1. El Dualismo Antropológico de Platón

Platón, discípulo de Sócrates, sostenía que el ser humano es un compuesto de dos elementos: el cuerpo y el alma. Según Platón, el alma es inmortal, concepción que complementa con la creencia en la metempsicosis (reencarnación del alma en otro cuerpo tras la muerte).

El alma es la sede de la racionalidad, rasgo característico de los seres humanos. La razón es el órgano del conocimiento verdadero y de las virtudes éticas. En contraste, el cuerpo es mortal, está sometido a las pasiones, necesidades e impulsos, es fuente de conocimiento poco fiable y sede de las virtudes físicas inferiores.

Platón critica el materialismo, corriente de pensamiento que considera el alma un producto derivado de la actividad del cuerpo. Para el materialismo, el alma (o la mente) sería un efecto con causas físicas, determinado por condiciones materiales.

2. La Psicología Aristotélica

A diferencia de Platón, Aristóteles pensaba que el alma es un principio vital compartido por todos los seres vivos, diferenciándolos de los seres inanimados. Esta perspectiva naturalista implica que el alma no es una entidad específica de los seres humanos, sino que se identifica con la vida. Sirve para comprender la conexión entre los seres humanos y los demás seres vivos.

El alma está unida al cuerpo, dando lugar a una sustancia: el ser vivo. Su materia es el cuerpo y su forma es el alma. Alma y cuerpo mantienen una unión e interdependencia mutuas; el alma es la forma esencial del ser vivo.

En los seres humanos, el alma tiene dos funciones: es el principio del movimiento y de la sensación, y el órgano del conocimiento (imaginación, sentidos, memoria y pensamiento).

3. De Heidegger a Foucault

Según Heidegger, el ser humano nunca es un ser definitivo. A diferencia de los animales, que repiten lo que ya son, lo específico del ser humano es su vacío a disposición del ser, su éxodo de sí mismo en busca del ser.

En cambio, según el estructuralismo, el ser humano no es un proyecto en busca de sí mismo, sino el que opera transacciones y mediaciones entre las cosas según reglas establecidas. No realiza la historia indeterminada de su libertad, sino que edifica un conjunto arquitectónico de formas culturales.

Michel Foucault expresa esta perspectiva: es preciso ir de un contenido animado y percibido por una conciencia, a una organización descubierta y descrita, sin preguntarse por la conciencia que la ha concebido.

Con Foucault, nos alejamos del ser humano como subjetividad creadora, para subrayarlo como producto, arquitecto y testigo de las objetividades organizadoras.

4. El Concepto de Sujeto

Una característica de la conciencia es ser un principio de identificación: la conciencia es, para cada persona, su yo o su condición de sujeto.

«Sujeto» viene del latín subiectum (‘lo que subyace debajo’). El sujeto es lo que subsiste en el individuo a lo largo de su evolución y cambios.

En el siglo XVII, Descartes concibió el yo como una sustancia pensante (res cogitans), autónoma y permanente. Esta concepción fue criticada por el empirismo (Locke y Hume), que consideraba el yo como la conciencia pasajera de un conjunto de sensaciones.

Kant resolvió esta polémica distinguiendo entre un yo empírico (fenoménico) y un yo inteligible (nouménico):

  • El yo empírico: captado con la conciencia y la experiencia empírica.
  • El yo nouménico: aquel cuya existencia deduce la razón.

5. Individuo y Persona

«Individuo» significa etimológicamente ‘lo que no puede ser dividido’. Designa nuestra originalidad y particularidad como seres únicos (nombre, apellidos, DNI).

Cada individuo es una personalidad única, formada por factores hereditarios y aprendidos, que determina sus comportamientos y decisiones.

«Persona» (etimológicamente ‘máscara de teatro’ o ‘personaje’) tiene un sentido moral y jurídico: ser persona es ser sujeto de derechos en igualdad con las demás.

La identidad universal debe ser compatible con la personalidad individual: cuerpo, biografía, opiniones, gustos y preferencias. Esta identidad psicológica se construye en la singularidad.

6. El Proyecto de Vida

A diferencia de los animales, los seres humanos no estamos determinados a ser lo que somos al nacer. Planificamos, desarrollamos y construimos nuestra existencia decidiendo qué realizar. Nuestra existencia discurre sobre el eje del tiempo: el presente se enriquece con el pasado y se proyecta hacia el futuro.

Existir es habitar el tiempo, tener conciencia de vivir y buscar un sentido a la vida; inventar la propia existencia. El ser humano será lo que pueda y quiera hacer de sí mismo.

Según el existencialismo, el proyecto de vida no es un mero plan, sino el verdadero ser del individuo, que no es una esencia hecha, sino que tiene que hacerse a sí mismo.

Para Heidegger, la esencia del ser humano es ser un «ser posible», vertebrado por la temporalidad. Sartre añade que el proyecto es la conciencia de la libertad para cambiar nuestro proyecto, con el riesgo y la angustia del fracaso. En el proyecto de vida se proyecta la posibilidad de ser uno mismo.

7. La Experiencia Religiosa

De la conclusión de que Dios no es objeto de conocimiento racional se derivan dos actitudes:

  • El «salto por la fe»: Dios se revela en la fe y la experiencia religiosa personal (Jacobi, Kierkegaard, Unamuno).
  • El ateísmo: niega la existencia de Dios (Schopenhauer, Nietzsche, Feuerbach, Marx, Freud, Sartre…).

La experiencia religiosa es la percepción de algo trascendente a la propia existencia, con lo cual se cree posible una relación. La fe es una vivencia prerracional, interior e intersubjetiva, no susceptible de demostración, difícil de transcribir al lenguaje conceptual.

Para los creyentes, la realidad se divide en dos planos:

  • Lo natural: lo humano y terrenal, experimentable.
  • Lo sobrenatural: más allá del conocimiento empírico y racional, accesible por revelación divina.

8. El Transcendentalismo de Kant

Kant concilió las posturas racionalista y empirista. El conocimiento humano resulta de dos síntesis:

  • Los datos sensoriales son articulados por las «formas a priori de la sensibilidad» (espacio y tiempo), dando lugar a los fenómenos.
  • El entendimiento elabora los fenómenos con «las categorías», dando lugar al conocimiento.

Espacio, tiempo y categorías son funciones innatas que proporcionan el conocimiento objetivo. «Sin sensaciones, ningún objeto nos sería perceptible, y sin entendimiento, ninguno sería pensado».

Kant distingue entre conocimiento sensible (sensación) e intelectual:

  • Conocimiento sensible: recepción pasiva de datos sensoriales, configurados por el espacio y el tiempo para formar las percepciones.
  • Conocimiento intelectual: captación del objeto mediante un concepto. Las percepciones son elaboradas por el entendimiento y organizadas por sus conceptos.

9. Primer Wittgenstein

Wittgenstein es una referencia para la filosofía contemporánea y el problema del conocimiento. Su pensamiento tiene dos etapas: Tractatus Logico-Philosophicus e Investigaciones Filosóficas.

La tesis del Tractatus es que solo las fórmulas lógico-matemáticas y los enunciados científicos tienen sentido. Los demás enunciados (incluidos los filosóficos) son absurdos.

Solo los enunciados científicos son verificables empíricamente. Wittgenstein no niega lo metafísico, sino su constatación, relegándolo a una experiencia mística.

Conclusiones para la filosofía:

  • Debe renunciar a ser una teoría sobre la realidad.
  • Los contenidos teóricos corresponden a la ciencia.
  • Debe ser una actividad de clarificación mediante el análisis del lenguaje.

10. Segundo Wittgenstein

En las Investigaciones Filosóficas, Wittgenstein considera la complejidad de los usos lingüísticos. El lenguaje es una forma de conducta con múltiples funciones (ordenar, describir, informar…). Cada función es un juego de lenguaje.

Las proposiciones son significativas por ser expresiones de juegos de lenguaje. Estos usos comparten un «aire de familia» y se someten a reglas.

El significado se encuentra en el uso de las palabras, no en su verificabilidad. El contexto da sentido a las palabras. La tesis principal es que el lenguaje consiste en juegos de lenguaje, y el lenguaje correcto observa las reglas de uso. El sentido de las palabras lo dan las reglas de uso.

11. Metafísica según Platón

Platón afirma que existe y que es posible conocer la verdad. Para conocerla, hay que ir más allá de los sentidos y captar la esencia de las cosas. Más allá de las apariencias está el mundo de las ideas, al que pertenece el alma y donde reina el bien.

Concepciones de Platón:

  • Dualismo metafísico: mundo inteligible (ideas) y mundo sensible (apariencias).
  • Teoría del conocimiento: ciencia (mundo inteligible) y opinión (mundo sensible).
  • Concepción del ser humano: alma y cuerpo.
  • Doctrina ética: basada en la justicia.
  • Concepción política: organización social.

12. La Apariencia y la Realidad

El término «apariencia» tiene dos sentidos:

  • Algo que oculta la realidad: el conocimiento busca superar la apariencia para acceder a la esencia (oposición entre verdad y apariencia).
  • Manifestación de la realidad: el conocimiento deja mostrarse lo que aparece (semejanza o identidad entre verdad y apariencia).

Parménides y Platón consideraban la apariencia como objeto del conocimiento sensible (opiniones, no ciencia). Para Aristóteles, la apariencia es neutral (verdadera o falsa), y la razón determina su validez.

13. El Azar y la Necesidad

En la Antigüedad, la necesidad era el destino. Era compatible con la Fortuna (diosa caprichosa). El azar se excluye en concepciones mecanicistas y deterministas.

Si se rechaza el determinismo, el azar expresa una indeterminación que posibilita la libertad humana.

Con Aristóteles, la necesidad adquiere carácter científico (deducción lógica y causalidad física). La escolástica aplica la necesidad a Dios (no depende de nada externo). Leibniz y Kant hablan de necesidad moral (carácter de la ley moral).

14. Lógica y Metafísica

Aristóteles organizó las ciencias, precedidas por la lógica (instrumento del conocimiento científico). La lógica estudia las formas de la deducción correcta.

Para Aristóteles, la lógica no solo estudia el razonamiento, sino su expresión en el lenguaje. Se analiza el lenguaje para obtener reglas de uso.

La lógica aristotélica está ligada a la metafísica (teoría de la sustancia y fundamento de las ciencias).

15. Categorías y Modos de Ser

Aristóteles estudia los términos o palabras, no solo lingüísticamente, sino metafísicamente. Una palabra se relaciona con el objeto que designa. Su estudio considera lo que se predica de las cosas.