1ª COMPOSICIÓN DE TEXTO: La Transición: De la Agonía del Franquismo a la Constitución de 1978

Los estertores del franquismo, 1973 y 1974, fueron muy agitados, ya que era evidente que el régimen era incapaz de adaptarse a los profundos cambios socio-económicos experimentados por el país desde 1960. Por su parte, la oposición política había incrementado sus apoyos (movimiento obrero, universitarios, intelectuales, organizaciones políticas clandestinas del interior y las fuerzas del exilio…), lo que cada vez mostraba más claramente la imposibilidad del régimen de sobrevivir políticamente tras la muerte del dictador. Esto se agravó con el asesinato del almirante Carrero Blanco en un atentado de ETA en 1973, el impacto económico de la crisis del petróleo del mismo año o la caída de la dictadura portuguesa (Revolución de los Claveles) y de la griega en 1974. El gobierno del último presidente franquista, Carlos Arias Navarro, aunque prometiera una tímida liberalización (“Espíritu del 12 de febrero”), se mostró incapaz de reformar un sistema dictatorial de casi cuatro décadas de existencia. Finalmente, el general Franco fallecería el 20 de noviembre de 1975, entrando España en una nueva época histórica. En pocos años, nuestro país iría pasando de un régimen dictatorial a una Monarquía parlamentaria. Este período de cambio y transformación política sería conocido como la transición democrática. La Transición democrática tendría como remate el año 1977 (primeras elecciones), si nos referimos a una “transición corta”, o bien, si nos referimos a una “transición larga”, habría que destacar fechas como 1978 (Constitución), 1981 (intento de golpe de Estado) o 1982 (triunfo electoral del PSOE), como fechas de cierre de este proceso histórico.

Adolfo Suárez y la Ley para la Reforma Política

El Documento 1 nos sirve para hablar de la figura de Adolfo Suárez, como uno de los actores principales del cambio político en el país tras la muerte del dictador. Tras la dimisión de Arias Navarro (último presidente con Franco) en julio de 1976, el rey Juan Carlos I le encargó la jefatura del Gobierno a Suárez, uno de los llamados “aperturistas” o políticos del anterior régimen, partidarios de cambios tras la desaparición del general Franco. El objetivo principal de Adolfo Suárez fue poner en marcha un proceso de cambio, desde las Leyes Fundamentales franquistas hacia un régimen totalmente democrático (“de la Ley a la Ley”). Podemos destacar la política de consenso y plenamente comprometida con el cambio democrático representado por el presidente Suárez, con referencias al diálogo con todas las fuerzas políticas (tanto de derechas, incluyendo a los ex franquistas, como a las fuerzas de la oposición democrática de izquierdas). Suárez, además, insistió en el compromiso de la monarquía con el cambio hacia la democracia futura. El nuevo gobierno pondría en marcha distintas medidas para asegurarles a los ciudadanos que el cambio iba en serio: amnistía política, ampliación de las libertades de expresión, proyecto para la legalización de partidos, diálogo con los principales partidos políticos y sindicatos, y promesa de unas futuras elecciones democráticas.

El proyecto democratizador, por otra parte, tuvo que ponerse en marcha en medio de graves dificultades: impacto de la crisis económica del 73, numerosos atentados terroristas (ETA y GRAPO), agitación constante en la calle, malestar por parte de los militares y políticos inmovilistas y contrarios al cambio, etc.

El hecho decisivo en ese proceso de cambio fue la Ley para la Reforma Política (LRP) (Documento 1), aprobada por las propias Cortes franquistas en 1976. El proyecto (ideado en gran parte por Torcuato Fernández Miranda, otro de los hombres de confianza del rey), defendía la convocatoria de unas futuras elecciones democráticas en el país. El gobierno resultante del mismo sería el encargado de la normalización democrática española. El documento presente destaca, sobre todo, en las diferencias políticas e ideológicas del programa reformista de Suárez con respecto a las instituciones de la dictadura: se habla de soberanía nacional (Art. 1), se recoge el principio de división de poderes, de derecho al voto, es decir, se habla de un auténtico Estado de derecho o democrático, para sustituir al régimen que se había implantado en España desde 1939. Una vez que Suárez consiguió que los procuradores franquistas dieran su visto bueno (“el harakiri de las Cortes”), se celebró en diciembre del mismo año un referéndum para aprobar (mayoritariamente) la LRP. Para muchos historiadores, ese sería el momento clave que marca el camino hacia la democracia y el “entierro legal” del franquismo.

Las Elecciones de 1977 y la Constitución de 1978

En 1977 se celebraron las primeras elecciones democráticas celebradas en España desde antes de la Guerra Civil. Dichas elecciones (prometidas en el programa de Adolfo Suárez) permitieron presentarse a distintas fuerzas políticas (derechas, centro, izquierdas, nacionalistas, extremistas), después de que el Gobierno legalizara a los distintos partidos (especialmente delicado e importante fue el caso del Partido Comunista de España, en 1977).

La victoria de la UCD (Documento 2), el partido de Adolfo Suárez, repetida en las elecciones de 1979, permitiría a este dirigir (ya como presidente plenamente democrático) el país hasta su dimisión a principios de 1981. Entre las medidas políticas que tomaría el Gobierno de Suárez en los venideros años destacaban: asegurar el proceso de cambio “legal y pacífico” (frente a la ruptura total de las izquierdas); dialogar con los agentes sociales y sindicatos para solucionar la crisis económica (Pactos de la Moncloa, 1977); redactar una Constitución democrática (1978) e iniciar el proceso de descentralización territorial (proceso autonómico, a partir de 1979).

Precisamente, el Documento 3 representa una de las principales realizaciones políticas del Gobierno de Suárez: la Constitución de 1978. España pasaba a ser una Monarquía Constitucional y parlamentaria, con todos los elementos característicos de un Estado de derecho: amplios derechos y libertades, separación de poderes, pluripartidismo, Parlamento bicameral, Jefe de Estado moderador de los poderes tradicionales, etc. El modelo de organización territorial pasaba a ser de tipo descentralizado (autonómico), como especifica el Art. 2. La importancia de la Constitución de 1978 radica en que es la primera en nuestra historia consensuada (pactada) entre todas las fuerzas políticas importantes (de derechas y de izquierdas), no es un texto “de partido”, con la idea de que puedan gobernar con ella partidos de ideologías diferentes. Así se garantizaba, además de la democracia, la estabilidad política, para evitar errores del pasado.

1982: El Cierre de la Transición y la Victoria del PSOE

1982 puede establecerse como cierre formal de la “transición larga”. Con la victoria del PSOE en ese mismo año, se demostraba la madurez y fortaleza de la democracia española, al llegar al Gobierno las izquierdas. La UCD desapareció del panorama político por las crisis internas y la dimisión de Suárez. En tercer lugar, destacaría Alianza Popular de Manuel Fraga, y a continuación los comunistas y los nacionalistas. En los siguientes años, la política del gobierno de Felipe González y la incorporación de España en la Comunidad Europea (1986), normalizaría nuestro país en adelante, después de un siglo XX agitado por dos dictaduras militares y una cruenta Guerra Civil.

2ª COMPOSICIÓN DE TEXTO: La Consolidación de la Democracia: De la Crisis de la UCD a los Gobiernos del PSOE

La Transición y el Papel de Adolfo Suárez

Con la muerte del general Franco en 1975, España entró en una nueva época histórica. En pocos años, nuestro país iría pasando de un régimen dictatorial a una Monarquía parlamentaria. Este período de cambio y transformación política sería conocido como la transición democrática. La Transición democrática tendría como remate el año 1977 (primeras elecciones), si nos referimos a una “transición corta”, o bien, si nos referimos a una “transición larga”, habría que destacar fechas como 1978 (Constitución), 1981 (intento de golpe de Estado) o 1982 (triunfo electoral del PSOE), como fechas de cierre de este proceso histórico.

Adolfo Suárez fue uno de los actores principales del cambio político tras la muerte del general Franco. Nombrado presidente del Gobierno por el rey Juan Carlos I en el verano de 1976, puso las bases principales para llevar a cabo la llamada transición hacia la democracia, proceso histórico en un difícil contexto interno y externo (crisis económica del 73, atentados terroristas de ETA y GRAPO, rechazo de los cambios por parte de los sectores involucionistas…). Sin embargo, Suárez logró aprobar en las Cortes la Ley para la Reforma Política, el “entierro legal” del franquismo.

En 1977 se celebraron las primeras elecciones democráticas celebradas en España desde antes de la Guerra Civil. Dichas elecciones permitieron presentarse a distintas fuerzas políticas (derechas, centro, izquierdas, nacionalistas, extremistas). La victoria de la UCD (partido de Suárez), repetida en las elecciones de 1979, permitiría a este dirigir (ya como presidente plenamente democrático) el país hasta su dimisión a principios de 1981. Entre las medidas políticas que tomaría el Gobierno de Suárez en los venideros años destacaron la firma de los Pactos de la Moncloa, la promulgación de la Constitución de 1978 y el inicio del proceso autonómico, entre otros cambios relevantes.

El Auge del PSOE y la Decadencia de la UCD

En 1979 la UCD había ganado de nuevo las elecciones legislativas, pero con una escasa margen. Los resultados mostraban que existían dos grandes partidos, la UCD y el PSOE de Felipe González (convertido en el principal partido de la oposición), a gran distancia de todos los demás. Pero en las elecciones municipales, las primeras que se celebraron en la democracia, manifestaron una tendencia algo distinta del voto: el triunfo selectivo de la izquierda, pasando a controlar muchas de las grandes ciudades de España.

El PSOE (que había renunciado al marxismo en el Congreso Extraordinario de 1979), se había convertido en una fuerza política cohesionada y bajo el fuerte liderazgo de Felipe González, por lo que a finales de los años 70 había iniciado el camino para convertirse en alternativa de poder frente al centro-derecha.

Dada la debilidad interna y los problemas de las distintas familias políticas de la UCD, el PSOE presentó una moción de censura al gobierno en mayo de 1980. La moción no prosperó por falta de apoyos, pero significó el fin de la etapa de la política de consenso, erosionó seriamente la figura del presidente Suárez, marcó el declive de la UCD y potenció al líder de la oposición Felipe González.

La Dimisión de Suárez y el Intento de Golpe de Estado del 23-F

Desde mediados de 1980, se agudizó la crisis del partido gobernante, lo que empezó a afectar seriamente a la continuidad de la política de consolidación de la democracia. Los “barones” de la UCD llegaron a acusar a Adolfo Suárez de personalismo, con lo que la carencia de liderazgo se acentuó. Se planteó por primera vez la posibilidad de sustitución del jefe de gobierno. En el mes de septiembre, Suárez tuvo que remodelar su gabinete y en el nuevo gobierno llegó a su punto culminante la amalgama de ministros de tendencias diversas (liberales, democristianos, socialdemócratas, “azules” u hombres procedentes del anterior régimen franquista a los que pertenecía el propio Suárez). Aquel verdadero “gobierno de concentración” de UCD fue el último de los intentos en ese sentido.

Precisamente, a finales de 1980 empezó a hablarse en España de la posibilidad de un “gobierno de gestión”, un gobierno de emergencia en el que participarían varios partidos. En este contexto, con una situación política enrarecida dentro de la UCD, con las dificultades económicas ya comentadas, con un gobierno casi paralizado, Adolfo Suárez (ante el reconocimiento de las propias limitaciones y el temor de que la disputa de su liderazgo tuviesen consecuencias negativas para la democracia) presentó su dimisión como presidente del Gobierno y de la UCD a finales de enero de 1981 (Documento 1). Como causa de la misma, Suárez solo se refirió al “desgaste” sufrido tras cinco años de gobierno.

Suárez conocía los manejos que se estaban produciendo para sustituirlo en el gobierno, manejos en los que participaba la oposición. Algunas de esas propuestas hablaban de un gobierno de concentración pero ahora con presidencia de un militar. Su dimisión llevaría a la más grave crisis del régimen democrático, la que se desencadenó con el intento de un golpe de Estado de febrero de 1981, aunque el golpe venía ya preparándose desde mucho antes.

Con el Documento 2 tenemos que referirnos al momento más crítico de la joven democracia española: el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Terrorismo y golpismo fueron las principales amenazas del proceso democratizador. En la fecha citada, sectores ultra del ejército (Tejero, Milans del Bosch, Armada), contrarios a la instauración de un régimen democrático en España, organizaron un golpe de Estado, llegando a ocupar durante varias horas el Congreso de los Diputados. La falta de apoyos, la madurez democrática del pueblo y el papel decisivo del Rey a favor de la legalidad constitucional, frustraron la intentona.

La Consolidación de la Democracia y los Gobiernos del PSOE

Aunque hubo otro intento posterior, el golpismo desaparecería definitivamente de nuestro país, permitiendo la consolidación de las instituciones democráticas.

El año 1982 puede establecerse como cierre formal de la “transición larga” en nuestra democracia. Con la victoria del PSOE en ese mismo año, se demostraba la madurez y fortaleza de la democracia española, al llegar al Gobierno las izquierdas, desplazando democráticamente a la UCD de Adolfo Suárez.

En los siguientes años, la política del gobierno de Felipe González y la incorporación de España en la Comunidad Europea (1986), normalizaría nuestro país en adelante, después de un siglo XX agitado por dos dictaduras militares y una cruenta Guerra Civil.

El triunfo en cuatro elecciones generales consecutivas, permitieron al PSOE gobernar entre 1982 y 1996 y a su secretario general, Felipe González, ocupar la presidencia del Gobierno. El acceso al poder de los socialistas en España era un hecho impensable muy pocos años antes y contribuyó poderosamente a la consolidación de la democracia en España.

Las Transformaciones del Gobierno Socialista

Los socialistas llevaron a cabo importantes transformaciones que permitieron a los españoles alcanzar niveles de desarrollo que nos aproximaron a los de los países de Europa Occidental. Esta recuperación del tiempo perdido no se hizo sin dificultades (reconversión industrial, conflictividad social, aumento del desemplego…), pero los socialistas supieron aprovechar los buenos momentos de la coyuntura alcista mundial. De este modo, a los ajustes económicos de los primeros años, sucedió un período de expansión que se prolongó hasta el inicio de la década de los noventa que favoreció numerosos cambios económicos, sociales y culturales, poniéndose en marcha un auténtico Estado del Bienestar en nuestro país en cuanto a cobertura sanitaria, prestaciones sociales, etc.

Por otra parte, durante la permanencia de los socialistas en el poder se consolidó la integración de España en el mundo formando parte activa de las más destacadas organizaciones.

La Integración en la Comunidad Europea

Las primeras negociaciones para ingresar en la CEE se desarrollaron en el franquismo, pero la Europa comunitaria no permitió la entrada española por la naturaleza dictatorial del régimen. El proceso se reanudó con la recuperación de la democracia, con los gobiernos de la UCD. Francia fue el país que más dificultades puso a la entrada de España (consideraba que podía afectar directamente a sus intereses, especialmente los agrarios). Las negociaciones fueron lentas y duras hasta concluir en la firma del Tratado de Adhesión de España a las Comunidades Europeas en junio de 1985 (Documento 3) y la entrada de España como miembro de pleno derecho a partir del 1 de enero de 1986. Junto a innegables mejoras directamente relacionables con la entrada en Europa (importantes ayudas económicas a través de fondos europeos como el FEDER y otras ayudas de los fondos comunitarios), también hubo que consignar importantes problemas, especialmente graves en el sector primario. Por otra parte, la necesidad de ajustar las economías de los países miembros para converger en la moneda única, según los acuerdos de Maastricht, obligaron a un constante reajuste y control del gasto público.

El Declive del Gobierno Socialista

El último período del gobierno socialista, el declive, llegó con el inicio de los noventa (casos de corrupción, escándalos políticos y acusaciones de “guerra sucia” a raíz de los GAL), lo que desprestigió profundamente al gobierno felipista.

El desgaste propio de la acción de gobierno, la reorganización de las fuerzas políticas de la oposición y los escándalos políticos que afectaron a destacados líderes socialistas y a las propias instituciones del Estado, provocaron la pérdida de las elecciones de 1996 y la victoria del Partido Popular, liderado por José María Aznar, dando paso a dos legislaturas de gobiernos conservadores hasta el año 2004.

3ª COMPOSICIÓN DE TEXTO: La Consolidación de la Democracia: De la Crisis de la UCD a los Gobiernos del PSOE

La Transición y el Papel de Adolfo Suárez

Con la muerte del general Franco en 1975, España entró en una nueva época histórica. En pocos años, nuestro país iría pasando de un régimen dictatorial a una Monarquía parlamentaria. Este período de cambio y transformación política sería conocido como la transición democrática. La Transición democrática tendría como remate el año 1977 (primeras elecciones), si nos referimos a una “transición corta”, o bien, si nos referimos a una “transición larga”, habría que destacar fechas como 1978 (Constitución), 1981 (intento de golpe de Estado) o 1982 (triunfo electoral del PSOE), como fechas de cierre de este proceso histórico.

Adolfo Suárez fue uno de los actores principales del cambio político tras la muerte del general Franco. Nombrado presidente del Gobierno por el rey Juan Carlos I en el verano de 1976, puso las bases principales para llevar a cabo la llamada transición hacia la democracia, proceso histórico en un difícil contexto interno y externo (crisis económica del 73, atentados terroristas de ETA y GRAPO, rechazo de los cambios por parte de los sectores involucionistas…). Sin embargo, Suárez logró aprobar en las Cortes la Ley para la Reforma Política, el “entierro legal” del franquismo.

En 1977 se celebraron las primeras elecciones democráticas celebradas en España desde antes de la Guerra Civil. La victoria de la UCD (partido de Suárez), repetida en las elecciones de 1979, permitiría a este dirigir (ya como presidente plenamente democrático) el país hasta su dimisión a principios de 1981. Entre las medidas políticas que tomaría el Gobierno de Suárez en los venideros años destacaron la firma de los Pactos de la Moncloa, la promulgación de la Constitución de 1978 y el inicio del proceso autonómico, entre otros cambios relevantes.

El Auge del PSOE y la Decadencia de la UCD

Dada la debilidad interna y los problemas de las distintas familias políticas de la UCD, el PSOE presentó una moción de censura al gobierno en mayo de 1980. La moción no prosperó por falta de apoyos, pero significó el fin de la etapa de la política de consenso, erosionó seriamente la figura del presidente Suárez, marcó el declive de la UCD y potenció al líder de la oposición Felipe González.

Desde mediados de 1980, se agudizó la crisis del partido gobernante, lo que empezó a afectar seriamente a la continuidad de la política de consolidación de la democracia. Los “barones” de la UCD llegaron a acusar a Adolfo Suárez de personalismo, con lo que la carencia de liderazgo se acentuó. Se planteó por primera vez la posibilidad de sustitución del jefe de gobierno. En el mes de septiembre, Suárez tuvo que remodelar su gabinete y en el nuevo gobierno llegó a su punto culminante la amalgama de ministros de tendencias diversas (liberales, democristianos, socialdemócratas, “azules” u hombres procedentes del anterior régimen franquista a los que pertenecía el propio Suárez). Aquel verdadero “gobierno de concentración” de UCD fue el último de los intentos en ese sentido.

Precisamente, a finales de 1980 empezó a hablarse en España de la posibilidad de un “gobierno de gestión”, un gobierno de emergencia en el que participarían varios partidos. En este contexto, con una situación política enrarecida dentro de la UCD, con las dificultades económicas ya comentadas, con un gobierno casi paralizado, Adolfo Suárez (ante el reconocimiento de las propias limitaciones y el temor de que la disputa de su liderazgo tuviesen consecuencias negativas para la democracia) presentó su dimisión como presidente del Gobierno y de la UCD a finales de enero de 1981. Como causa de la misma, Suárez solo se refirió al “desgaste” sufrido tras cinco años de gobierno.

El Intento de Golpe de Estado del 23-F

Suárez conocía los manejos que se estaban produciendo para sustituirlo en el gobierno, manejos en los que participaba la oposición. Algunas de esas propuestas hablaban de un gobierno de concentración pero ahora con presidencia de un militar. Su dimisión llevaría a la más grave crisis del régimen democrático, la que se desencadenó con el intento de un golpe de Estado de febrero de 1981, aunque el golpe venía ya preparándose desde mucho antes.

Con el Documento 1 tenemos que referirnos al momento más crítico de la joven democracia española: el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Terrorismo y golpismo fueron las principales amenazas del proceso democratizador. En la fecha citada, sectores ultra del ejército (Tejero, Milans del Bosch, Armada), contrarios a la instauración de un régimen democrático en España, organizaron un golpe de Estado, llegando a ocupar durante varias horas el Congreso de los Diputados. La falta de apoyos, la madurez democrática del pueblo y el papel decisivo del Rey a favor de la legalidad constitucional, frustraron la intentona.

La Consolidación de la Democracia y los Gobiernos del PSOE

Aunque hubo otro intento posterior, el golpismo desaparecería definitivamente de nuestro país, permitiendo la consolidación de las instituciones democráticas.

El año 1982 puede establecerse como cierre formal de la “transición larga” en nuestra democracia. Con la victoria del PSOE en ese mismo año (Documento 2), se demostraba la madurez y fortaleza de la democracia española, al llegar al Gobierno las izquierdas, desplazando democráticamente a la UCD de Adolfo Suárez.

El PSOE (que había renunciado al marxismo en el Congreso Extraordinario de 1979), se había convertido en una fuerza política cohesionada y bajo el fuerte liderazgo de Felipe González, por lo que a finales de los años 70 había iniciado el camino para convertirse en alternativa de poder frente al centro-derecha.

En los siguientes años, la política del gobierno de Felipe González y la incorporación de España en la Comunidad Europea (1986), normalizaría nuestro país en adelante, después de un siglo XX agitado por dos dictaduras militares y una cruenta Guerra Civil.

El triunfo en cuatro elecciones generales consecutivas, permitieron al PSOE gobernar entre 1982 y 1996 y a su secretario general, Felipe González, ocupar la presidencia del Gobierno. El acceso al poder de los socialistas en España era un hecho impensable muy pocos años antes y contribuyó poderosamente a la consolidación de la democracia en España.

Las Transformaciones del Gobierno Socialista

Los socialistas llevaron a cabo importantes transformaciones que permitieron a los españoles alcanzar niveles de desarrollo que nos aproximaron a los de los países de Europa Occidental. Esta recuperación del tiempo perdido no se hizo sin dificultades (reconversión industrial, conflictividad social, aumento del desemplego…), pero los socialistas supieron aprovechar los buenos momentos de la coyuntura alcista mundial. De este modo, a los ajustes económicos de los primeros años, sucedió un período de expansión que se prolongó hasta el inicio de la década de los noventa que favoreció numerosos cambios económicos, sociales y culturales, poniéndose en marcha un auténtico Estado del Bienestar en nuestro país en cuanto a cobertura sanitaria, prestaciones sociales, etc.

Por otra parte, durante la permanencia de los socialistas en el poder se consolidó la integración de España en el mundo formando parte activa de las más destacadas organizaciones.

La Integración en la Comunidad Europea

Las primeras negociaciones para ingresar en la CEE se desarrollaron en el franquismo, pero la Europa comunitaria no permitió la entrada española por la naturaleza dictatorial del régimen. El proceso se reanudó con la recuperación de la democracia, con los gobiernos de la UCD. Francia fue el país que más dificultades puso a la entrada de España (consideraba que podía afectar directamente a sus intereses, especialmente los agrarios). Las negociaciones fueron lentas y duras hasta concluir en la firma del Tratado de Adhesión de España a las Comunidades Europeas en junio de 1985 (Documento 3) y la entrada de España como miembro de pleno derecho a partir del 1 de enero de 1986. Junto a innegables mejoras directamente relacionables con la entrada en Europa (importantes ayudas económicas a través de fondos europeos como el FEDER y otras ayudas de los fondos comunitarios), también hubo que consignar importantes problemas, especialmente graves en el sector primario. Por otra parte, la necesidad de ajustar las economías de los países miembros para converger en la moneda única, según los acuerdos de Maastricht, obligaron a un constante reajuste y control del gasto público.

El último período del gobierno socialista, el declive, llegó con el inicio de los noventa (casos de corrupción, escándalos políticos y acusaciones de “guerra sucia” a raíz de los GAL), lo que desprestigió profundamente al gobierno felipista.

El desgaste propio de la acción de gobierno, la reorganización de las fuerzas políticas de la oposición y los escándalos políticos que afectaron a destacados líderes socialistas y a las propias instituciones del Estado, provocaron la pérdida de las elecciones de 1996 y la victoria del Partido Popular, liderado por José María Aznar, dando paso a dos legislaturas de gobiernos conservadores hasta el año 2004.