La novela idealista en el Renacimiento español

Las novelas idealistas, de carácter caballeresco o amoroso, recrean un mundo de ficción y ofrecen una realidad idealizada, tanto en lo que se refiere a personajes como a paisajes, acontecimientos y sentimientos. Se clasifican en los siguientes tipos:

Novela de caballerías

De origen medieval (ciclo artúrico). Ofrece una visión idealizada de la sociedad aristocrática, la nostalgia de aventura y el reflejo del espíritu caballeresco. A pesar de su éxito editorial, el género decae y se agota tras la publicación de Don Quijote de la Mancha en 1605.

Novela pastoril

Son obras ambientadas en una naturaleza idealizada con la que se identifican sus protagonistas, pastores refinados y cultos que cuentan sus amores desdichados. Destaca la mezcla de verso y prosa, la presencia de elementos mitológicos, y la actitud estática y contemplativa de los personajes. La Diana, de Jorge de Montemayor (1559), es la obra que inaugura un género que cultivarán, entre otros, Gaspar Gil Polo (Diana enamorada, 1564) o el mismo Cervantes (La Galatea, 1585).

Novela bizantina

Tiene sus raíces en la tradición grecolatina clásica. Se centra en el relato de las aventuras de una pareja de enamorados de noble linaje que, al ser separados, sufren toda una suerte de desdichas antes de reencontrarse.

Novela corta

Imita los cuentos del italiano Giovanni Boccaccio. Son obras breves, sin enseñanza moral que sirven de entretenimiento. La más difundida es El Patrañuelo, de Juan de Timoneda.

Novela morisca

Entronca con los romances moriscos del siglo XV. Narran episodios bélicos durante la Reconquista, e historias amorosas protagonizadas por moros y cristianos. La idealización del mundo árabe y de las relaciones idílicas entre ambas culturas, o el exotismo, son los principales valores del género. La obra más representativa es Historia del Abencerraje y la hermosa Jarifa, de autor desconocido.

Prosa no narrativa

Las principales manifestaciones de la prosa no narrativa son:

  • La prosa didáctica: adopta el diálogo y la miscelánea como vehículo más adecuado para la divulgación, la difusión del erasmismo o la defensa de la lengua vulgar.
  • La historiografía: a través de la que se encauza el interés renacentista por el hombre y su pasado.
  • La prosa religiosa: estimulada por los movimientos ascético y místico.

El ciclo celestinesco: La lozana andaluza

La Celestina dio lugar a imitaciones durante los siglos XVI y XVII: Segunda comedia de la Celestina (1534), de Feliciano de Silva, o Tercera parte de la tragicomedia de Celestina (1536), de Gaspar Gómez de Toledo.

Emparentada con este ciclo se halla La lozana andaluza (1528), de Francisco Delicado, obra que, a su vez, es considerada precedente de la picaresca, puesto que incluye el relato de la ascendencia y los orígenes de la protagonista, la evolución de su carrera y el deseo de ascenso social.

La novela relata las andanzas de la prostituta y alcahueta Aldonza en la corrupta ciudad de Roma.

Novelas realistas

La novela realista ofrece un retrato de la sociedad de la época prestando especial atención a sus defectos: miseria, hambre, corrupción, injusticias…

El ciclo celestinesco y la picaresca son los dos géneros que representan esta tendencia, que contribuye a la configuración de la novela moderna.

La picaresca

Con la publicación del Lazarillo de Tormes (1554) se origina un nuevo género literario, genuinamente español, denominado picaresca.

La aparición del género tiene varias causas:

  • Económicas: miseria social, aparición de marginados, insatisfacción y desengaño.
  • Espirituales: existía un deseo de renovación espiritual estimulado por el factor económico y el erasmismo.
  • Sociales: los conceptos de honor y limpieza de sangre propiciaron el rechazo y marginación de los judíos conversos.
  • Literarias: los escritores reaccionaron al idealismo renacentista manifestado en la lírica, en la novela pastoril o en los libros de caballerías.

Características de la picaresca:

  • Autobiografía ficticia: Debido a su origen humilde, el pícaro no tiene quien narre su vida, por ello, el protagonista se erige en narrador de su propia historia.
  • La figura del antihéroe: El pícaro procede de los bajos fondos, no es un caballero, ni un pastor idealizado. No se mueve por el amor, la fama o la justicia, no tiene grandes ideales. Es hijo de padres sin honra y su móvil es únicamente la supervivencia.
  • Visión unilateral: Los hechos se cuentan siempre desde el mismo punto de vista: el del narrador-protagonista, que ofrece su propia visión de la realidad. El lector ve los hechos con los ojos del narrador.
  • Acción retrospectiva: El pícaro relata su vida desde el final de su trayectoria, cuando ya es adulto. Esto permite escuchar la voz del pícaro-niño y la del pícaro-adulto.
  • Situación final de deshonor: El pícaro cuenta su vida con el fin de justificar el estado al que ha llegado. A pesar de sus esfuerzos no logra escapar de su estado miserable. El determinismo es un lastre del que no logra zafarse el protagonista.
  • Relato itinerante y carácter episódico: La novela está constituida por episodios independientes que transcurren en lugares diferentes y al servicio de distintos amos. La obra es abierta y se pueden incluir nuevos episodios.
  • Narración lineal: Comienza en la infancia del pícaro y se extiende hasta su etapa de madurez.
  • Evolución psicológica: El protagonista no se mantiene estático a lo largo de la novela. Se observa cómo crece, cómo fragua su carácter y cómo evoluciona para sobrevivir: empieza siendo un niño indefenso, pasa por la pérdida de la inocencia y el aprendizaje hasta llegar a la astucia y la picardía.
  • Sátira social: Su condición de criado, al servicio siempre de algún amo, permite al pícaro entrar en contacto con personajes de distinto estamento (Iglesia, justicia, medicina…) que reflejan el degradado ambiente social y moral de la época.

Autoría y ediciones

La obra apareció publicada en 1554 de forma anónima. Debió de existir una edición anterior de la que no ha quedado testimonio alguno.

En torno al posible autor del texto existen diversas teorías. La obra ha sido atribuida a diversos autores de la época. También se ha señalado que tras el autor se esconde un judío converso (debido a la crítica a la avaricia y al absurdo sentido del honor que se desprende del libro) o un erasmista (por la crítica de las costumbres eclesiásticas que también caracteriza la obra), quien, por temor a las represalias, optó por el anonimato.

Estructura

La novela, que adopta la forma de una carta, consta de un prólogo y siete tratados de extensión desigual. En el prólogo, Lázaro anuncia que va a contar sus andanzas y desventuras (es lo que se conoce como fingida autobiografía) para tratar de justificar ante el destinatario (“vuestra merced”) su “caso”, es decir, la situación de deshonra en que se halla.

La narración lineal de la vida del pícaro nos permite constatar la degradación moral y espiritual de Lázaro. El niño ingenuo de los inicios se convierte a lo largo de los años en un hombre desengañado, que ha asumido el disimulo y la deshonra como única vía para sobrevivir con cierto desahogo. Los amos de Lázaro contribuyen con mal ejemplo a moldear la personalidad del joven.

Tratados I-III

Los tres primeros tratan del aprendizaje de Lázaro: el I narra su nacimiento y sus peripecias que vive con un ciego que tiene que engañar para comer; el II sirve a un clérigo que no le da de comer y lo despide cuando lo ve robando; en el III acompaña a un hidalgo pobre que lo tiene que abandonar porque no le puede dar comida. Cada amo encarna un vicio y despiertan el ingenio del joven.

Tratados IV-VII

Extensión desigual y ascenso social de Lázaro. Del IV al VII se va con distintos amos y finalmente se casa con la criada y amada del arcipreste a cambio de trabajo que lo saca de la miseria. El tema dominante es la hipocresía y hay un cambio de perspectiva, ya no lucha con las injusticias, es testigo y narrador de las mismas.

Temas esenciales de la obra

Junto a los dos grandes temas: el hambre y la hipocresía, también hay núcleos esenciales de la obra importantes:

  • Crítica social: Con los tres primeros amos quedan retratados el pueblo, la Iglesia y la nobleza. El servicio a varios amos permite al autor realizar una aguda crítica de la sociedad española de la época (pobreza, marginación, delincuencia…) y una denuncia de los vicios morales de la España del siglo XVI (falsa religiosidad y corrupción).
  • Sátira eclesiástica: Cinco de los amos de Lázaro son hombres de Iglesia. Todos ellos encarnan las actitudes viciosas del clero. Entre sus defectos sobresalen principalmente los siguientes: la avaricia, la mezquindad y la hipocresía. De ello deriva el hecho de que la obra haya sido atribuida a un autor erasmista.
  • La honra: El concepto de honor (idea que los otros tienen de uno) también está presente en la obra. Lázaro narra su vida para explicar por qué acepta vivir en una situación indecorosa. Se reivindica un concepto de honra no basado en el linaje sino en las obras de cada persona. Esto ha llevado a considerar que su autor fuese un judío converso.

Realismo

El Lazarillo es una novela realista porque se opone al concepto de novela idealista imperante en la época. La ficción realista viene determinada por el marco real: galería de personajes extraídos de la sociedad; la autobiografía; la concreción y el detalle con que se describen hechos, lugares y situaciones; y el lenguaje acorde al personaje y la representación de la vida humana.

La obra recoge una serie de materiales folclóricos presentes en cuentos y relatos populares: el nacimiento a orillas del río, la muerte del padre, el servicio al ciego… Algunos críticos consideran que estos episodios no son sucesos reales sino episodios ficticios empleados con fines literarios. Sin embargo, para otros investigadores, la presencia de estos elementos no afecta al realismo de la obra.

El petrarquismo

Tema fundamental: amor y naturaleza.

Influencias: amor cortés y cultura clásica latina.

Características: sutileza y fluidez en los versos, predilección por el verso endecasílabo y el soneto y cultivo de églogas, odas…

Lírica italianizante

Temas:

  • Amor (concepción petrarquista y platónica, amada ser inaccesible).
  • Naturaleza (reflejo belleza divina).
  • Mitos grecolatinos (valor simbólico y ornamental o describir experiencias amorosas del poeta).

Tópicos: carpe diem, collige virgo rosas, locus amoenus, beatus ille.

Subgéneros: égloga, elegía, epístola y oda.

Lenguaje: naturalidad, estilo culto y metafórico, epítetos e hipérbatos.

Métrica: endecasílabo y el heptasílabo, empleo del terceto encadenado, la lira, la octava real, el soneto y la silva. Uso del encabalgamiento y rechazo del verso agudo.

Garcilaso de la Vega (Toledo, 1501)

Incorporó de forma definitiva la lírica petrarquista a nuestra literatura.

Sonetos

Tratan del amor (contemplación de la amada, sufrimiento, celos…). La mitología también se convierte en materia poética. Como ejemplo de los amores desdichados actualiza el mito de Apolo y Dafne, entre otros, también presenta a Faetón e Ícaro, o erige en destinatarias de sus penas amorosas a las ninfas. Mención especial al soneto XXIII (A Dafne ya los brazos..), que es una recreación del carpe diem y collige virgo rosas. Esta canto a la belleza y juventud humanas se completa con una descripción femenina del ideal renacentista.

Églogas

Magistral conjunción del petrarquismo y clasicismo.

  • Égloga I: lamentos de dos pastores (Salicio y Nemeroso). El primero, despechado por su dama, llora el desdén y la infidelidad de Galatea; el segundo lamenta la pérdida de su amada Elisa. Escrita en estancias (estrofa italiana de versos heptasílabos y endecasílabos). Inigualable equilibrio entre perfección y emoción.
  • Égloga II: el poema tiene como núcleo el amor no correspondido y además un elogio a la casa de Alba. Combina tercetos y estancias.
  • Égloga III: paraje idílico en el río Tajo donde varias ninfas se reúnen para bordar tapices con escenas mitológicas de amores trágicos. La obra termina con el canto a la belleza de las amadas de los pastores Tirreno y Alcino. Emplea la octava real. Representa el arte más depurado de Garcilaso, la creación estética se eleva por encima de los sentimientos.