Expansión y Unificación de los Reinos Ibéricos: De la Reconquista a los Reyes Católicos
Expansión de los Reinos Cristianos en la Península Ibérica
En la segunda mitad del siglo XII, el Reino de León se expandió por Extremadura, Castilla por la submeseta sur y Aragón por Teruel. Los reinos de Castilla y Aragón delimitaron sus áreas de expansión en el Tratado de Cazola.
En el siglo XIII, el Reino de Castilla reconquistó el valle del Guadalquivir. Alfonso VIII de Castilla, Pedro II de Aragón, Sancho VII de Navarra y las Órdenes Militares derrotaron a los almohades en las Navas de Tolosa (1212). Fernando III de Castilla reconquistó Murcia y Sevilla. Jaime I de Aragón conquistó el Reino de Mallorca (1229) y el Reino de Valencia (1236).
A finales del siglo XV, los Reyes Católicos reconquistaron el Reino nazarí de Granada entre 1482 y 1492.
La Expansión de la Corona de Aragón en el Mediterráneo
Durante la Baja Edad Media, la Corona de Aragón creó un imperio territorial y económico en el Mediterráneo que competía con Francia, Génova y Venecia. La expansión contó con el apoyo de la monarquía, la nobleza y la burguesía.
- La monarquía buscaba aumentar sus dominios tras finalizar su expansión en la península Ibérica.
- La nobleza se beneficiaba de las conquistas con tierras, títulos, botines, prestigio y cargos.
- La burguesía, especialmente la de Barcelona, veía favorecidos sus intereses comerciales y artesanales.
La expansión requirió un gran esfuerzo militar y económico, llevando a los reyes a buscar el apoyo de los estamentos, quienes a cambio limitaron el poder real. Pedro III inició la expansión conquistando Sicilia. Jaime II conquistó los ducados de Atenas y Neopatria, y Cerdeña. Alfonso V conquistó Nápoles. Estos territorios también eran codiciados por la casa francesa de Anjou, generando conflictos entre Aragón y Francia por el control del sur de Italia.
La Conquista del Reino Nazarí
Los Reyes Católicos conquistaron el Reino nazarí de Granada el 2 de enero de 1492. Las relaciones entre Castilla y Granada se habían deteriorado en el siglo XV debido a las dificultades de Granada para pagar las parias a Castilla. La guerra comenzó en 1482, movilizando a la nobleza y la Santa Hermandad. Castilla aprovechó las luchas internas en Granada entre Zagal y Boabdil. Boabdil firmó capitulaciones que le otorgaban el señorío de las Alpujarras y garantizaban la libertad religiosa y la conservación de bienes y costumbres a los musulmanes. En 1499, el cardenal Cisneros incumplió las capitulaciones, obligando a los moriscos a convertirse al cristianismo o abandonar España.
Incorporación del Reino de Navarra
Castilla incorporó Navarra en 1512. Fernando el Católico no aceptaba el matrimonio entre la hija del rey de Francia y el heredero de Navarra. Utilizó una supuesta conspiración de Navarra y Francia contra Castilla para entrar en Pamplona en 1512. En las Cortes de Burgos de 1517, Fernando anexionó Navarra a Castilla en igualdad de condiciones, conservando Navarra sus fueros e instituciones.
Instituciones de Gobierno de los Reyes Católicos
Los Reyes Católicos crearon el primer estado unificado de Europa. Establecieron instituciones políticas para controlar el territorio y los ciudadanos. La monarquía era autoritaria, limitando el poder de los estamentos. Convirtieron a la nobleza en cortesana, ofreciendo cargos políticos a cambio del poder jurisdiccional sobre sus tierras. Fernando controlaba las órdenes militares al nombrarse gran maestre. El clero estaba dirigido por el cardenal Cisneros. Para controlar a la burguesía, nombraron corregidores y convocaban las Cortes con menor frecuencia. Cada reino mantenía sus instituciones. Los consejos, órganos consultivos, eran territoriales (Consejo de Castilla, Consejo de Aragón) o específicos. El único común era el Consejo de la Inquisición, creado en 1483. Para la administración de justicia, crearon las audiencias, con sede en Valladolid, Ciudad Real y, tras la conquista, Granada. Como los reyes residían en Castilla, nombraron virreyes para los territorios más alejados. Crearon un ejército permanente y asalariado, organizado en tercios por Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, evitando depender de los ejércitos nobiliarios.
La Hominización en la Península Ibérica
La hominización en la península Ibérica comenzó hace 1.200.000 años con el Homo antecessor y concluyó con el Homo sapiens durante el Paleolítico.
Paleolítico Inferior
Los restos más antiguos del Homo antecessor, de hace entre 1.200.000 y 800.000 años, se encontraron en Atapuerca. Los restos del Homo heidelbergensis, de hace 250.000 años, se hallaron en Soria. Ambos se organizaban en grupos de cazadores y recolectores con una industria lítica desarrollada.
Paleolítico Medio
Aparece el Homo neanderthalensis. El frío lo obligó a refugiarse en cuevas. Su industria lítica era musteriense. Utilizaban el fuego y desarrollaron las primeras creencias religiosas, enterrando a los difuntos. El yacimiento más importante es Cueva Morín.
Paleolítico Superior
El Homo neanderthalensis y el Homo sapiens convivieron hasta hace 30.000 años. El Homo sapiens se impuso por su lenguaje articulado, industria lítica más desarrollada y mejor resistencia al frío. La población aumentó gracias a las mejoras en las técnicas de caza, pesca y alimentación. La industria lítica se perfeccionó y se desarrolló la del hueso (azagayas, agujas, arpones). La gran novedad fue el arte rupestre, de carácter realista, en cuevas-santuario como Altamira (Cantabria) y Tito Bustillo (Asturias).
Conquista, Emirato y Califato de Córdoba
La conquista musulmana del Reino visigodo se desarrolló entre 711 y 714, rápida por la superioridad militar y mediante capitulaciones y rendiciones pactadas.
Al-Andalus se convirtió en una provincia del Imperio islámico, con capital en Córdoba, como Emirato dependiente de Damasco. Los bereberes se rebelaron en 741.
El último omeya se refugió en al-Ándalus y fundó el Emirato independiente de Córdoba. Abderramán I era jefe político, dependiendo religiosamente del califa de Bagdad. Fue una etapa de inestabilidad por rebeliones internas y el avance de los reinos cristianos del norte.
Abderramán III se proclamó califa y fundó el Califato de Córdoba, época de esplendor político (pacificación de al-Ándalus, contención de los reinos cristianos, conquista de Melilla y Ceuta), económico y cultural. Almanzor, valí de Hisham II, convirtió el Califato en una dictadura militar y saqueó los reinos cristianos. Los últimos años del Califato fueron de inestabilidad. Tras la rebelión de Córdoba (1031), Hisham III dejó de ser califa y el Califato desapareció.