Multi-inter-transculturalidad

Inter: en medio.

Intra-cultural: dentro de mi cultura.

Han aparecido hoy diversas formas de vida. Estas formas de vida no se detienen en los límites de las viejas culturas, sino que las atraviesan. Transculturalidad quiere anunciar dos cosas: que nos encontramos más allá de la constitución clásica de la cultura y que las nuevas formas de cultura o de vida atraviesan estas viejas formaciones de modo natural y evidente.

Interculturalidad y Multiculturalismo

La idea de interculturalidad evoca, en un primer momento, una concepción fixista, anclada todavía en el modelo clásico (nacionalista y étnico, simplista por monolítico y obtuso por negarse a percibir los modeladores reales de la vida individual y social y la multiplicidad y variedad de los mismos), que define la cultura bajo categorías de separación, autonomía y unidad (interna).

Cada cultura sería cultura de un pueblo determinado y cada cultura unificaría la vida individual y social en un todo coherente y armónico: cultura unitaria y unificadora, basada en la pureza de la lengua, raza, pueblo, nación, religión, territorio, etc. Y, en un segundo momento, la idea de interculturalidad evoca una concepción de la relación entre culturas, perfectamente definidas, bien niveladora. En el mundo moderno actual, sin embargo, son un hecho obvio tanto la desaparición de esa supuesta uniformidad (inter)cultural como la imposibilidad de encontrar un denominador común a las diversas formas de vida y sistemas de valores en que se ha multiplicado el panorama cultural. El concepto clásico de cultura no puede dar cuenta de la situación actual, porque adolece de falta de precisión y de análisis diferenciador. La monoculturalidad ha desaparecido como hecho definitorio de las sociedades modernas y la pluriculturalidad se ha impuesto como dato irrevocable.

B) El Multiculturalismo

El multiculturalismo ha sido la fórmula bienintencionada, recientemente acuñada, para intentar pensar la multiplicidad desde claves de mutuo respeto y complementariedad. En el fondo se trataría de seguir garantizando la heterogeneidad radical de culturas en convivencia armónica. Welsch da por fracasada la esperanza depositada en el multiculturalismo: el ideal teórico de una cultura común de la tolerancia, la interpretación y el mutuo aprendizaje se ha encontrado con la reacción práctica de la exacerbación del separatismo y del particularismo. El miedo a la pérdida de identidad ha conducido al totalitarismo de los particularismos. En vez de pluralidad se forma particularismo, en vez de ciudadanía se crea una dictadura de las minorías, un totalitarismo de culturas particulares.

La solución se encuentra en considerar tanto el particularismo como el universalismo a la luz de la pluralidad radical (pluralidad interna como criterio definitorio y constitutivo) y sobre una base objetiva de relaciones plurales que permita operar con un concepto de pluralidad diferente. Es una postura para el diálogo.

C) Transculturalidad

Es difícil pensar la universalidad como pluralidad desde la identidad concebida como particularidad. A falta de un concepto de pluralidad interna, no sólo externa, la pluralidad cultural es simplemente multiplicidad de culturas.

La transversalidad… Y transculturalidad…

  1. Significa que el dogma de la separación nítida de culturas, basado en el concepto atomista y etnicista de cultura, no se sostiene en su simplicidad en una situación de nueva pluralización.
  2. Significa superar la pluralidad entendida como puzzle y pasar a una pluralidad abierta, variable, inagotable, indefinible y en permanente transformación.
  3. Significa que la identidad no se da como unidad cerrada ni se constituye con elementos fijos, sino que su estructura interna se caracteriza por multiplicidad de conexiones, tránsitos y cruzamientos.
  4. Significa pasar de un concepto teórico a un concepto pragmático de cultura, de un concepto decretórico a un concepto existencial, de un concepto esencialista a un concepto situacionista, de un concepto fixista a un concepto evolucionista, de un concepto uniforme a un concepto diverso, de un concepto de cultura como forma de vida a un concepto de formas de vida como cultura.

Hoy se desplaza el acento de la idea de cultura a la idea de formas de vida (concepto más operativo, más dinámico y más acorde con la situación actual). Las «viejas culturas» se ven contestadas en la vida real y no representan, de hecho, un fundamento presupuesto y evidente para la configuración de la existencia individual. El mestizaje y la hibridación representan el auténtico fenómeno novedoso. Factores como los medios de comunicación, el turismo, la movilidad social, la emigración, etc.