Práctica del Despotismo Ilustrado: Carlos III

En el terreno político, los ilustrados defendían el despotismo ilustrado. El rey gobernó para el pueblo, pero sin él. Se impulsaban reformas para el beneficio del pueblo sin contar con las necesidades reales de este. Con esta fórmula, la monarquía justificaba su poder. El mejor representante de esta concepción política fue Carlos III (anterior rey de Nápoles) y, desde 1759, rey de España, que intentó modernizar a la sociedad española, rodeándose de ministros y consejeros reformistas como el conde de Aranda, el conde de Floridablanca y, sobre todo, Campomanes.

Los objetivos del despotismo ilustrado

  • Instaurar una administración centralizada y eficiente.
  • Eliminar las instituciones y costumbres del antiguo régimen (mesta, aduanas).
  • Mejorar la economía: creación de fábricas del estado, construcción de canales, permiso a todos los territorios para negociar con América.
  • Modificación de la propiedad de la tierra (intento de repartir las tierras no cultivadas entre los pequeños agricultores).
  • Colonización de la Sierra Morena.
  • Someter a la iglesia al control del estado (expulsión de judíos).
  • Llegada de nuevas corrientes culturales; modernizó la sociedad española.
  • Reorganización de la enseñanza y creación de las sociedades económicas de amigos del país (centros de difusión de los nuevos saberes).
  • Desarrollo de la industria: en 1772, se prohíben los gremios y aparecen las reales fábricas (armas, vidrios y tapices).
  • Creación del Banco San Carlos (futuro Banco de España), aparece la peseta.
  • Carlos III se consolida como el gran alcalde de Madrid; durante su reinado se empedran las calles, se instalan farolas de aceite y se cuida la sociedad y residuos.

Esplendor Cultural: El Siglo de Oro

Época de grandes cambios para España. Aunque se refiere en general al siglo XVI (aproximadamente el último tercio de él), algunos estudiosos han considerado que el Siglo de Oro se extendería culturalmente entre 1492, con la “Gramática” de Nebrija, y 1681 (primera mitad del XVII), en que muere Calderón. Sus principales características fueron la exaltación de la monarquía, su carácter popular y la defensa de la tradición y la religión católica.

Es el momento de las deslumbrantes ceremonias, a veces al aire libre, como las procesiones, que muestran el poder y la firmeza de la Iglesia Católica. Asociada a ella, se exalta la Monarquía Absoluta en actos masivos y muy emocionales que impactan al espectador. La mentalidad de la sociedad española siguió marcada por los valores aristocráticos y religiosos de la mentalidad colectiva; valores típicamente nobiliarios como el “honor” y la “dignidad” fueron reivindicados por todos los grupos sociales.

En contrapartida, los arbitristas diagnostican los males socioeconómicos: despoblación, presión fiscal, enriquecimiento de extranjeros, y proponen medidas (arbitrios) para acabar con ellos. Literariamente, este momento culminante lo inicia el Quijote (novela del enfrentamiento entre lo material y lo ideal) entre 1605 y 1614. Las letras hispanas brillaron de la mano de San Juan de la Cruz, Santa Teresa, la novela picaresca de Mateo Alemán, Quevedo, y se culmina con el teatro de Lope de Vega, Calderón de la Barca y la poesía tan elaborada de Quevedo y Góngora. Además, destacaron los corrales de comedia y los autos sacramentales.

La pintura española del Barroco es uno de los momentos claves de la historia de la pintura mundial. Los nombres de Zurbarán, Velázquez, Alonso Cano, Ribera o Murillo muestran el momento de apogeo del arte barroco español.

Evolución Económica y Social

Ya en la primera mitad del siglo aparecen serios problemas demográficos. Cruentas epidemias, entre las que destacan las de peste, se unen a las malas cosechas que sacuden el siglo XVII, provocando una importante crisis económica en Europa, salvo en Gran Bretaña y Holanda por el comercio marítimo. La expulsión de los moriscos en 1609 (muy dañina en Aragón y Valencia), las frecuentes guerras exteriores y el aumento de los miembros del clero colaboraron en el descenso de la tasa de natalidad.

En la segunda mitad del siglo, las bancarrotas por deudas bélicas, los problemas de la cabaña ovina, la decadencia de la agricultura y las pañerías castellanas, o las alteraciones monetarias trazan un cuadro aún más negativo. Ante esto, la nobleza reacciona endeudándose para mantener su alto nivel de vida, la burguesía especula con la Deuda Pública o la compra de tierras, y los campesinos se endeudan por los altos impuestos o los préstamos no devueltos por las malas cosechas.

La recuperación comenzó al final del siglo. La crisis demográfica y económica puede considerarse acabada hacia 1680, con un aumento de la natalidad y la recuperación de la producción y el comercio. La mentalidad social imperante, marcada por el desprecio al trabajo, agravó la crisis social y económica. El hidalgo ocioso y el pícaro se convirtieron en arquetipos sociales de la España del Barroco.