1.2 Desigualdades de Renta

Distintos trabajos sobre las diferencias económicas mundiales han demostrado que no avalan la hipótesis de convergencia, sino más bien de una convergencia condicional, ya que ésta solo ha sido efectiva en los países más desarrollados, los llamados “el club de la convergencia de la OCDE”. (Gráfica 2).

Las curvas de Lorenz expresan con toda claridad el incremento de desigualdad, registrado desde finales del siglo XIX, ilustrado con el alejamiento respecto a la recta de equidistribución de los ingresos de la economía mundial.

(En el gráfico se puede observar que en 1870 la distribución de la economía mundial era mejor que la del 2008 y también vemos que el 2008 es mejor que 1970. Cuanto más se acerca a la recta de equidistribución, donde el índice de Gini=0, mejor repartida está la economía).

No obstante, en primer lugar, hay que tener en cuenta las diferencias que existen entre los países tercermundistas, como por ejemplo Asia meridional y África subsahariana que, con un tercio de la población mundial, representan actualmente tan solo el 3% de la renta mundial. Es ahí donde se concentran los cerca de 1.000 millones de personas que aún viven con menos de 1 $ diario.

En segundo lugar, los países conocidos como “tigres del Sudeste de Asia” (Corea del Sur, Hong Kong, Singapur y Taiwán) acortaron distancia con los países líderes a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, adquiriendo rasgos más propios de países industriales que de aquellos otros con los que compartían una estancada pobreza. Incluso el gran crecimiento de China e India han mejorado los índices de desigualdad internacional.

En tercer lugar, tenemos que hacer referencia a los progresos conseguidos gracias a los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas, con horizonte 2015, cuyo objetivo era reducir a la mitad la pobreza extrema y el porcentaje de personas con ingresos inferiores a 1,25$ diarios, objetivo conseguido en el 2010. Esa reducción de la pobreza extrema no siempre ha significado mejoras en la distribución de la renta dentro de los países, como se puede observar una tendencia al deterioro de la distribución de la renta en muchos países, incluidos los miembros de la OCDE.

Una vez conseguido, se ponen en marcha en 2015 los Objetivos de Desarrollo Sostenible, con horizonte 2030, con el fin de erradicar la pobreza extrema y el hambre, mejorar la salud y la educación, combatir las desigualdades y el deterioro ambiental.

1.3. Cambio Estructural: Población, Estructura Productiva, Comercio y Estado

Las transformaciones que han acompañado al crecimiento de la renta mundial se expresan en:

  • Sostenido incremento demográfico
  • Cambio en la estructura productiva
  • Magnitud y composición del comercio internacional

Todo esto es gracias a la mayor productividad del trabajo, conseguido por el aumento demográfico; a la mejor formación de la población (capital humano), la industrialización y el cambio radical de las actividades agrarias y terciarias, el progreso técnico, la creciente capitalización y la internacionalización del comercio.

Población

El mayor aumento de la historia de la población mundial en los últimos cien años viene acompañado de una mejora de la esperanza de vida, hoy por encima de los 65 años.

Pero ese gran crecimiento de la población mundial no se ha distribuido por igual entre los países, afectando negativamente a los países en desarrollo, ya que su alto índice de natalidad ha repercutido de forma negativa en su nivel de bienestar, expulsando a la población poco productiva a los suburbios de las grandes ciudades del Tercer Mundo.

Sin embargo, a los países desarrollados les ha afectado positivamente, al mejorar la formación de la población, extinguiendo casi el analfabetismo, extendiendo la escolarización secundaria y el nivel de educación superior en una tercera parte de la población adulta. Todo esto favorece el aprovechamiento de las nuevas tecnologías y el avance de la propia productividad.

Estructura Productiva

A escala universal, la población ha pasado de la agricultura a la industria, y de ambas a los servicios, en respuesta a los factores de la oferta y la demanda que impulsaban el crecimiento de la renta.

Gracias a la industrialización extendida a lo largo del siglo XX, que fue aprovechada por un gran número de los países en desarrollo, ya que se beneficiaron de las nuevas técnicas para obtener una ventaja en costes, y en particular de la mano de obra.

  • La agricultura, a comienzos del siglo XX, ocupaba casi la mitad de la mano de obra; sin embargo, hoy en día representa menos del 5% de la población activa.
  • La industria ha sido decisiva en la difusión de los adelantos técnicos que explican el progreso de la economía mundial en conjunto.
  • El sector servicios se consolidó a lo largo del siglo XX, gracias al consumo de los países desarrollados.

Comercio: Mundialización de la Economía

El crecimiento de los flujos de bienes, servicios y capitales se ha visto frenado, aparte de por los periodos de entreguerras, por las dos principales crisis del siglo XX: la Gran Depresión después del Crack del 29 y la Crisis de los precios del petróleo de 1973.

Con todo esto, la multiplicación de los flujos comerciales, facilitada por el incremento de la renta a escala mundial, por la cooperación multilateral en el comercio y de la balanza de capitales, ha dado lugar a la globalización como fenómeno significativo del final del siglo XX y comienzo del actual.

Un fenómeno que, al apoyarse en los avances de las comunicaciones, está tan fortalecido que ni la crisis internacional del 2008 ha hecho mella en él.

En este periodo se ha pasado de un comercio básicamente de productos agrarios y minerales a un comercio de manufacturas y servicios de mayor contenido tecnológico, entre ellos cabe destacar los financieros y de transporte.

(Cuadro 3: en él se puede ver las variaciones de las exportaciones del comercio exterior).

El peso y el papel creciente del Estado

Dentro de los cambios estructurales de la economía mundial, podemos distinguir otro cambio que marca la historia del siglo XX: el peso y el papel creciente del Estado. Una evolución de la intervención estatal que va desde finales de la Segunda Guerra Mundial hasta 1980, a partir del cual se cambian las formas y el estilo de intervención, dando importancia a un buen gobierno basado en la calidad institucional.

En el desarrollo de los países occidentales, podemos ver cómo el gasto público en vísperas de la Primera Guerra Mundial representaba entre el 10 y el 15% del PIB de las principales economías, del cual solo se destinaba una mínima fracción a gastos sociales. Hoy en día, este gasto está cerca del 50% del PIB, destinando gran parte a las prestaciones sociales y a los servicios colectivos, que definen al llamado Estado de Bienestar. Aunque debemos destacar la creciente intervención del Estado a escala internacional a partir del estallido de la crisis económica y financiera del 2008.

2. Las Grandes Etapas del siglo XX y los Comienzos del XXI

2.1 El final del cosmopolitismo (1870-1913)

Esta etapa está marcada por la fijación del patrón oro como sistema internacional de pagos, un sistema de determinación del tipo de cambio en el que las autoridades monetarias de cada país fijan el precio de sus monedas en términos de oro entre los países más ricos, y por el final de una larga etapa librecambista que da lugar a un fuerte proteccionismo arancelario en Europa.

También, por la Segunda Revolución Industrial que proporciona nuevos avances tecnológicos industriales, sustituyendo el motor de vapor de explosión y el carbón de piedra por la electricidad y luego por el petróleo; y una mejora de las comunicaciones. Una serie de transformaciones económicas favoreció a la formación de trust y cárteles, de la cual salió fortalecida por su posición aventajada Estados Unidos.

La tasa de crecimiento per cápita de la economía mundial entre 1870 y 1913 anota un promedio anual acumulativo del 1,3%, frente al 0.5% de siglo anterior. Este crecimiento solo fue aprovechado por las naciones de los nuevos países occidentales (ver el cuadro 2), ya que tanto Asia como África estaban sometidas a un fuerte control colonial.

En 1913, Europa domina el comercio internacional con más del 60% del total, destacando más del 75% de las exportaciones mundiales de productos manufacturados, donde los textiles representaban cada vez menos y los productos metálicos más. (Ver cuadro 3).

2.2 De la Gran Guerra a la Segunda Posguerra Mundial (1913-1950)

El escenario de la Gran Depresión

Todo esto cambia a partir de 1914, con la Primera Guerra Mundial, poniendo fin tanto al patrón oro, y con ello la estabilidad monetaria internacional; como al cosmopolitismo económico que da lugar al cierre de las fronteras.

Durante el decenio de 1920, el mundo capitalista supera la crisis provocada por la Guerra gracias al acuerdo de paz firmado en Versalles (Tratado de Versalles) y se implanta un nuevo patrón oro llamado “cambios oro”, mientras que Rusia inicia un nuevo sistema político y económico: “el comunismo”.

La crisis iniciada en 1929 con el Crack de la Bolsa de Nueva York, que se extendió rápidamente por todo el mundo, condiciona la frustrada vuelta del patrón oro debido a los efectos de las reparaciones de guerra acordadas en Versalles, por las forzadas paridades entres algunas de las principales monedas, la creciente rigidez de los mercados y el auge inicial de un intervencionismo estatal para lograr los objetivos internos de la política económica.

La década de los treinta está marcada por un fuerte proteccionismo arancelario, con rigurosos controles directos sobre el comercio exterior e inspirado en las políticas de “empobrecer al vecino”. (Ver cuadro 3, 1929-1950).

En apenas cuatro años, 1929-1933, el comercio mundial se redujo casi un 70%, no recuperando hasta 1950 los niveles de 1929.

La recortada tasa de crecimiento de la renta per cápita mundial entre 1913-1950 expresa muy bien las dificultades de esta larga etapa de entreguerras (ver el cuadro 2).

2.3 De la Expansión de los Cincuenta a la Crisis del Petróleo: La Edad de Oro del Crecimiento (1950-1973)

Tras la Segunda Guerra Mundial y una vez superada la crisis energética y económica de 1973, constituye el periodo más largo y excepcional de expansión de la economía mundial.

En esta etapa, la tasa anual de crecimiento de la renta per cápita mundial roza el 3%, a pesar de ser el periodo donde el crecimiento de la población aumentó más rápido que en toda la historia de la humanidad, concentrándose este aumento en países subdesarrollados de África, Asia y América Latina. Aunque hay que destacar la tasa de crecimiento de la renta per cápita de los países de Europa del Sur y, sobre todo, la de Japón, con un 8,1%. (Ver el cuadro 2).

Hay que destacar dos factores muy importantes que ocurrieron en 1944 en Bretton Woods:

Por un lado, la implantación a nivel internacional de un sistema de tipos de cambios fijos, pero ajustables, bajo la supervisión del FMI.

Y por otro lado, la desaparición de controles de cambios, como los controles sobre el comercio exterior gracias al Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT).

Este periodo está dominado por la supremacía de Estados Unidos y su moneda, el dólar, que se ve reflejado en las ayudas que dio a Europa para su reconstrucción después de la guerra, el Plan Marshall. Una ayuda que favoreció al crecimiento de la economía mundial, tanto por su intensidad y duración, como por el número de países que se beneficiaron de ella.

En los años cincuenta y sesenta, la estabilidad monetaria internacional, establecida sobre la base de un dólar (1$) convertible en oro y de unos tipos de cambios fijos de las distintas monedas con respecto al dólar $, desempeñó un papel fundamental en el progreso. Un progreso marcado por la industrialización y los bajos precios de la energía y de las materias primas.

Otro acontecimiento importante fue el Tratado de Roma de 1957, que dio lugar al nacimiento de la Comunidad Europea, favoreciendo el desarrollo de las economías de los países que la formaban.

2.4 El último cuarto del siglo XX y los inicios del XXI: La era del capitalismo global (1973-2008)

Esta etapa comienza con la quiebra del sistema de Bretton Woods en 1973 y el estallido de la crisis del petróleo a escala internacional, que en medio de la variación de los tipos de cambio de los diferentes países, da lugar de nuevo a políticas proteccionistas.

El crecimiento de la renta per cápita del último cuarto del siglo XX y comienzos del siglo XXI ha sido muy parecido al que se venía registrando en los últimos siglos, un 1,8% anual (Cuadro 2). Pero de nuevo mal distribuido, concentrándose en Europa Occidental y meridional, Norteamérica y Japón; y con un gran crecimiento de China, que gracias a las reformas económicas liberalizadoras llevadas a cabo desde 1978, se ha consagrado como el gigante de las exportaciones y con una renta per cápita real por encima del 6% anual.

Por el contrario, destacar el nulo crecimiento secular de África Subsahariana, la caída de los países de la Europa del Este, el insuficiente progreso de los países latinoamericanos y algunos países del Sudeste asiático.

El último cuarto del siglo XX está marcado por la subida de los precios del petróleo, multiplicado primero por cuatro en 1973-74 y luego por tres en 1979. Lo que supuso un estancamiento y paro con inflación en los países industrializados, causando una crisis de demanda a escala mundial, una disminución en los intercambios internacionales y una incertidumbre sobre la evolución de la economía mundial, debido al agotamiento de los recursos y al deterioro ambiental.

Las décadas de los 80 y 90 se vieron favorecidas por la bajada de los precios del petróleo, proporcionando la recuperación y un crecimiento económico con un mayor predominio y desarrollo de los mercados, en particular los financieros.

La crisis posterior de las hipotecas subprime, desatada en el verano del 2008 y con origen en los excesos de los mercados financieros, afectó rápidamente a todos los países, pero comenzando esta vez por los más desarrollados. Una crisis que tuvo mejor respuesta en Estados Unidos, gracias a la rápida y mejor respuesta de la Reserva Federal, que la que tuvo el Banco Central Europeo, al bajar los tipos de interés oficiales e inyectar liquidez.

La aparición de Internet ha impulsado la liberalización y la globalización de la economía, provocando una mayor concentración del poder económico gracias a las fusiones y adquisiciones de empresas en todos los sectores económicos, así como en la privatización de las antiguas empresas públicas.

Por último, destacar de esta etapa los cambios en el ámbito tecnológico y de la propia organización internacional de la producción, el comercio y las finanzas.

Es muy posible que la crisis iniciada en 2008 marque el final de una etapa y el comienzo de otra.