Filosofía Contemporánea: Marx, Nietzsche y Ortega – Un análisis del siglo XIX y XX
El Idealismo Alemán y la Dialéctica de Hegel
Si bien en el Siglo XVIII Kant había encontrado unos límites claros al conocimiento científico en su Crítica de la razón pura (en la que establecía la imposibilidad de la Metafísica como ciencia), ya en el Siglo XIX el Idealismo negó límite alguno para la razón, afirmando el carácter absoluto de la misma. El punto culminante del idealismo alemán se encuentra en Hegel, quien introdujo un sistema (la dialéctica, que influirá poderosamente a Marx) para entender la historia, la filosofía, la religión o el arte, como una progresión en la que cada movimiento surge de las contradicciones inherentes al estadio anterior a través de tres movimientos: tesis, antítesis y síntesis. Para el idealismo absoluto de Hegel, la historia es el despliegue de la Razón (o el Espíritu) a través de procesos dialécticos.
Karl Marx: Filosofía, Economía y Política
Contexto Histórico y Teoría
Marx es un filósofo, sociólogo, economista y activista político que, en el siglo XIX, se inserta en su contexto histórico no sólo para interpretarlo sino, ante todo, para transformarlo. Con este objetivo configuró una teoría bebiendo en fuentes tan diversas como la filosofía alemana (así la ya citada dialéctica de Hegel), el socialismo utópico francés y la economía inglesa. Marx entregó plenamente su vida a esta teoría, tanto a su expresión literaria como a su realización práctica.
Objetivo y Crítica del Capitalismo
Marx quería superar las desigualdades y divisiones de la sociedad de su tiempo y establecer una verdadera comunidad. Situó la barrera que le separaba de su objetivo en las divisiones circunstancialmente desarrolladas entre los hombres, en especial en la división del trabajo que tiene su base en la propiedad privada de los medios de producción por parte de la burguesía. El modo de producción capitalista generaba una situación de explotación y alienación a superar. Así, Marx pretendió utilizar los mismos antagonismos de la sociedad burguesa para provocar su caída: sería necesario abolir la propiedad privada de los medios de producción para saltar más allá de los limitados derechos burgueses hasta el dominio de los derechos universales del comunismo.
Friedrich Nietzsche: Crítica de la Cultura Occidental y el Nihilismo
Pese a no poder encuadrarse en el siglo XX (elaboró su pensamiento aún en el siglo XIX y murió en el año 1900), Nietzsche es un pensador esencial que ejerció una enorme influencia en el pensamiento en el siglo XX. El pensamiento de Nietzsche supone una crítica demoledora a conceptos centrales de la historia de Occidente en todos sus ámbitos: moral, religión, ciencia, filosofía…. Como dijo de sí mismo, no era un filósofo, era dinamita.
El Nihilismo y la Transvaloración de los Valores
El nihilismo es, para Nietzsche, el concepto que define la historia de la cultura europea: para este filósofo la historia de Occidente es la historia de una decadencia de los auténticos valores de la vida. Nietzsche aboga por la superación del nihilismo a partir de la creación de valores desde el único y auténtico valor, la vida. Se debe llevar así a cabo una transvaloración de aquellos valores que condujeron a la nada. Es una tarea de creación, una tarea propia de la “voluntad de poder”, con la mirada puesta en un nuevo tipo de hombre, el “superhombre”.
Hannah Arendt: Totalitarismos y la Condición Humana
Los Orígenes del Totalitarismo
Hanna Arendt ha sido una de las intelectuales que más profundamente ha analizado el fenómeno de los totalitarismos, junto a Karl Popper. En su obra Los orígenes del totalitarismo, lo define como un fenómeno novedoso del siglo XX, que tiene sus raíces en el antisemitismo y el imperialismo, que pretende controlar todos los ámbitos de la vida, tanto privada como pública. Totalitarismos como el nazismo alemán o el estalinismo soviético, aniquilan la identidad jurídica, moral e individualidad del ser humano, que no es “persona” en sentido aristotélico, sino hombre-masa, individuo que renuncia a lo propiamente humano, en manos de la manipulación, el terror y la dominación de un líder.
La Condición Humana
Por otra parte, en La condición humana, Arendt realiza un análisis fenomenológico de la vida activa de los seres humanos, los cuales se componen de la labor para sobrevivir, el trabajo para dominar y transformar la naturaleza, y la acción, actividad más elevada del ser humano. La condición humana de cada elemento es, respectivamente: la vida misma, la mundanidad y la pluralidad.
Corrientes Filosóficas del Siglo XX: El Feminismo
También se encuentran en el siglo XX importantes corrientes filosóficas, de entre las que destaco:
- El Feminismo en la época contemporánea: Fenómeno complejo que engloba a diferentes movimientos y posturas. Tienen en común el rechazo a la identificación entre la experiencia humana y las experiencias masculinas de la realidad. Destacan: Simone de Beauvoir, filósofa existencialista y activista política, para la que ser mujer es una construcción social; Judith Butler, filósofa norteamericana que aplica el pensamiento de Foucault a las cuestiones de género; Cristina Hoff Sommers, pensadora que con su “feminismo de la libertad” persigue la igualdad jurídica, moral y social de los sexos; y Amelia Valcárcel, filósofa madrileña que defiende que ningún ser humano debe ser excluido de ningún bien o derecho a causa de su sexo.
La Sociedad Capitalista del Siglo XIX según Marx
Influencias en la Obra de Marx
La situación social, económica, política e ideológica del siglo XIX ejerció un indudable influjo en la vida y obra de Marx. El pensamiento de Marx se origina a partir de una actitud crítica con una realidad que, a mediados del siglo XIX se estaba consolidando, y que estaba asentada en:
- Un sistema económico: el capitalismo industrial.
- Un sistema político: el liberalismo.
- Un sistema social: el antagonismo entre la burguesía y el proletariado.
Estructura Social y Desigualdad
La estructura de la sociedad del siglo XIX incluye dos grandes clases sociales muy diferentes: burgueses y proletarios. Esta diferencia genera una desigualdad social que explica, según Marx, la dialéctica de las clases sociales:
- Los burgueses capitalistas son los propietarios de los medios de producción.
- Los proletarios no poseen nada excepto su capacidad de trabajo, que deben vender a los capitalistas a cambio de un salario para sobrevivir.
Así, en la sociedad capitalista, el hombre es, sobre todo, un “ser económico”, un ser mercancía. La relación que se tenga con el trabajo va a marcar el lugar que se ocupa en la sociedad, y esa relación depende de si se posee o no la propiedad de los medios necesarios para la producción.
El Materialismo Histórico de Marx
Interpretación de los Fenómenos Sociales
Para poder transformar los fenómenos sociales e históricos, es necesario partir de su interpretación y de su análisis, de una comprensión de las condiciones reales y materiales de vida del hombre concreto. Marx plantea así una concepción materialista de la historia. El materialismo marxista sostiene que las condiciones concretas, sociales y económicas son las que marcan la forma de pensar de una sociedad. Para Marx, es lógico que sociedades con condiciones de vida diferentes (por ejemplo una tribu de África o un país europeo industrial) tengan creencias y costumbres diferentes, y esto es, porque la infraestructura económica de una sociedad determina la superestructura.
Infraestructura y Superestructura
- La infraestructura económica o modo de producción: son las fuerzas productivas que son los elementos que intervienen en el proceso de producción (trabajador, herramientas, máquinas…) y las relaciones de producción que son las condiciones económicas que establecen los hombres en el proceso de la producción (propiedad, distribución, comercio y consumo) y que son diferentes de una época a otra y de una sociedad a otra.
- La superestructura ideológica: es la conciencia social, y está formada por las ideas políticas, las leyes, la moral, la religión, la filosofía, el arte…
El Proceso Dialéctico en la Historia
Marx concibe el proceso del devenir histórico como un proceso dialéctico, cuyo origen son las contradicciones internas. Defiende que la historia avanza dialécticamente impulsada por las tensas relaciones de producción. Así, un sistema económico concreto (tesis), a causa de sus incoherencias internas, genera su propio opuesto, su negación (antítesis), y de este enfrentamiento surge una situación económica y social nueva (síntesis). Aplicando este proceso dialéctico al sistema capitalista, Marx denuncia las contradicciones que se generan en su sistema de producción:
- Tesis: la relación de explotación y de opresión, que caracteriza el sistema capitalista industrial, entre los propietarios de los medios de producción (los burgueses capitalistas) y los que sólo poseen su fuerza de trabajo (los obreros proletarios)
- Antítesis: los obreros se rebelan contra los burgueses a través de la “lucha de clases” e instauran la “dictadura del proletariado”
- Síntesis: de esta oposición surge una nueva situación económica y social: el comunismo.
El materialismo histórico de Marx profetiza la llegada del comunismo como una evolución natural del capitalismo.
El Comunismo según Marx
Superación del Capitalismo y Praxis Revolucionaria
Según Marx, el sistema capitalista era insostenible porque las crisis serían cada vez mayores, por lo que pensaba que su superación era inevitable. El objetivo de Marx era transformar radicalmente el sistema capitalista, a través de la praxis revolucionaria, una lucha para lograr la emancipación del hombre, su libertad, y abolir las diferencias de clase para alcanzar un mundo de seres humanos iguales, una nueva sociedad comunista: “la última en la historia de la humanidad”.
El Estado Proletario y la Sociedad sin Clases
Este cambio tiene que realizarlo el proletariado quitando, a partir de la revolución, la propiedad de los medios de producción a la burguesía y poniéndola en manos de la comunidad. Una vez conseguido el poder, se habrá pasado de un Estado burgués a un Estado proletario. Es la dictadura del proletariado que será una etapa transitoria en la que se abolirá las leyes burguesas, se socializará los medios de producción y se impondrán nuevas formas de organización de vida, para pasar, paulatinamente, a un Estado administrador de los bienes de la sociedad: el Estado comunista, un nuevo modo de producción y de organización social, una sociedad sin clases y sin propietarios de los medios de producción, con la autoridad ejercida por el pueblo.
El Superhombre de Nietzsche
Así Habló Zaratustra y la Muerte de Dios
El pensamiento y la obra de Nietzsche alcanzan en Así habló Zaratustra su punto de inflexión. Después de toda su crítica de la cultura occidental y de haber decretado la muerte de Dios, Nietzsche anuncia en boca de un nuevo profeta, Zaratustra, la venida del superhombre.
Características del Superhombre
El superhombre no se trata de un prodigio humano dotado de unas condiciones biológicas extraordinarias, sino de un nuevo tipo de hombre que ha asumido la muerte de Dios y las consecuencias derivadas de ella. Estas son algunas de sus características:
- Es quien ama y afirma la vida sin límites.
- Es un ser creador de valores, que no desprecia el cuerpo ni la tierra.
- No se subordina a ninguna moral, es individualista y sólo obedece a sus deseos.
- Su característica esencial es la libertad, expresada en la voluntad de poder, que sustituye el “tú debes” por el “yo quiero”.
El Proceso de Transformación hacia el Superhombre
Pero no hay que olvidar que Nietzsche habla del superhombre como de un ser del futuro. Para llegar al superhombre, el hombre debe pasar por un proceso de transformación:
- El camello: el animal de carga, simboliza a los que se contentan con obedecer ciegamente, cargan con el peso del “tú debes”. Son los que aceptan la vida resignándose a sus dificultades, los que se inclinan ante la omnipotencia de Dios y ante la ley moral.
- El león: el hombre-camello, cansado de la carga que soporta, se rebela contra su amo, lo derriba, y dice “yo quiero”. Se convierte, a partir de ese momento, en el hombre-león que es dueño de sí mismo, ejerce su voluntad y lucha contra los valores establecidos y dice No, es el negador, el nihilista activo.
- El niño: es el que dice “sí a la vida”, y comienza a crear nuevos valores, aprende a vivir libre de prejuicios, de un modo creativo y feliz. Sólo el niño es capaz de vivir la vida como un juego, como algo nuevo y actual, sólo él es capaz de actuar por instintos, sin tener en cuenta las consecuencias ni los prejuicios. Sólo el hombre-niño puede ser el superhombre.
Por tanto, la llegada del superhombre dependerá de que los individuos superiores tengan la audacia de transformar todos los valores, especialmente los valores cristianos, y crear otros partiendo de su vida y de su poder.
El Eterno Retorno de Nietzsche
Crítica de la Concepción del Tiempo
El eterno retorno. El tema de la voluntad de poder conduce a la afirmación de la vida, y con ella, al tema del tiempo. El eterno retorno es un intento de criticar la concepción teleológica del universo de los griegos y lineal de los judíos y cristianos. Para Nietzsche no hay más mundo que este y Zaratustra es su profeta, frente a la filosofía platónica o al cristianismo, que hablan de otros mundos y de la finalidad última de este. Nietzsche, en el eterno retorno, es fiel a su sentido de la vida, de la tierra. Es el sí a la vida y al mundo, y el deseo de que todo sea eterno. Así parece en los símbolos del anillo y de la serpiente enroscada cuando en Así habló Zaratustra dicen los animales: «Mira, sabemos lo que tú enseñas: que todas las cosas se repiten eternamente y nosotros con ellas y que nosotros hemos existido infinitas veces y con nosotros todas las cosas…». La voluntad de poder puede abarcar el presente y puede crear el futuro, pero el tiempo transcurrido parece inmutable. En la filosofía tradicional, cuando Dios era admitido, únicamente lo espiritual, que retomaba a Dios, podía escapar al tiempo. Todo lo demás tenía que perecer. La época de la razón, la Ilustración, sigue admitiendo la diferencia entre lo eterno y lo temporal y perecedero.
El Tiempo como Repetición
Nietzsche rechaza esta dicotomía de lo eterno y lo temporal, negando la condición perecedera de lo real: el instante se desvanece, pero se repite, no porque la repetición se dé en el tiempo, sino porque el tiempo mismo es repetición. La vida, el instante, se vive infinitas veces. Se trata de una repetición de lo mismo y afecta a todas las cosas: a lo bueno y a lo malo. Así, se cambia la idea de eternidad por la de tiempo. En una concepción lineal del tiempo, el pasado no se puede repetir ni rectificar. Pero, tal vez, el tiempo sea una ilusión. Es posible que todo esté por ocurrir y todo, incluido el futuro, haya sucedido ya. Solamente el superhombre podrá comprender que ningún instante tiene justificación más allá de sí mismo y en él está la justificación del pasado y del futuro. En él está contenido el tiempo.
Relación con la Transvaloración y la Voluntad de Poder
La aceptación del eterno retorno no concuerda con la concepción que Nietzsche proyecta en su filosofía transformadora, hacia una superación propia de la vida y del ser humano, desde la voluntad de poder y a través de la estética, en el proceso evolucionista vitalista de naturaleza y cultura. No se conjuga tampoco el eterno retorno con el empeño nietzscheano en la transvaloración, «el cambio de valor de los valores» para superar el nihilismo. No obstante, causa complacencia considerar el tiempo permanente sin necesidad de ultramundos.
La Voluntad de Poder de Nietzsche
Concepto Fundamental
Es la idea fundamental de la segunda parte de Así habló Zaratustra. Se trata de la expresión que emplea filosóficamente Nietzsche para comprender la vida misma como realidad radical: impulso vital, emoción, pasión, voluntad de dominio, de poder, de ley del más fuerte. «Donde he hallado algo vivo, he encontrado voluntad de poder», y en los escritos póstumos repetidamente equiparadas «vida como voluntad de poder», y «voluntad de poder como vida». Puede considerarse esta expresión la fundamental y la más proyectiva de Nietzsche, si bien ha dado lugar a interpretaciones extravagantes. En las múltiples ocasiones en que Nietzsche reconoce el ejercicio del poder, se trata ante todo de afirmación propia y proyección de cuantas dimensiones procuran el desarrollo vital de cada uno en sus acciones, en los seres humanos y en la historia.
Afirmación Propia y Desarrollo Vital
Analizando los textos, podemos afirmar que la voluntad de poder nietzscheana no es de dominación y sometimiento de los demás, sino de aspiración a «ser señor de sí mismo». La voluntad de poder, como expresión de la vida en todo ser viviente, implica pulsión hacia el desarrollo, orientación o conocimiento para seguir viviendo de modo realista, contando con el entorno y con todos los recursos disponibles, y también implica valoración, es decir, saber apreciar aquellas cosas que favorecen o entorpecen la vida. Por ello, existen distintos niveles de vida según las capacidades de actuación, desde las amebas hasta los seres humanos, capaces de conocimiento y valoración de los aspectos intelectuales, la belleza, la justicia, la religión, etc.
Conocimiento, Proyección y Riesgo
La voluntad de poder lleva a desplegar la capacidad de conocer, de proyectar y de arriesgarse, y su mayor peligro es el adormecimiento de haberlo conquistado todo y no empeñarse en un perfeccionamiento ulterior, proyectando la propia capacidad en hacer que también los demás puedan. Cuando la voluntad de poder es complejo de poder, es decir, cuando efectivamente alguien no puede y pretende ejercer el papel de poderoso, como los déspotas, los dogmáticos y los envidiosos, entonces estos tratan de impedir que los demás puedan. Las consecuencias son siempre negativas.