Las Afasias

El cerebro nos acerca el mundo exterior y nos trae la realidad envasada en cinco sentidos que se unen para materializar la vida tal como la conocemos. Y todo fluye a lo largo de neuronas, células que almacenan, procesan y reparten la información de lo que ocurre fuera y dentro de nuestro organismo. El cerebro es un órgano extraordinariamente complejo compuesto de un entramado de miles de neuronas y otras células auxiliares con billones de conexiones entre sí. Las protagonistas indiscutibles son las neuronas. Su belleza y complejidad animó a Ramón y Cajal a referirse a los aproximadamente 100.000 millones de neuronas que componen el cerebro humano como “esas mariposas del alma”, (30.000 millones de ellas están en la corteza cerebral). Con formas y tamaños de gran variación, las neuronas se relacionan entre sí creando conexiones físicas entre sus estructuras de entrada y salida, las dendritas y los axones, mediante conexiones denominadas sinapsis. Una neurona típica del cerebro se conecta con otras 10.000 neuronas, por lo que el número de conexiones dentro del cerebro es astronómico. Cada neurona tiene tres partes:

  • El cuerpo neuronal, donde se aloja el núcleo de la célula.
  • El axón, un filamento de longitud variable (de algunos micrómetros hasta metro y medio) que ofrece la vía de transmisión por la cual viaja la electricidad que transmite los estímulos a otras neuronas.
  • Las dendritas, estructuras filamentosas de longitud menor, pero presentes en gran número, que reciben estímulos de los axones de otras neuronas.

Cuando alguien habla coloquialmente de materia gris, se está refiriendo a aquellas áreas del cerebro, principalmente las más superficiales, que muestran una gran densidad de cuerpos neuronales, mientras que la materia blanca del cerebro aparece como consecuencia del color blanco de la mielina, la sustancia aislante de los axones. De las múltiples estructuras del cerebro, la corteza y la neocorteza, una masa plegada con dos hemisferios, el izquierdo y el derecho, presenta un gran desarrollo en el ser humano. Es aquí donde residen los centros de control de la mayoría de las funciones cognitivas.

Los Lóbulos Cerebrales

En cada uno de los dos hemisferios cerebrales, la corteza que los reviste está dividida en cuatro lóbulos diferenciados anatómicamente: frontal, parietal, temporal y occipital, denominados así inicialmente por los huesos del cráneo que los alojan.

  • El lóbulo frontal se ocupa de la planificación de acciones futuras y del control del movimiento.
  • El lóbulo parietal se encarga de la sensación somática y de la relación del esquema corporal con el espacio extrapersonal.
  • El lóbulo occipital se encarga de la visión.
  • El lóbulo temporal se encarga de la audición.

Cada lóbulo posee varios pliegues profundos hacia su interior, las crestas de estos pliegues se denominan circunvoluciones y las hendiduras cisuras.

Organización de la Corteza Cerebral

La organización de la corteza cerebral se caracteriza por dos rasgos importantes. Primero, cada hemisferio se ocupa de los procesos sensitivos del lado opuesto del cuerpo. Segundo, aunque los hemisferios son de aspecto similar, no son completamente simétricos respecto a su estructura ni equivalentes en cuanto a su función.

Aunque los hemisferios cerebrales tienen una estructura simétrica, con los dos lóbulos que emergen desde el tronco cerebral y con zonas sensoriales y motoras en ambos, ciertas funciones intelectuales son desempeñadas por un único hemisferio. El hemisferio dominante de una persona se suele ocupar del lenguaje y de las operaciones lógicas, mientras que el otro hemisferio controla las emociones y las capacidades artísticas y espaciales. En casi todas las personas diestras y en muchas personas zurdas, el hemisferio dominante es el izquierdo.

Las Afasias: Trastornos del Lenguaje

Después de esta introducción, una vez que hemos visto la cantidad de conexiones que hay en nuestro cerebro y lo complejo que es, pasaremos a centrarnos en un caso concreto, las afasias, es decir, los trastornos del lenguaje causados por lesiones cerebrales focales. Mucho de lo que sabemos acerca de la localización del lenguaje procede de los estudios sobre las afasias, un trastorno del lenguaje que se observa con mayor frecuencia en personas que han sufrido un ictus (la oclusión o la ruptura de un vaso sanguíneo que riega una parte del hemisferio cerebral). El cerebro humano está muy bien protegido por el cráneo. Pese a ello, hay muchas maneras de que el cerebro resulte lesionado. Como consecuencia de un golpe, el cerebro puede ser aplastado contra el cráneo con la suficiente fuerza como para causar una lesión cerebral sin rotura ósea. Cualquier objeto puede golpear el cráneo con la fuerza suficiente como para penetrarlo. O tal vez, el problema se origine dentro del cráneo, como una infección, un tumor, o una ruptura de vasos sanguíneos que dañen el tejido cerebral, pero poco importa cuál sea el origen de la lesión cerebral, porque es improbable que el impacto afecte por igual a la totalidad del cerebro, sino que algunas zonas quedarán más afectadas que otras. Cuando el cerebro ha sido lesionado, los problemas del paciente variarán dependiendo de la extensión y la localización del daño. Una lesión determinada puede causar únicamente problemas en la visión o en el movimiento de un determinado grupo de músculos. Las lesiones que particularmente nos interesan en este trabajo son aquellas que causan problemas en el lenguaje. En nuestro intento por entender cuál es la representación cerebral del lenguaje habremos de determinar cuáles son las áreas del cerebro cuya lesión provocaría problemas con el lenguaje y cuáles no.

Tal y como apuntábamos antes, los trastornos del lenguaje, tras una lesión cerebral son denominados “afasias”, pero no hay que olvidar que no todos los afásicos padecen los mismos síntomas.

Gran parte de los descubrimientos fundamentales en el estudio de las afasias se produjeron en una rápida sucesión en el transcurso de la segunda mitad del siglo XIX. En conjunto, estos avances constituyeron uno de los capítulos más apasionantes del estudio de la conducta humana, debido a que arrojaron las primeras luces sobre la base biológica de una función mental compleja.