1.1 El modelo capitalista de EEUU

Prosperidad y desigualdad

La prosperidad estadounidense tras la Segunda Guerra Mundial no eliminó las desigualdades sociales. Hacia 1960, entre el 20% y el 25% de las familias vivían en la pobreza, muchas de ellas afroamericanas. La ausencia de una red de protección social generalizada provocó una gran marginación. La concentración de grupos marginales en barrios urbanos, junto con la delincuencia, el consumo de drogas y el fácil acceso a armas, generó una tasa de violencia superior a la de otras sociedades occidentales.

La contestación social

Las desigualdades propiciaron una gran contestación social en la década de 1970. La lucha por la igualdad de derechos de los afroamericanos tuvo en Martin Luther King a su máximo exponente, defensor de la no violencia y la integración. Sin embargo, nuevos líderes y organizaciones radicalizaron el movimiento. La protesta juvenil se manifestó en el movimiento hippie, que abogaba por la no violencia, la libertad sexual, la vida comunitaria y rechazaba el consumismo, introduciendo costumbres disruptivas. Paralelamente, los movimientos feministas, como Women’s Lib, denunciaron el sexismo y reclamaron la igualdad de derechos y oportunidades.

2.2 La democracia liberal estadounidense

El sistema político

El sistema político estadounidense se convirtió en un modelo de democracia capitalista, basado en la Constitución de 1787 (modificada por numerosas enmiendas, como la que abolió la esclavitud en 1865 o la que reconoció el derecho al voto femenino en 1920). Garantiza el sufragio universal, la libertad de partidos políticos y un amplio conjunto de derechos públicos e individuales. Su estructura de Estado federal agrupa estados con gobiernos propios (leyes, tribunales y atribuciones), pero que reconocen la autoridad de instituciones y leyes federales. El sistema presidencialista elige al presidente directamente, quien encabeza el poder ejecutivo. El Senado y la Cámara de Representantes conforman el poder legislativo.

Bipartidismo y posguerra

El complicado mecanismo electoral y los altos costes de las campañas políticas han generado un sistema esencialmente bipartidista: el Partido Republicano (conservador, apoyado por grandes industriales, comerciantes y agricultores) y el Partido Demócrata (con apoyo de sindicatos y minorías, con un programa más social). Los gobiernos de posguerra, bajo Harry Truman (demócrata, 1945-1952) y Dwight D. Eisenhower (republicano, 1952-1960), se caracterizaron por una política anticomunista “caza de bruja”) y un fuerte conservadurismo, retrasando leyes sociales. La elección de John F. Kennedy (demócrata, 1960-1963) marcó una nueva etapa con la”Nueva Fronter”, centrada en la lucha contra la pobreza y la segregación racial, el progreso científico-tecnológico y la paz. Tras su asesinato, Lyndon B. Johnson (1963-1968) continuó parte de esta política. La década de 1960 y los movimientos de protesta influyeron en el electorado, llevando a la presidencia a Richard Nixon (republicano), destituido por el escándalo Watergate (1974). Ronald Reagan (1980-1988) y George H. W. Bush (1988-1992) impulsaron políticas liberales, apoyando a las grandes empresas, reduciendo la ayuda social y aumentando el gasto militar.

1.3 Los países de Europa Occidental: la reconstrucción económica

La situación tras la guerra

La situación europea en 1945 contrastaba con la estadounidense. La guerra había devastado Europa, priorizando la reconstrucción económica. Si bien la ayuda estadounidense a través del Plan Marshall fue fundamental, la recuperación se debió también a la rápida asimilación de nuevas tecnologías y métodos empresariales estadounidenses. Los planes de integración económica, como la OECE y el Mercado Común (antecedente de la Unión Europea), tuvieron especial relevancia.

Recuperación y transformación

La recuperación económica coincidió inicialmente con un fuerte crecimiento demográfico “baby boo”). Entre 1955 y 1965, Europa Occidental alcanzó una tasa de natalidad del 20%. A partir de 1950, se inició un largo periodo de prosperidad. Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos y los países nórdicos volvieron a liderar la economía mundial. La industria creció, mientras que la agricultura perdió importancia en el Producto Nacional Bruto (excepto en Francia). La población emigró a las ciudades, aumentando la mano de obra en la industria y los servicios. Las transformaciones sociales fueron rápidas y profundas: incorporación de la mujer a la economía, extensión del laicismo y desarrollo de sistemas de protección social, creando el Estado del Bienestar.

1.4 El modelo europeo de democracia

Consolidación democrática

Tras la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de los países europeos occidentales consolidaron sistemas democráticos. Sin embargo, algunos mantuvieron regímenes dictatoriales: Salazar en Portugal (1928-1974), la dictadura de los coroneles en Grecia (1967-1974) y el régimen de Franco en España (1939-1975).

El sistema político

En las democracias europeas, el poder ejecutivo recaía en gobiernos responsables ante un Parlamento elegido por sufragio universal, con pluralidad de partidos, constituciones parlamentaristas y defensa de derechos individuales y colectivos. A diferencia del modelo bipartidista estadounidense, el espectro político europeo era más diverso, con reparto proporcional de escaños. Las fuerzas políticas se dividían en tres grandes tendencias:

  • Partidos conservadores y democristianos: inspirados en valores cristianos, evolucionaron hacia el reformismo social. Dominaron muchos estados tras la Segunda Guerra Mundial e impulsaron el crecimiento económico.
  • Partidos socialistas o laboristas: con gran tradición, fueron protagonistas de las transformaciones de los años cincuenta y setenta. Abandonaron el marxismo, presentando un programa reformista (socialdemócrata) con un papel destacado del sector público, siendo artífices del Estado del Bienestar.
  • Partidos comunistas: con influencia durante la Guerra Fría, su influencia decayó tras la caída del Muro de Berlín. Posteriormente, iniciaron procesos de reconversión y coaliciones.

Posguerra y movimientos sociales

Los regímenes políticos europeos tras 1945 se caracterizaron por la alternancia en el poder entre conservadores y socialdemócratas, y por el consenso en la creación del Estado social. La década de 1950 tuvo un marcado carácter anticomunista y predominio conservador (ej: De Gasperi en Italia, De Gaulle en Francia, Adenauer en Alemania, Churchill y Macmillan en Gran Bretaña). Los años sesenta mostraron un giro a la izquierda, favorecido por la distensión de la Guerra Fría, la consolidación democrática y el crecimiento económico. Los partidos socialistas accedieron al gobierno en muchos países, desarrollando políticas para una distribución más equitativa de la riqueza. A pesar de los progresos, surgieron importantes movimientos de protesta social, protagonizados por jóvenes desencantados con la sociedad del bienestar, que no se sentían representados por los partidos tradicionales. Destacaron los movimientos estudiantiles, culminando en la revuelta de mayo del 68 en Francia, planteando nuevas demandas y valores: libertad sexual, nuevo modelo familiar, ecologismo, etc.