Factores que condicionan la agricultura española

Condicionantes socioeconómicos

La población activa agraria ha disminuido a lo largo del siglo XX debido a:

  • El éxodo rural masivo (1959-1975), motivado por la mecanización del campo y las bajas rentas, produjo un trasvase de mano de obra desde el sector agrario al sector industrial y de servicios. Las consecuencias han sido el despoblamiento de los espacios rurales y el envejecimiento.
  • La importancia del trabajo de la mujer en las explotaciones agrarias: el 41% del empleo es femenino en la industria agroalimentaria y también trabajan como eventuales en las explotaciones familiares.
  • El régimen de propiedad: un propietario puede explotar su tierra (ser propietario y empresario) o delegar en otro (sería propietario pero no empresario).
  • El régimen de tenencia (grado de dominio sobre la explotación agraria): puede ser directo (cuando coinciden propietario y empresario) e indirecto (no coinciden: arrendamiento, cuando el empresario explota las tierras a cambio del pago de un alquiler a su propietario; o aparcería, cuando las explota a cambio de la cesión al propietario de parte de los beneficios).

En España, el tamaño medio del suelo laborable es de 14,7 ha, tamaño adecuado, pero presenta el problema de la excesiva parcelación, que influye en el tiempo que se emplea, en la cantidad de lindes y en el aprovechamiento de la tierra. La Ley de Concentración Parcelaria (1952) intentó solucionar este problema.

Hoy predominan los valores extremos:

  • Gran propiedad o latifundio (más de 100 ha): supone más del 80% de las tierras en manos del 0,8% de los propietarios. Predomina en Andalucía Occidental, Castilla-La Mancha, Aragón y Extremadura. Está asociado a la agricultura extensiva, de bajos rendimientos.
  • Pequeña propiedad o minifundio (menos de 10 ha): supone el 10,5% de las tierras en manos del 53,2% de los propietarios. Predomina en Galicia, Castilla y León, Cantabria, Comunidad Valenciana, Asturias y Canarias. Se dedica a una agricultura intensiva, pero poco competitiva y poco modernizada.

Condicionantes políticos

El condicionante que más ha influido en nuestra agricultura fue la entrada en la CEE (1986) y la adaptación a la PAC. Tres son los problemas que la política agraria ha tenido siempre el objetivo de superar y que aún hoy siguen presentes: latifundismo, minifundismo y abastecimiento de agua. En distintos momentos políticos se han intentado solucionar, pero fue durante el franquismo cuando se diseñaron unos instrumentos que perseguían buscar soluciones, aunque en la práctica no tuvieron el éxito esperado:

  • El Instituto Nacional de Colonización (INC) permitió el acceso a la propiedad a pequeños campesinos, buscaba aumentar la producción y favoreció la construcción de obras públicas. El resultado fue la creación de unos 300 pueblos de colonización.
  • El Servicio Nacional de Concentración Parcelaria se creó para disminuir el minifundismo, pues aumentaba el tamaño de las propiedades y se podían mecanizar.
  • La política de precios buscaba asegurar unos rendimientos dignos al agricultor. La medida más representativa de esta política fue la creación del Servicio Nacional del Trigo, cuyo cometido fue controlar la producción y comercialización de este recurso básico en la época de la autarquía. Los excedentes se almacenaban en los silos, que aún hoy dibujan el perfil de los paisajes rurales españoles.

Condicionantes técnicos

A medida que disminuye el peso agrario en el PIB y la población activa agraria, han aumentado los rendimientos y la productividad por:

  • Riego, mecanización, productos fitosanitarios y fertilizantes, selección genética de semillas y razas ganaderas.
  • Nuevos cultivos (transgénicos, tropicales…) y nuevas técnicas (bajo plástico, enarenados, hidropónicos…).
  • Mayor preparación técnica de los agricultores y existencia de seguros agrarios.
  • Entrada en la UE, que, por la competencia, obliga a mejorar los productos (Denominación de Origen).

Usos y aprovechamientos del espacio rural

Se distinguen tres usos y aprovechamientos del espacio rural:

Aprovechamiento agrario

Las tierras de cultivo (17,5 millones de hectáreas) se encuentran en tres grandes conjuntos agrícolas: las cuencas interiores de la Meseta, las depresiones exteriores y el litoral mediterráneo. En los espacios de aprovechamiento agrícola destacan:

  • Las zonas de regadío, que son hoy los principales soportes económicos de la agricultura española.
  • Junto a ellas, destacan los espacios ocupados por cultivos forzados (enarenados, bajo plásticos o invernaderos) y subtropicales, modelo de aprovechamiento de las potencialidades que ofrece el clima y un claro exponente del dinamismo de la agricultura española.

En 2022, la agricultura aportó el 2,96% del PIB total.

Los principales cultivos de nuestro país se clasifican en herbáceos y leñosos:

  • Los cultivos herbáceos ocupan el 53,1% de las tierras labradas, de las que el 53,9% se dedican a cereales (cebada y trigo) y el resto a leguminosas, cultivos industriales, cultivos forrajeros, hortalizas y barbecho.
  • Los cultivos leñosos se extienden por el 28,9% de las tierras labradas y entre ellos destacan el olivar (14,6%), los frutales (6,6%) y el viñedo (5,5%).

Aprovechamiento ganadero

Los prados y pastizales (7 millones de hectáreas) se extienden por zonas de montaña media, de topografía menos accidentada, y por las penillanuras del oeste peninsular. Es la Iberia silícea. Sobre ella no se asienta la ganadería tradicional, que aprovecha los pastos húmedos de las praderas atlánticas y los estacionales de la España interior, donde ha ido unido al régimen de dehesa. Es el predominio de la ganadería extensiva. Actualmente, cerca de las grandes ciudades y para abastecer su consumo, se ha desarrollado una importante ganadería de régimen intensivo, estabulada y muy tecnificada. En estas áreas predomina fundamentalmente la ganadería de porcino blanco y la aviar.

Aprovechamiento forestal

Los espacios forestales se corresponden con los terrenos de montaña y las tierras sin posibilidades para la agricultura. Estos espacios se aprovechan para uso maderero y cinegético (caza) y es el soporte de la red de espacios naturales protegidos. Los espacios forestales de España ocupan casi el 55% del territorio nacional, pero nuestros bosques presentan una baja densidad de árboles por hectárea, están muy fragmentados y su tamaño no es muy grande por predominar el bosque mediterráneo. Las actividades forestales tienen escasa relevancia en la economía española, pues apenas suponen un 0,1% del PIB y un 2,7% de la producción total agraria. El 75% de estas actividades tienen como finalidad la explotación maderera para leña, pero, sobre todo, para la industria de la madera (mobiliario y construcción), por lo que más de la mitad de las especies que se utilizan para repoblar aloctonamente nuestros bosques son de rápido crecimiento y fácil explotación: el eucalipto y los pinos.