El Reinado de Isabel II

La Oposición al Liberalismo. Carlismo y Guerra Civil

La Cuestión Foral

1) La Oposición al Liberalismo

El 1 de octubre de 1833, Carlos, hermano de Fernando VII, reclamó sus derechos dinásticos en el Manifiesto de Abrantes. Sus seguidores le proclamaron rey en varias ciudades, y surgieron partidas carlistas por todo el país. En 1834, jefes militares y unidades regulares del ejército se unieron al carlismo, formando un auténtico EJÉRCITO carlista liderado por Tomás de Zumalacárregui. Este ejército actuó principalmente en el País Vasco y Navarra, y secundariamente en Cataluña, el Maestrazgo y áreas rurales valencianas.

2) El Carlismo: Ideología y Apoyo Social

El carlismo no solo era un movimiento dinástico, sino que también tenía un fuerte contenido ideológico y de clase. Era un movimiento heterogéneo que se aglutinaba bajo los principios de Legitimidad (negando la Pragmática), Dios, Patria, Rey, Cuestión Foral y Descentralización. Sus partidarios luchaban contra el cambio liberal, defendiendo el Antiguo Régimen.

Entre la nobleza, los pequeños títulos nobiliarios apoyaron al carlismo, junto con miembros ultraconservadores de la administración del Estado. En el campesinado, los campesinos vasco-navarros, ligados a la propiedad mediana o pequeña y a la tradición foral, fueron carlistas. También lo fueron muchos pequeños propietarios de la Cataluña rural y de la Castilla del norte. El carlismo tuvo apoyo en núcleos urbanos del País Vasco, Navarra, Cataluña, Valencia y la meseta norte, ligados a las economías locales campesinas e influenciados por los discursos de los curas.

Los artesanos se opusieron a la desintegración gremial y temían la competencia de la nueva burguesía industrial y comercial. Entre el clero, varios obispos se unieron al carlismo, pero la jerarquía fue fiel a la causa cristina. Sin embargo, la mayoría del clero regular y los curas rurales apoyaron al carlismo, convirtiéndose en un importante apoyo ideológico y de propaganda. En febrero de 1836, la Santa Sede rompió relaciones diplomáticas con los liberales tras la condena del liberalismo por Gregorio XVI.

3) El Carlismo en el Ejército

Aunque algunos generales y oficiales se sumaron al carlismo, la mayoría de los mandos se mantuvo fiel a María Cristina. La Guerra Civil dio a los militares un papel esencial en el mantenimiento del Estado liberal, surgiendo una generación que se consideraba esencial para su estabilidad (Espartero, Narváez).

4) Apoyo Geográfico del Carlismo

El carlismo tuvo apoyos en el País Vasco, Navarra, Cataluña, el Maestrazgo aragonés y valenciano, y zonas rurales de la meseta norte. Sin embargo, apenas tuvo presencia en las ciudades y en el sur.

5) La Defensa de los Fueros

Una de las razones del apoyo al carlismo fue la defensa de los fueros, que Carlos asumió desde su primera proclama. Los fueros representaban la descentralización tradicional frente al centralismo liberal, y eran privilegios que la población vasca y navarra había mantenido desde la Edad Media. Tras la Guerra de Sucesión, los Borbones mantuvieron estos fueros por el apoyo recibido de vascos y navarros. Consistían en exención fiscal y de servicio militar, y un derecho civil diferente al del resto de Castilla. Asociados al Antiguo Régimen, los fueros se convirtieron en un banderín de enganche para vascos y navarros, pero también para aragoneses y catalanes, que habían perdido los suyos por los Decretos de Nueva Planta. Los fueros eran incompatibles con el liberalismo, que solo admitía una misma ley para todos los ciudadanos.

Desarrollo Militar y Político de la Primera Guerra Carlista (oct. 1833- ag. 1839)

6) El Bando Cristino

El bando «Cristino» o liberal, que defendía los intereses de Isabel, contó con el apoyo de los sectores reformistas del absolutismo, los liberales, la mayoría de los generales y del ejército, funcionarios, altas jerarquías de la Iglesia, la burguesía de negocios, los intelectuales y profesionales, y las clases medias urbanas. También lo apoyaron, aunque con menos entusiasmo, los obreros industriales y parte del campesinado del sur peninsular.

7) Dimensión Internacional de la Guerra

La guerra tuvo una dimensión internacional, y en 1834 se creó la Cuádruple Alianza (Francia, Gran Bretaña, España y Portugal) para apoyar a los regímenes liberales. Sin embargo, el apoyo fue principalmente financiero y de armamento. Los carlistas no obtuvieron reconocimiento internacional, pero contaron con las simpatías de los imperios austríaco y ruso.

8) El Papel de Mendizábal

Mendizábal desempeñó un papel importante en el tema financiero, gracias a sus relaciones con el mundo de las finanzas londinense.