Planos simbólico, poético y social en ‘La casa de Bernarda Alba’

Federico García Lorca (Fuente Vaqueros, 1898) fue asesinado el 16 de agosto de 1936. Poeta y dramaturgo español que perteneció a la Generación del 27, donde entró en contacto con un grupo de artistas (Salvador Dalí y el cineasta Luis Buñuel). Lorca vive una de sus experiencias vitales en el viaje a Nueva York y recoge sus impresiones en el poemario Poeta en Nueva York. En 1931 funda La Barraca, compañía de teatro ambulante. Como dramaturgo, podemos destacar Yerma, Bodas de sangre, Mariana Pineda, entre otras, y la obra objeto de este tema: La casa de Bernarda Alba.

1. Plano simbólico

Los símbolos constituyen uno de los pilares creadores en la producción dramática y lírica de Lorca. Dentro de la obra de Lorca, un mismo símbolo puede aludir a más de un campo; así, por ejemplo, la luna se relaciona con la muerte, el erotismo, la fecundidad y la belleza. Veamos algunos de los valores simbólicos más interesantes:

  • Los nombres propios: Los nombres de las mujeres de la obra están cargados de simbolismo. Algunos son evidentes: Angustias, Martirio, Magdalena (que tiende a llorar). En cuanto a Bernarda Alba, su nombre quiere decir ‘con fuerza o empuje de oso’.
  • Los objetos: El bastón de Bernarda simboliza el poder y la autoridad. Bernarda se sirve de él para imponer silencio y para golpear a sus hijas. Por otra parte, el abanico de flores y el vestido verde de Adela son signos de su rebeldía.
  • Los colores: El contraste entre el negro y el blanco es muy revelador: las paredes son blancas, pero pierden intensidad según avanza la obra. En cambio, los trajes de luto y los abanicos son negros. El blanco simboliza la vida, la alegría, el amor y la libertad; el negro acentúa la tristeza, el odio, la represión y la muerte.
  • Los decorados: Los tres actos coinciden en la sencillez y sobriedad de sus elementos. Los tres tienden a fortalecer la sensación de monotonía y enclaustramiento.

El espacio visible: La casa de Bernarda es la casa de la ley y de la rebelión, el lugar central de la obra; en cierto modo, el verdadero protagonista. La casa simboliza el espacio cerrado en donde han de vivir recluidas, encerradas, las hijas de Bernarda.

El espacio aludido: El mundo exterior. En la obra se alude en numerosas ocasiones al mundo exterior. La ventana y el corral constituyen los dos espacios aludidos de mayor interés.

2. Plano poético

En La casa de Bernarda Alba se combinan realidad y poesía. Los personajes, la situación dramática, el espacio simbólico, todo está contemplado desde una dimensión poética. La hipérbole en la descripción de los caracteres, la acentuada diferencia de edad entre Angustias y Pepe, la proliferación de metáforas e imágenes en el habla de los personajes. El mayor mérito reside en haber integrado el lenguaje poético en el habla de los personajes, de manera que parezca real y espontáneo.

Es, sobre todo, en el tercer acto donde se introducen elementos poéticos: la noche estrellada, la persecución misteriosa en la semioscuridad del patio, la plasticidad de la imagen de la anciana con la oveja en sus brazos. En definitiva, la obra ha ido perdiendo realismo en beneficio del carácter poético.

Respecto al lenguaje de los personajes, podríamos distinguir el de Bernarda de todos los demás. En ella predominan las intervenciones rápidas, secas y cortantes. Angustias, Magdalena y Amelia se caracterizan por la monotonía de palabras. Martirio, por su parte, abusa de las amenazas. Frente a ellas, Adela se caracteriza por la fuerza y violencia verbal. El lenguaje de Poncia es muy rico y variado.

El lenguaje de la casa es el lenguaje andaluz llevado muchas veces a su esencia. El andaluz no emplea frecuentemente el lenguaje