La Resistencia Catalana de 1713: Defensa de las Constituciones ante el Avance Borbónico
La Resistencia Catalana
Clasificación
Fuente primaria, de naturaleza histórico-circunstancial y contenido político. Fue escrito el 12 de julio de 1713 durante la Guerra de Sucesión española (1701-1714) en Barcelona (Cataluña).
Su autor, colectivo, son los diputados de la Generalitat de Cataluña, delegación permanente de las Cortes catalanas, quienes a instancias de esta, deciden mantenerse fieles al archiduque Carlos III de Austria, emperador del Sacro Imperio desde 1711 con el nombre de Carlos VI, y resistir militarmente al avance de las tropas borbónicas para preservar las constituciones, privilegios, usos y costumbres del principado de Cataluña. Esto se produce meses después de la firma del Tratado de Utrecht (abril) que puso fin a la Guerra de Sucesión en Europa por el que se reconocía como rey de España al candidato Borbón, Felipe V.
Se trata de un documento oficial, de alcance nacional e internacional destinado a informar sobre los motivos de su resistencia al pueblo catalán y al resto de naciones.
Análisis
La Generalitat decide sumarse a la resistencia frente a las tropas borbónicas, manteniéndose leal al emperador Carlos de Austria. Los argumentos que da son que lo hace aconsejado por los Brazos generales (Cortes) y que así se conseguirá conservar las libertades y privilegios, amenazados por lo acordado en la paz de Utrecht.
Definiciones
- Brazos generales (Cortes): Junta General de Brazos de Cataluña era una institución que convocaba la Diputación del General de Cataluña de manera extraordinaria en casos de emergencia o urgencia. Formaban parte de ella todos aquellos representantes en las Cortes catalanas que en ese momento se encontraran en la capital de Barcelona.
- Generalitat de Cataluña: La Diputación del General del Principado de Cataluña fue un organismo dependiente de las Cortes Generales encargado de recaudar los donativos aprobados por las Cortes, administrar los impuestos del General, interpretar las Constituciones y defender las leyes, como comisión permanente de las Cortes cuando estas no se hallaban reunidas
- Utrecht: conjunto de tratados firmados por los estados antagonistas en la Guerra de Sucesión Española entre los años 1713 y 1715 en la ciudad holandesa de Utrecht y en la alemana de Rastatt. Los tratados ponen fin a la guerra, aunque posteriormente a su firma continuaron las hostilidades en territorio español hasta la toma de Mallorca en julio de 1715.
Contexto y comentario
Contexto
La muerte de Carlos II en 1700 sin descendencia desató un enfrentamiento entre los dos principales candidatos a sucederle, Felipe de Anjou, candidato de la dinastía Borbón que gozaba del apoyo de Francia, y el archiduque Carlos de Austria, que contaba con el apoyo austriaco. Felipe fue declarado como sucesor en el testamento de Carlos, proclamándose rey de España en 1701. Esta situación no fue aceptada por diferentes potencias europeas que veían una quiebra del equilibrio europeo su nombramiento formándose la Gran Alianza (Sacro Imperio, Inglaterra, Holanda, Prusia, etc.) tras el Tratado de La Haya (1701) a la que se unieron más tarde Portugal y Saboya. Se desencadenó entonces un conflicto internacional al que se sumó un guerra entre los territorios peninsulares.
Castilla se mostró fiel a Felipe V, mientras que los reinos de la Corona de Aragón mostraron su apoyo al candidato austriaco quien representaba la continuidad dinástica y, por tanto, el modelo político basado en la monarquía compuesta y el respeto a las leyes, privilegios y costumbres de cada territorio frente a las tendencias centralistas y uniformizadoras del candidato francés. El desarrollo de la guerra fue favorable a las tropas borbónicas en la península a partir de 1707 (victoria de Almansa) conquistando sucesivamente desde entonces Aragón, Valencia, Cataluña y, finalmente Mallorca en 1715. En Europa, tras la ocupación del trono imperial por parte de Carlos en 1711 -lo que conllevaba, de nuevo, la posibilidad de ruptura del equilibrio europeo- se firmó la paz de Utrecht de 1713 por la cual se reconocía por parte de las potencias europeas a Felipe V como rey de España a cambio de renunciar al trono francés (al cual tenía derechos dinásticos) y de pérdidas territoriales en Europa.
Comentario
Las instituciones catalanas en un principio aceptaron a Felipe V como rey de España (IV de Aragón) en 1701, jurando éste un año después las Constituciones de Cataluña. Sin embargo, la política centralista y uniformadora del nuevo monarca propició el Pacto de Génova entre los sectores partidarios del candidato austriaco. La rebelión se extendió y el desembarco de Carlos en Barcelona en agosto de 1705 consiguió finalmente rendir la resistencia borbónica de la ciudad y el cambio definitivo de bando de las instituciones catalanas, las cuales temerosas de perder su poder, abrazarán la causa austracista. En octubre, el archiduque de Austria era proclamado rey por las cortes catalanas como el título de Carlos III. Se inició así en Cataluña un conflicto dinástico y, a la vez, una guerra civil entre partidarios de la causa austracista entre los que estaban las instituciones catalanas y los fieles a Felipe V (borbónicos o butifleros).
El avance borbónico en España desde 1707 (tras el fallido intento de Carlos de proclamarse rey en Madrid) motivó el repliegue hacia Barcelona de las tropas austracistas. La Paz de Utrecht (1713) significó la retirada del apoyo inglés y austriaco a la defensa de la ciudad por lo que ésta quedó solamente defendida por los barceloneses y sus instituciones, las cuales deliberaron continuar o no la resistencia (texto). Ante las noticias del abandono inglés, se convocó en Barcelona el 30 de junio de 1713 una Junta de Brazos la cual decidió continuar la guerra entregando a los diputados de la Generalidad de Cataluña la decisión última para proclamar el estado de guerra. Los diputados de la Generalidad, contrarios a la proclamación, dilataron la decisión hasta que finalmente la proclamación pública de la continuación de la guerra fue tomada el 12 julio para “conservar las libertades, privilegios y prerrogativas de los catalanes”.
A partir de entonces se inicia el sitio de Barcelona por parte de las tropas borbónicas en una estrategia de bloqueo de suministros con el fin de debilitar la resistencia. Ésta mostró pronto su división entre los partidarios de Antonio de Villarroel, comandante del ejército y los partidarios de Rafael Casanova, conseller en cap de Barcelona, quienes creían en una estrategia más ofensiva que los del comandante. Finalmente se acabaron imponiendo estos últimos y Casanova acumuló todo el poder militar tanto dentro de Barcelona como en el exterior. Ante los repetidos fracasos de tomar la ciudad, Felipe V encomendó al duque de Berwick el asedio y toma definitiva de la ciudad en julio de 1714, culminando esta labor el 11-12 de septiembre. La rendición de Barcelona supuso no solo la victoria definitiva de Felipe V frente a los partidarios de Carlos en la península (el último territorio en ser conquistado será Mallorca en 1715) sino también del modelo político borbónico, centralista y uniformizador, que se concretará en los Decretos de Nueva Planta. Los territorios de la Corona de Aragón recibieron estos decretos que significaban la pérdida de soberanía al abolir las instituciones políticas y leyes propias de cada territorio. Cataluña recibió el suyo en 1716 por el cual se suprimían las Cortes, la Generalidad y el Consell de Cent, siendo asimiladas a las de Castilla. Las libertades y fueros catalanes fueron abolidas igualmente en aras de un modelo absolutista del poder real.