Literatura Española Medieval: El Mester de Clerecía
El Mester de Clerecía
El Mester de Clerecía surge en la literatura española a partir de 1240, extendiéndose a lo largo del siglo XIV con características propias. El término “mester de clerecía” se refiere al oficio de los clérigos, personas vinculadas a los monasterios y a la cultura latino-cristiana. Estas nuevas obras nacen con el objetivo de transmitir el saber monacal a un público iletrado. Los clérigos, consultando los libros de las bibliotecas de los monasterios, escriben poemas basados en ellos. Se trata de una nueva versión de los libros latinos, escrita en romance castellano y adaptada para su comprensión por la gente sencilla. Los propósitos principales son moralizar e instruir. Las obras abarcan temas religiosos e históricos, incluyendo vidas de santos, milagros de la Virgen María, tratados sobre doctrina cristiana y biografías de grandes personajes.
Los autores utilizan la cuaderna vía, una estrofa formada por cuatro versos alejandrinos (14 sílabas) con rima consonante (AAAA). Cada verso se divide en dos hemistiquios. El Mester de Clerecía y el de Juglaría comparten aspectos comunes: las obras de los clérigos se recitaban en voz alta ante peregrinos, similar a los cantares de gesta de los juglares.
El Mester de Clerecía del Siglo XIII
Los poemas de este periodo son narraciones en cuaderna vía de carácter religioso con finalidad didáctica y doctrinal. Se conservan tres poemas anónimos:
- El Libro de Apolonio: Narra las peripecias de Apolonio, quien sufre la separación de su mujer e hija y se enfrenta a diversas aventuras para encontrarlas, culminando con un final feliz.
- El Poema de Fernán González: Basado en un cantar de gesta sobre este personaje, el autor lo adapta a los fines del Mester de Clerecía, añadiendo contenido religioso. Se fusiona un tema propio de los juglares con el estilo de los clérigos.
- El Libro de Alexandre: Trata sobre la vida de Alejandro Magno como un caballero medieval. Los anacronismos presentes constituyen un recurso didáctico para el auditorio. El poema revela una gran erudición, con pasajes fantásticos que se asemejan a la novela de aventuras.
Gonzalo de Berceo es el primer poeta conocido del Mester de Clerecía. Clérigo ingenioso, escribía para fomentar la piedad de los fieles y expandir la cultura. A pesar de la sencillez de su estilo, sus obras revelan profundos conocimientos de retórica, letras latinas medievales y literatura romance de otros países. Su finalidad propagandística impulsó la difusión de sus vidas de santos para atraer peregrinos, aumentando el prestigio del monasterio. Escribió hagiografías, libros doctrinales y obras de tema mariano.
Milagros de Nuestra Señora es una colección de 25 relatos breves en cuaderna vía, enmarcados en la devoción a la Virgen. Basados en colecciones de milagros, Berceo infunde viveza al relato latino, añadiendo diálogos, detalles cotidianos, diminutivos y comentarios personales. Su estilo popular se manifiesta en su forma de dirigirse al público, imitando a los juglares. Los protagonistas son devotos de la Virgen que atraviesan dificultades, y la Virgen acude en su auxilio. Uno de los principales méritos de Berceo es su habilidad para acercar lo divino a lo humano, caracterizando a María como una mujer real que se indigna, lucha por los necesitados e increpa a quien la traiciona. Ángeles y demonios se comportan como personas comunes del siglo XIII.
El Mester de Clerecía del Siglo XIV
En este siglo se rompe la uniformidad de la cuaderna vía, sustituida por otras estrofas. Los contenidos religiosos dan paso al realismo.
Juan Ruiz (Arcipreste de Hita): Dadas las características de su obra, el autor oculta su identidad tras el personaje ficticio del Arcipreste. El Libro de Buen Amor presenta una ambigüedad intencionada: el loco amor busca el placer, mientras que el buen amor es el amor a Dios. La intención didáctica y moral del Arcipreste se manifiesta en las aventuras amorosas que terminan de forma satisfactoria para él. El libro está salpicado de digresiones morales, cantigas a la Virgen y oraciones. También puede interpretarse como una invitación a disfrutar de los placeres del amor. El Arcipreste utiliza las formas literarias del Mester de Clerecía para construir una parodia con fines de entretenimiento. Juan Ruiz representa los gustos de los burgueses comerciantes, con mentalidad pragmática e interés por la realidad, el comportamiento humano y los placeres terrenales, sin dejar de ser religiosos. Esta ideología burguesa abre la puerta a una literatura antiheroica.
Estructura del Libro de Buen Amor
La obra se caracteriza por su originalidad y variedad. El hilo argumental es una autobiografía amorosa ficticia. Sus componentes son:
- Las aventuras amorosas del protagonista: el Arcipreste recibe consejos de Don Amor y se enamora de la monja Doña Garoza, quien muere. Después, se consuela con una mora.
- El Pamphilus: Don Melón de la Huerta se enamora de una joven viuda y la conquista con engaños. Juan Ruiz introduce a la Trotaconventos.
- Lucha alegórica entre Don Carnal y Doña Cuaresma: una parodia.
- Numerosas fábulas de animales y cuentos diversos.
- Composiciones líricas: poemas de alabanza a la Virgen y poemas amorosos.
- Digresiones moralizadoras: la censura contra los pecados capitales, la protesta contra los desastres del amor y las quejas contra la muerte.