Síndrome de quemarse por el trabajo

Muchos trabajadores identifican estar quemados con estar a disgusto, estar hartos, sentirse agobiados, tener un mal día en el trabajo, etc.

Esta patología es consecuencia, fundamentalmente, de la exposición a unas determinadas condiciones de trabajo y no está originada por una deficiencia en la personalidad del individuo.

El burnout (síndrome de quemarse por el trabajo) es consecuencia de la exposición a estresores laborales. Esta interacción del trabajo con unas determinadas condiciones laborales de riesgo puede provocar el síndrome, por tanto, es una consecuencia sobre la salud de la persona que se deriva del trabajo.

Es preciso que en el desarrollo del trabajo se dé un intercambio relacional, intenso y duradero entre el trabajador y su entorno. Se ha identificado en otros profesionales, como directivos, mandos intermedios, deportistas, entrenadores, etc., que los conceptos de estrés y burnout son constructos diferentes. El burnout se ha conceptualizado como un síndrome con sintomatología de agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal en el trabajo.

Se define el concepto como:

“una respuesta al estrés laboral crónico integrada por actitudes y sentimientos negativos hacia las personas con las que se trabaja y hacia el propio rol profesional, así como por la vivencia de encontrarse emocionalmente agotado. Esta respuesta ocurre con frecuencia en los profesionales de la salud y, en general, en profesionales de organizaciones de servicios que trabajan en contacto directo con los usuarios de la organización.”

Causas o desencadenantes del proceso de SQT

El origen del síndrome reside en el entorno laboral y en las condiciones de trabajo. Dependiendo de algunas variables de personalidad, pueden darse evoluciones diferentes en el desarrollo del SQT.

Las exposiciones a factores de riesgo psicosocial, a fuentes de estrés en dosis nocivas y a variables como:

  • Carga de trabajo
  • Falta de control y autonomía
  • Ambigüedad y conflicto de rol
  • Malas relaciones en el trabajo
  • Falta de apoyo social
  • Falta de formación para desempeñar las tareas

El origen del SQT se sitúa en las demandas de interacción que se producen en el entorno de trabajo, fundamentalmente con los clientes de la organización. Cuando esas exigencias son excesivas y conllevan tensiones en el aspecto emocional y cognitivo, generan las condiciones propicias para que también las fuentes de estrés mencionadas actúen. Este síndrome se desencadena bajo unas condiciones de trabajo en las que se destacan estresores como la escasez de personal.

En las investigaciones se han evidenciado muchas causas del síndrome. Estos desencadenantes son aquellas demandas nocivas, cualitativa o cuantitativamente, que impactan sobre el trabajador, independientemente de las características individuales de la persona. Estas características personales, de ningún modo, pueden ser la causa del riesgo; son factores a tener en cuenta a la hora de adaptar el trabajo a la persona. Hay que tener en cuenta dos elementos a la hora de gestionar el riesgo: las características individuales y los cambios que se producen.

Fases del proceso de burnout

Se pueden destacar cinco fases en el desarrollo del síndrome:

Fase inicial, de entusiasmo:

Se experimenta ante el nuevo puesto de trabajo, entusiasmo, gran energía y se dan expectativas positivas. No importa alargar la jornada laboral.

Fase de estancamiento:

No se cumplen las expectativas profesionales. Se empiezan a valorar las contraprestaciones del trabajo, percibiendo que la relación entre el esfuerzo y la recompensa no es equilibrada. En esta fase tiene lugar un desequilibrio entre las demandas y los recursos.

Fase de frustración:

En esta fase, la frustración, desilusión o desmoralización hace presencia en el individuo. El trabajo carece de sentido, cualquier cosa irrita y provoca conflictos en el grupo de trabajo. La salud puede empezar a fallar y aparecer problemas emocionales y conductuales.

Fase de apatía:

En la cuarta fase se suceden una serie de cambios actitudinales y conductuales, como la tendencia a tratar a los clientes de forma distanciada y mecánica, la anteposición cínica de la satisfacción de las propias necesidades al mejor servicio al cliente y un afrontamiento defensivo-evitativo de las tareas estresantes y de retirada personal.

Fase de quemado:

Colapso emocional y cognitivo, fundamentalmente, con importantes consecuencias para la salud. Además, puede obligar al trabajador a dejar el empleo y arrastrarle a una vida profesional de frustración e insatisfacción.