De la Crisis de la Restauración a la Segunda República: Un Recorrido Histórico
Marruecos: La Sombra de un Imperio en Declive
En la Conferencia de Algeciras de 1906, se acordó dividir Marruecos en dos áreas de influencia: España controlaría el norte y Francia el sur. La colonización española tenía como objetivos asegurar Ceuta y Melilla, así como restaurar el prestigio nacional tras la derrota en la Guerra del 98. Sin embargo, la presencia española en Marruecos estuvo marcada por la resistencia y el conflicto.
La Guerra de Melilla y el Desastre de Annual
La primera insurrección, conocida como la guerra de Melilla, estalló en 1909 debido al ataque de las cabilas rebeldes a las explotaciones mineras españolas. A pesar de la victoria en el Barranco del Lobo, esta derrota llevó al reclutamiento de reservistas, desencadenando la Semana Trágica de Barcelona. En 1912, el sultán marroquí aceptó la formación de un protectorado franco-español debido al caos en la región. Sin embargo, esto aumentó la resistencia local, mostrando la incapacidad del Ejército español para controlar eficazmente el Rif.
En 1921, el general Silvestre planeó una ofensiva que fue respondida por los rifeños liderados por Abd el-Krim, resultando en el desastre de Annual con más de 13,000 muertos y la pérdida de gran parte de la región. Este evento provocó indignación pública y aumentó la impopularidad de la presencia española en Marruecos. La presión de la oposición llevó a la formación de una comisión investigadora, iniciando el Expediente Picasso para responsabilizar al Gobierno, al Ejército y a Alfonso XIII.
El Golpe de Estado de Primo de Rivera
En este contexto de crisis, el general Primo de Rivera llevó a cabo un golpe de Estado en 1923, archivando la investigación del Desastre de Annual y restaurando el control español en el Rif tras el desembarco de Alhucemas en 1925. Este evento marcó el fin del sistema de la Restauración y el inicio de la dictadura de Primo de Rivera.
La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
En septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña, Primo de Rivera, dio un golpe de Estado que justificó como una medida temporal para solucionar los problemas del país. Este golpe fue motivado por la inestabilidad política, la conflictividad social y los reveses militares en Marruecos. El golpe recibió el respaldo del Ejército y la burguesía, mientras que el Gobierno y las organizaciones sociales se mantuvieron pasivos. Alfonso XIII aceptó el golpe y encargó a Primo de Rivera formar un nuevo gobierno.
El Directorio Militar (1923-1925)
Durante el Directorio Militar, el gobierno fue exclusivamente militar. Se cerró el Parlamento, se suspendió la Constitución de 1876 y se centralizó la política. Hubo represión del catalanismo y se censuró la prensa. El régimen ganó apoyo social al ilegalizar la CNT y prohibir huelgas y manifestaciones. Además, logró una victoria en la guerra de Marruecos con el desembarco de Alhucemas en 1925, recuperando territorios perdidos y pacificando el Protectorado mediante la acción conjunta con Francia. Primo de Rivera confió la defensa de Marruecos a los legionarios y regulares, evitando el envío de tropas de reemplazo.
El Directorio Civil (1925-1930)
Durante el Directorio Civil, Primo de Rivera gobernó con un gobierno civil, incluyendo a figuras como Calvo Sotelo. Se buscó la paz social intentando resolver los conflictos laborales creando comités paritarios de patronos y trabajadores. Se intentó atraer a líderes sindicales socialistas como Largo Caballero y se persiguió a los anarquistas y comunistas. Económicamente, se aplicó un proteccionismo arancelario y se invirtió en infraestructuras, aunque esto causó aumento de deuda y devaluación de la peseta. Se intentó institucionalizar el régimen con la creación de la Unión Patriótica y la Asamblea Nacional Consultiva, pero fracasaron en hacer del partido un movimiento de masas y en la participación del PSOE.
La Caída de la Dictadura y el Camino a la República
A partir de 1928, aumentó la conflictividad con la reorganización de la oposición, la movilización obrera y divisiones en el Ejército, culminando en intentos de golpe de estado en 1932 y revueltas universitarias lideradas por la FUE. En 1930, Alfonso XIII obligó a Primo de Rivera a dimitir. Luego, nombró al general Dámaso Berenguer, marcando el inicio de la Dictablanda. Berenguer no logró controlar la conflictividad laboral ni la movilización republicana.
El Pacto de San Sebastián, firmado por republicanos, nacionalistas y el PSOE, buscaba poner fin a la monarquía. Los eventos posteriores señalaron la creciente tensión: un mitin republicano-socialista en la Plaza de Toros de las Ventas atrajo una gran asistencia; sublevaciones militares pro-republicanas ocurrieron en Jaca y Cuatro Vientos; un grupo de intelectuales publicó “El error Berenguer”, abogando por la república. Berenguer dimitió y fue reemplazado por el almirante Aznar en febrero de 1931. Aznar convocó elecciones municipales para abril, en las cuales los republicanos ganaron en la mayoría de las ciudades, proclamando así la Segunda República el 14 de abril de 1931. Alfonso XIII partió al exilio en Italia, poniendo fin a su reinado.