Poesía Española de Posguerra

Contexto Histórico y Generacional

En España, tras la Guerra Civil, se observa una transformación en el panorama literario. Se distinguen tres generaciones principales: la de grandes figuras como Unamuno, Machado y Juan Ramón Jiménez; la Generación del 27; y los nuevos poetas que emergen alrededor de 1935-1936, como Luis Rosales, Germán Bleiberg y Celaya. La posguerra trae consigo una nueva orientación, con la coexistencia de la poesía pura y la poesía impura. Surge una tendencia clasicista, que busca el equilibrio y la complejidad formal. Miguel Hernández, en este contexto, intenta fusionar la poesía popular y la culta, recuperando el valor de la palabra frente a las imágenes. La Guerra Civil marca profundamente la poesía, convirtiéndola en un medio de expresión de ideas, sentimientos e identidad. Se distinguen autores republicanos (Machado, Generación del 27, Miguel Hernández) y nacionalistas (Dionisio Ridruejo y Agustín Foxá), dando lugar a una poesía bélica y propagandística. El exilio se convierte en la realidad de muchos escritores.

Generación de Posguerra (1939-)

A partir de 1939, la poesía española experimenta un periodo de empobrecimiento. Destaca la Generación del 36, influenciada por la guerra y la posguerra. Se observa un retorno a la disciplina formal y a los clásicos del Siglo de Oro. Luis Rosales, con obras como Abril, explora temas como el amor, la religión y el imperio. Leopoldo Panero, en Escrito a cada instante y En la estancia vacía, define poéticamente a la Falange. Dionisio Ridruejo publica Poesía en armas (1942-43). La juventud creadora, con autores como García Nieto y Pedro Lorenzo, vincula la poesía a las consignas de la Falange. La revista Garcilaso promueve una visión castrense, imperial y caballeresca de la vida, con rasgos como la reviniscencia del cancionero, la tendencia neopopulista, la poesía sacra y religiosa, la sátira burlesca, las situaciones románticas y la influencia de los clásicos, presentando una visión positiva del mundo. En 1940 se funda la revista Escorial, espacio de acogida para escritores españoles, centrada en la poesía y con la colaboración de figuras como Valverde, Hidalgo, Nora, Otero, Bousoño, Morales, Gerardo Diego, Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre. Antes de la guerra, surge una tendencia neorromántica, influenciada por Miguel Hernández, con autores como Rafael Morales (Poemas del toro) y Vicente Gaos (Arcángel de mi noche).

El Exilio

El exilio republicano encuentra cauces de expresión en revistas como Romance, España, Peregrino y Las Españas. La poesía del exilio se centra en el tema de España, con un tono nostálgico. Ramón Xirau recopila una lista de poetas que escribieron en el exilio, como Enrique Díaz, José Moreno, Emilio Prados, León Felipe, Juan Larrea y Domenchina. En estos autores, se aprecia la rehumanización, el intimismo, la invocación a la religión y el retorno a las formas clásicas junto al verso libre. La serenidad y la nostalgia son rasgos característicos, con España como tema recurrente, evocada con emotividad, dolor y ternura. Se recupera el mundo interior del poeta. Destacan autores como Agustín Bartra, Rafael Dieste, José Bergamín y Ramón J. Sender.

1944: Un Año Crucial

1944 marca un punto de inflexión en la poesía de posguerra. Se publican Hijos de la ira de Dámaso Alonso y Sombra del paraíso de Vicente Aleixandre, y se crea la revista Espadaña en León. En la obra de Aleixandre, se observa un rechazo estético al surrealismo, buscando la liberación métrica, la apertura léxica y la coherencia racional de la expresión. A finales de la década, destacan el Postismo (influenciado por dos revistas y con Carlos Edmundo de Ory como figura destacada, recuperando la forma abierta del surrealismo) y el grupo Cántico (vinculado a la Generación del 27 e inspirado por el intimismo culturalista de Cernuda, buscando la precisión léxica y explorando temas como el amor y la religión).

Poesía Social (1950-)

En la década de 1950, la poesía adquiere un carácter colectivo y nacional, mostrando una angustia existencialista. Se utiliza un lenguaje sencillo y expresivo.

Crisis del Realismo (1955-)

A partir de 1955, surge una generación de poetas que vivieron la Guerra Civil y adoptan un compromiso con la realidad, buscando la perfección formal y la atención al poema. Destacan autores como Ángel González, José María Valverde, Blas de Otero, Gabriel Celaya, José Ángel Valente, Jaime Gil de Biedma y Claudio Rodríguez. Se observa una tendencia hacia el lenguaje coloquial y la técnica narrativa, aunque también existen otras tendencias con autores menos conocidos.

Los Novísimos

Los Novísimos, un grupo de poetas que surge en la década de 1970, renuevan el panorama poético. Destacan autores como Pere Gimferrer (Arde el mar), Guillermo Carnero (Dibujo de la muerte), Antonio Martínez Sarrión (Teatro de operaciones), Manuel Vázquez Montalbán (Una educación sentimental), Ana María Moix (Balada del dulce Jim), José María Valverde (Museo de cera), Jenaro Talens (Ritual para un artificio), Félix de Azúa y Vicente Molina Foix. Este nuevo estilo poético se caracteriza por la preocupación por el lenguaje y el poema, el esteticismo, la revalorización de lo lujoso, lo decadente y lo lúdico, la intertextualidad, la experimentación, las rupturas del verso y la suspensión de la puntuación. Se recuperan los valores del lenguaje y se separa el poema de la realidad.

Experimentalismo (1970-)

En la década de 1970, el experimentalismo se centra en el lenguaje, utilizando diseños, técnicas publicitarias, códigos sociales, medios de comunicación, artes gráficas y recursos técnicos. Se parte de un poema inicial para crear otros, cambiando el orden de versos o palabras, fomentando la participación del lector. Destacan autores como Joan Brossa, Josep Maria Junoy y Joan Salvat-Papasseit. Muchos poetas buscan la independencia y la autenticidad.