La Narrativa Española de Posguerra
1. La Posguerra
Tras la Guerra Civil, la cultura española se vio condicionada por los siguientes factores:
- Aislamiento cultural: España queda sumida en un fuerte aislamiento cultural a causa de la dictadura, que impone una fuerte censura.
- Influencia bélica: El ambiente bélico provoca, en el plano literario, tendencias al escapismo o a la literatura de guerra.
2. Narrativa en el Exilio
La nostalgia de España y la desazón por la derrota republicana se convierten en temas comunes. Los narradores del exilio forman un grupo heterogéneo, mezclando temas de dolor de la posguerra y la patria perdida con las técnicas propias del realismo anterior al conflicto bélico. Algunos autores son:
- Ramón J. Sender: Autor de Crónica del alba y Réquiem por un campesino español.
- Francisco Ayala: Creador de una novela caracterizada por el preciosismo técnico y estético. Su obra fundamental es Los usurpadores.
3. Narrativa de Posguerra
La Guerra Civil provoca una profunda fisura con la tradición anterior; en cambio, se aprecia cierta relación entre la novela de la posguerra y el realismo del siglo XIX.
3.1. Narrativa de los años 40: El Realismo Tremendista
Marcada por las consecuencias del conflicto, surge una literatura cargada de angustia, como por ejemplo La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela y Nada de Carmen Laforet, en las que predomina el enfoque existencial, así como una preocupación social poco visible debido a la censura.
La época está marcada por cierta desorientación y por la búsqueda de cauces por los que transcurrir una literatura acorde con el momento que se vive.
Sin embargo, a pesar de las dificultades del momento, el género va renaciendo de la mano de escritores como Miguel Delibes y Camilo José Cela.
El tremendismo fue inaugurado por Camilo José Cela con la obra La familia de Pascual Duarte, en la que ofrece una agria visión de los aspectos míseros y brutales de la realidad. Su fórmula fue imitada por Delibes en La sombra del ciprés es alargada.
3.2. Los años 50: El Realismo Social
1951 es el año de la publicación de la obra La colmena de Cela, con la que se inicia un decenio marcado por la estética del realismo social.
Surge una generación que comparte principios ideológicos, temáticos y formales. El objetivo de estos novelistas consiste en ofrecer el testimonio de la realidad española desde una conciencia ética y cívica. Se trata de mostrar la realidad de modo objetivo, como si estuviera grabando una cámara. El grado máximo de la técnica objetivista será el conductismo, como en la novela El Jarama. Por otra parte, otros autores hacen una crítica más directa, como por ejemplo José García Hortelano y Juan Goytisolo, entre otros. La técnica empleada ha sido denominada realismo crítico, que consiste en la denuncia de las desigualdades mediante explicación y análisis. Los principales temas son:
- La vida en el campo: Dos días de septiembre de Caballero Bonald.
- El mundo del trabajo y las relaciones laborales: Central eléctrica de Jesús López Pacheco.
- La ciudad: La colmena de Camilo José Cela.
Los protagonistas son seres que viven en una soledad que nace de la desconexión y división entre los españoles. El estilo se caracteriza por una pobreza léxica y la tendencia a recoger los aspectos más importantes y registros populares. Los dos autores más importantes fueron Camilo José Cela y Miguel Delibes.
3.3. La Narrativa de los años 60
Se considera 1962 como la fecha de inicio de esta etapa por la publicación de Tiempo de silencio de Luis Martín Santos y La ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa. Se da fin al realismo social. La renovación de la creación novelística se fundamenta en los siguientes factores:
- Los lectores, que asisten a un nuevo panorama socioeconómico, se sienten cansados de la novela social.
- La irrupción de la novela hispanoamericana y el conocimiento de la obra de los autores exiliados contribuyen al florecimiento de esta nueva época.
- El desengaño de la función social realza los aspectos formales y la recuperación de la imaginación y del subjetivismo.
En este periodo se habla de novela intelectual o experimental, concepto que afecta a tres aspectos: relieve de la estructura formal, indagación de la conciencia personal y exploración del contexto social. Este nuevo concepto de novela implica transformaciones en todos sus aspectos. La novela que abre el camino a esta renovación es, sin duda, Tiempo de silencio; su novedad se encuentra en el nuevo planteamiento discursivo y el uso de técnicas narrativas innovadoras.