La Novela Española de Posguerra (1939-1975)

La novela de posguerra abarca el periodo comprendido entre 1939 y 1975. Se caracteriza por el exilio de novelistas, la prohibición de difundir ciertas obras, la presencia del tema de la Guerra Civil, la ruptura con la tradición narrativa anterior y la búsqueda de modelos en las literaturas americana, francesa e italiana, o en la traducción realista de la literatura española. En esta evolución, se pueden distinguir tres etapas:

Etapas de la Novela de Posguerra

  1. Novela Existencial (1940-1950): Temas como el desencanto humano, el destino trágico de la posguerra y el ambiente opresivo que vivía la sociedad española.
  2. Novela Social (1950-1960): Crítica de las desigualdades de clases, reflejo de la realidad española y protagonistas que representan a una colectividad.
  3. Novela Experimental (1960-1975): Crítica social y experimentación con nuevas técnicas narrativas.

La Novela del Exilio

Esta etapa destaca la trágica memoria de la guerra y la amarga vivencia del exilio. Los autores más destacados son:

  • Francisco Ayala: Gran carga intelectual. Obras: Muertes de perro y El jardín de las Delicias.
  • Ramón J. Sender: Tendencia realista y gran fuerza creadora. Obras: Réquiem por un campesino español y Crónica del alba.

La Novela de los Años 40 (1940-1951)

Las principales tendencias son:

  • Novela de los vencedores: Exalta las virtudes heroicas y militares desde una ideología santista. Destaca Rafael García Serrano con La fiel infantería.
  • Novela neorrealista: Conexión ética realista. Destaca Gonzalo Torrente Ballester con Los gozos y las sombras.
  • Novela existencialista: Temas como la miseria, la frustración, la inadaptación social, la soledad y la muerte. Personajes desorientados y marginados que describen la angustia. Técnicas narrativas cercanas a Baroja. Destacan autores como:
    • Carmen Laforet: Nada.
    • Miguel Delibes: Temas de la vida rural castellana frente a la ciudad, estilo sobrio y sencillo, recuperación del léxico rural castellano. Destaca La sombra del ciprés es alargada.
  • Novela “tremendista”: Gran dureza, personajes bárbaros, lenguaje desarraigado, reflejo de un mundo sórdido y opresivo. Destaca La familia de Pascual Duarte (1942) de Camilo José Cela, Premio Nobel en 1989 por su visión amarga y pesimista del mundo. Otras obras suyas son Pabellón de reposo (1944) y Viaje a la Alcarria (1948).

La Novela de los Años 50 (1951-1962)

Denuncia la realidad social. Se caracteriza por una estructura sencilla y narración lineal, la acción transcurre en un corto espacio de tiempo y en lugares concretos, la importancia del diálogo, escenas de la vida cotidiana y un lenguaje sencillo y accesible. Distintas corrientes literarias:

  • Objetivismo: Registrar con objetividad hechos y conductas. Autores: Camilo José Cela con La colmena (1951), Rafael Sánchez Ferlosio con El Jarama (1956), y Miguel Delibes con El camino (1950), Mi idolatrado hijo Sisí (1953) y Las ratas (1962).
  • Realismo crítico: Denuncia las injusticias sociales. Autores: Juan Goytisolo (Juego de manos, 1954 y Duelo en el paraíso, 1955), Jesús Fernández Santos (Los bravos, 1954) y Carmen Martín Gaite (Entre visillos, 1954).
  • Realismo lírico: Prosa cercana a la poesía. Destaca Ana María Matute por la ternura y la mezcla de realidad y fantasía en Primera memoria (1960).

La Novela de los Años 60 y 70 (1960-1975)

Rechazo de la novela social y renovación narrativa. Se recupera la temática individual, el argumento pierde importancia, se recupera el personaje individual, punto de vista múltiple, saltos temporales, monólogo interior y sencillez expresiva.

  • 1962-1968: Luis Martín Santos (Tiempo de silencio, 1962), Camilo José Cela (San Camilo 1936, 1969), Miguel Delibes (Cinco horas con Mario, 1966), Juan Goytisolo (Señas de identidad, 1966), Juan Marsé (Últimas tardes con Teresa, 1966) y Juan Benet (Volverás a Región, 1967).
  • 1968-1975: “Generación del 68”. Autores: Gonzalo Torrente Ballester (La saga/fuga de J.B., 1972), Camilo José Cela (Oficio de tinieblas 5, 1973), Eduardo Mendoza (La verdad sobre el caso Savolta, 1975) y Francisco Umbral (Mortal y rosa, 1975).