1. Limitaciones del PIB como medida de la actividad económica

El PIB tiene 5 limitaciones:

  • Constituye una variable flujo.
  • Se define como el conjunto de bienes y servicios finales producidos por una economía, con independencia del carácter o finalidad de tales producciones.
  • Evalúa los bienes y servicios finales dirigidos al mercado, de modo que se excluyen aquellas actividades que se realizan al margen del circuito mercantil.
  • Es incapaz de valorar de forma apropiada la aportación del sector informal.
  • Existe un contraste entre la apariencia de exactitud que proporciona una cifra precisa de medición del producto agregado y la realidad de los procedimientos con los que se obtiene esa magnitud.

2. Cambio estructural en la economía mundial: población, estructura productiva, comercio (y Estado)

Transformaciones que se expresan en un sostenido incremento demográfico (y de desplazamiento físico de la población), en cambios en la estructura productiva y en la propia magnitud y composición del comercio internacional.

Primero está el sostenido aumento de la población mundial, mayor y más extendido que nunca antes en la historia de la humanidad y acompañado del aumento de la esperanza de vida al nacer. Por los frenos malthusianos al progreso de la población: el hambre, las guerras y las epidemias. Solo algunos países inician su proceso de transición demográfica, en los que la persistencia de una elevada natalidad ha conducido a un “boom” demográfico.

En segundo lugar, la estructura productiva, de la agricultura a la industria, y de ambas a los servicios, en respuesta a los factores que, tanto desde el lado de la oferta (las nuevas técnicas) como de la demanda (los gustos de los consumidores), impulsan el crecimiento de la renta, es este uno de los hechos utilizados.

La tercera gran transformación estructural ha sido la mundialización de la economía. Una creciente integración de los flujos de bienes, servicios y capitales, cortada por las dos crisis principales del siglo: la Gran Depresión subsiguiente al crac del 29 y la crisis económica que siguió al alza de los precios del petróleo a partir de 1973. La globalización como gran rasgo distintivo del final del siglo XX.

3. El intervencionismo estatal

El intervencionismo estatal tenía dos pilares básicos: Keynes y Beveridge. A partir de estas ideas, el Estado ejercerá una gran influencia en la forma en que funciona la economía, debido tanto a su poder como a su tamaño.

Las principales formas de intervención fueron:

  • Regulación de la demanda: su fin primordial es estimular la demanda efectiva y estabilizar el ciclo económico. Los instrumentos utilizados para ello son las políticas fiscales y monetarias.
  • El crecimiento del Estado de bienestar: el periodo que se inició al final de la Segunda Guerra Mundial se ha caracterizado por el desarrollo de la legislación y los servicios sociales.
  • La reglamentación estatal de la actividad económica: el Estado moderno se introduce en todas las áreas de la vida económica. Asegura protección al consumidor, la construcción de viviendas e interviene en el mercado de trabajo fijando la obligatoriedad de la edad en que los niños deben recibir educación.
  • La nacionalización de la empresa: el Estado se ha convertido en un productor directo de bienes y servicios para la venta. Se han nacionalizado empresas porque han dejado de ser rentables. A partir de los ochenta, ha ido predominando una oleada privatizadora y la tendencia general es la desaparición del sector público empresarial.

El Estado se convirtió en regulador, demandante y productor, de manera que sus actividades produjeron importantes beneficios.

El keynesianismo se pone en cuestión en las décadas de los setenta y los ochenta, cuando el proceso de internacionalización y mundialización transforma las economías nacionales, restringiendo los márgenes de maniobra y las capacidades de acción de los estados.

4. Caracterización del Estado del Bienestar

La forma más destacada de la intervención del Estado se conoce como el Estado de bienestar: puesta en marcha de políticas sociales por parte de los Estados de los países industrializados. Sus principales características son:

  • La intervención estatal en la economía para mantener el pleno empleo.
  • Provisión pública de los servicios sociales, incluyendo transferencias para cubrir las necesidades humanas básicas de los ciudadanos en una sociedad compleja y cambiante.
  • Responsabilidad estatal en el mantenimiento de un nivel mínimo de vida, entendida como un derecho social.

Si nos atenemos a estos rasgos, el Estado del bienestar tiene una clara especificidad histórica: la posguerra.

Se establece una tipología en la que se distinguen 4 modelos generales de Estados económicos:

  • Estados de bienestar intervencionistas fuertes: combina una política social generalizada con un compromiso institucional con el pleno empleo.
  • Estados de bienestar compensatorios blandos: se basa en prestaciones sociales generosas, pero fundamentalmente dirigidas a compensar la existencia de desempleo, con poca influencia en el mercado de trabajo.
  • Estados orientados al pleno empleo: tiene escasa política de bienestar, con pocas prestaciones sociales, pero con un compromiso institucional para mantener el pleno empleo.
  • Estados orientados al mercado: tiene escasa política de bienestar, con provisión limitada de servicio social y poca intervención pública.

Su periodo histórico es el de la posguerra. No es necesario contemplar que haya pleno empleo, sino que, en condiciones de paro, haya política de seguro de desempleo.

5. El marco normativo del comercio internacional

Después de la Segunda Guerra Mundial, 50 países se reunieron para pactar un marco legal más estable y libre para el comercio internacional. Al generalizarse el conjunto de los países, se produjo una reducción del comercio internacional y, con ello, un agravamiento de la crisis.

Conocida esta experiencia, los países que participaron en la negociación trataron de pactar una nueva regulación más favorable a la integración y al comercio internacional.

La resistencia de Estados Unidos obligó al resto de países a desistir en la idea de crear, en los años cuarenta del siglo XX, una Organización Internacional del Comercio; frente a ello, optaron por un propósito más modesto: firmar un acuerdo internacional que alentase la liberación y la multilaterización del comercio. Se trata del GATT (Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio), que se creó en 1948 con 23 países participantes. El objetivo del GATT era conseguir unas relaciones comerciales más libres, con menores niveles de protección, basadas en la reciprocidad (es decir, en las reducciones arancelarias mutuas) y en la eliminación de los tratos discriminatorios, intentando que las normas y los tratos fueran comunes para todos los firmantes. Una pieza fundamental en este acuerdo fue la cláusula de la nación más favorecida, que obligaba a que toda concesión otorgada por uno de los firmantes a otro de los socios debía extenderse automáticamente al resto de los firmantes.

La complejidad del comercio internacional hizo que se admitiesen excepciones a esta cláusula. Una de ellas se relaciona con la promoción de los procesos de integración regional: el GATT primero, y luego la OMC, admiten que los países inmersos en un proceso de integración formal se concedan tratamientos especiales que no se extiendan a terceros países. La segunda excepción admitida tiene que ver con el tratamiento de los productos procedentes de países en desarrollo, que pueden ser objeto de rebajas arancelarias no recíprocas al objeto de favorecer sus capacidades exportadoras.

Para entender la eficacia del GATT en su apuesta liberalizadora, conviene aludir al carácter abierto y multilateral de sus procesos de negociación: las llamadas Rondas Negociadoras. Ocho Rondas Negociadoras se celebraron entre 1947 y 1994, en las que se fue avanzando en la reducción de aranceles, a la vez que se ampliaba el abanico de productos considerados y el número de países firmantes de los acuerdos.

Tras la crisis del petróleo de 1973, la contención del crecimiento frenó ese proceso. La emergencia de este nuevo proteccionismo, unido a otras transformaciones, obligó a la ampliación de la agenda de negociaciones del GATT, de modo que, además de los aranceles, tuvieron que abordarse otros temas relevantes como las medidas antidumping, las barreras no arancelarias o la negociación de un nuevo acuerdo sobre servicios, el GATS.

En la última ronda, la llamada Ronda Uruguay del GATT, se acordó la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC) como organización permanente, con un estatuto similar al de las otras instituciones multilaterales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

La Ronda Uruguay supuso un nuevo impulso en la reducción de aranceles, pero promovió compromisos para la liberalización de los mercados de productos agrícolas y textiles, para la defensa de los derechos de propiedad intelectual y para el progreso en la liberalización del comercio de servicios.

Desde la fundación de la OMC, han tenido lugar seis grandes Conferencias Ministeriales. En la Conferencia de Doha, se acordó lanzar una nueva Ronda de negociaciones, con el propósito de ser más sensible a los intereses de los países en desarrollo. Se le llamó Programa de Doha para el Desarrollo. La ronda de Doha parece todavía hoy estancada.

A petición de los países desarrollados, la liberalización del comercio de servicios, principalmente en los ámbitos de las telecomunicaciones, los servicios financieros, de transporte y aquellos servicios prestados de las empresas. Establecimiento de normativas homogéneas para la prestación de estos servicios en el conjunto de los países.

6. La explicación de la especialización interindustrial: la ventaja comparativa

Adam Smith sugirió que los países debían especializarse en la producción y exportación de los bienes que, comparativamente, producen con mayor eficiencia. Es decir, cada país debía especializarse en aquel bien cuyo coste, en relación al coste de los otros bienes, fuera más bajo que en los países con los que compite. Este es el fundamento de la ventaja comparativa.

La ventaja comercial es la existencia de diferencias en los precios de los bienes entre países, que se asocian a niveles de eficiencia. Los economistas hicieron una explicación del comercio en la diferente dotación relativa de factores de las economías y en la intensidad, igualmente diversa, con que esos factores son combinados en la producción de cada uno de los bienes.

Así, un país tendrá un menor coste relativo de producción en los bienes cuya fabricación requiere proporcionalmente una mayor cantidad del factor relativamente abundante en el país.

Según el modelo Heckscher-Ohlin (H-O), las economías tenderán a especializarse en aquellos bienes que utilizan de manera intensiva el factor de producción en el que el país está relativamente mejor dotado.

Las teorías presuponen que el comercio conducirá a una especialización contrastada, de modo que, en cada país, las exportaciones diferirán de las importaciones. A este tipo de especialización se le denomina interindustrial. Conocer a priori el perfil de especialización interindustrial de un país obligaría a explorar las estructuras de costes relativos de los diversos sectores. Por esos motivos, para analizar este aspecto se suele recurrir a indicadores de ventaja comercial revelada, que, considerando que las exportaciones expresan ventajas comerciales y las importaciones desventajas…

7. La explicación de la especialización intraindustrial

Se intercambian bienes de un mismo sector. Es el caso de las transacciones entre los países desarrollados y los países en desarrollo con similares dotaciones de factores.

Una parte importante de los intercambios entre estos países se conforma como un comercio cruzado en el seno de un mismo sector, dando lugar a un comercio intraindustrial. En estos casos, la hipótesis H-O tiene dificultades para constituirse en el marco explicativo de los intercambios.

Cabe distinguir dos tipos de comercio intraindustrial, dependiendo de si esos bienes de un mismo sector están diferenciados verticalmente (en función de la calidad de las variedades) o diferenciados horizontalmente (cuando son productos con una calidad similar que se diferencian en alguna otra característica como, por ejemplo, las marcas).

Los productos diferenciados verticalmente se producen con tecnologías y a partir de contenidos factoriales distintos; los diferenciados horizontalmente utilizan similares tecnologías e idénticas combinaciones de factores. Mientras que una transformación de la teoría de H-O podría explicar el primer tipo, no resulta adecuada para dar cuenta del segundo tipo de transacciones.

La explicación del comercio intraindustrial remite a un mundo en el que existen rendimientos crecientes en la producción, empresas que pueden diferenciar sus productos sin que les suponga un coste mayor y consumidores con una preferencia por la variedad. Las economías de escala fomentan que las empresas concentren geográficamente su producción.

A su vez, tratan de diferenciar sus productos con el fin de mantener cierto poder de mercado. Los consumidores tienen gustos diferentes y perciben los productos como distintos a pesar de que se trate de variedades diferentes de un mismo bien. Basta con suponer que no exista entera correspondencia entre las preferencias de los consumidores y las variedades producidas en el marco del territorio nacional.

La especialización intraindustrial no se puede captar a través de los indicadores habituales; por ese motivo, se propusieron indicadores específicos para captar la intensidad de comercio intraindustrial. En este caso, lo relevante no es captar el saldo entre los flujos de exportación e importación, sino el grado de coincidencia entre esas dos corrientes.

a) Comercio interindustrial

Para medir la especialización interindustrial, es decir, en qué sectores un país tiene ventajas comerciales, se suele recurrir a índices de ventaja comercial revelada. Estos indicadores están construidos sobre el supuesto de que las exportaciones expresan ventajas comerciales de un país, mientras que las importaciones revelan carencias o limitaciones. De tal modo que el saldo comercial, debidamente transformado, puede ofrecer una imagen sintética del balance neto de las ventajas o desventajas del sector.

El indicador más común es el Saldo comercial relativo.

b) Comercio intraindustrial

Las medidas más utilizadas para medir el nivel de comercio intraindustrial es el índice de Grubel y Lloyd.

Donde X se refiere a las exportaciones y M a las importaciones. El subíndice i hace referencia a cada una de las partidas arancelarias (productos) en las que se subdivide el comercio. El índice varía entre 0 y 100, tomando el valor 0 en el caso de que todo el comercio sea de tipo interindustrial (Xi o Mi son igual a 0) y valor 100 si todo el comercio es intraindustrial (Xi=Mi).

8. Modalidades de integración económica

Los efectos estáticos de una integración comercial se suelen agrupar en torno a dos factores de cambio: la creación de comercio y la desviación de comercio. Por otro lado, los efectos dinámicos son aquellos que alteran el potencial de crecimiento económico de forma permanente, diferenciándose de los efectos estáticos, que son cambios que se manifiestan en el corto plazo.

Hay diversas modalidades de integración:

  • Acuerdos preferenciales: suponen la concesión de ventajas no recíprocas a productos originarios de países en desarrollo.
  • Zona de libre comercio: consiste en la eliminación de los aranceles entre los países miembros, manteniendo cada uno su propia política comercial respecto a terceros países.
  • Unión aduanera: implica la eliminación de los aranceles al comercio de mercancías entre los países miembros y el establecimiento de un arancel exterior común frente a terceros.
  • Mercado común: es un acuerdo de integración que permite la libre circulación no solo de mercancías, sino también de servicios y factores de producción.
  • Unión de mercancías: incluye normalmente un mercado común, pero supone también un notable grado de coordinación y unificación de las políticas públicas.
  • Moneda común: se hablará de una unión monetaria.

9. Principales características del comercio internacional. Evolución agregada del comercio mundial

El análisis de la evolución agregada del comercio mundial permite observar tres grandes tendencias vigentes desde la segunda mitad del siglo XX.

La primera es la existencia de un proceso de apertura gradual de la economía mundial, que se manifiesta en una expansión del comercio a una tasa superior al crecimiento de la producción mundial. Esto se mide con un indicador simple como el coeficiente de apertura, que es el resultado de dividir la suma de exportaciones e importaciones de bienes y servicios entre el PIB.

Una segunda característica, dentro del comercio de bienes, es el mayor dinamismo del comercio de manufacturas respecto al de materias primas.

Una tercera característica es la creciente importancia del intercambio de servicios. La progresiva liberación de los servicios financieros, del transporte aéreo y de la telecomunicación ha dado lugar a un importante incremento de las transacciones en estos subsectores, que vienen a sumarse a otras más tradicionales como las de servicios turísticos, de transporte internacional o de seguros.

10. Principales rasgos del crecimiento económico español

La evolución de la renta per cápita no sigue una trayectoria sostenida a lo largo del tiempo que pueda ser representada gráficamente mediante una recta de mayor o menor inclinación con respecto a una línea horizontal.

Un primer rasgo a destacar del crecimiento de la economía española en el periodo acotado, tomando siempre como indicador el PIB per cápita, es la alta tasa media anual alcanzada, que supera holgadamente la media de los países comunitarios. Así pues, España ha superado el ritmo de avance de las naciones europeas más maduras.

El segundo rasgo a considerar es también significativo: no obstante haberse incrementado con más rapidez, el perfil temporal seguido por la renta per cápita española se asemeja mucho al de los países comunitarios, lo que revela, entre otras cosas, que España, aun antes de pertenecer a la Unión Europea, ha participado con intensidad de los acontecimientos económicos fundamentales vividos por los países occidentales europeos.

Pueden distinguirse cinco etapas bien diferenciadas (del segundo rasgo):

  • La primera, de aumento en el PIB per cápita y de convergencia con la media de Europa, comprende el decenio de 1960 y la primera parte de 1970: son los años de crecimiento industrial acelerado, con una importante apertura del comercio exterior y a la inversión extranjera, una orientación de la política económica…
  • La segunda etapa, de crisis económica y de divergencia con Europa en cuanto a la evolución de la renta per cápita, se extiende aproximadamente de 1975 a 1984, a lo largo de un complejo pasaje de la historia española más cercana, que contemplara simultáneamente alteraciones profundas en el escenario económico internacional y cambios institucionales.
  • La tercera etapa cubre el ciclo decenal completo que se afirma desde 1985, coincidiendo con la incorporación de España a la Unión Europea, y muestra un perfil evolutivo del PIB per cápita ya muy semejante al de los países comunitarios.
  • La cuarta etapa, que se extiende desde mediados del decenio de 1992 hasta 2007, se caracteriza por la combinación de un crecimiento de la renta per cápita con una notable estabilidad macroeconómica, en gran medida resultado del eficaz ajuste de la moneda única europea, el euro.
  • Por último, la quinta etapa, iniciada en 2008, cuenta aún con solo cinco años de duración y es de profunda crisis, consecuencia de los desequilibrios creados en la etapa anterior, así como de la crisis que aparece en 2007.

Un tercer rasgo distintivo del crecimiento económico español, en comparación con los países comunitarios, consiste, precisamente, en la mayor profundidad de las tres crisis que se han producido en el periodo estudiado. Los efectos producidos por el encarecimiento del petróleo que tuvo lugar durante 1970 fueron más intensos que en otros países, se vieron ampliados los salarios y hubo una transición política hacia la democracia.

Un cuarto rasgo a destacar (este es un rasgo que puede considerarse normal si el término de comparación escogido es una zona geográfica de mucha mayor dimensión, como la Unión Europea, cuya evolución es el resultado de la agregación de los comportamientos de los países) es que las mayores fluctuaciones del PIB español son, en parte, la consecuencia del intenso proceso de liberalización política y económica que ha vivido España.

Merecen resaltarse las etapas de mayor expansión, relacionadas con tres grandes momentos de apertura al exterior, que suscitaron expectativas muy favorables en los agentes económicos.

11. Transformaciones estructurales

A largo plazo, el crecimiento de la renta per cápita suele ir acompañado de determinadas transformaciones estructurales que favorecen su continuidad o hacen más equitativa su distribución entre la población.

Se destacan ahora cuatro cambios estructurales:

  • El primero de ellos es el cambio de la estructura productiva, en favor de la industria y los servicios y en detrimento de la agricultura. Esta transformación incide positivamente sobre la renta per cápita de la economía: en las primeras fases de industrialización, debido a que la productividad del trabajo es mayor en la industria y los servicios que en la agricultura; y en etapas más avanzadas del desarrollo económico, porque aumenta el producto por trabajador en la agricultura.
  • La segunda transformación es la apertura comercial al exterior, que puede ser medida a través del peso de las exportaciones, de las importaciones o de la suma de ambas en el PIB. Impulsada por la necesidad de aprovechar las ventajas de especialización que ofrece el comercio exterior, que favorecen la eficacia del proceso productivo, así como la capacidad de crecimiento.
  • El tercer cambio estructural es la ampliación de los recursos públicos. Se trata de un hecho común a otros países que ha afectado muy positivamente a la distribución de la renta. En efecto, si bien una parte del gasto público ha estimulado la productividad del sector privado, favoreciendo la acumulación de capital en sus diversas formas, la vertiente de los recursos públicos que ha revelado un mayor dinamismo ha sido la de transferencias, favorecedora del consumo, en lugar de la inversión, aunque quizá a cambio de ralentizar el crecimiento.
  • La cuarta y última transformación es la mayor equidad en la distribución de la renta, en sus tres vertientes: funcional, personal y espacial. En la primera, la funcional, que distingue la proporción de la renta que recibe cada uno de los dos principales factores productivos, se observa el aumento de la proporción del PIB debida a la salarización gradual de la población. Cuando se descuenta este efecto, la distribución del PIB al coste de los factores, entre rentas del trabajo y rentas del capital, tiende a permanecer constante a muy largo plazo.

El aumento de la equidad es mucho más claro desde la óptica de la distribución personal. En España, tras un empeoramiento en la distribución entre 1950 y 1960, se produce una mejora, sobre todo, durante el decenio de 1980.

También ha acompañado al crecimiento de las diferentes economías una mayor equidad en la distribución espacial de la renta, entre las principales demarcaciones territoriales que pueden distinguirse en el territorio nacional. Esta mayor equidad espacial va acompañada de una concentración de la producción y de la mano de obra en determinadas regiones, lo que implica una elevada emigración interregional.

12. Determinantes del crecimiento a largo plazo de la economía española: el papel de la productividad del trabajo

Un aumento de la renta per cápita puede conseguirse bien porque aumente el porcentaje de población que realiza actividades productivas, o bien porque aumenta el rendimiento laboral o la productividad por trabajador.

Dicho aumento depende de la aplicación de la capacidad de producción, la cual es más grande cuanto mayor es la eficacia con que se producen bienes y servicios, lo que depende del rendimiento de la mano de obra empleada.

La mano de obra aparece como la pieza clave del crecimiento. El crecimiento económico en España se ha basado en el aumento de la productividad del trabajo.

El hecho de que, en economías con desempleo como las europeas, el crecimiento económico haya descansado en el aumento de la productividad puede explicarse por dos factores:

  • Que las empresas europeas, condicionadas por los tipos de productos que fabrican y por la competencia externa, no hayan podido elegir técnicas con una combinación entre capital y trabajo adecuada para garantizar el empleo de toda la población.
  • Que no haya existido suficiente flexibilidad en los mercados de factores y productos.

Los años en que la productividad del trabajo aumenta más que la renta per cápita, disminuyendo el empleo por habitante, son los de ralentización o disminución del crecimiento de la producción total. Los salarios reales se resisten a suavizar su crecimiento, impulsando al alza la productividad del trabajo a través del descenso en el empleo.

La flexibilización de los mercados, unida a la baja de los salarios ejercida por la entrada de inmigrantes, ha situado el aumento de la renta per cápita por encima de la productividad del trabajo.

La crisis actual ha vuelto a poner de relieve la rigidez de los mercados laborales. Debe añadirse que este cambio hacia un modelo más generador de empleo ha resultado ser extremadamente radical. Sin duda, es también un reflejo de la limitada capacidad de innovación de la economía española.

En todo caso, puede decirse que la preocupación por el desempleo ha cedido el paso a la preocupación por la productividad en los últimos años.

13. Determinantes del crecimiento a largo plazo de la economía española: productividad, capital y progreso tecnológico

Dada la importancia que ha tenido el aumento de la productividad para el crecimiento español, ha de prestarse atención al estudio de sus determinantes.

El trabajo aumenta su productividad porque dispone de mayores medios de capital físico o porque el rendimiento global del proceso productivo aumenta. Ambos factores operan en cualquier economía.

Finalizada la fase de industrialización de la economía española, la contribución del capital físico por trabajador al aumento de la productividad media del trabajo se hizo gradualmente menor, debido a que el crecimiento ha sido cada vez más lento y se ha hecho más dependiente de los avances en el progreso tecnológico, el cual ha reducido su ritmo de avance.

Entre las causas que explican el proceso de capitalización descrito, pueden destacarse cuatro:

  • La necesidad de introducir progreso técnico incorporado en los nuevos bienes de capital.
  • El encarecimiento del factor trabajo respecto del capital ha favorecido la sustitución del primero por el segundo.
  • El incremento en el PIB del peso relativo de industrias y servicios intensivos en capital físico.
  • El impulso de las infraestructuras, apoyadas por las políticas de la UE desde la incorporación de España.

Deben identificarse ahora los elementos de los que ha dependido el progreso tecnológico logrado. Cuatro son los principales:

  • El propio avance en el capital físico por trabajador: en primer lugar, porque las medidas monetarias del capital utilizadas no tienen en cuenta los cambios en la eficiencia de las máquinas y equipamientos que lo componen. En segundo lugar, porque el uso de más capital posee efectos positivos sobre la destreza de la mano de obra y sobre la capacidad de innovación tecnológica.
  • La mejora en el capital humano (volumen de conocimiento de los trabajadores), que contribuye de manera importante al avance tecnológico.
  • El avance en el conocimiento científico y su aplicación a la producción, con el fin de obtener nuevos procedimientos más eficaces para ahorrar mano de obra por unidad de producción y obtener nuevos bienes y servicios de mayor valor. España ha accedido a este avance científico por diversas vías (importación de equipos, contratación de patentes, etc.), pero la capacidad de innovación propia se vuelve fundamental para el progreso tecnológico, y España solo tiene la mitad de innovación que un país líder.
  • Otro conjunto de factores, de índole estructural e institucional, como la apertura del comercio exterior o el control de la inflación. La mayoría de ellos no solo afectan a la productividad total de los factores, sino también al volumen de capital por trabajador.

Resulta obvio que España necesita urgentemente reforzar su capacidad de innovación para incrementar la productividad del trabajo. Así podrá garantizar un crecimiento sostenido susceptible de crear empleo.

14. Características del mercado de trabajo en España

Estos son algunos de los rasgos más relevantes del mercado español:

  1. Aumento de la población activa: se explica tanto por el ascenso de la población en edad de trabajar como por el avance de la tasa de actividad, especialmente entre el colectivo de las mujeres.
  2. Elevados ritmos de creación y destrucción de empleo: la creación de empleo estuvo fuertemente concentrada en las actividades terciarias y en la construcción, sector este último que ha sufrido con especial intensidad el impacto actual de la crisis económica.

Conviene ahora destacar los principales rasgos diferenciales del mercado de trabajo español en comparación con otros países europeos. Pasada la primera década del siglo XXI, puede afirmarse que el principal problema del mercado de trabajo sigue siendo la elevada tasa de paro.

La crisis económica se ha traducido en un aumento del desempleo notablemente más intenso en el caso de la economía española que en otros países del entorno.

En cuanto al empleo, el fuerte impacto de la crisis ha vuelto a situar la tasa de empleo en España por debajo de la media europea, mientras que la tasa de actividad se sitúa por encima, tanto en el caso de los hombres como en el de las mujeres.

Atendiendo a las características del empleo, el mercado de trabajo español muestra una elevada tasa de temporalidad y una escasa presencia del empleo a tiempo parcial. La crisis, y la fuerte destrucción del empleo temporal que ha comportado, ha contribuido a reducir la tasa de temporalidad, que, aun así, supera ampliamente la media europea.

Respecto de las características de la población desempleada, señalamos los siguientes rasgos fundamentales:

  • La tasa de paro juvenil, que dobla la tasa media de desempleo de la economía.
  • Mayor incidencia del desempleo entre las mujeres.
  • Menor tasa de paro cuanto mayor es el nivel educativo, aunque las divergencias son menos acusadas entre las edades.
  • Distinta incidencia del paro según la nacionalidad.
  • Diferencias significativas entre las tasas de paro de las comunidades autónomas.

Dos reflexiones pueden formularse a partir de lo expuesto:

  • Deben exigirse, como objetivos fundamentales de la política económica, el aumento de la capacidad de la economía para generar empleo.
  • La elevada tasa de temporalidad existente en el mercado de trabajo continúa siendo un lastre para la economía española, al menos una clara dualidad entre ocupados.

15. El marco institucional del mercado de trabajo y sus reformas

Los niveles de empleo y paro de los distintos países podrían ser explicados por la regulación y los elementos institucionales que configuran el mercado de trabajo de cada país. Dentro del mercado de trabajo español, pueden distinguirse cuatro etapas:

  • Entre 1960 y 1970, la regulación laboral estuvo supeditada al gobierno; por tanto, los sindicatos y las asociaciones empresariales eran ilegales, lo que se transformó en una negociación muy desvirtuada que se traducía en salarios muy bajos, compensados por los altos costes de despido.
  • De 1970 a 1984, existió más intervención y regulación. El Estatuto de los Trabajadores (1980) intentó crear un modelo semejante al de Europa, impulsando el papel de los sindicatos (recientemente legalizados) para negociar los salarios. Aun así, seguía existiendo grandes rasgos intervencionistas. También se introdujeron generosas prestaciones a los desempleados.
  • La tercera etapa, desde 1984 a 1992, se aprobaron reformas que condujeron a la creación de empleo, fomentando la contratación temporal y quitando algunas restricciones, las cuales habían generado desempleo durante la crisis de los setenta.
  • A partir de 1992, se inició una fase de progresiva reducción de la rigidez del mercado de trabajo. Las medidas tomadas fueron más generales, ya que abarcaban más aspectos como la contratación, el despido, las prestaciones por desempleo, la negociación colectiva y la intervención en el mercado de trabajo. Como ha hecho evidente esta última crisis, en el despido y en la negociación colectiva no profundizaron demasiado, lo que ha conducido a nuevas reformas en el marco laboral.

La reforma laboral de 2012 es la más amplia y de mayor importancia realizada en España, ya que abarca diversos ámbitos, pero, sobre todo, hace hincapié en la negociación colectiva y en los costes de despido.

Modalidades de contratación

.Uno de los problemas más evidentes del decenio de 1980 era el elevado coste de despido que evitaba la contratación de nuevos trabajadores en épocas de expansión. En 1984 lo que se intento fue flexibilizar la entrada y salida de trabajadores creando nuevas duraciones de los contrato, apareciendo el contrato temporal de fomento del empleo, el contrato en prácticas y el contrato para la formación todos ellos de duración determinada todo esto creo una gran dualidad en el mercado de trabajo y llego a un 35% la tasa de temporalidad (el triple de la unión Europea).Las reformas posteriores han respondido al efecto nocivo de la temporalidad ya que desincentiva la inversión empresarial en capital humano dificultando la productividad y la competitividad de las empresas. No obstante las reformas no han reducido en gran medida la temporalidad, lo que sí lo ha hecho ha sido la actual crisis ya que ha afectado sobre todo a trabajadores temporales.B. Regulación del despidoDurante los decenios precedentes y hasta la reforma de 1994, en España, como en otros países del sur de Europa, estaba vigente una reglamentación por despido muy rigurosa, con importantes restricciones y un coste total superior al de la gran mayoría de los países europeos.Sin embargo, esto tuvo como efecto negativo la aparición de la mencionada dualidad. Como consecuencia los trabajadores con contrato indefinido vieron incrementada su seguridad en el empleo, lo que reforzó su poder negociador sobre los salarios.Las reformas sucesivas de los costes de despido han actuado en una doble dirección: por un lado, ampliando y definiendo con mayor claridad las causas económicas y productivas que pueden justificar legalmente la realización de un despido y, por otro, reduciendo los costes de su tramitación.La reforma de 2012 introduce cambios importantes en materia de protección al empleo dirigidos a reducir las indemnizaciones por despido: se facilita el uso del despido por causas económicas, se reduce la indemnización por despido improcedente y se elimina la necesidad de autorización administrativa en expedientes de regulación de empleo. Estas medidas se aproximan a la media europea.C. Prestaciones por desempleoEn 1992 se reformó la regulación de las prestaciones por desempleo. El fuerte gasto que soportaba el sistema de Seguridad Social, por el elevado volumen de desempleados con derecho a prestación, y los efectos nocivos que estas prestaciones suponen en el proceso de búsqueda activa de empleo condujeron a restringir el acceso y la cuantía de estas y a reducir su duración media. La reforma se completó con la eliminación de la exención de dichas prestaciones por desempleo en el IRPF. Como resultado, disminuyó su generosidad y el porcentaje de parados que cobraba la prestación.D. Estructura de negociación colectiva.El Estatuto de los Trabajadores de 1980 aprobó una negociación colectiva de nivel intermedio, en que los convenios se pactaban mayoritariamente en el ámbito del sector de actividad de cada provincia o región. Además, supuso una mayor cobertura de la negociación, ya que los convenios pasaron a gozar de eficacia general automática, es decir, que el convenio negociado era de aplicación automática a todas las empresas y trabajadores de su ámbito.El mercado de trabajo español se caracteriza por unos sindicatos con baja afiliación, explicables por el predominio de pequeñas y medianas empresas en el aparato productivo. Pese a ello, los asalariados gozan de una notable fuerza negociadora derivada de la alta cobertura de los convenios colectivos.La reforma de 1994 y 1997 no cambiaron en esencia este modelo de negociación. En cambio la de 2012 si introduce cambios significativos en la negociación colectiva con el objetivo de aumentar la flexibilidad interna y reducir la rigidez de los salarios. Se avanza en la descentralización de la negociación al otorgar primacía a los convenios de empresa, se fija un límite de un año a la extensión automática de los convenios vencidos (ultractividad) y se facilita la no aplicación del convenio sectorial o provincial por causas económicas. E. Intermediación en el marcado de trabajoEn el decenio de 1990se introdujeron cambios significativos en el proceso de intermediación laboral. En 1994 se autorizaron las empresas privadas de colocación con carácter no lucrativo, lo que se tradujo en el fin del monopolio del INEM. A partir de entonces, paso a centrar su actividad en la gestión y control de las prestaciones por desempleo y de las políticas de formación. El otro cambio significativo fue la aprobación de las empresas de trabajo temporal. En el 2010, se liberalizo la actuación de dichas empresas en actividades que hasta ahora tenían vetadas, y en el 2012 se aprobó que puedan actuar como agencias de colocación en colaboración con los servicios públicos de empleo.F. Políticas activas del mercado de trabajo.Junto a las reformas en la normativa laboral, la política de mercado de trabajo se instrumenta también mediante el volumen de recursos económicos destinados a políticas activas y pasivas, las primeras con el fin de incentivas la búsqueda de trabajo y mejorar la empleabilidad de los parados y las segundas, a paliar la pérdida de ingresos que se produce a raíz de la situación de desempleo.Estas medidas activas tienen una especial relevancia para cubrir algunos de los desajustes que causan la persistencia de elevadas tasas de paro. Puesto que la obsolescencia del capital humano de los desempleados dificulta su reinserción en el mercado laboral.16. EVOLUCION GENERAL DEL SECTOR EXTERIOR: OPERACIONES CORRIENTES Y DE CAPITAL.La cuenta corriente agrupa cuatro tipos de operaciones: comercio de bienes, comercio de servicios, rentas internacionales del capital y del trabajo y transferencias corrientes internaciones, su consolidación nos proporciona el saldo de la cuenta corriente. Si a este saldo le sumamos la cuenta de capital, que incluye las transferencias netas de capital más los ingresos netos obtenidos por la compra/venta de activos no producidos, no financieros, se obtiene un saldo conjunto de gran relevancia económica- Saldo positivo, el país en cuestión dispone de capacidad de financiación con respecto al exterio.- Saldo negativo, el país en cuestión tiene necesidad de financiación, que debe recibir del exterior.La economía española es mas proclive a tener necesidad que capacidad de financiación exterior, y dado que estos déficit exteriores no pueden sostenerse indefinidamente, deben conducir, a políticas económicas que recuperen el equilibrio de las operaciones exteriores.En cuanto a la cuenta corriente. El saldo comercial, se obtiene como diferencia entre los ingresos por exportaciones de mercancías y los pagos por importaciones de mercancías. Un rasgo de la economía española es que resulta negativo, este saldo es imputable en su totalidad a los bienes energéticos pues en 2012 la economía española ha alcanzado, por primera vez superávit comercial no energético.Al igual que el saldo comercial, el saldo de rentas internacionales (trabajo y capital) ha sido siempre negativo ya que España es un país receptor neto de capitales extranjeros, y que, por tanto debe pagar intereses y dividendos al exterior.Dentro de la balanza por cuenta corriente existen otras rúbricas cuya contribución es positiva y que sirven para compensar el efecto adverso de las operaciones comerciales y de las rentas factoriales. Se trata de los servicios y , hasta años recientes, las transferencias corrientes internacionales.La balanza de servicios ha presentado en los años de referencia (1985-2012) saldo positivo bastante estable, si bien a partir de 2002 ha ido decreciendo esto se explica por el empeoramiento del saldo de otros servicios, y en parte, por un empeoramiento del saldo de turismo, a consecuencia de la caída continuada de los ingresos.Las transferencias (corrientes y de capital) han tenido saldo positivo siempre debido a las remesas de los emigrantes españoles. Con la entrada en la UE, hay que resaltar dos novedades:- La principal fuente de ingresos se va desplazando hacia los recursos comunitarios procedentes del Fondo Europeo de Garantía Agraria y del Fondo Social Europeo- Las salidas por remesas de emigrantes superana las entradas, a medida que España se ha ido convirtiendo en un país de inmigración.En los últimos años, el aumento de salidas por remesas y la disminución de entradas de la UEhan conducido a que el saldo positivo de esta rúbrica haya desaparecido.En cuanto a la cuenta de capital-Las transferencias de capital, compuestas por las aportaciones de los fondos comunitarios, esta cuenta ha tenido siempre saldo positivo, si bien, en los años recientes se ha reducido la mitad. La explicación se encuentra en las ampliaciones de la UE hacia países de inferior nivel de renta que han recortado los fondos comunitarios que recibía España, y que es previsible que se reduzcan aún más.17 .EVOLUCION DEL COMERCIO.Desde comienzos de la década de 1960 el proceso de crecimiento de la economía española, se benefició de los efectos dinámicos del comercio internacional. Tanto las exportaciones como las importaciones crecieron a mayores ritmos que el PIB, lo que produjo un incremento en el grado de apertura de la economía española. No obstante, ese proceso atravesó por diversos períodos críticos. El saldo comercial en la última década ilustra este comportamiento cíclico.Entre 1986 y 2010, las exportaciones siguieron una trayectoria creciente, aunque el crecimiento mas intenso se produjo a comienzos de la década de los 90, como resultado de las ganancias de competitividad asociadas a las devaluaciones de la peseta, y en los últimos años se aprecia una disminución en el crecimiento de las exportaciones sobre el PIB.Las importaciones siguieron una tendencia también creciente, su mayor crecimiento se registra en la segunda mitad de los noventa y la primera mitad de la década pasada.La corrección que la crisis actual ha motivado en la evolución de los flujos comerciales ha ayudado a corregir, el abultado déficit comercial del que partía la economía española. Nunca en los últimos 50 años España había alcanzado semejante desequilibrio comercial. La crisis obligó a un acelerado ajuste del saldo comercial: la caída de la demanda interna redujo la factura importadora, e indujo también a una búsqueda en el exterior de mercados para los productos españoles.Este comportamiento tuvo tres consecuencias de importancia que pueden contribuir a un primer balance agregado del comercio exterior:En primer lugar, se produjo un aumento de la cuota de las ventas españolas en los mercados internacionales.En segundo lugar, se experimenta en el periodo un notable proceso de apertura de la economía españ.En tercer lugar, se constata que la brecha comercial se ha mantenido a un nivel relativamente aceptable.Se considera que el volumen de las exportaciones de un país depende, positivamente, de la renta de los consumidores e inversamente de los precios relativos corregidos por el tipo de cambio. Así que, si los precios relativos y el tipo de cambio son invariantes, la economía sufrirá una tendencia al deterioro del saldo comercial cada vez que intente crecer sostenidamente por encima del entorno.Por ello, si el PIB español evoluciona a mayores ritmos queel de OCDE, se producirá una tendencia a empeorar los resultados comerciales.Hay dos opciones para corregir este comportamientoLa primera, mejorando la competitividad-precios de la economía.La segunda, mejorando la composición y calidad técnica de la oferta exportadora, lo que se denomina, mejorar la competitividad estructural. El planteamiento ofrece un marco para interpretar el abultado déficit comercial español acumulado en los años previos a la crisis donde: la economía española creció por encima del promedio de la OCDE, los precios del petróleo se han encarecido notablemente, se ha ampliado el diferencial de precios y se ha perdido la capacidad de corregir ese diferencial a través de la devaluación. Esto explica que España hayaperdido competitividad-precios respecto al entorno de economías con las que compiteTras la crisis la economía española se sumió en una importante recesión. Al corregir a la baja el diferencial de crecimiento, se logró reducir la factura importadora y el déficit comercial.18. LIBERALIZACION COMERCIAL E INTEGRACION COMUNITARIA.1. liberalización comercial:Uno de los rasgos distintivos de la historia reciente de la economía española es la reciente liberalización comercial. Este proceso aminora el efecto de discriminación que la política comercial genera entre los mercados doméstico y exterior, acercando los precios interiores a los que se rige en mercados internacionales.La liberalización comercial más intensa y definitiva fue consecuencia del proceso de integración de España en la Unión Europea. En el año del periodo transitorio, se suprimieron los regímenes administrados de comercio en beneficio del régimen liberalizado que rige la Unión. Se impuso el IVA, suprimiendo el contenido de protección del sistema de ajustes fiscales en frontera.Se acercaron los aranceles españoles a los establecidos en la UE, lo que supuso adoptar la tarida exterior común frente a terceros, aboliendo los aranceles comunitarios.Se trata de un proceso de desprotección, que la economía española fue capaz de superar con éxito. Las exportaciones españolas gozaron de un proceso de liberalización simétricopor parte de los mercados comunitarios y de la EFTA.3 Cambios en la orientación del comercio:Antes de que se suscribiese el Tratado de Adhesión, la economía española ya se encontraba integrada en los mercados comunitarios.La mitad de las exportaciones se dirigían hacia esos países y provenía cerca de un tercio de las importaciones. Entre las regiones en desarrollo, el comercio español relevaba una inclinación relativa hacia América Latina, con la que había mantenido relaciones privilegiadas. Tenían un papel muy importante en el abastecimiento de energía de la economía española.La integración de España en la Unión Europea alteró la orientación geográfica del comercio, reforzando vínculos con mercados comunitarios. Especialización geográfica en mercados próximos y de elevado tamaño económico (PIB) es la que predice la tesorería del comercio.En los últimos años hay un retroceso en el peso relativo de la UE como región proveedora y como cliente de la economía española, beneficiando a otras regiones procedentes del mundo de desarrollo. influencias de este proceso; importaciones de las nuevas potencias comerciales (China), incremento del precio del petróleo; las exportaciones, limitado dinamismo, sumidos en la crisis y esfuerzo de la exportación española por penetrar en nuevos mercados.Clientes relevantes de la exportación española: Francia, Alemania, Portugal, Italia, Reino Unido, América Latina y países de la OPEP. En el caso de las exportaciones, se abastece de los países de la Unión, aunque los países del “resto del mundo” han adquirido gran relevancia por el enriquecimiento de las materias primas y la emergencia de nuevos exportadores de manufacturas.