La Crítica de Nietzsche a la Cultura Occidental: El Nihilismo Activo y la Voluntad de Poder
La Crítica de Nietzsche a la Cultura Occidental
La Perspectiva de Nietzsche sobre la Vida
Friedrich Nietzsche fue un filósofo fundamental del siglo XX. Nacido en Alemania en una familia religiosa, este aspecto influyó en su pensamiento. Estudió teología y filología, obteniendo una cátedra en esta última a temprana edad. Su filosofía se desarrolla en el contexto posterior a la Ilustración, donde algunos pensadores cuestionaban la razón como solución a los conflictos y la validez de los valores tradicionales.
Nietzsche admiraba a Schopenhauer, quien le influyó en su visión del arte y la estética, especialmente la música y la poesía, como caminos para la salvación del hombre. También sentía admiración por los presocráticos, quienes compartían su perspectiva de una vida irracional, dominada por los instintos y sin límites. Estos filósofos se basaban en dos principios: lo dionisiaco (la fuerza de los instintos y la desmesura) y la mesura y la armonía. Además, admiraba la tragedia clásica, donde el hombre se enfrenta a la muerte a través de sus instintos.
La Filosofía del Martillo
Nietzsche critica la cultura occidental a través de su filosofía del martillo. Con este método, buscaba derribar las creencias establecidas y cuestionar los fundamentos de la cultura occidental. Su crítica se basa en su visión de la vida como algo irracional, donde los instintos prevalecen sobre la razón.
La Crítica a la Moral Socrática y al Cristianismo
Para Nietzsche, Sócrates marcó un punto de inflexión en la filosofía, cambiando la concepción de la vida. Lo que antes era considerado bueno, Sócrates lo tildó de malo, y lo que carecía de valor se convirtió en esencial. Según Nietzsche, con Sócrates y Platón, la moral aristocrática se transformó en una moral de siervos, donde los hombres reprimen sus instintos vitales.
El cristianismo, según Nietzsche, exacerbó el efecto de Sócrates y Platón, introduciendo conceptos como la culpa y la mala conciencia. Consideraba al cristianismo como una enfermedad, una religión de resentidos, y la causa de la “decadencia” de la cultura occidental. Sin embargo, veía a Jesucristo como un representante de la moral aristocrática, alguien que seguía sus instintos y luchaba por sus ideales.
El Nihilismo Activo y la Voluntad de Poder
Nietzsche propone el nihilismo activo como solución. Tras la Ilustración, afirma: “Dios ha muerto, los hombres lo han matado”. Con esta declaración, da paso al nihilismo, la pérdida de valores, que se asocia con la decadencia de la cultura occidental del siglo XIX.
Nietzsche distingue entre dos tipos de nihilismo:
- Nihilismo pasivo: Se caracteriza por la falta de ideas y la inacción.
- Nihilismo activo: Es positivo y se basa en la voluntad de poder, que se enfrenta a los represores como la moral, la religión y la ciencia.
Nietzsche propone el nihilismo activo, que da lugar al superhombre, un individuo que crea sus propios valores, posee una fuerte voluntad de poder y se guía por sus instintos para una vida ascendente.
Conclusión
En resumen, Nietzsche considera que la cultura occidental está enferma, sus individuos se comportan como un rebaño y camina hacia su autodestrucción. Es una cultura de resentimiento, con valores gregarios. Cuando se da cuenta de la falsedad de estos valores, cae en el nihilismo, en el vacío de sentido. Por ello, Nietzsche propone su destrucción.