1. Introducción a la Metafísica

El objetivo de la metafísica consiste en preguntarse por la realidad. El interés por la metafísica es tan antiguo como la filosofía. Los primeros filósofos se interesaron por cuestiones relacionadas con el origen del universo, intentando ofrecer una explicación racional y proponiendo la existencia de una o varias sustancias originarias. En algunos momentos de la historia, la filosofía ha entrado en crisis, y en el centro del problema estaban la metafísica y la posibilidad de lograr un conocimiento sólido de la realidad. Las distintas doctrinas metafísicas que se han sucedido a lo largo de la historia han surgido, normalmente, en oposición a una doctrina rival con la que polemizaban.

2. El Concepto de Ser

El concepto de ser es el más general de todos los conceptos. La pregunta sobre el ser podría quedar resuelta si concretamos una definición de ser. El problema es que no es fácil definirlo. Las definiciones establecen unos límites que nos permiten reconocer lo que queda dentro de un concepto y lo que queda fuera. Sin embargo, definir el concepto de ser no es posible por su gran amplitud. El término funciona casi siempre como verbo y pocas veces como sustantivo.

2.1. Ser como Verbo y Sustantivo

Ser como verbo puede desempeñar dos funciones:

  • Atributiva: cuando se usa para atribuir una propiedad a un sujeto.
  • Existencial: cuando lo empleamos como sinónimo de existir.

Ser como sustantivo: cuando actúa como tal.

Aristóteles fue el primer filósofo en advertir que este concepto no es unívoco ni equívoco, lo que quiere decir que este concepto fundamental de la metafísica no tiene un significado único. Este filósofo griego sostenía que entre los sentidos en que usamos el concepto de ser existe una relación de analogía.

2.1. La Sustancia y sus Propiedades

Desde un punto de vista etimológico, sustancia es aquello que está debajo de algo, que sirve de soporte. La sustancia existe como sujeto del que se predican las propiedades. Las propiedades, por su parte, existen como predicados que se aplican a una sustancia determinada. La sustancia existe de modo independiente; sus propiedades la necesitan. Las sustancias tienen dos tipos de propiedades:

  • Esenciales: hacen que una sustancia sea lo que es, y si una sustancia pierde sus propiedades esenciales, se transforma en una sustancia diferente.
  • Accidentales: pueden ser sustituidas sin que por eso cambie la sustancia; son propiedades accidentales de la masa.

2.2. Tipos de Sustancias

Los filósofos han llegado a distinguir tres tipos de sustancias que, a su vez, definen tres ámbitos de la realidad:

  • Sustancias Materiales: ocupan un lugar en el espacio y las captamos con los sentidos.
  • Sustancias Espirituales: pueden existir con independencia de la materia, como el alma o los productos culturales.
  • Sustancia Absoluta: es Dios, concebido como un ser que no necesita nada para existir.

La distinción de estos ámbitos no implica la aceptación de su existencia real. Algunos filósofos han negado la existencia de alguno(s) de los ámbitos anteriores.

3. Unidad y Pluralidad

En el siglo VI a. C., los primeros filósofos se preguntaron por el origen del universo y pensaron que debía haber una sustancia originaria a partir de la cual se genera todo. Ante nuestra mirada desfila una enorme variedad de seres diferentes e individuales. Pero esa pluralidad que se nos ofrece a los sentidos no es caótica. El hecho de que podamos aplicar un mismo nombre a toda una serie de animales o de objetos inanimados del mismo tipo nos indica que, más allá de su diversidad, hay algo que permite agruparlos y les proporciona unidad. La pluralidad que captamos inicialmente nos conduce hacia una unidad última que englobaría todo lo real.

3.1. Monismo y Pluralismo

A lo largo de la historia del pensamiento, se ha repetido el debate entre monistas y pluralistas:

  • Monismo Moderado: admite la existencia de una pluralidad de seres, pero sostiene que esa diversidad se remite a una única sustancia.
  • Monismo Radical: niega por completo la pluralidad. La realidad es, ha sido y seguirá siendo siempre unitaria. Esta postura parece ir en contra del sentido común y de la evidencia sensible.
  • Pluralismo Moderado: se opone al monismo radical. Afirma la existencia de una variedad de realidades diferentes, pero admite que esa variedad puede restringirse a un número reducido de sustancias.
  • Pluralismo Radical: sostiene que la diversidad de lo real no puede ser reducida a ningún tipo de unidad esencial; cada ser es único y singular.

3.2. Realidad y Apariencias

A veces, la realidad se oculta en las apariencias. Solemos creer que se nos muestra tal como es, pero con frecuencia descubrimos que nuestra primera impresión sobre ella no era la acertada. Los espejismos son ilusiones ópticas. Platón sostenía que la verdadera realidad está constituida por unas esencias inmutables, eternas y perfectas a las que llamó Ideas. Los objetos del mundo sensible solo son copias imperfectas de aquellas esencias.

Para Aristóteles, las sustancias individuales que captamos por nuestros sentidos no son apariencias, sino la verdadera realidad. Este filósofo sostenía que las esencias de las que hablaba Platón no existían separadas, sino incorporadas en los seres sensibles individuales.

3.3. Lo Permanente y lo Cambiante

Una característica común de los seres naturales es su capacidad para cambiar. Aristóteles llegó a afirmar que quien rechaza la existencia del cambio está negando la propia naturaleza. Este filósofo también defendió la teoría de que en la naturaleza siempre existe algo que permanece inalterado en cada cosa que cambia. Es más, si todo cambiara, ni siquiera podríamos percibir el cambio. Podemos decir que los seres naturales cambian, pero que al mismo tiempo conservan algo inmutable. Cabe preguntarse cuál de esos dos componentes de lo real es más decisivo. Ante esa pregunta, hay dos posturas:

  • Defensores del carácter estático de la realidad: ponen el acento en todo lo que permanece a través de los cambios y en cómo es justamente eso lo que define a los seres reales. Autores destacados: Parménides y Platón.
  • Defensores del dinamismo de la realidad: destacan el carácter procesal. Algunos llegan a afirmar que no hay nada que permanezca realmente, que somos nosotros los que creamos la ficción de que algo es inmutable para facilitarnos la comprensión de lo que ocurre. Autores: Heráclito, Hegel, Marx y Nietzsche.

En general, los defensores del monismo son también partidarios de concebir la realidad como esencialmente estática. Los pluralistas se destacan por su visión dinámica y procesal de la naturaleza y la realidad en su conjunto.