La Revolución Rusa y la Formación de la URSS

El proceso revolucionario ruso es uno de los hitos históricos más importantes del siglo XX. Implicó la materialización de un nuevo modelo social basado en los principios del socialismo, que hasta entonces solo existían en la teoría. Este nuevo modelo adquirió mayor relevancia en un mundo afectado por una aguda crisis de los sistemas liberales tras la Primera Guerra Mundial, presentándose como una posible vía de transformación económica para los países en desarrollo, con la consiguiente repercusión en los procesos de descolonización posteriores a la Segunda Guerra Mundial.

Rusia a comienzos del siglo XX

A mediados del siglo XIX, la realidad rusa era compleja y heterogénea, combinando características feudales y capitalistas. El Imperio zarista se había enfrentado a las potencias occidentales en la Guerra de Crimea, y su derrota evidenció el atraso general del país. Las fuerzas sociales dominantes se plantearon entonces la necesidad de modernizar Rusia sin cambios drásticos, a través de medidas como la emancipación de los siervos y el desarrollo industrial, enfocado en el sector textil y los ferrocarriles.

Sin embargo, las reformas económicas no se tradujeron en cambios políticos. Rusia continuó siendo una autocracia sustentada en la nobleza, la burocracia, el ejército, la policía secreta y la Iglesia ortodoxa, con escasas tentativas de representatividad como la creación de los Zemstvos en 1864 y las Dumas municipales en 1870.

En este contexto, desde mediados del siglo XIX, se fue gestando una oposición política compuesta por diversos grupos:

  • Los Populistas

    Con figuras como Bakunin o Herzen, proponían una revolución agraria.

  • Los Marxistas

    Escindidos del populismo y liderados por Plejanov, se dividieron en:

    • Partido Socialista Revolucionario (eseritas)

      Con el tiempo, adoptaron posturas moderadas, liderados por Kerenski.

    • Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (POSDR)

      Surgido del anterior, se dividió en dos tendencias:

      • Mencheviques

        Buscaban un partido de masas similar al de otros países europeos.

      • Bolcheviques

        Abogaban por una organización reducida que controlara la acción de las masas hacia la revolución, liderados por Lenin.

  • Los Liberales

    De menor importancia, eran de tendencia burguesa y se limitaban a pedir el respeto a los derechos humanos, un régimen constitucional y algunas reformas sociales. En 1905, fundaron el Partido Constitucional-Demócrata (Kadetes).

El Ensayo Revolucionario: 1905

Desde principios de siglo, las principales organizaciones políticas se fortalecieron en las luchas sociales. La guerra ruso-japonesa precipitó los acontecimientos. El 22 de enero de 1905, se produjeron las primeras manifestaciones, duramente reprimidas. Esta represión desencadenó una serie de huelgas generalizadas, la sublevación de unidades navales (como el acorazado Potemkin), insurrecciones armadas y la formación del Soviet de San Petersburgo.

La reacción del zar llegó meses después con el Manifiesto de Octubre, que incluía tímidas reformas como la creación de una Duma nacional (elegida por sufragio censitario) y la liberalización de los campesinos respecto a los Mir.

En el POSDR, la revolución de 1905 acentuó las diferencias entre mencheviques y bolcheviques. Los primeros reafirmaron la necesidad de una fase democrático-burguesa, con los soviets como elemento de control y preparación para el socialismo. Los bolcheviques, en cambio, rechazaban el liberalismo ruso y veían solo a los campesinos como posibles aliados del proletariado. Para ellos, los soviets no debían asumir tareas de control, sino ser los embriones de la dictadura del proletariado, dejando la organización revolucionaria al partido.

En el PSR, también hubo divergencias entre los partidarios de la acción directa y los laboristas de Kerenski, quienes optaron por la lucha dentro del sistema.

La Primera Guerra Mundial evidenció nuevamente las deficiencias del régimen y la inutilidad de las reformas. Las críticas provenían de todos los sectores: el pueblo, el ejército, los liberales y la oposición. Las consecuencias fueron devastadoras: un elevado número de muertos y pérdidas materiales, desorganización económica y crisis del poder político. La caída del régimen era inminente.