan, da la palabra a Orestes, quien también le informa por su parte. Tras esta resis, Atenea decide elegir un jurado formado por ciudadanos para dirimir esta confrontación 
ESTASIMO 2º (490-565) Coro .- En cuatro estrofas y antístrofas el Coro advierte de las consecuencias que tendría si con unas “leyes nuevas” triunfara el derecho del matricida.  
EPISODIO 3º (566-915) Atenea/Corifeo/Apolo/Orestes.- Comienza el juicio y, cuando Atenea va a dar las instruccIónes, aparece Apolo. En un ágil diálogo Orestes responde a las preguntas del Corifeo, hasta que pide a Apolo que testimonie a su favor. A partir de ese momento Apolo toma la defensa de Orestes y, en un diálogo con parlamentos más largos, contrarresta las acusacIónes del Corifeo. Al acabar, Atenea, antes de la votación, anuncia la instauración en ese lugar del tribunal de Areópago. Mientras se celebra la votación, continúa el enfrentamiento entre Apolo y el Corifeo, esta vez con parlamentos más cortos. Terminada la votación comienza el recuento. Finalmente Atenea declara la absolución, al haber existido empate. Apolo desaparece y Orestes se despide con el juramento de que jamás un argivo se levantará contra un ateniense. Al salir Orestes de escena, comienza un epirrema (778-915) entre el Coro (que canta) y Atenea (que recita), en el que las Erinias se disponen a regurgitar su vómito asesino y Atenea se presta a la persuasión, tratando de convencerlas, prometiéndoles honores y cultos, así como una sede estable en dicho tribunal. 
ESTASIMO 3 (916-1020) Coro/Atenea.- Es un diálogo lírico entre el Coro y Atenea, pero siguiendo el esquema de estrofa y antístrofa (en número de tres). El Coro aplica a su nueva función colmando de buenos deseos a los atenienses. Hacia el final entra en escena un cortejo de doncellas que se dirigen al Coro, cada una a un miembro, y lo reviste con mantos púrpuras; se produce la transformación de Erinias en Euménides.   
ÉXODO (1021-1047) Atenea/Cortejo.- Atenea se despide y el Cortejo acompaña al Coro a su nueva morada. 
Comienza con la visión de Orestes como suplicante en el santuario de Apolo en Delfos. Las Erinias, que forman el Coro, están dormidas a su alrededor. Apolo promete su  protección a Orestes y le ordena ir a Atenas para pedir justicia a la diosa Atenea. Después de marcharse aparece el fantasma de Clitemestra, que impulsa a las Erinias a perseguirle. La escena cambia y ahora la acción se desarrolla en frente del templo de Atenea en la Acrópolis, en Atenas. Atenea, después de escuchar las alegacIónes y justificacIónes de las Erinias y de Orestes, remite el juicio a un tribunal de ciudadanos atenienses, que actúan como jueces (es el histórico tribunal del Areópago, del cual este episodio constituye la legendaria fundación). Las Erinias quieren procesarlo y Orestes se defiende a sí mismo. Atenea vota con los otros jueces, y el resultado está dicidido en votos iguales. Por lo tanto, Atenea declara que en el futuro, cuando los votos sean iguales, el acusado deberá ser absuelto (como se practicaba entre los atenienses). Las Erinias están indignadas, pero Atenea las aplaca con la promesa de una morada permanente en su ciudad y honores en su nuevo papel de fuerzas benéficas. 
SET CONTRA TEBES
Escenario: La escena representa la explanada del ágora de Tebas, al fondo el palacio real. Ocho estatuas  de dioses, a las que se abrazarán las jóvenes del coro. En un lateral habrá un panel pintado que representará la acrópolis; enfrente se supone que está el campo de batalla. 
PRÓLOGO  (1-77) Eteocles/Explorador.- Eteocles aparece como el gobernante ideal que dedica todos sus esfuerzos a la comunidad, aunque, pese a ello, se descubrirá en él que se halla bajo la maldición de su padre. Entra un explorador que informa al rey de la cercanía de sietes jefes enemigos. 
PÁRODO (78-180) Coro.- El Coro hace su entrada expresando su profundo temor. Al comenzar el canto estrófico, se dirige a cada una de las estatuas de los dioses pidiendo protección. 
EPISODIO 1º (181-286) Eteocles/Coro.- Vuelve a escena Eteocles, quien censura la actitud de las mujeres, en un carácter claramente misógino. Se inicia (211-264) un diálogo epirremático (el Coro canta, el actor recita) en el que resalta el fuerte autodominio de Eteocles, frente a la inestabilidad psíquica que domina a las mujeres del Coro. Esta situación se invertirá a mitad de la pieza, cuando Eteocles se lanza a la lucha (677, ss). 
ESTÁSIMO 1º (287-368) Coro.- Vuelve a implorar la protección de los dioses recordando las penalidades de una ciudad conquistada por el enemigo. 
EPISODIO 2º (369-719) Mensajero/Eteocles/Coro.- Larguísima escena de estructura epirremática en la que entra un Mensajero que describe uno por uno los héroes argivos apostados en cada una de las puertas, a lo que Eteocles, en un discurso paralelo, opone un campeón tebano no inferior. Cada uno de los siete discursos paralelos es cerrado por una intervención estrófica del Coro, pidiendo fortuna para su campeón y ruina para el enemigo. Pero cuando el Mensajero anuncia que ante la puerta séptima se halla Polinices, entonces aparece de forma intensa el destino preñado de maldición de los dos hijos de Edipo. Aquí ya no contesta un Eteocles que considera cuidadosamente la protección de la ciudad. Sus primeras palabras son una queja acerca del destino de su linaje, pero sabe que no hay escapatoria; más aún, hace intervenir su propia voluntad, y ahora él mismo desea el duelo fratricida. Ahora el Coro, en actitud maternal, intenta disuadir a Eteocles de su acción. 
ESTÁSIMO 2º (720-791) Coro.- El Coro rememora la maldición de la casa de los Labdácidas, el destino de Layo, el de Edipo y el de sus hijos. 
EPISODIO 3º (792-818) Mensajero/Corifeo.- Un Mensajero anuncia la salvación de la ciudad: el combate va bien en las seis primeras puertas, pero en la séptima han caído los dos hermanos 
ÉXODO (819-1078) Coro/Antígona/Ismene.- Mientras el Coro entona un canto de dolor, se aproxima un cortejo con los cadáveres de los dos hermanos, seguidos cada uno de su hermana. A partir del v. 1005 llega un Heraldo que anuncia la prohibición de enterrar a Polinices, lo que da pie a Antígona a expresar su intención de enterrarlo, contraviniendo el decreto. Se ha pensado que esto podría ser un añadido posterior, por la influencia de la Antígona de Sófocles.
En esta tragedia se cumple el último acto de la maldición de los descendientes de Lábdaco: Eteocles, rey de Tebas, expulsa del trono compartido a su hermano Polinices. Éste se alía con la enemiga Argos y asedia la ciudad. Al terror de las vírgenes tebanas se contrapone la audacia de Eteocles que incita a los ciudadanos al combate. Por un mensajero Eteocles se entera de que su hermano y seis guerreros argivos avanzan hacia la ciudad. Frente a cada una de las puertas de la ciudad un héroe argivo se enfrentará a un héroe tebano. En la séptima puerta Polinices se enfrentará a Eteocles. Un mensajero cuenta el desastroso final del combate: seis pares de guerreros, entre ellos Eteocles y Polinices, resultan muertos. Al final entra el cortejo fúnebre con los cadáveres de Eteocles, seguido de Ismene, y Polinices, seguido de Antígona. Ésta última expresa su voluntad de enterrar a su hermano Polinices, a pesar de ser considerado traidor de la patria. 
PROMETEU ENCADENAT
Escenario: La escena representa un lugar montañoso y abrupto
PRÓLOGO (1-127) Fuerza(y Violencia)/Hefesto/Prometeo.- La odiosa figura de Fuerza, sarcástica y dura con el condenado, y el  viejo herrero divino Hefesto, compasivo y comprensivo con el reo, se dirigen a inmovilizar a Prometeo en una roca. En el momento del mutis de los verdugos y consiguiente soledad de Prometeo, que intercala el verso lírico y el recitado, el argumento se torna estático: el protagonista recibirá una serie de visitas.  
PÁRODO (128-194) Coro/Prometeo.- Entran las Oceánidas, hijas de Océano, en un carro alado, leales a Prometeo como coro hasta el final. Son dos estrofas y antístrofas, con intervención del Coro y de Prometeo.  
EPISODIO 1º (195-396) Corifeo/Prometeo/Océano.- En un largo parlamento Prometeo explica a las Oceánidas la causa de sus sufrimientos. Su padre Océano, que las ignora y es ignorado por ellas, entra a continuación montado en un grifo (ser con cabeza de águila y cuerpo de león). Es un fino prototipo psicológico de una persona acomodaticia, pusilánime y entrometida. Sus llamadas a la moderación hacen de él el típico personaje que aconseja al protagonista sin éxito (como Ismene y Critótemis a Antígona y Electra respectivamente).  
ESTÁSIMO 1º (397-436) Coro.- El coro lanza una oleada de nombres exóticos del Asia y sus confines. Es un esquema de tres estrofas y tres antítrofas. 
EPISODIO 2° (438-525) Prometeo/Corifeo.- En un auténtico monólogo con el Corifeo, Prometeo enumera los beneficios hechos por él a los hombres. Es un famoso pasaje humanista, progresista y optimista; la verdadera historia comprimida de la civilización contada por el civilizador, que ha legado a los hombres la construcción, las artes de la madera, la astronomía, la ciencia del número, el alfabeto, la ganadería, el transporte, la navegación, la medicina, la adivinación y la minería. 
ESTÁSIMO 2º (526-560) Coro.- En dos estrofas y dos antístrofas, el coro canta la inquebrantable voluntad de Zeus: “Nunca la voluntad de los mortales violará el plan armonioso de Zeus”. 
EPISODIO 3º (561-887) Promteo/Corifeo/Io.- Entra una nueva víctima, Ío, con cuernos de vaca, frenética en sus vagabundeos, que expone la historia de su amor y destierro, a la que Prometeo vaticina su carrera futura, con un itinerario geográfico bastante complejo, hasta que Zeus la libere con el maravilloso toque de Épafo. La escena termina  con un nuevo frenesí que hace salir enloquecida a Ío.  
ESTÁSIMO 3º (888-906) Coro.- Corto estásimo de sólo estrofa, antístrofa y epodo, el coro critica las unIónes entre iguales, y no la de Ío y Zeus. 
ÉXODO (907-1087) Prometeo/Corifeo/Hermes.- Tras un párrafo de Prometeo insistiendo en su secreto sobre el destino de Zeus, fijado por las Moiras, entra en escena Hermes, el mensajero de los dioses, que pretendía la revelación de dicho secreto y, tras la obstinada negativa de Prometeo, anuncia el cataclismo final que en efecto presenciaremos y una vuelta a la luz en que comenzará el águila devoradora. 
Prometeo, el Titán, que en el pasado había ayudado a Zeus a imponer su dominio sobre Crono y los otros Titanes, ha incurrido en la cólera de Zeus por ser el defensor del género humano, que ha dado a los hombres el fuego y las artes, lo que les ha permitido elevarse del estado animal al civilizado. En la escena inicial, el dios Hefesto, por orden de Zeus, junto con Kratos (“Fuerza”) y Bía (“Violencia”), clava, de mala gana las cadenas de Prometeo (representado, probablemente, por una gran figura simulada detrás de la cual hablaba el actor) a una alta roca en el Cáucaso, para sufrir tormento todo el tiempo que a Zeus le plazca. Viene el Coro de las Oceánidas, las hijas del Titán Océano, a lamentarse con él y a consolarlo. También acude el mismo Océano, ofreciéndose a interceder ante Zeus, si Prometeo se aviene a moderar su actitud. Prometeo rechaza desdeñosamente este ofrecimiento y a continuación enumera al coro todos los beneficios con que ha colmado a los hombres. Después llega otra víctima de la tiranía de Zeus, Ío, una mortal a quien Zeus ha amado y a quien Hera, celosa, ha dado parcialmente forma de vaca. Está condenada a errar durante largo tiempo, perseguida por un tábano y vigilada por Argos, el de los innumerables ojos. Prometeo habla a Ío de los sufrimientos que la esperan, de su descendiente Heracles, a quien, por fin, libertará a Prometeo, y del casamiento fatal que un día hará Zeus, a menos que él, Prometeo, le prevenga. Una vez que Ío se marcha entra Hermes, enviado por Zeus para pedir a Prometeo que revele su secreto; aunque Hermes predice crecientes tormentos, Prometeo con arrogancia rehúsa hacerlo y es sumido en el abismo, junto con las Oceánidas, que deciden compartir su suerte. El drama conservado acaba mal, pero la trilogía a la que pertenecía la tragedia, bien: se llegaba a un acuerdo y Prometeo ocupaba su lugar junto a Zeus.