Historia de la Literatura Española e Hispanoamericana
REALISMO Y NATURALISMO
El Realismo y el Naturalismo son dos movimientos literarios desarrollados durante la segunda mitad del siglo XIX. Ambos presentan una nueva cosmovisión propia de su siglo, basada en: la aparición de la sociedad de clases (burguesía y proletariado urbano), el desarrollo del positivismo (Comte), los descubrimientos de Bernard (medicina), Darwin (evolución) y Mendel (genética), y la difusión de teorías marxistas. El género fundamental es la novela, que trata de representar la realidad que rodea al autor; debe ser “un espejo a lo largo del camino” (Stendhal). Encontraremos una descripción rigurosa de la realidad: de los ambientes y costumbres, pero también psicológica. El escritor, intenta ser un cronista (narrador omnisciente), rechazando el elemento fantástico del Romanticismo; la estructura es lineal, y suele haber multitud de diálogos. A nivel europeo destacan: Stendhal, Balzac, Flaubert, Tolstoi, Dostoievski, Dickens…
La Novela Realista en España
Destaca principalmente Benito Pérez Galdós, con una amplísima obra narrativa y periodística. Dentro de su producción como novelista, es preciso distinguir entre las novelas propiamente dichas, y los Episodios Nacionales. Sus novelas las dividimos en tres etapas:
- 1ª Etapa: de juventud, refleja el conflicto entre las posiciones conservadoras y liberales de su época, destacan “Doña Perfecta”, “Gloria” y “La Familia de León Roch”;
- 2ª Etapa: novelas contemporáneas, propiamente realistas, donde Galdós describe minuciosamente el habla, las costumbres, el ambiente, y a la sociedad de la época. En este periodo escribe “Fortunata y Jacinta” “Miau” “Tormento” …
- 3ª Etapa: aquí se encuentran novelas como “Misericordia” o “El Abuelo”, donde Galdós muestra interés por los temas espirituales y morales.
Los Episodios Nacionales, son un conjunto de 46 relatos, agrupados en cinco series, en los que Galdós reconstruye la Historia de España, mezclando una novelización de esta, pero basados en un riguroso trabajo de documentación. Algunos de estos Episodios serían “Trafalgar”, “Bailén”, “La Corte de Carlos IV” … Leopoldo Alas “Clarín” destacó en vida como crítico, pero ha pasado a las cumbres de la literatura realista con “La Regenta”, su obra maestra, donde retrata el ambiente asfixiante de una ciudad de provincias: Vetusta (Oviedo). Escribió otra novela llamada “Su único Hijo”. También destacan sus cuentos: “¡Adiós Cordera!” y “Doña Berta”. De su amplísima obra como articulista, destacan sus recopilaciones “Solos” y “Palique”, en los que critica irónica y sarcásticamente la ignorancia de su época. También destacan: Fernán Caballero (alias de Cecilia Böhl de Faber), con “La Gaviota”; Pedro Antonio de Alarcón y sus novelas breves “El Capitán Veneno” y “El Sombrero de Tres Picos”; José María Pereda que retrata su Cantabria natal en “Sotilezas”, “Peñas Arriba” y “El Sabor de la Tierruca”; y Juan Valera, con “Pepita Jiménez”, o “Juanita la larga”
La Novela Naturalista en España
El Naturalismo viene de Francia, destacando la influencia de Émile Zola, que representaba la miseria humana, y como nuestro entorno influye definitivamente en nosotros (determinismo y materialismo), siempre siguiendo el método experimental. En España, fue Emilia Pardo Bazán la difusora y representante del Naturalismo, debido al ensayo “La Cuestión Palpitante”, y a novelas como “Los Pazos de Ulloa”, o “La Madre Naturaleza”. También destaca Vicente Blasco Ibáñez, que reflejó el ambiente sórdido y degradado de Valencia: “Cañas y Barro”, “La Barraca” y “Arroz y Tartana”.
La Poesía de Fin de Siglo
Distinguimos tres tendencias:
- 1ª Tendencia: poesía realista antirretórica que adoptó formas expresivas (lenguaje prosaico y antirretórico) que la alejan del Romanticismo, destaca Ramón de Campoamor;
- 2ª Tendencia: poesía realista grandilocuente, con temas de carácter cívico, destaca Gaspar Núñez de Arce
- 3ª Tendencia: poesía intimista posromántica, aquí destacan los dos grandes poetas posrománticos rezagados: Rosalía de Castro y Gustavo Adolfo Bécquer
El Teatro de Fin de Siglo
Es un teatro dirigido al público burgués (“alta comedia”), que se entretiene y acude con asiduidad a las representaciones. Se caracteriza por la representación de contrastes (tradicional y moderno; campo y ciudad…). Además, realizan una presentación directa de la realidad, costumbrista; el uso de temas cercanos al espectador; el empleo de un lenguaje coloquial, y la situación de los personajes cerca de su ambiente real. Destacan: Adelardo López de Ayala, Manuel Tamayo y Baus, José de Echegaray, y el teatro de Galdós, que suele ser adaptaciones de sus novelas (“Doña Perfecta”, “El abuelo”, o “Electra”).
MODERNISMO Y LA GENERACIÓN DEL 98
El Modernismo y la Generación del 98, son dos movimientos literarios que surgieron en España a principios del s. XX. Ambos movimientos reaccionan frente a la realidad española del momento. Los modernistas, evadiéndose; los autores de la Generación del 98 la criticaron con dureza. Hay algunos autores, Valle-Inclán o Antonio Machado que, tras una etapa modernista, siguieron obra por otros caminos.
El Modernismo
Desarrollado sobre todo en poesía, viene a España desde Hispanoamérica. Entre sus influencias destacaron: el Parnasianismo (“El Arte por el Arte” refinamiento del lenguaje, destaca Gautier), los simbolistas (más allá de lo sensible, Baudelaire, Verlaine, Mallarmé…) y otros autores destacados de finales del s. XIX (Poe, Wilde, D’Annunzio, Bécquer). La temática va en dos direcciones: 1 Lo exterior sensible, el exterior del poeta (evasión en el espacio, en el tiempo y una visión cosmopolita) y 2 la intimidad del poeta (rechaza lo vulgar, sentimientos de amor y eróticos). Su estilo es refinado y esteticista; abundan figuras estilísticas, aliteraciones, sinestesias… Hay versos largos, alejandrinos. Con todo esto, buscan conseguir efectos musicales, de color, de tacto… En España, el Modernismo, no llegó a formar escuela. Hay pocos autores cuya obra sea completamente modernista. Entre estos, destacan: Manuel Machado (“Alma”, “Cante Hondo”), Eduardo Marquina (“Teresa de Jesús”, o “Las Hijas del Cid”, teatro) y Francisco Villaespesa (“La Leona de Castilla” o “El Alcázar de las Perlas” teatro). También destaca la etapa modernista de Valle Inclán (“Sonatas”), Antonio Machado (“Soledades. Galerías. Otros Poemas”) y Juan Ramón Jiménez (“La Soledad Sonora”, “Sonetos Espirituales”, “Platero y Yo” …).
La Generación del 98
La componen: Miguel de Unamuno, Ramiro de Maeztu, Pío Baroja, “Azorín”, Valle-Inclán y Antonio Machado. Estos autores, tras una primera etapa de juventud, muy crítica, derivarán, en su etapa de madurez hacia posturas idealistas (excepto Valle-Inclán y Machado). Entre sus temas, destacan: 1 Los problemas de España (su gran atraso económico y social) en los que inciden sobre sus tierras (los pueblos de castilla), su historia (la Reconquista, la Hispanidad) y la necesidad de europeizar España y, 2 Los problemas existenciales (fuertemente influidos por Nietzsche, Kierkegaard y Schopenhauer) que les provocan una angustia vital, precursora, como en el caso de Unamuno, del Existencialismo. Cultivaron principalmente el ensayo y la novela, renovándolos. En su estilo, encontramos el ideal de sobriedad, cuidando la forma (antirretórico, pero cuidado). Además, aprecian las palabras tradicionales, y son profundamente subjetivistas (mezclan lo mirado con la manera de mirar).
Obra de los autores de la Generación del 98:
- Unamuno: destacan sus ensayos, sobre España, (“En torno al Casticismo”, “Andanzas y Visiones Españolas” y “Vida de don Quijote y Sancho”) y sobre temas existenciales (“Del Sentimiento Trágico de la Vida” y “La Agonía del Cristianismo”). Entre sus novelas, encontramos: “Niebla”, “San Manuel Bueno, mártir” y “La Tía Tula”. En el teatro: “Fedro” y “El Otro”. Finalmente, en poesía: “Poesías” y “El Cristo de Velázquez”.
- “Azorín”, destacamos sus ensayos, del tema de España, (“Los Pueblos”, “Castilla”), y de crítica literaria (“Lecturas Españolas”, y “Al Margen de los Clásicos”). También sobresalen sus novelas (“La Voluntad”, “Doña Inés” y “Antonio Azorín”); de su teatro: “Lo Invisible”.
- Pío Baroja, destacan sus trilogías (“La Lucha por la Vida”, “Tierra Vasca”, “La Raza”) con obras como: “La Busca”, “Zalacaín el Aventurero”, “El Árbol de la Ciencia”, o “Las Inquietudes de Shanti Andia”.
- Valle-Inclán, tiene tres etapas: la primera, modernista (“Sonatas”), la segunda, de transición (escribe las trilogías “Comedias Bárbaras” y “La Guerra Carlista”) la última es la de los esperpentos (en teatro: “Martes de Carnaval”, trilogía, “Divinas Palabras”, “Farsa y Licencia de la Reina Castiza” y “Luces de Bohemia”, en prosa: “Tirano Banderas” y la trilogía de “El Ruedo Ibérico”).
- Antonio Machado: destaca su poesía. Ésta, tiene tres etapas: la primera, modernista (“Soledades. Galerias. Otros Poemas”), la segunda, del 98 (“Campos de Castilla”), y la última (con “Nuevas Canciones”).
El Teatro Anterior a 1936
Tiene una serie de condicionantes comerciales (público burgués), que provocan que ideológicamente no se vaya más allá de una ligera autocrítica del público burgués y, estéticamente se rechaza aquello que se sale de la tradición. Dividimos estas obras en:
- Comedia Burguesa, o “de salón”, permitiéndose una ligera crítica a los burgueses, retratando sus costumbres. Destacan Jacinto Benavente (“La Noche del Sábado”, “La Malquerida”, “Rosas de Otoño” y “Los Intereses Creados”), Linares Rivas y Martínez Sierra;
- Teatro en Verso, neorromántico, con tintes modernistas poéticos, y exaltando los hechos del pasado: destacan las obras antes destacadas de Villaespesa, de Marquina y de los hermanos Machado (“La Lola se va a los puertos” o “Juan de Maraña”);
- Teatro Cómico: dividido en obras costumbristas, como las de los hermanos Álvarez Quintero (“El Patio” o “Las de Caín”), sainetes, como los de Arniches (“La Chica del Gato” o “Don Quintín el Amargao”), que también escribió tragedias grotescas (“La Señorita de Trevélez” o “Los caciques”), y los astracanes de Muñoz Seca (“La Venganza de don Mendo”).
NOVECENTISMO Y LA GENERACIÓN DEL 14. JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
Tras la Primera Guerra Mundial (1914-1918), se defiende la creación de un nuevo mundo y de nuevas expresiones artísticas. En España se ve reflejado en dos movimientos literarios: el Novecentismo y las Vanguardias. Con los términos Novecentismo, o Generación del 14, aludimos a la voluntad de este grupo de escritores que tratan de hacer una literatura propia del siglo XX. La mayoría eran burgueses, pero Ortega, Azaña o Marañón defendieron ideales republicanos. En lo cultural aparece la claridad racional. En lo estético, se huye del sentimentalismo. Buscan lo clásico y equilibrado, en la creación destacan: la pulcritud, el distanciamiento y el equilibrio. Muchos tuvieron una vocación magistral orientada a la educación de las mayorías a través de la prensa, la cátedra… Se trata de una superación del Modernismo y la Generación del 98 así como un rechazo del Romanticismo y el Realismo trivial. Se crea bajo un imperativo de selección, lo que provoca una literatura para minorías (intelectualismo).
1. Ensayo:
Ocupa un lugar fundamental en esta generación.
- Ortega y Gasset: Guía y maestro de la Generación Novecentista o del 14. Funda la revista “España” y la “Revista de Occidente”, escribe: “La deshumanización del arte”, “La Rebelión de las masas” y “España Invertebrada”
- Eugenio D’Ors: “Glosario”, “Tres horas en el museo del Prado” y “Oceanografía del tedio”.
- Otros autores: Gregorio Marañón, Menéndez Pidal, Salvador Madariaga, Manuel Azara, Américo Castro y Claudio Sánchez Albornoz.
2. Novela:
- Gabriel Miró escribe novela poemática : “Las cerezas del cementerio”, “Nuestro padre San Daniel”, “El obispo leproso”.
- Ramón Pérez de Ayala escribe novela intelectual : “Tinieblas en las cumbres”, “A.M.D.G”, “Luz de domingo”.
- Otros autores: Wenceslao Fernández Flores, Benjamín Jarnés.
3. Poesía:
a parte de las “greguerías” de Ramón Gómez de la Serna destaca Juan Ramón Jiménez.
Juan Ramón
Fue un poeta fecundo que escribió poesía de continuo a lo largo de su vida. Tiene, pues, una amplia trayectoria poética y numerosos libros, que sometió a un continuo proceso de revisión. Se acepta como clasificación de su obra la que él presentó en los últimos años de su vida:
- Poesía Sensitiva, hasta 1915. Es su poesía juvenil y modernista. Destacan sus obras de carácter rubenianas: “Almas de Violetas” y “Ninfeas”, matizado rápidamente con “Rimas”. Con “Arias Tristes”, “Jardines Lejanos” y “Pastorales”, Juan Ramón consigue su primera plenitud poética. Después escribirá: “Elegias”, “La Soledad Sonora” “Poemas Mágicos y Dolientes”, “Platero y Yo” …
- Poesía Intelectual, desde su “Diario de un Poeta Recién Casado” hasta 1936 (es su etapa novecentista). Se inicia con “Estío”, pero no se produce la ruptura con el modernismo hasta “Diario de un Poeta Recién Casado”, que el propio autor considera su mejor libro. Es muy novedoso, desaparecen: el léxico modernista, la adjetivación sensorial, los ritmos sonoros… Predominan los poemas breves, densos, en versos escuetos y preferentemente libres, sin rima o con una ligera asonancia; hay poemas en prosa. Siguen libros como: “Eternidades”, “Piedra y Cielo”, “Poesías”, o “Belleza”, culminando en “La Estación Total”
- Poesía suficiente o verdadera desde 1936 hasta su muerte. A esta etapa pertenecen los poemas escritos en América, debido a su exilio por la Guerra Civil. A estos años, corresponden dos grandes libros: “En el otro Costado” (con el gran poema “Espacio”), y “Dios Deseado y Deseante” donde el autor muestra un extraño misticismo, un anhelo de eternidad. El dominio del verso libre y un lenguaje depurado, profundo, difícil, dan fe de la tensión creadora del autor.
LAS VANGUARDIAS EN EUROPA, ESPAÑA E HISPANOAMÉRICA.
Con el término Vanguardias o Ismos designamos a aquellos movimientos de ruptura, de rebeldía, que se oponen -frecuentemente con virulencia- a la estética anterior y que surgieron en Europa a principios del siglo XX. Los diferentes movimientos vanguardistas se suceden en Europa a un ritmo vertiginoso. No tienen un carácter exclusivamente literario, sino que afectan también a las artes plásticas y proyectan su reflejo en casi todos los ámbitos culturales. Tampoco forman un sistema coherente y cerrado; antes, al contrario, son muy diversos y, a veces, contradictorios entre sí, pues frecuentemente un ismo vanguardista se enfrenta al anterior. Es un rasgo general de las vanguardias la voluntad de experimentación, de desarrollar un arte nuevo, así como su hostilidad hacia la tradición -incluso la más inmediata- y la negación de todo valor al pasado artístico. Las diversas vanguardias suelen darse a conocer en las revistas literarias mediante proclamas o manifiestos en los que atacan lo que consideran el arte oficial, y defienden sus nuevas propuestas estéticas. Estos movimientos arrancan en 1905 con el Fauvismo.
1. LAS VANGUARDIAS EUROPEAS:
Afectan a todos los ámbitos artísticos, no solo literarios
- El Fauvismo carece de programa artístico, pues su lema era “rebeldía contra todo”. Pintores como Matisse Derain o Vlaminck, realizan obras donde no hay profundidad y los colores destacan por su estridencia.
- El Cubismo reduce todo a esquemas geométricos. Los cubistas (Picasso, Braque, Juan Gris, Delauney) ofrecen una representación de los objetos bajo diversos puntos de vista. Además, se enriquecen con materiales extraños y el collage. El cubismo literario, representado por Apollinaire, destaca por sus “caligramas” que forman “imágenes visuales”
- El Futurismo que surge tras el Manifiesto de Marinetti, exalta la civilización mecánica, y quieren cambiar la vida del mundo con el dinamismo. Pictóricamente destacan Boccioni, Balla y Severini. En literatura, buscan la rapidez verbal, rompiendo en ocasiones la sintaxis para dejar las “palabras en libertad”; influirá en varios autores españoles
- El Expresionismo, está empeñado en la renovación política y social. La expresión subjetiva, la aplicación violenta de la pasta cromática, y la temática de lo morboso y lo prohibido, se hallan presentes en la obra de Munch, Nolde, Kirchner, Kandinsky, Klee. En literatura, su representante es B. Brecht, que combinó lo grotesco y lo patético, lo lírico y lo realista.
- El Dadaísmo, encabezado por Tristan Tzara supone la rebelión contra la lógica, buscando siempre la provocación.
- El Surrealismo trata de “Transformar la vida”. Propone una liberación total del hombre, del subconsciente (Freud), y de la sociedad (Marx), liberando su poder creador. Por ello, se intenta una “escritura automática”, y se realizan “reseñas de los sueños”. Pictóricamente destacan Dalí o Magritte; literariamente tuvo mucha influencia en España.
2. LAS VANGUARDIAS LITERARIAS EN ESPAÑA
- La literatura futurista; afectará a autores de la Generación del 27: “Fabula y Signo” y “Seguro Azar” de Pedro Salinas” y “Cal y Canto” y “Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos” de Rafael Alberti.
- El Creacionismo y el Ultraísmo, influidos por el Cubismo y el Dadaísmo, tiene en común: su reacción contra el Modernismo y el postromanticismo, su desprecio por lo subjetivo, pero también a los grandes temas literarios (el amor, el hombre…) y a la retórica (figuras estilísticas), además, rechazan cualquier tipo de métrica. Los escritores creacionistas, pretenden hacer un arte “que no imite ni traduzca la realidad”. El resultado es una yuxtaposición gratuita de imágenes, que en muchas ocasiones se sustentan en la fonética. Usan el verso libre y la distorsión tipográfica. Destacan Juan Larrea, Gerardo Diego (“Imagen”, “Manual de Espumas”), Concha Méndez (“Surtidor”) y Ernestina Champourcín (“Ahora”). Los escritores que utilizan el ultraísmo, difundido por las revista Ultra y Alfar, valoran la mecanización y la polémica. Eliminan toda anécdota, toda lógica, es una sucesión de imágenes, acompañada neologismo y de la escritura caligramática. Destaca Guillermo de la Torre.
- El Surrealismo, influye en España debido a las visitas de André Breton y de Paul Aragon a la Residencia de Estudiantes donde conviven los autores de la Generación del 27. En general, nuestro surrealismo no es “ortodoxo”, nuestros poetas no llegaron a la creación inconsciente ni a la “escritura automática”, siempre hay un hilo conductor. Destacan: “Poeta en Nueva York” de Lorca y “Sobre Los Ángeles” de Alberti.
3. LAS VANGUARDIAS EN HISPANOAMÉRICA
Comienzan a difundirse hacia 1920, con el chileno Huidobro (“Poemas Árticos”, “Ecuatorial”), creador del Creacionismo. Borges, conocería el ultraísmo en España y lo difundiría en Argentina. En México influyó el Estridentismo. Mariano Brull, cubano, llegó hasta a crea un lenguaje; la palabra “jitanjáfora” ha pasado a designar estos juegos sonoros. El Surrealismo, influirá en César Vallejo (“Trilce”), Neruda (“Residencia en la Tierra”) y Octavio Paz (“Piedra de Sol” o “Salamandra”).
LA GENERACIÓN DEL 27. EL TEATRO LORQUIANO
El grupo lo forman, al menos: Pedro Salinas, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Jorge Guillén, Luis Cernuda, Manuel Altolaguirre, Concha Méndez, Ernestina Champourcín, y Josefina de la Torre. Al grupo también pertenecen: Dalí, Maruja Mallo, Luis Buñuel, Pepín Bello, Ángeles Santos, Margarita Manso, Remedios Varo… Hay algunos lugares que fueron el centro aglutinador de estos artistas: “Residencia de Estudiantes”, “Residencia de Señoritas” y el “Centro de Estudios Históricos”. Entre los actos comunes, destacan los organizados para el centenario de Góngora en 1927 en el Ateneo de Sevilla. Colaboran en las mismas revistas: Revista de Occidente, La Gaceta Literaria, Litoral, Carmen, Caballo verde para la poesía. Reciben todo tipo de influencias: literatura clásica (Góngora, Quevedo, Cervantes, Lope de Vega…), Poesía popular (el Romancero, el Cancionero Tradicional, Gil Vicente, Juan del Encina…), Bécquer, Unamuno, Machado, Juan Ramón Jiménez, Gómez de la Serna y de las Vanguardias. Los autores practicaron una literatura de síntesis: mantienen un equilibrio entre lo intelectual y lo sentimental, algunas veces escriben valiéndose sólo de su inspiración; otras con un trabajo riguroso, convivencia de lo culto y lo popular. Alternan el hermetismo y la claridad, por una parte, utilizan sus raíces españolas, y, por otra se valen de lo que viene del extranjero (Vanguardias). Emplean todo tipo de métrica: romances, sonetos, versos libres
ETAPAS:
Vamos a dividir la trayectoria de los autores en tres etapas, pero no todos los poetas las cumplen en la misma medida ni al mismo tiempo.
1. Primera etapa: hasta 1927, aproximadamente
- Poesía de juventud. Se observan tonos becquerianos e influencias posmodernistas: “Romancero de la Novia” de Gerardo Diego, “Perfil del Aire” Cernuda, “Versos y Estampas” de Josefina de la Torre
- A la vez, Juan Ramón los orienta hacia la «poesía pura». “Cántico” de Jorge Guillén, “Poemas Puros, poemillas de la Ciudad”, de Dámaso Alonso”, “Fabula y Signo” y “Seguro Azar” Salinas, y “Poemas de la Isla “de Josefina de la Torre
- Poesía popular. Influjo esencial fue el de la lírica popular, tradicional. “Canciones”, “Poema del Cante Jondo” y “Romancero Gitano” de Lorca, “Marinero en Tierra” de Alberti”, “Versos Humanos” Gerardo Diego, e “Inquietudes” de Concha Méndez
- Poesía clásica: “Alondra de Verdad” de G. Diego, “Cal y Canto” Alberti, “Égloga, elegía y oda” Cernuda y “Sonetos” de Lorca
- Primeras vanguardias: 1. Futuristas “Fabula y Signo” y “Seguro Azar” Salinas, y “Cal y Canto” y Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos” de Alberti; 2. Creacionistas: “Imagen” y “Manual de Espuma” de G. Diego, “Ahora” E. Champourcín y “Surtidor” de C. Méndez
2. Segunda etapa: de 1927 a la Guerra Civil:
se inicia así el proceso de rehumanización.
- Surrealismo: Utilizarán la escritura automática, el verso libre: “Poeta en Nueva York” Lorca, “Sobre los Ángeles” Alberti, “Un Río un Amor” y “Los Placeres Prohibidos” Cernuda, y “Pasión en la Tierra” y “Espadas como Labios” de V. Aleixandre”.
- Acentos sociales y políticos: “Poeta en la Calle” y “De un momento a otro” Alberti, y “Las Nubes” de Cernuda
3. Tercera etapa: después de la guerra
la generación se dispersa entre los que permanecen en España y los exiliados
- En España la poesía deriva hacia la “poesía desarraigada”.” Hijos de la Ira” D. Alonso y “Sombra del Paraíso” de Aleixandre
- En el exilio escriben sobre el horror de la guerra y la patria perdida. “Entre el Clavel y la espada” y “Poemas del destierro” de Alberti, “Vivir sin estar viviendo” y “Con las horas contadas” de Cernuda y “Poemas. Sombras y Sueños” de C. Méndez
El Teatro Lorquiano
Se caracteriza por su valor poético, por ser un cauce de comunicación, y por alcanzar una repercusión moral y social. En sus obras, trata de la frustración, del amor, del conflicto entre el deseo y la realidad, y de la autoridad y la libertad. La mayoría de los personajes de su teatro, son mujeres que encarnan el ansia de libertad con rebeldía. Lorca, concibió el Teatro como un espectáculo total, al que contribuía el texto, pero también la música, la danza… Lo dividimos en:
- Los dramas modernistas, juveniles: “El Maleficio de la Mariposa” y “Mariana Pineda”;
- Las Farsas: de dimensión trágica, de guiñol (“Tragicomedia de Don Cristóbal y la seña Rosita” y “Retablillo de don Cristobal”) o con actores (“La Zapatera prodigiosa”, “Amor de Don Perlimplín con Belisa en su Jardín”);
- Las “comedias imposibles” marcadas por la influencia surrealista: “El público” y “Comedia sin Título”;
- Las tragedias: “Yerma” y “Bodas de Sangre” (partes de una Trilogía Dramática Española) son tragedias de corte clásico, y donde el destino arrastra los personajes, mezcla el verso y la prosa; y
- Los Dramas “Doña Rosita la soltera” y “La Casa de Bernarda Alba” son sus últimas obras, que no son tragedias, ya que su destinos son consecuencia de fuerzas sociales muy precisas
LA LÍRICA Y EL TEATRO POSTERIORES A 1936
a) La POESÍA de los Años 40 (Años de Búsqueda)
la dividimos (según Damaso Alonso) en:
- Poesía arraigada: encontramos al grupo “Escorial” (de la revista homónima, Luis Rosales, Vivanco, Panero, Ridruejo) que utiliza las formas poéticas del Siglo de Oro (España como Imperio) con un estilo deliberadamente sencillo; y el grupo “Garcilaso” (de la revista homónima de José García Nieto), similar en los temas a “Escorial”, pero con un estilo refinado y alusiones al paisaje.
- Poesía desarraigada: fueron dos poetas, Damaso Alonso (“Hijos de la Ira”) y Vicente Aleixandre (“Sombra del Paraíso”), los que impulsaron la renovación poética. Además, la revista “Espadaña”, inspirada en la poesía de la Generación del 27, de Neruda y de Vallejo, contribuyó a la “rehumanización” de la lírica, desembarcando posteriormente en la “poesía social”.
- Las nuevas voces de la Poesía Existencial: los dividimos entre los de tendencia realista, como Gabriel Celaya (“Tranquilamente Hablando”), Blas de Otero (“Ángel Fieramente Humano”) y José Hierro (“Tierra sin Nosotros”); y los de tendencia metafísica como Rafael Morales, Vicente Gaos, Carlos Bousoño…
- Las Voces Disidentes (revalorizadas en los 60) son: el “Postismo” (inspirada en los ismos, Carlos Edmundo de Ory, Sernesi y Chicharro) que defiende la imaginación (experimentación) y el humor; la corriente surrealista de Miguel Labordeta, Cirlot y Carriedo; y el grupo “Cántico” (de la revista homónima, Ricardo García y Pablo García Baena), intimista y esteticista.
En los Años 50
la poesía social se dirige a la inmensa mayoría, pretendiendo transformar la sociedad retratando la misma. Emplean un tono narrativo y un estilo sencillo, coloquial y directo que, puede caer en el prosaísmo. Destacan: Blas de Otero (“Pido la paz y la palabra”), G. Celaya (“Cantos íberos”), José Hierro (“Quinta del 42” y “Cuanto sé de mí”), de Eugenio de Nora (“España, pasión de vida”) y Victoriano Crémer (“Nuevos cantos de vida y esperanza”).
En los Años 60
la “promoción del 60” (Ángel González, Caballero Bonald, Carlos Barral, entre otros) evoca de manera autobiográfica, la infancia y la adolescencia como un paraíso perdido por causa de la Guerra. Emplean un tono antirretórico y conversacional, usando la ironía y el humor, para evocar el fluir del tiempo, la transitoriedad humana, la nostalgia, el amor (erotismo)…
En los Años 70
los “Novísimos” (según “Nueve novísimos poetas españoles” de J. María Castellet), Vázquez Montalbán, Pere Gimferrer, Vicente Molina-
Foix o Ana María Moix, inspirados por la poesía extranjera (Pound, Wallace Stevens) y por Cernuda y Aleixandre, retratan de manera culturalista, esteticista y practicando la “escritura automática”, los mass media del siglo XX. Frente a esta poesía, surge una “poesía de la experiencia”, en la que sus autores (Miguel D´Ors, Blanca Andreu) describen sus sentimientos de manera cercana, coloquial. Desde los Años 80, destacan las corrientes intimistas, metafísicas y metapoéticas: Rosetti, Llamazares, Clara Janés, García Montero…
b) El TEATRO POSTERIOR AL 36, lo dividimos en visible (se representa) y soterrado (que apenas logró mostrarse). En los Años 40, se negaron las innovaciones de principios de siglo (Lorca, Valle-Inclán), y se rescataron obras clásicas (“Don Juan Tenorio”). Destacamos la censura y la autocensura que afectó a los dramaturgos. Señalamos las diferentes tendencias: • La Comedia Burguesa: busca entretener y educar (“mediante la virtud”) al público (generalmente burgués) sobre los valores familiares y del hogar. Destacan: José María Pemán (“Los tres etcéteras de don Simón”), Joaquín Calvo-Sotelo (“Una muchachita de Valladolid”), Juan Ignacio Luca de Tena (“¿Dónde vas Alfonso XII?”), Edgar Neville (“El Baile”) y Alfonso Paso (“Los Pobrecitos”). • El Teatro Humorístico de Jardiel Poncela (“Los ladrones somos gente Honrada”) y Miguel Mihura (“Tres Sombreros de Copa”). • El Teatro Existencial, inconformista de Buero Vallejo (“Historia de una Escalera”) y Alfonso Sastre (“Escuadra Hacia la Muerte”). En los Años 50 y 60, el teatro social retrata la injusticia social y la alienación, con un aire kafkiano y con una puesta en escena realista y compleja. Destacan: Carlos Muñiz (“El tintero”), Rodríguez Méndez (“Los Inocentes de la Moncloa”), Laura Olmo (“La Camisa”), Martin Recuerda (“Los Salvajes en Puente San Gil”) … En los Años 70, los autores, inspirados por Brecht y Artaud (“teatro del absurdo”), buscan nuevas formas dramáticas en las que predominan los elementos extraverbales. Encontramos a: Fernando Arrabal (“Pic-Nic”, “El Cementerio de Automóviles”), Francisco Nieva (“Malditas sean Coronada y sus hijas”), los simbolistas (Ruibal, Romero Esteo, Mediero…), Antonio Gala (“Petra Regalada”, “Los verdes Campos del Edén”), y los grupos de teatro independientes (Els Joglars, Els Comediants, La fura Dels Baus). Desde los Años 80, el teatro está marcado por el fin de la censura. Sobresalen: Fernando Fernán Gómez (“Las Bicicletas son para el Verano”), Sanchís Sinisterra (“¡Ay, Carmela!”) José Luis Alonso de Santos (“Bajarse al Moro”), María Manuela Reina o Rafael Mendizábal, y otros, como Gala, Buero Vallejo y Nieva, que continúan su obra. Resaltamos también: la creación del Centro Dramático Nacional y la Compañía de Teatro Clásico y la aparición de los monólogos de humor y los musicales, y el teatro alternativo.
TEMA 7: LA NOVELA ESPAÑOLA DE 1936 A 1975.
España, tras la G. Civil, y bajo la dictadura de Franco (censura, aislamiento internacional), atraviesa diferentes etapas literarias.
1. Años 40: Años de búsqueda y desorientación cultural. Quedan prohibidos las novelas de contenido social o fuera de la ortodoxia católica.
• Novela conformista (vencedores): financiados por el Régimen. o Novelas de ideología falangista/nacionalista: el mundo se divide entre vencedores y vencidos. La familia y la religión son las bases de la sociedad. Algunas exaltan el belicismo: “Madrid, de corte a checa” de Agustín de Foxá, y “La fiel infantería” de García Serrano. o Novelas costumbristas/realismo tradicional: reflejan los valores y comportamientos burgueses: “Mariona Rebull” de Ignacio Agustí, “¡Ay… estos hijos!” de Zunzunegui, y “Los cipreses creenen Dios” de Gironella. o Novelas de humor y fantasía: tratan de hacer olvidar la realidad social de la época y entretener a la población: “El bosque animado” Wenceslao Fernández Flórez.
• Novela existencial y tremendista (vencidos): intenta denunciar la situación social pero la censura lo impide. Plantean argumentos personales y existenciales (soledad, inadaptación, frustración…). Narración en primera persona. Obras: “La familia de Pascual Duarte” Camilo José Cela, “Nada” Carmen Laforet, y “La sombra del ciprés es alargada” Miguel Delibes.
• Novela de exilio: tratan el dolor de la guerra y la patria perdida (idealizada): “Réquiem por un campesino español” Ramón J. Sender, “Campo” Max Aub, “Los usurpadores” y “La cabeza del cordero” Francisco Ayala, “Vísperas” Manuel Andújar, “La forja de un rebelde” Arturo Barea, y “La sinrazón” Rosa Chacel.
2. Años 50: Realismo social. Tras un aperturismo cultural debido al apoyo estadounidense, la literatura se vuelve una herramienta de resistencia, denuncia de la miseria y la marginación con enfoque objetivista. En sus obras reflejan: el mundo rural (atrasado y con duras condiciones de vida), la clase obrera urbana (duras condiciones) y la burguesía acomodada y sin ideales. La estructura y el estilo son tradicionales: narrador objetivo, abundancia de diálogos, narración lineal, periodos de tiempo cortos, espacio limitado, protagonista colectivo y lenguaje sencillo.
Obras: “La colmena” José Cela, “El Jarama” Sánchez Ferlosio, “Tormenta de verano” García Hortelano, “Con el viento solano” Ignacio Aldecoa, “El Camino” Miguel Delibes, “La noria” Luis Romero, “Entre visillos” Carmen Martín Gaite, “Dos días de septiembre” Caballero Bonald, “La mina” López Salinas, “Central eléctrica” López Pacheco, “Juegos de manos” Juan Goytisolo, “Las afueras” Luis Goytisolo y “Encerrados con un solo juguete” Juan Marsé.
3. Años 60 y 70: Literatura experimental. Durante estos años se produce una ligera relajación de la censura y cierta apertura al extranjero debida a la industrialización y al turismo. Los autores, se dan cuenta de que no han podido transformar la realidad española con sus novelas. Reciben Influencias de:
1 la Novela innovadora europea (Kafka, Proust, Joyce, el Nouveau roman francés…);
2 la Novela norteamericana (Faulkner, Dos Passos, Steinbeck);
3 la Novela hispanoamericana: realismo mágico (“Cien años de Soledad” de Gabriel García Márquez, “La Ciudad y los Perros” de Vargas Llosa y “Rayuela” de Julio Cortázar).
Las novelas, muchas veces, se convierten en “metanovelas”, donde no se presta atención al argumento y sí a las anécdotas (secuencias); son novelas abiertas, sin desenlace: lo importante es la experimentación literaria. El autor, manipula los personajes (sin nombres), la historia, el espacio, el tiempo… Utilizan la técnica de contrapunto (alternan presente y pasado), la técnica caleidoscópica (tiempo simultáneo para los personajes), y la técnica multiperspectivista (varios narradores). Los personajes, individuales y en conflicto consigo mismos, utilizan el “tú autorreflexivo” y el monólogo interior. La narración suele tener un desorden cronológico. Además, tienen un estilo indirecto libre, en el que predomina el lenguaje poético, pero también los juegos sintácticos, tipográficos…
Destacan las Obras: “Tiempo de silencio” de Luis Martín-Santos, “Señas de Identidad” Juan Goytisolo, “Cinco horas con Mario” Miguel Delibes, “Últimas Tardes con Teresa” Juan Marsé, “La Saga-Fuga de J.B” Torrente Ballester, y “Volverás a Región” Juan Benet.
TEMA 8. LA NOVELA ESPAÑOLA A PARTIR DE 1975: LA RENOVACIÓN EN LA NOVELA.
En 1975 (muerte de Franco), finaliza la Dictadura y se inicia la Transición democrática. En los años 80, tras la desaparición de la censura, comienza un sentimiento de libertad que hizo surgir la denominada Movida Madrileña (erotismo, excesos, drogas). A partir de los 90, se consolidan los principales novelistas actuales, debido a: 1. la desaparición de la censura; 2. la recuperación de la obra de los escritores exiliados; y 3. un mayor conocimiento de la narrativa de otros países. Entre las características, observamos una vuelta al interés por la historia, por la intriga… Los aspectos más significativos de estas novelas son: su carácter aglutinador (de diversas tendencias), la individualidad del autor, y, el rechazo a la experimentación. Se considera que “La verdad sobre el caso Savolta”, de Eduardo Mendoza, (publicada en 1975) es la primera novela de la Transición, con ella se cierra la etapa experimental y comienza una nueva. En esos años no hay corrientes o escuelas definidas. Podemos plantear, por lo tanto, que la renovación de la novela es más bien una diversificación entre las diversas tendencias:
La novela de reflexión íntima se centra en la búsqueda personal y la reflexión sobre la propia existencia. Suelen ser relatos líricos ambientados en entornos urbanos que tratan temas como:
• El desamor: “La soledad era esto”, de Juan José Millás.
• La iniciación erótica: “Las edades de Lulú” de Almudena Grandes.
• El enfrentamiento con la familia: “Malena es un nombre de tango” de Almudena Grandes.
• La homosexualidad y la identidad del escritor: “Contra natura” de Álvaro Pombo, “La vida equivocada” de Luisgé Martín. • De memoria y testimonio: Javier Marías “Corazón tan blanco”, Francisco Umbral “Mortal y rosa”, Julio Llamazares “La lluvia amarilla”, Rosa Montero “Te trataré como a una reina”, Luis Mateo Díez “La fuente de la edad”, y, Luis Landero “Juegos de la edad tardía”. La novela histórica irrumpió con fuerza. Se suele producir una mezcla entre lo histórico y la intriga. Las dividimos en:
• Ambientadas en el pasado: “El hereje” de Miguel Delibes, “La cuidad de los prodigios” de Eduardo Mendoza, “El maestro de esgrima” o la serie del Capitán Alatriste, de Pérez Reverte.
• Contextualizadas en la Guerra Civil: “Soldados de Salamina” de Javier Cercas, “La voz dormida” de Dulce Chacón, “Los girasoles ciegos” de Alberto Méndez, “Episodios de una guerra interminable” formada por “Inés y la alegría”, “El lector de Julio Verne” “Las tres bodas de Manolita”, “Los pacientes del doctor García” y “La madre de Frankenstein” de Almudena Grandes.
• Contextualizadas en los últimos años de la Dictadura y en la Transición: “El día de mañana” de Ignacio Martínez Pisón.
• Contextualizada en el terrorismo de ETA y sus consecuencias en el País Vasco: “Patria” de Fernando Aramburu. La novela policíaca de intriga surge con especial fuerza. Algunas veces mezcla tramas policíacas con aspectos políticos e históricos. Destacan
• Manuel Vázquez Montalbán con la serie de novelas sobre el detective Pepe Carvalho: “Yo maté a Kennedy”, “Tatuaje” …
• Eduardo Mendoza con “La ciudad de los prodigios”.
• Antonio Muñoz Molina con “El invierno en Lisboa”, “Beltenebros”.
• Alicia Giménez Bartlett con sus libros de la inspectora Petra Delicado: “Crímenes que no olvidaré”, “Serpientes en el paraíso” …
• Lorenzo Silva con sus novelas de los guardias civiles Bevilacqua y Chamorro: “El alquimista impaciente”, “Los cuerpos extraños”.
• Dolores Redondo con “Trilogía del Baztán” formada por “El guardián invisible”, “Legado en los huesos” y “Ofrenda a la tormenta”.
La Novela comprometida critica la realidad socioeconómica con autores como: Belén Gopegui (“Quédate este día y esta noche conmigo” o “La conquista del aire”) y Rafael Chirbes, (critica la especulación y la corrupción en “Crematorio” y “En la orilla”). La Novela de la juventud urbana trata los problemas de esta juventud (drogas violencia) con una estética muy cercana a la contracultura: “Historias del Kronen” de José Ángel Mañas, “Héroes” de Ray Loriga, y, “Amor, curiosidad, prozac y dudas” Lucía Etxebarría. La novela culturalista pretendidamente erudita, busca analizar y explicar diferentes aspectos de la cultura occidental. Eso es lo que hace Juan Manuel de Prada con “Las máscaras del héroe”.
TEMA 9.
La novela indigenista: Ciro Alegría (Perú) “El mundo es ancho y ajeno”. Jorge Icaza (Ecuador) “Huasipungo”. Alcides Arguedas (Bolivia) “Raza de bronce”.
Problemas políticos: Son frecuentes, por lo tanto, las novelas de dictadores y de problemas concretos, como la revolución mejicana. Mariano Azuela “Los de abajo”.
LA NUEVA NOVELA HISPANOAMERICANA. El “boom”
LA NARRATIVA POSTERIOR AL BOOM. A partir de los años setenta continúan publicando autores ya consagrados, a los que se unen otros que no habían alcanzado la difusión de los autores relacionados con el boom. La consecuencia es una lista enorme de creadores y creaciones, que no podemos abordar. La narrativa de estos años reduce la complejidad técnica iniciada en obras anteriores para crear una novela a la que el lector pueda acceder más fácilmente, aunque esto no suponga un abandono total de la experimentación. Prevalece la narración realista que incluye, además, el habla coloquial, pero también se recurre al realismo mágico.Nombres y títulos fundamentales de este período: “El amor en los tiempos del cólera” de García Márquez (Colombia) “Tres tristes tigres” Guillermo Cabrera Infante (Cuba) “El beso de la mujer araña” Manuel Puig (Argentina) “La mujer imaginaria” Jorge Edwards; (Chile) “La casa de los espíritus” Isabel Allende; (Chile) “El cartero de Neruda” Antonio Skármeta; (Chile) “Como agua para chocolate” Laura Esquivel; (México) “Primavera con una esquina rota” Mario Benedetti; (Uruguay) “Un mundo para Julius” Alfredo Bryce Echenique. (Perú)