.3 Cultura e Instinto en el Animal

Un animal joven y sin experiencia nace ya con una anatomía diseñada para ejecutar con éxito respuestas automáticas. El instinto y la anatomía son determinantes. Muchos animales son capaces de desarrollar conductas adquiridas mediante la experimentación o la imitación. La actitud abierta a la experiencia es una característica propia de los ejemplares más jóvenes. Gracias a ella se introducen innovaciones y nuevos aprendizajes. Una vez que se ha adaptado a su medio, el animal no necesita realizar más aprendizajes y pierde esa capacidad. De hecho, algunos animales nacen ya totalmente programados por sus genes, con comportamientos complejos y muy eficientes, para responder a las necesidades que presenta su medio. Por este motivo se dice que el animal vive en un mundo cerrado.

3.1 Necesidad de Cultura del Ser Humano

Al mundo cerrado propio del animal se contrapone el mundo abierto del ser humano. El hombre no tiene instintos que resuelvan espontáneamente situaciones propias de su hábitat. Para nosotros, la cabeza es la parte del cuerpo más necesaria, pero aunque nace más desarrollada que el cuerpo, es incapaz de realizar funciones básicas en el neonato humano. La progresiva cerebración, fruto del proceso de hominización, fue en sentido opuesto. Mientras que los animales vienen al mundo «terminados», el ser humano nace a medio hacer, sobre todo a nivel neuronal. Existe una capacidad permanente de aprender y ser educado, que se denomina neotenia, que nunca se completa. La neotenia es un fenómeno por el que seres vivos maduros y con capacidad para reproducirse mantienen características propias de los ejemplares jóvenes.

3.2 La Cultura y el Proceso de Socialización

3.3 El Proceso de Socialización

El proceso de socialización consiste, precisamente, en desarrollar capacidades neuronales que, de otra manera, se perderían. Estas capacidades nos permiten, además, adaptarnos a la comunidad y así poder vivir en sociedad.

Características

  • Aprendizaje de patrones culturales: Los valores y las conductas aceptables en un determinado grupo social son algunos de los modelos culturales que el individuo debe aprender para formar parte de la sociedad.
  • Interiorización: Todo lo que se ha aprendido cuando el niño es pequeño, queda interiorizado.
  • Estabilidad psicológica: Al adoptar los patrones externos que se le imponen, el individuo puede relacionarse con los demás y entender su mundo.

La socialización es un proceso que dura toda la vida, pero es determinante en la niñez. Por ello, los sociólogos distinguen varias etapas:

  • Socialización primaria: Cubre alrededor de los cinco primeros años de vida. Durante esta etapa, el ser humano realiza los aprendizajes más importantes.
  • Socialización secundaria: Dura el resto de la vida de un ser humano. Durante esta etapa, se pueden cambiar pautas de conducta aprendidas con anterioridad.
  • Resocialización: Consiste en volver a interiorizar otra cultura.

El proceso de socialización se lleva a cabo en grupos o medios denominados «agentes de socialización», que permiten o imponen diferentes aprendizajes.

3.4 Diversidad y Pluralismo Cultural

El proceso de socialización es el que nos permite dotar a nuestra biología animal de una forma humana que se superpone a la natural. Las diferentes culturas disponen de distintas maneras de llevar a cabo ese proceso, lo que provoca en ocasiones un conflicto. Frente a la naturaleza humana, las diferentes culturas son particulares. Incluso los que se consideran universales culturales, se interpretan de distinta forma dependiendo de cada cultura. Sin embargo, las culturas no son compartimentos estancos, ya que se mezclan, se contaminan y se modifican. De esta forma se produce el multiculturalismo.

No siempre se actúa ante la diversidad como correspondería y se sigue tratando de imponer la cultura dominante. El etnocentrismo es una actitud ante la diferencia cultural que consiste en creer que la propia cultura es la única adecuada y superior a cualquier otra. La consecuencia de esta actitud es identificar el desarrollo cultural exclusivamente con la propia cultura. Todo lo que es ajeno se tilda de irracional y primitivo. Otro de los problemas que plantea el etnocentrismo reside en que normalmente está ligado a todo tipo de actitudes violentas, como son el racismo*, la xenofobia* o la aporofobia*. Estas actitudes fomentan no sólo la exclusión de aquellos que están al margen de la cultura dominante, sino que incluso pueden desembocar en auténticos genocidios.

B. Relativismo: El relativismo surge con el objetivo de superar los prejuicios etnocéntricos. Para ello, sostiene que cualquier manifestación cultural es fuente de ideas y valores que son fruto de su historia particular. Solo podemos entender un determinado rasgo cultural dentro de la cultura que lo ha provocado. A ello se suma el hecho de que no existe una forma de entender el mundo que prime sobre las demás: todas las culturas de la Tierra son igual de dignas e importantes. Esta actitud de respeto hacia todas las culturas del planeta supuso, sin lugar a dudas, un claro avance al fomentar, entre otras, la tolerancia.

C. Pluralismo cultural: A este punto, resulta evidente que en el mundo en que vivimos es cada vez más necesaria una actitud coherente hacia el creciente multiculturalismo*. Así, frente al etnocentrismo y el relativismo cultural, el pluralismo cultural defiende la interculturalidad* como actitud de diálogo y respeto a las diversas culturas que coexisten en un mismo espacio geográfico dentro del marco de los derechos humanos. El pluralismo cultural propone, pues, un modelo diferente donde todas las culturas se encuentran en condiciones de igualdad y la convivencia armónica entre ellas.