Teatro español del siglo XVIII: Posbarroco y Neoclasicismo
Teatro Posbarroco
El Teatro Posbarroco (mezcla de tradición y novedad) se convierte en un teatro más popular con mayor uso de maquinaria escénica. Antonio de Zamora y José de Cañizares impulsan la reforma teatral, presentando refundiciones de obras del siglo XVII. El uso del verso es casi exclusivo, lo que contrasta con el Neoclasicismo al no transmitir un mensaje claro. A finales del siglo XVIII, se alterna entre prosa y verso. El romance se utiliza de forma prioritaria, excepto en las zarzuelas, que emplean versos diferentes, contrastando con la polimetría del siglo XVII. El lenguaje, aunque utiliza tópicos caducos, funciona para el público. El verso se utiliza por varias razones:
- El público no comprendía el teatro en prosa.
- Ayudaba a los actores a memorizar el texto.
- El público lo disfrutaba, lo consideraba grandilocuente y ritual.
- Su fin no era educar ni formar.
Los géneros dramáticos populares son:
- Teatro Espectacular: El argumento es secundario; importan la escenografía, los efectos y la tramoya. Las tramas son la comedia heroica y militar, la comedia de santos y la comedia de magia.
- Teatro Romanesco: Argumento denso, lleno de acción y aventuras, sin descanso. Rompe las unidades dramáticas. Es un teatro novelado, como la comedia de guapos y bandoleros.
- Teatro Costumbrista: Sainetes, tonadillas y comedia de figurón. Asiste un público vulgar.
Comedia de Figurón
Con un protagonista ridículo y extravagante, sencillo, que no presume de nobleza ni riqueza, sino de fatuidad. Nadie quiere ser como él. Critica comportamientos sociales. Es el soporte de la comicidad y lo grotesco.
Características: Deficiencias morales, carencia social y educativa. Comedia popular, humorística, satírica, costumbrista, burlesca y caduca. Se diferencia por el elemento crítico.
Temas: La hidalguía, la crítica al linaje, el culteranismo, la superstición, la hechicería, la educación femenina y la cultura general. El figurón es una máscara.
Teatro Neoclásico Español
Comedia Neoclásica
Existen diferencias entre obras del mismo género. La poesía es distinta. Dentro del siglo XVIII hay muchos estilos. Raquel es la obra más poética; los sainetes, la más directa; El sí de las niñas, la más neoclásica. Raquel busca el arte por el arte. La comedia neoclásica tiene un camino largo y difícil, con pocos frutos, debido a la dificultad para introducir el Neoclasicismo. La Petimetra, de Nicolás Fernández de Moratín, es la primera comedia neoclásica (1762), aunque no se estrenó. Los autores no escriben comedia por considerarla inferior a la tragedia. El principal exponente es Leandro Fernández de Moratín.
Tragedia Neoclásica
Desde 1737 (Poética de Luzán) hasta 1808 (Guerra de la Independencia). Los exponentes son los escritores innovadores de la Academia del Buen Gusto: Luzán, Blas Nasarre y Agustín de Montiano. Revalorizan el Neoclasicismo, afirmando que el Barroco corrompe lo dramático por su falta de verosimilitud, decoro y mezcla de lo trágico y lo cómico. La reacción al Barroco enfoca la atención en Juan del Enzina y Lope de Rueda, condenando a Lope de Vega y Calderón de la Barca.
Obras:
- La virtud coronada, de Luzán: Tragedia neoclásica de transición, con influencia de Calderón y la comedia de capa y espada. Utiliza música y tiene tres unidades (acción, lugar y tiempo) flexibles.
- Virginia, de Montiano: Primera tragedia neoclásica reconocida, escrita para leer, no para representar. Se preocupa por aplicar las reglas y el buen gusto.
- Ataulfo, de Montiano: Marca la evolución del estilo, el manejo de las unidades y el desarrollo de la acción. Mejora la caracterización de los personajes.
Aportaciones temáticas del Neoclasicismo español: La rebelión contra el tirano y las pasiones como causa de error.